Partida Rol por web

Tras cerrar la puerta Mavs se habia vuelto a sentar. Depronto el sargento les solto el bombazo, ordenes. ¿Por que cojones no lo habia dicho en cuanto ametrallaron los simios, o cunado pisaron el jodido templo.

El cabo hablo y a Mavs no le extraño lo que dijo, no era nada nuevo para el los sueños premonitorios, pero parecia que al sargento no le daria igual.

¿Ordenes? toda esta mierda por un jodido artefacto. Casi les matan por una mierda de cubo de juguete. Lo unico que se le pasaba a Mavs por la cabeza era destrozar el objeto y a la mierda el sargento y sus ordenes. Casi se vuelven locos por culpa de esta mierda, y Baronetti si lograba salir vivo de aqui, quedaria estigmatizado por siempre y comenzaba a creer que el mismo saldria mal parado.

-Explicaciones- Se oyo como un susurro en la sala- DANOS EXPLICACIONES!- Dijo mirando a Mills.

Mavs siempre habia respetado al sargento, pero se sentia herido... traicionado.

-¿Un pase fuera de aqui? ¿Acaso es usted estupido? ¿Ve esos cadaveres?, asi acabaremos todos cuando entreguemos ese puto cubo!

Saco la pistola y aunto al oficial.

-Cuentenoslo todo... ¡Ahora! o no saldra de esta sala.

Finalmente la presion del dia habia acabado con la mente de Mavs y con su paciencia al saber que uno de ellos estaba informado.

Morriset miró sorprendido a Maverick, pero intentó contenerse de hacer algo drástico.

- Baje el arma, soldado -dijo con calma, devolviéndole sus palabras de un rato antes-. Estoy seguro de que no hará falta eso para que el sargento se muestre comunicativo...

Y miró a Mills, esperando que este se decidiera.

Aunque lo de los sueños premonitorios era dificil de creer, la situación daba pie a darle al cabo el beneficio de la duda. Al fin y al cabo, les había prevenido de lo que fuera que había fuera que había espantado tanto a Maverick y puesto sobre aviso del 'refugio'... o ratonera. Pero antes de empezar a discutir sobre predicciones oníricas, Baronetti empezó a hacer preguntas para las que el sargento no tenía una respuesta esperanzadora.

- No, no sabía que terminaríamos aquí, maldita sea. - respondió a Baronetti - Los cabrones de arriba nunca dan detalles. Ve a ese puto templo (ya encontrarás el camino), trae el puto artefacto de vuelta y os sacamos de aquí. El cómo salir... seguro que encontraremos la manera... - lanzó una mirada cargada a los cadáveres -
de una manera u otra.

Entonces, saltó Maverick, desenfundando su arma. Sin perder la frialdad, el sargento miró a los ojos de Maverick. La amenaza de no salir de esa sala estaba presente antes de recurrir a las armas...

- ¿Explicar que? Si supiese de que va esta mierda no estaría aquí pegándole tiros a monos, estaría en el pentágono tomando café tras una mesa que vale más que mi puto sueldo y recibiendo medallas por lo que hace la gente que está aquí jugandose el puto culo siguiendo mis ordenes. Esto va así: Aquí tiene sus ordenes, sargento. ¿No le gusta? Se jode. ¿Quiere explicaciones? Se jode. ¿No las cumple? Consejo de guerra. Esto es el ejercito, chico, no los putos boy scouts.

Mills se esperaba una reacción así, la sorpresa había sido que no hubiese saltado Baronetti o Morriset antes que Maverick. Obviamente, a él tampoco le gustaban las órdenes que tenía, pero no entraba en su naturaleza el cuestionarselas. Resultaba claro que tenía un problema de disciplina en la tropa y estaba valorando cómo afrontarlo. Por un lado, podía ser comprensivo, él mismo se sentía incomodo jugándose el cuello sin saber muy bien el motivo por el que lo hacía. Por otro lado... a veces saberlo era incluso peor. Recordó que le había llegado noticias de una batalla el mismo mes pasado por una puta colina, pagando un durísimo precio en vidas, para dejarla al cabo de pocos días, a principios del presente mes. Corría un nombre macabro nombre para esa colina en "honor" a los soldados cuyos cadáveres no se habían podido recuperar (o mejor dicho, a sus pedazos)...

Lo que se planteaba ahora ante él era si debería responder a la amenaza sólo con la autoridad del mando o si debería reforzar su posición con armas... desestimó encararse en lo segundo, conocedor de historias de sargentos que, tras una emboscada enemiga, eran encontrados tiesos con más balas en la espalda que por delante. Claro que en caso de que el soldado empezase a disparar...

Sea como fuere, al sargento no se le pasó por alto la tibieza de la reacción de Morriset.

Baronetti, escuchando la confesión y palabras poco esperanzadoras de Mills, las cuales dejaban entrever que aquel sargento de duro carisma no era más que un peón de esa maldita broma, rió por un instante. Lo hizo por la actuación de Maverick, harto impensable. Se podría decir incluso que se alegraba de ese noble acto, por dos motivos: por un lado el guaperas de Maverick defendía lo que era justo (aunque fueran sus propios intereses o los de otro), y abogaba por que se revelase la verdad, la cual era difusa en todos nosotros. Y por otro lado, porque, aun sin quererlo, dejaba salir de él mismo la naturaleza propia de cualquier hombre en las más duras circunstancias: la deseperación que te lleva a hacer cosas increíbles, inimaginables..., bueno, "normales" para las mentes menos ortodoxas.

Pero volviendo a la situación, ni siquiera el banal intento del Cabo Morriset por atraer la atención del resto al decir que era una especie de Medium, soprendía al joven Barthow. ¡Menudo hipócrita! "¿Tengo-una-bonita-sorpresa-pa-ra-us-ted?" Madre mia, Morriset, ¿cómo podías sorprenderte del "correveidile" de Mills cuando tu mismo acabas de confesar tu secreto? Espera, un momento... es...irónico... Baronetti criticaba a Morriset en sus pensamientos..., pero..bueno..esto...mmm... ahora se daba cuenta que estaba en su misma situación de hermetismo interno...

-(Conciencia) Menuda blasfemia... acojonante... que un soldado raso apunte a uno de sus superiores..."tse", "tse", "tse"...No amigo mío; no Baronetti, tu no seas tan capullo de hacer eso en una situa...un momento... espera...bueno... tampoco... nose...tampoco habría que... tampoco habría que ser tan drástico... ¿verdad? ¡dime!, ¿no crees? Porque... ahora que recuerdo...espera... un momento... lo hiciste... ¿no es así?

-(Baronetti): No me atormentes...
-(Conciencia): ¡Pero lo hiciste! ¡Confiesa! ¡Reconócelo!
-(Baronetti): ¡Eras tu quien me hablaba!, ¡Dispara al mono! ¡Acuchilla el cadáver! ¡Mata a esa prostituta!... tu, tu lo pensaste, ¡Yo... yo... yo..., yo sólo ac... ac... actué!
-(Conciencia): Lo ordené por que así lo deseabas, ¡deseabas ese placer!
-(Baronetti): ¡Cállate! ¡No quiero oirte gritar!

Baronetti lidiaba una contienda mucho mayor: disputaba amarga y deseperadamente con su propia conciencia, fruto de aquella situación y la reacción de sus compañeros de pelotón:

-(Conciencia): Recuerda, cabeza hueca, recuerda: acribillaste a un "mono" gritando "nosequé "de una historia de tu tio, sin mencionar la preciosa batalla del abuelito en plena montaña italiana ¿a quién le importó esa mierda? Desguazaste el pescuezo a un ente semienterrado entre las ruinas de un templo babilónico, egipcio, británico ¡qué mas da!...

-(Baronetti): ¡Había sangre! ¡Yo no quería!

-(Conciencia): ...y lanzaste una granada al aire, como quién lanza petardos (¡completo inútil!), con la intención de destripar otro jodido "astronauta", sin delimitar demasiado la precisión del impacto..., ¿viste el butrón en la muralla?

-(Baronetti): ¿No has tenido suficiente? ¡¡Te arrepentirás!!

Acto seguido, Baronetti se llevó su mano atrás, en la zona trasera de su pantalón. De aquella parte sacó su pistola Norinco, y la levantó acaloradamente al aire, mientras hacía aspavientos con sus manos y caminaba de un lado para otro, desviando la atención de la polémica entre sus compañeros y la situación.

-(Conciencia): ...pero antes (¡como no...!), nos deleitaste lloriqueando como un "desviado" tras insinuar que de las paredes del lugar fluía sangre ¡ah si!, ¡qué demonios!, casi olvido el colofón final:

-(Baronetti): ¡Por favor...! -Baronetti había ya desistido discutir con ella-.

-(Conciencia): Justo cuando parecía todo normal...

-(Baronetti): ¡¡No lo digas...!! -ahora parecía exhausto y tembloroso-,

-(Conciencia): ... y sin aparentes contratiempos...

-(Baronetti): ¡¡¡He-dicho-que-no-lo-di...!!!

-(Conciencia): ¡¡No tuvo "Vuesa Merced" otra mejor ocurrencia que apuntar a dos de tus compañeros mientras seguías un maldito rastro embarrado en humo de incertidumbre!!

-(Baronetti): ¡¡¡Hija de perraaaaaaa!!!

Acto seguido, Baronetti pegó tres tiros al aire. ¡Boom!, ¡Boom!, ¡Boom!. Rápidos, imprecisos, sonoros. El eco era mucho mayor que en la selva al estar en un lugar cerrado. Luego comenzó a andar de un lado para otro, nervioso, muy nervioso ¡pasos incoherentes! ¡soplidos desconcertantes!

Después se paró.

Miró arriba, como si su Conciencia estuviera allí, en las alturas, vigilándole.

Sus dientes rechinaban, y su respiración era como el crujir de unos huesos partiéndose.

Sus ojos estaban entumecidos de lágrimas y cansancio, y en un instante de agitación y tumulto, se acercó su pistola lentamente a su cabeza, hasta que el cañón silbante, frio y poco experimentado, fue apuntado directamente a la sien...

La Conciencia, en un alarde de razonamiento, no dijo nada.

Los disparos de Baronetti impactaron en el techo reventando uno de los paneles de metal y rebotando peligrosamente. El soldado parece dispuesto a disparar otra vez pero uno de los rebotes de la bala ¡impacta en su propio hombro cerca del cuello! Baronetti se desploma en el suelo aferrándose, por puro instinto de supervivencia, la fea herida que se ha autoinflingido. Los demás levantan la vista sorprendidos todavía asimilando lo que ha pasado.

En ese momento una de las pantallas se apaga y en vez de símbolos aparece una escena grabada en vídeo. Es la propia cámara y el que mira a la cámara es uno de los científicos muertos, concretamente el que aparentemente mató a sus compañeros para suicidarse después.

Baronetti en el suelo, sangrando, todavía sostiene la pistola que aproxima ahora a su sien. En la pantalla el científico parece a punto de hablar.

Bings caía en la cuenta, los jodidos blancos lo estaban usando, estaba solo y no podía confiar en nadie; el cubo era la clave de todo pero no como el sargento pensaba. No podía escapar solo, ya era muy tarde para eso, pero tampoco podía permitir que el sargento terminara con su deber, moriría si lo hacían, de esos estaba seguro… lo estaba?, jamás había confiado antes en los fantasmas y las voces que escuchaba; pero también jamás antes había estado bajo las circunstancias que acontecían en ese momento.

Sin embargo aun cuando no confiara en nadie tenia que seguir con su plan, de alguna manera tenia que salir vivo de allí.

-Cabo recuerda lo que le dije, creo que ha llegado el momento de tomar decisiones…-

La rentablemente para Bings no solo el había tomado decisiones no había terminado de hablar y Mav ya había perdido la cabeza y apuntaba al Sargento pidiendo explicaciones. –Joder, su fuera así de fácil lo hubiera hecho yo hace horas!-, pensó Bings mientras el Sargento daba explicaciones vacías sobre la misión; pero al igual que era muy tarde para escapar solo, ya era muy tarde para que alguien confiara en el Sargento, debía sacarle provecho a eso.

Retrocedió lentamente, paso a paso; su pistola estaba cargada, su subametralladora estaba cargada. Tomo su mochila y rebuscando ágilmente entre sus cosas saco lo que necesitaba; ahora solo tenía que cargar el arma.

Pero las cosas no parecían salir como Bings quería en toda esa jodida misión, y el chico había sido uno de los mayores problemas, ahora yacía allí en el suelo malherido victima de su locura.

-Nos hubieras ahorrado la pena y hubieras apuntado bien- Murmuro Bings mientras observaba como se encendía la pantalla y esa jodida imagen aparecía. Sus manos se pusieron flojas y aquello se les resbaló ágilmente como quien es capa de una presa a libertad; rodó un par de metros para quedar entre ellos y sus compañeros.

- ¡Joder!

Morriset se agachó instintivamente cuando Baronetti disparó al techo y se cubrió los ojos. Cuando miró, vio al soldado en el suelo, herido. Corrió a su lado y le quitó la pistola de una patada, para agacharse y taponar la herida del soldado sin peligro para su vida. Apretó lo más fuerte que pudo, llenándose las manos con la sangre de aquel muchacho enloquecido.

Pero no pudo evitar volverse hacia la pantalla que mostraba el rostro del científico, aguantando la respiración...

¿He disparado? Joder no puede ser, ¿Baronetti? ¿He sido yo?

Eso fue lo primero que se le paso por la cabeza a Mav cuando oyo el disparo. El sonido del rebote y el quejido de Baronetti al impactarle la bala rebotada el sacaron se su trance. Saco el cargador a la pistola para ver si habia sido el. Se quedo alucinado al ver que no era su arma la que habia disparado, luego asimilo lo ocurrido.

-¿Que coño esta pasando?.... ¿Baronetti?...

El cabo corria en su auxilio, y Bings parecia haberse asustado y algo rodaba en su direccion. Parecia que se le habia escapado de las manos.

Mavs bajo su arma y la guardo, el sargento no era tan listo como parecia y no tenia informacion, aparentemente. Esto no habia acabado aun.

Se puso en cuclillas y recogio el artilugio que habia rodado por el suelo, pero antes de inspeccionarlo, una pantalla encendida atrajo su atencion. En ella aparecia un cientifico, y comenzaba a hablar.

Centrado como estaba en Maverick, Mills no fue consciente de lo que se avecinaba. Cuando escuchó el tiro y vio el estallido de luz por el rabillo del ojo, el instinto se impuso al raciocinio. Echándose a un lado de manera automática, el sargento ya estaba levantando la ithaca dispuesto a devolver el fuego y con todos los sentidos alerta cuando fue consciente de que no estaban siendo asaltados por charlies (o monos sumerios o lo que fuere)...

La pistola fue lanzada de una patada, quedando los dedos del chico entreabiertos...

-¡¡Aaahhh!! ¡Me ha dado! ¡Me ha dado! -gritaba Baronetti afligido en el suelo mientras uno de sus brazos estaba elevado y no prestaba atención a lo que le decían sus compañeros-, ¡¡Está ahi, en las alturas!! ¡¡Esa hija de...! ¡¡Acabad con e...!!

En esos momentos, el dolor del chico pareció mitigarse por instantes. Según Baronetti, el forcejeo que tuvo con su conciencia hizo que apareciese en una de la pantallas una especie de grabación.

-¡¡Acabad con e...!! ¿eh? -Baronetti se calló, y acto seguido, permaneció alerta, con los ojos muy abiertos,  como cuando unos padres cuentan una historia a su hijito antes de ir a dormir, y el niño ansía conocer más y más.

El hombre quizás rondaba los cuarenta y en su rostro traslucía el cansancio. Miraba a la cámara con resignación, como quien está dispuesto a dejar constatados unos hechos inevitables sobre los cuales ya no tiene control alguno.

- Desconozco la fecha actual. Supongo que en algún momento entre 1950 y 1990... Hace tiempo que la lógica del tiempo y el espacio han dejado de tener sentido alguno. Estamos utilizando una tecnología que está más allá del alcance de nuestra compresión, un legado de los Ocultos que como otros de sus juguetes tiene sin duda una parte envenenada. Ahora mismo el comandante Spears está fuera probablemente discutiendo con John. Si al menos dejasen de discutir en algún momento... Oh, señor...

El hombre se lleva una mano a la cara y se ríe descontroladamente. Luego apaga la cámara. Pasan unos segundos y vuelve a encenderse. Parece haber recuperado la calma:

- Desconozco la fecha actual.- repite - El error fue intentar manejar el cubo... No lo comprendemos. No es como este sofisticado sistema de videograbación que pese a su evidente mejora funcional puede resultar comprensible para la mente humana. El cubo es otra cosa muy distinta. No tengo claro si los Ocultos lo han dejado aquí para protegerlo o para protegernos de él. A la Humanidad. Por lo que sabemos los Ocultos nos utilizan para algún tipo de experimento pero no tenemos claro si el experimento ha finalizado o continúa. En ese objeto hay más información de la que podremos comprender nunca. Ha abierto portales...

De pronto el hombre queda en silencio, mirando la cámara. Por un momento parece incluso que se ha congelado la imagen, pero el individuo parpadea. Es como si hubiera quedado ausente.

Sin quitar los ojos de la pantalla Maverick recoge lo que se la ha caído a Bings. Comprueba que se trata de una granada para el lanzagranadas.

- ¿Qué coño...? -susurra Morriset, presionando aún la herida de Baronetti.

Sin embargo no se atreve a decir nada más, puede que ese tipo continúe hablando...

Mavs estaba sin palabras. Logro apartar la mirad aahora que se habia parado el video y vio que sugetaba una granada.

-¿Que cojones? ¿Bings?...- Mavs no podia articular mas.

Se acordo de pronto de que Baronetti estaba en el suelo y sangraba bastante.

-Morris, ponle esto- Dijo mientras sacaba sulfamida y unas vendas del bolsillo de la pernera del pantalon y se lo lanzaba- En cuanto a esto-Mirando a Bings- Sera mejor que lo vuelvas a guardar, la explosion nos habria matado a todos, incluso a ti mismo- Tras lo cual le devolvio el proyectil.

-¿Por que se ha parado?

La pantalla volvia a tener toda la atencion de Mavs, todo lo dicho anteriormente, lo hizo de forma automata, como queriendo librarse de pormenores que le incomodaban para seguir viendola. Tanta frialdad no era propio de Mav, pero le salio instintivamente.

Por una corazonada o dios sabe que, se acerco a la pantalla y mirandola pregunto.

-¿Que Ocultos?- Y se quedo mirando la pantalla como esperando una respuesta, aunque demomento la imagen seguia igual de estatica.

Quizas su corazonada habia fallado esta vez, pero el estaba convencido de que esa pantalla le responderia.

Estupido, pensó Bings, le había ahorrado muchos problemas. Tomo el proyectil recostándose para guardarlo lo introdujo lentamente en la recamara del lanza granadas y con un clic esta listo y cargado.

Observo a los demás fijamente. Era el momento de actuar. –Olviden esa estupida pantalla, de poco les servirá, he hablado con el fantasma de ese hombre allá afuera; si, si, ya se que suena estupido, pero creo que en estas circunstancias ya nada es estupido, incluso si a mi regreso un negro fuera presidente de los Estados Unidos ni me asombraría. Ese hombre – apunto a su cadáver- me aseguro que no debíamos entrar, que no saldríamos vivos, pero no joder, el sargento tenia que jugar al soldado honorable y firme; a la mierda con su jodida misión, mas valen 10 años combatiendo en esta jodida selva contra los charlies que morir en este jodido templo-

Bings guardo silencio un momento –Sargento, debemos marcharnos ahora que podemos, si es que aun podemos, olvide esa maldita misión, olvide ese maldito cubo; esa cosa solo no llevara a la muerte- Bings giro su mirada para quedar frente al cabo esperando que este se uniera a su causa.

El cabo Morriset perdió la paciencia y se volvió hacia Bings, aún arrodillado para atender a Baronetti.

- ¡Maldita sea, Bings! -exclamó furioso-, ¡Termine con ese rollo de largarnos y cállese de una jodida vez! ¿Es que no ha oído que no podemos salir afuera? ¿No nos ha oído a mi y a Maverick? No abrirá esa puerta mientras yo esté aquí, entérese bien -siseó señalando la extraña puerta que había sellado la sala-. Y ahora a ver si se calla y podemos enterarnos un poco mejor de qué va todo esto...

Cogió los utensilios de primeros auxilios que le había pasado Maverick y comenzó a tratar la herida del soldado Baronetti, mirando de reojo la extraña pantalla.

-No estoy de acuerdo señor, y esto empieza a rayar en algo que no tiene que ver con lo militar, que van a hacerme?, una corte marcial y fusilarme?, creo que aquí podría morir aun peor. Y en ves de ayudar a ese imbecil deberían de darle la paz que necesita y pegarle un tiro antes de que acabemos todos muertos.- Bings estaba ahora completamente seguro de que estaba solo, esos 4 jodidos blancos escondían muchas cosas, muchas, muchas cosas, y no lo usarían a en el sus jodidos planes, el saldría de allí vivo a como diera lugar.