Partida Rol por web

Sharpalis era una luna fría y rocosa, un cubo de hielo con montañas de piedra negra y algún que otro volcán activo. Aterrizásteis en una explanada del hemisferio sur, según las coordenadas que el propio Girad entregó a Iri en un cilindro de datos, donde la Galgari, una vez los sensores apuntaron hacia ese punto, pudo desplegar su tren de aterrizaje sin problemas. Afuera nevaba y a través de la cabina Iri casi podía notar el viento golpeando a sobre las pantallas transparentes.

¿Entendéis ahora porqué el Clan de mis hermanos opera aquí? La impunidad del entorno es perfecta -concluyó Girad-. Ni los Restos imperiales se atreverían a dirigir sus pocas naves contra este lugar. Tampoco la Nueva República, por ahora.

¡Fiuuuu! Beeep, beep, ¡FZZZZ! -el pequeño R2-M3 comenzó a pitar, puesto que estaba listo para la acción-.

El también viene, claro -añadió Yalla-. Espero que tu servomotores aguanten el tomo de hielo y nieve que nos espera ahí fuera. Por cierto, creo que tú, Ellassar -le dijo la twi'lek al devaroniano-, tienes nuestras armas. Te propongo una cosa: dejemos aquí cualquier diferencia, pues no conviene enfrentarse ahí fuera... ¿no crees? -le propuso Yalla-.

Brec se dispuso a buscar el equipo necesario para poder iniciar la marcha en ese inhóspito planeta. Las bajas temperaturas hacían lógico buscar ropa de abrigo para no morir de una congelación. Rebuscó entre el ropaje que tenía en la nave hasta encontrar las vestimentas adecuadas para combatir el frio.

- Chicos, coged ropa de abrigo, o no duraremos nada en este coto de caza.

Así mismo, cogió su equipo básico compuesto de alimentos, un medpac y el comunicador, y su arma, su sable láser, el cual comprobó que estuviera bien cargado.

- ¡Lista! - dijo una vez vestida con la ropa y el equipo cargado.

Aquí tienen sus armas. al parecer las van a necesitar ahí a fuera.

Sigo diciendo que esto es un mal negocio. Somos "transportistas" no niñeras, no obstante han votado, 4 a 1. Si salgo vivo de esta, me plantearé seriamente buscarme otro trabajo.

Te propongo una cosa: dejemos aquí cualquier diferencia, pues no conviene enfrentarse ahí fuera... ¿no crees? 

Un poco tarde para pedir que dejemos las diferencias de lado, no crees?. Esto es solo trabajo, pero no tengo intención de enfrentarme a vosotros. Esto ya no es la nave y no es mi responsabilidad, aquí podéis hacer lo que os venga en gana, menos putearnos a mi y a mis compañeros. Buena suerte.

Capi, nada de estupideces, te recuerdo que me contrataste como artillero de la Última y como tu guarda-espaldas, ya hay bastantes peligros ahí afuera, como para que tu te generes más.

Listo para partir!!!

El Devaroniano, cargaba con su M-11 modificado. En su mochila algo de comida y el culatín del rifle, una bateria de recambio para el arma. Al cinto su vibro-filo, y naturalmente su Chaqueta larga

—Qué sitio más acogedor —murmuró el pantorano cuando la Última Galgari tomó tierra en el inhóspito lugar. Inconscientemente, se encogió y pensó que si se largaba dejando a esos tres allí inmediatamente, llegaría a tiempo para un baile privado y una copa en el mejor bar de la estación del cinturón de asteroides de Gryyyl. ¿Qué se le perdía a él en ese erial helado? Dinero. Siempre es el dinero. Suspiró, apagó los motores y se fue directo a sus aposentos mientras en el interior de la nave comenzaban los tiras y aflojas entre parte contratante y parte contratada.

Acostumbrado a los entornos con atmósferas autoreguladas y temperaturas óptimas, vagar por un sitio así activaba todas las alarmas de Iri. Así que decidió llevarse ropa de abrigo — rellena con plumas de varactylo que le costó una pequeña fortuna en su día — y su mochila con el equipo habitual: alimento, el comunicador por si separaban, una barrita luminosa, el módulo de datos, los electrobinoculares y un medpac por si acaso. En su cintura, el elegante sable ceremonial de la guardia Pantorana que siempre le había traído suerte y un bláster que le protegería en la distancia. Por si algo se caracterizaba Iri, es que no se manchaba demasiado las manos. Echaré una célula de energía por si acaso.

—Intentaré no entretenerme haciendo muñecos de nieve —respondió con sorna—. Ra, aunque seguro que estarías entretenido con la Última en mi ausencia, prefiero que vengas. Temo lo que puedas hacer con la nave sin supervisión.

Tres veces le habían dicho de salir a explorar, y tres veces había dicho que NO. Tenia trabajo de sobra en la nave, y era el único que había estado trabajando hasta después del aterrizaje. 

Finalmente ANKy lo saco a la rampa de salida, abrigado y con su *petate cruzado a la espalda. Incluso iba armado el pequeño ser, llevando un blaster diminuto colgado de la cadera, y un palo de metal extraño en cruzado al otro lado de la espalda. 

- Ya ves, como si aquí mi estupenda amiga me hubiera dejado opción.-  Dijo con cara de resignación. El había votado a favor de los créditos, no a darse un paseo por un yermo helado. 

Echo un vistazo fuera y estuvo tentado de escurrirse y volver corriendo a las tripas de la nave, pero aquella droide no lo iba a dejar. Y bien era cierto que si el frio atenazaba a su metálica amiga, era el único que iba a poder echarle una mano. 

Resoplando dijo. 

- Imagino que sera un paseo largo y complicado. Porque seguro que no han podido hacer un balneario de aguas termales aquí cerca, ¿no?.-

Estaba claro que la cosa iba para largo, así que cerro bien la chaqueta. 

No desesperes Ra, según el Trandoshano, aquí, entre tanto hielo y frío, hay volcanes, así que igual tienes suerte!!!

Muy bien, no tenemos nada contra tu raza ni contra el clan en concreto, pero si se empeñan, no voy a disparar a aturdir precisamente... Por poco que pueda, verás morir de los tuyos. Es el precio que hay que pagar por pedir protección, a parte de los honorarios.

Suponía que el humanoide saurio, abriría la marcha dado que debía conocer la ruta de donde se dirigían. Ellassar ocupó invariablemente, la espalda del piloto de la Última. Habían varios motivos, por de pronto:

A) le contrató para esto.

B) Era el que mejor podría sacarles del planeta con la nave.

Quizás era porque ella era un ser avanzado que no estaba siempre quejándose por las circunstancias, el hecho es que cuando Iri aterrizó la Gálgari, me dediqué por unos instantes a contemplar el paisaje helado que nos salía al encuentro - vayaaaa, que bonito - realmente era muy bello, tan guapo como mortal si no nos andábamos con cuidado.

- ¿Qué grado de tecnología tienen "los aullidos"? - quizás en aquel paisaje blanco, podrían detectarnos con pocos rastreadores que poseyeran, sobretodo por el androide y por mí; aún así, contábamos con la ventaja de que no moriríamos de hambre ni de frío en aquel lugar, ventajas de los circuitos; aunque tampoco tenía pretensiones de comprobar el correcto aislamiento.

Cogí un par de abrigos y mantas y empujé al pequeño roedor hasta la rampa - nadie atrás, deberías de saberlo ya - estaba claro que tendría que llevar los portes de los demás, viendo el grupo que éramos - yo iré detrás cubriendo y cerrando la marcha.

Mientras Brec cogía ropa de abrigo antes de descender de la Galgari, Ellasar recordaba que su empresa había terminado (al menos para él), tras traer hasta Sharpalis a los tres pasajeros. El devaroniano portaba tan magníficas armas como el sable de su compañera, y ambos se prepararon para salir bajo la ventisca. Iri, por su parte, reflexionaba en qué momento se encontraban como para estar allí en esos momentos. Los créditos eran los créditos, y eso mismo pensaba también Ra, quien aquel pago extra parecía suculento (aunque también es cierto que la nieve en movimiento sobre vuestras cabezas impresionaba...).

- Imagino que sera un paseo largo y complicado. Porque seguro que no han podido hacer un balneario de aguas termales aquí cerca, ¿no?.-

Lo que ves aquí es lo que te encontrarás allí arriba... pero aquí cien veces mejor..., je je -dijo Girad, sonriendo un poco-. Es un lugar duro, está claro... Por cierto... vosotros habéis cumplido... -el trandoshano, en vez de sacar créditos de los bolsillos que llevaba consigo, extrajo una tableta digital y la activó.

Aquí están vuestros dos mil créditos... -entonces, tras teclear con aquellos dedos afilados y rugosos la pantalla táctil, introdujo un módulo externo de datos, y cargó ahí cierta información. Después lo extrajo y se lo entregó a ANKy. Aquí está el resto. Te lo doy a tí, droide, porque siempre me he fiado de los droides para cuestiones de dinero que de los seres vivos... No sé, manías personales. Bueno: cuando acabemos este pequeño viaje podréis canjear el módulo en cualquier banco galáctico bajo la jurisdicción de la República.

 Por poco que pueda, verás morir de los tuyos. Es el precio que hay que pagar por pedir protección, a parte de los honorarios.

Lo entiendo, y espero que sea así, o de lo contrario ellos dispararán contra nosotros antes... -respondió luego a Ellassar sin preocuparse demasiado-. Mis hermanos de Trandosha no poseen tecnología de rastreo; primero porque no la necesitan en este lugar, ya que la búsqueda a la antigua usanza de las presas es el motivo de la tradición, y segundo lugar... aquí no acude nunca nadie... La ventaja es que no nos esperan. Yo usaba un rifle bláster, como ellos. También llevan consigo detonadores térmicos. En caso de toparnos con ellos habrá que tener cuidado: estamos en temporada de caza...

Tras decir ésto, ANKy empujó a Ra Fandu a través de la ya abierta rampa de la Última Galgari. Ataviados todos ya con prendas en mayor o menor medida, salísteis a la superficie de Sharpalis.

Aquella luna era un auténtico erial helado, un lugar díscolo, abandonado, gigante y singular. Sobrevivir allí no era sino el mayor milagro que muchos podrían desear. Sobre vuestras cabezas las nubes azotaban con vientos los copos de nieve que caían sobre vosotros y la Galgari. Era temprano, y aun podríais disfrutar de horas de luz. Avanzando casi en hilera, cerraba la marcha ANKy, ofrecido momentos antes.

Por cierto, ya que estamos todos aquí, tú incluido, Girad... os hago saber que el droide ha de entregar un mensaje en este inhóspito lugar... -dijo entonces Yalla, mientras ya avanzábais en marcha. Girad la miró extrañado, pues no debía saber este dato-. Mi benefactor me activará los créditos estipulados por la mision en cuanto demos con el remitente; después yo podré pagar una parte a Girad, y él a vosotros -aclaró la twi'lek-. El pequeño R2-M3 es ahora la prioridad.

Cruzábais en esos momentos una enorme llanura, con elevaciones aquí y allá y arroyos de agua helados (que en algún momento del tiempo debieron tener sus orillas verdosas y su cauce aún líquido).

Al menos aquí no hay las tormentas que azotaban Hoth, o al menos por ahora... Hubiera sido más fácil sobrevolar el punto de destino, y lanzar con una cápsula de escape a la Unidad R2. No creo que la caza incluya cosas de metal... Menos si es una tradición...

Con este horizonte, por delante, debería haber montado el culatín a mi arma, por los dientes de un Rancor

Deberíamos llevar trajes blancos para pasar desapercibidos, y en lugar de eso, somos putos farolillos en medio de una diana blanca!!! Tenemos menos posibilidades que un Jawa, de ganar un pulso a un Wookie.

—Vaaale, así que esa es la función del R2: tú acompañas al droide, y Girad te guía a ti— los roles de cada uno de los miembros de la expedición quedaban claros. ¡Al menos habían cobrado por el primer encargo! Aunque si morimos aquí de nada me va a servir... qué maldito frío—. ¿Hay algo más que debamos saber? Prefiero saberlo ya y no enterarme a cada poco de nuevas noticias. Por eso de que estamos en una luna helada donde tribus trandoshanas se dedican a la caza ritual, básicamente.

El frío agriaba su carácter, y escuchar constantemente a Ellassar quejándose tampoco ayudaba. Las lunas bien sabían que no lo había contratado por su personalidad, pero es que no callaba ni dormido. Se giró y observó a ANKy cerrando la marcha—. ¿Todo bien ahí detrás?

El frío golpeó a las mejillas de la joven, aunque se arropó más su gruesa chaqueta para combatir las bajas temperaturas.

- O sea que lo primordial es esta pequeña unidad R2. Bien Yalla, tú vigila al droide y yo te cubriré las espaldas a ti.

Se puso cerca de ella y empezó la andadura junto al grupo.

El trandoshano me había abonado a mí la cantidad pendiente por el transporte, me caía mejor que antes. Al parecer había cierto vínculo de intereses en la caravana, Girad conocía la ruta y Yalla sería quien le pagase al trandoshano y éste a nosotros por terminar la misión de protección. Aparte estaba lo de que el androide contenía, y que Yalla necesitaba entregar y por eso todo lo de la misión - bueno, pues si es así, quizás deberíamos llevarlo en un trono - si precisamente era el que más incapacidad tenía para avanzar y el más importante en la misión, de alguna manera había que transportarlo y cuesta arriba no eran plan de llevarlo rodando - quien dice un trono, dice un trineo - tampoco era plan de cargar con él - o sobre esquíes - la cosa era avanzar de la forma más fácil posible.

Tenía delante a la rata de Fandu que no hacía otra cosa que aumentar las distancias con los que le antecedían por causa de su minúsculo paso - yo creo que con unos esquíes y una cuerda, podría llevarte mejor Ellassar - no sería peso para él y seguro que hasta se divertía - y así iríamos más rápido.

Lo bueno que tenía la nieve es que, si me quitaba todo lo que llevaba encima, mi estética se fundiría con el paisaje (blanco) y me camuflaría a la perfección.

- Por detrás... bien, sin novedad - tentada a cubrir nuestras huellas, en vez de eso cada poco dejaba una marca simulando una huella mayor de la que tenía - lo grande suele dispersar intenciones.

Saco los binoculares para ver si se divisa algo que se mueva o que no guarde relación con el paisaje.

Oigan, y digo yo, si el mensaje es tan importante que sea entregado, no sería una buena idea que su unidad R2, conectara con ANKy y le hiciera una copia de seguridad, encriptada? Si pasara algo, a uno de los dos, aun quedaría el otro. Si su unidad utiliza un sistema de encriptado, ANKy podrá llevar el mensaje sin saber de que se trata, no les parece a todos?

Además ANKy puede camuflarse mejor que su unidad... es por así decirlo, más versátil en un mundo como este...

Claro que nuestro droide tiene la última palabra de si aceptaría almacenar ese mensaje o no, y que precio tendría eso...

Pero no me miren mal, solo era una idea... 

Ellassar era consciente de que una información secreta, vendida a la persona adecuada, podría dar una fuerte suma de dinero al grupo, pero esas actividades eran más propias del Sindicato y del mafioso de su padre. Esta tripulación tenía demasiados escrúpulos como para hacer algo así... Además, estas cosas siempre acarrean un sin fin de enemigos, montones de mercenarios y cazas recompensas buscándote por toda la galaxia... Salvo que tengas una infrastructura idónea, que obviamente, no teníamos...

El Chadra Fan tenia toda la cara llena de escarcha. El pelo corporal reaccionaba así ante aquella temperatura. Y no parecía hacerle especial gracia que todos los demás fueran a la carrera.

Sin embargo, a pesar de gustar de ser el mas parloteado de todos los presentes, prefirió ir de momento en silencio.