Partida Rol por web

—Por mí... damos el rodeo —comentó, abrazándose para contener el poco calor de su cuerpo. Aunque hubiera pasado mucho frío en aquella cueva al calor de una exígua hoguera, era un paraíso comparado con el terrorífico clima de aquella luna. Malditos trandoshanos y su mierda de cacería—. Estoy pasando tanto frío como el que más, pero si además de intentar mantenerme caliente tengo que vigilar mis pasos y asegurar que más carnívoros agresivos no intenten morderme el trasero... Pero ya sabéis, esto es una votación.

- Hummm... - se quedó meditando la joven ante las dos opciones propuestas - Realmente uno no sabe que hacer. Pero dado que no conocemos el terreno y si encima tenemos que sumar el peligro de acantilados y caídas, opino como Iri, mejor ir más seguros aunque dure más el viaje. ¡Eso si antes no acabamos congelados!

La noche había sido tranquila, continuamos en nuestra ascensión a través del mapa que llevaba insertado en su cabeza el trandoshiano. Las circunstancias climatológicas eran adversas con la ventista que había - Oye, Girad... si algunos de tu raza vienen a esta Luna a cazar... ¿qué cazan, cuál es el atractivo de este lugar? - no me parecía que las bestias de antes fueran motivo suficiente para venir de otro planeta simplemente a organizar cacerías aquí.

- Quiero decir, hay criaturas propias de esta Luna que merecen tanto esfuerzo o ¿las traen de lejos y las sueltan por aquí y luego las cazan? - me llamaba la atención ese espíritu de caza en otro planeta y quería saber qué criatura era su motivo o si el espíritu de la cacería lo era todo.

Los demás se quejan por el recorrido que hay que hacer y por el frío, sin ser yo la mejor adaptada al terreno sí que cuento con las ventajas de tener una "piel" mucho más resistente a las bajas temperaturas. Al parecer hay dos caminos, uno más peligroso pero corto y otro más suave pero largo - el largo, si hubiera prisa para regresar entonces escogeríamos sin lugar a dudas el corto - si nos persiguieran claro, habría que escoger el más agreste para complicar la vida a todos, pero pudiendo elegir... el más apacible - pero yo no mando aquí.

Viendo las quejas y los padecimientos por el frío, mis circuitos me decían que se iba a optar por el camino corto. Era una probabilidad, mientras comprobaba con los binoculares que todo estuviera bien, esperé a escuchar la decisión.

- Maldita sea vuestra estampa.-

Gruño el pequeño mecánico. Sabia que tenían razón la seguridad siempre era mejor que la rapidez si no te perseguían una jauría de Oscolc Chillones.

Pero tenia tanto frio, y el lugar era tan… deprimente.

- Vayamos pues, pero vayamos rápido, este lugar terminara entre mi lista de sitios que no volver a pisar junto con Nara Shadda, la estación espacial Anguila, y Queyta, que es el mismo infierno, pero en tonos rojizo.-

Cuanto más tiempo pasaban fuera de la nave, mas agrio era el carácter del pequeñajo. Claro que no era el único al que le pasaba.

Por mi el camino seguro. El frío es incomodo, pero podemos parar mas veces si hace falta, buscando lugares como la cueva. El caso es llegar. No tiene sentido perder la vida por querer correr...

Creo que la mayoría a preferido el camino seguro, sigamos...

El cornudo rojizo, también tenía frio, incluso bajo la ropa y su chaqueta, pero una cosa estaba clara. mientras notara el frio, es que estaba vivo.

Ra no te quejes tanto, bola peluda, mira el lado positivo. Si notáis el frio, es que estais vivitos y coleando. No conozco a ningún muerto que se queje de la temperatura!!!

Enseguida tomáteis una decisión. Parecía que el frío apretaba y no era prudente quedarse a debatir en mitad de la montaña. Optásteis pues el camino por el que se daba un rodeo. Éste rodeaba la montaña a través de una meseta en la que la orografía era más cómoda. Además, el camino rocoso descendía directamente al siguiente valle, con los pertinentes peligros de caídas o desprendimientos rocosos, sin contar con posibles aludes. El caso es que mientras seguíais el ascenso, Girad respondió la pregunta que ANKy le había hecho minutos antes. Parecía ensimismado, preocupado, mientras hablaba.

Mis hermanos trandoshanos no cazan ninguna especie autóctona -comentó sin dejar de caminar-. La tradición viene de antiguo, hace ya bastantes años. Es un deporte enfermizo en el que yo mismo estaba sumido desde hace muy poco. Se traen víctimas, gentes raptadas de cualquier rincón de la Galaxia. No importa su raza o su edad. Simplemente se traen aquí y se les suelta para que... corran. Tras una pequeña ventaja tan sólo hay que cazarlos, si es que no lo hace antes el clima.

Hubo un momento de silencio. Aquella práctica era terrible, pero según Girad, eran tradiciones con las que él había dejado de comulgar.

Estaba por estas cumbres no hacía mucho, antes de que cayera tanta nieve. Yo estuve... -todo ello parecía una confesión-, a punto de disparar a un crío. Era el único de la remesa de sujetos que trajimos... Era sólo un muchacho... como tú -miró a Brec, entonces, y luego calló, para seguir andando cabizbajo-.

Girad parecía arrepentido de aquella tradición.

Todos estaban de acuerdo en que el viaje sería mejor por el camino largo. Pero también sabían que sería mucho más duro porque el frío en aquel lugar era tan letal como un disparo de bláster. Iri no tardó en sufrirlo. Notaba los dedos entumecidos y una fina capa de escarcha cubría su rostro en las partes que no escondía bajo el abrigo y el gorro. Sólo un poco más, Iri. Después podrás pagar gustoso las reparaciones de la Última e incluso esos extras que llevas tiempo persiguiendo. Y luego... una semana en un balneario. Lejos de frío, de montañas y de trandoshanos de los coj— ¡Atchís! Tu pueblo es encantador, Girad.

El frío era intenso, calaba en los huesos y mermaba facultades a cuantos estábamos allí. Incluso el droide renqueaba... Su ventaja era que con un baño de lubricante y una reprogramación, podías tenerla operativa otra vez. No era el caso del Devaroniano ni del resto de compañeros.

Se traen víctimas, gentes raptadas de cualquier rincón de la Galaxia. No importa su raza o su edad. Simplemente se traen aquí y se les suelta para que... corran. Tras una pequeña ventaja tan sólo hay que cazarlos, si es que no lo hace antes el clima. 

Girad comentó su ancestral tradición racial...Parecía realmente arrepentido de haber sido practicante de la misma. El motivo que le hizo abandonar sus costumbres era aun un misterio.

Mmm, pues yo tenía entendido que los de tu raza, medían su bravura luchando contra los enormes Wookies, como si ellos fueran culpables de algo, solo para demostrar su valentía y poder... En cualquier caso, esta costumbre que utiliza al resto de razas como objetos, es la culpable de que corra el pensamiento generalizado de que el mejor Trandoshano, es el que está muerto. No te tomes a mal mi comentario. Tu raza se lo ha ganado a pulso...

De todos modos, lo que me crea más curiosidad, es saber que fue lo que te hizo cambiar tu forma de ser...

Ellassar aguantaba mejor el frio que sus compañeros, pero era por su físico, no por una capacidad especial racial, y el mismo sabía que una larga exposición al frio, acabaría pasándole factura. Por ahora debía tirar del grupo.

Si alguno esta muy fatigado, puedo hacerme con su equipaje y ayudarle un poco... venga, ánimos.

El Chadra Fan no tardo mucho en acusar el frio. Cada poco se atoraba en la nieve, y tardaba unos segundos largos en volver a andar.

- Maldito clima.-

Decía a cada rato, y cada vez tardaba menos en decirlo, hasta que llego un punto en el que guardaba un sonoro silencio indicativo de que no tenia fuerzas ni para estar quejándose.

Curiosa la táctica de caza, traer a un prisionero, soltarlo e ir detrás - supongo que si no lo matan los cazadores, el clima y el lugar acabarán con ellos - la víctima no tendría nunca muchas oportunidades de sobrevivir a la cacería o al frío, en ese sentido era cuestión de tiempo obtener el fin perseguido.

- ¿Alguna vez la presa no apareció? - me entraba la duda de si habría habido algún superviviente, alguien que se hubiera podido esconder u ocultar y que pudiera haber sobrevivido al clima y a las cacerías. 

Según avanzaba, me iba hundiendo en la nieve; al principio no le dí la más mínima importancia pero con el tiempo empecé a comprobar que aquel frío afectaba a mis circuitos - pierdo cierta movilidad con estas temperaturas - aún así, no era nada grave aún.

Mientras iban andando y escuchando las explicaciones de Girad, Brec notaba cómo el frío calaba hasta sus huesos. Si bien habían escogido la ruta más larga pero segura, ya empezaba a dudar si no hubiera sido mejor escoger la más corta pese a los peligros que entrañaba. Titiritando, se obligaba a si misma a ir avanzando, tal vez el movimiento le haría entrar en calor.

Girad no contestó al devaroriano. El continuo pulso que parecía haber tenido con sus pagadores hizo mella en el trandoshano, que se preocupaba más del frío de aquella meseta que de relatarle la historia de sus costumbre. Al menos Girad sí que atendió a la pregunta de ANKy, aunque pareció dudar antes de responader nada. Ni negó ni confirmó, tal vez por la misma razón por la que no charló durante ese trayecto con Ellassar, o quizá por otras razones más dudosas.

Al droide, al piloto, a la jedi y al mecánico (que estaba congelado desde casi la llegada a la luna) les estaba afectando demasiado aquel lugar. Yalla Ril también apretaba su ropa contra su cuerpo, pero no decía nada, dado ese carácter duro que trataba de mostrar.

* * *

Tras un par de horas de viaje a través de las montañas nevadas, os preguntábais si los mil créditos adicionales valdrían la pena. El terreno continuó ascendiendo un poco, pero luego la pendiente natural se suavizó un poco. Girad miraba aquí y allá, y matenía el mismo rumbo. El pequeño R2-M3 acusaba también el frío, e incluso Yalla tuvo que revisarlo un par de veces para comprobar que los mecanismos motores estaban bien.

Finalmente, tras ese tiempo, apareció delante de vosotros una construcción, recogida entre un cañón rocoso en la meseta. Los restos de lo que antes había sido una ciudadela, un fuerme o un templo aparecían en mitad de la nieve. Girad, entonces se detuvo.

Es aquí... -añadió el trandoshano-. Hemos llegado. Fue en este lugar donde lo dejé. Entonces se dio la vuelta y os miró. Aquí acaba vuestro viaje -dijo-. Habéis cumplido, y ya podéis, si queréis volver a la nave. Os lo agradecemos -Yalla no dijo nada, pero Girad extrajo de un bolsillo una bolsita con varias láminas gruesas. Era los créditos restantes para cumplir con su deuda para con vosotros. R2-M3 se giró también y os miró, curioso.

Ra paso por al lado de la mano del Trandoshano y recogió la bolsa en silencio, y siguió andando hasta las ruinas. Necesitaba entrar en calor antes de pensar siquiera en volver hasta la nave.
Le dolían todos los músculos del cuerpo y tenia el cerebro tan lleno de mierda, a causa del dolor, que llegar a la estructura era lo único que le interesaba.

Solo esperaba que esa ruina tuvieran alguna tipo de habitación donde no pegara el aire, y pudiera recobrar al menos la capacidad de mover sus deditos sin que se rompieran.

Está muy bien, que nos pagues, pero ahora es cuestión de supervivencia. No podemos volver sin más. Hemos de descansar y hacer fuego. Entrar en calor y recuperar el resuello, para afrontar la vuelta... Y esa estructura de ahi, es la única que hay por aquí, así que no hay discusión, vamos a entrar. 

Espero que sea lo suficientemente grande para que vosotros hagáis lo que demonios hayáis venido a hacer, y nosotros podamos ponernos en otra sala del lugar para recuperarnos. Nos importa poco o nada, lo que tengáis que hacer, pero No vamos a volver de inmediato, no estamos en condiciones.

El cornudo rojo, esperaba que sus contratantes entendieran la situación, pero su tono de voz denotaba que no estaba pidiendo permiso o negociándolo. Era una afirmación que no admitía que se cuestionara.

Ellassar veía a sus compañeros y todos hacían mala cara. algunos más que otros. Incluso la androide demostraba fallos, aunque su cara metálica no sufriera cambios visuales

Además, podemos montar una fiesta y celebrar que estamos vivos!!! Que cenaremos hoy?

Acabó diciendo el Devaroniano, a modo de chascarrillo para sacar hierro al tema. En realidad era un tipo bastante jovial, pero los últimos acontecimientos lo mantuvieron más seco de lo habitual.

Haciendo un esfuerzo sobrehumano — ¿sobrepantorano? — para no temblar violentamente, Iri dejó escapar un leve silbido acompañado de una vaharada al observar la construcción—. No te voy a mentir, no esperaba encontrar algo así en este lugar. ¿Algo de los tuyos, Brec? —lo poco que sabía de la extraña religión de su compañera iba poco más allá de sus trucos, pero imaginaba que tendrían lugares de culto como cualquier otra fe. Y que alguien construyera algo en un lugar tan recóndito y peligroso como Sharpalis encajaba con los brujos del espacio.

—Coincido —mencionó, señalando a Ellassar—. Acamparemos allí, recuperaremos fuerzas, comeremos y entraremos en calor. Luego nos marcharemos y, honradamente, espero no volver a ver este peñasco helado en mi maldita vida. ANKy, ¿te encargas de los créditos, cariño?

El lugar donde el trandoshano había dejado al sujeto con el que pretendía ahora reunirse acabó siendo una especie de ciudad escondida en un cañón rocoso - un refugio, bien pensado - a pesar de que estaba en ruinas aún podía constituir un buen lugar para descansar de cara al viaje de vuelta. 

- Totalmente de acuerdo, descansaremos aquí y mañana retornaremos - habría que inspeccionar el sitio, comprobar si estábamos solos o no y de paso asegurarnos que "el clan del aullido" no nos tomase por sorpresa en aquel lugar - Girad ¿qué tal si buscas a ese con el que quedaste para evitarnos conflictos? Igual es territorial y si lo dejaste aquí y ahora estamos nosotros, igual lo considera una invasión - además, qué demonios, si alguien vivía allí quizás podría comentarnos una ruta mejor.

Asentí ante el mandato de Iri - créditos, créditos... - aún con todo me acerqué al droide astromecánico para comprobar que estuviera bien, al fin y al cabo, era él el objeto de la misión y también la chica, la que iba de protectora - ¿todo bien?

Ra Fandu recogió la bolsa con mano temblorosa. El Chadra-Fan estaba helado, y no era mala idea el refugiarse allí, según pensó. Ellassar comentó sus intenciones de resguardarse enseguida. Por supuesto, Girad no había pensado en mandarlos de vuelta allí, no literalmente, pero el devaroniano pareció así tomarlo. Su determinación quedó por encima del trandoshano y de Yalla, quienes no rechistaron. Por otro lado, el frío debió haber despistado a Iri y a ANKy, pues el pequeño mecánico había sido más rápido y ya había tomado la bolsa de vuestro contratista.

Instantes después llegásteis hasta aquel templo. Era una construcción abandonada, y enterrada en la nieve. En su frontal un pórtico de varias columnas (algunas de ellas despedazadas) era la antesala de un espacio diáfano, cosntruido en piedra, con sillares perfectamente cortados antes de su colocación (que seguramente habría sido hacía mucho, mucho tiempo). Ahora no era más que la sombra de un bonito edificio.

Girad ¿qué tal si buscas a ese con el que quedaste para evitarnos conflictos?

De eso me encargo yo -interrumpió Yalla-. Vamos R2-M3, tenemos trabajo... -entonces la twi'lek se alejó un poco. Saliendo al exterior.

Mientras comenzábais a instalaros notásteis que el droide astromecánico comenzaba a emitir continuos sonidos. Minutos después Yalla regresó a interior.

Tal vez sea un buen lugar para emitir, por la altura. Ojalá tengamos suerte y se envíe el mensaje activado por la baliza del droide... -añadió Yalla, mirando hacia el exterior la nieve y la ventisca-. Sí: R2-M3 tenía una baliza. Pero tranquilos, no se ha activado hasta ahora, ni es esa baliza que estábais buscando horas atrás en la nave. Dicha baliza se activaría justo cuando el droide alcanzara este punto. Mi trabajo aquí ha concluido también: las fuerzas de la Nueva República vendrán hasta aquí para recoger a su droide y comenzar la búsqueda de...