Partida Rol por web

PRAAN

IMON

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07/07/2015, 00:35
Director

Los magos te miran extrañados mientras entras en la sede de Tribunal. Aunque se vayan no llegarán muy lejos, has visto al paso que iban y no la velocidad no es su mayor cualidad.

En la sede vuelve a estar el mismo agente que viste horas antes, está comiendo una manzana cuando entras. Su mirada se asemeja mucho a la de los magos.

- Dijiste que ibas con ellos a por un artefacto a las minas. No se que aspecto tenían, no he visto a nadie. No salgo de aquí, y tampoco recibo muchas visitas. De hecho lo prefiero así según están las cosas.

Una vez mas el agente de la sede se muestra inútil para tu causa. Te asomas y ves a los tres magos, los supuestamente reales, alejarse con lentitud.
Rememoras la lejana posición de Zaera, su insistencia y prisa para que te fueras a fin de mantener tu seguridad. La mención sobre tu supuesta marca y toda la alucinación, o puede que realidad, con el gigante y la cueva.
El capataz te ha visto, al igual que los magos, es cuestión de tiempo que aten cabos y te involucren. Para entonces puedes estar muy lejos, o incluso haber recuperado el objeto, aunque eso es mas difícil.

Te gustaría haberte quedado en aquella taberna, intentando seducir a esa diosa disfrazada de camarera. Pero por el contrario ahora estas cruzando la calle, dedicando una sonrisa forzada a los magos que ni siquiera te miran, y entrando en la sede de Colegio de Magos.

Interrumpes la conversación entre dos magos, uno de treinta y otro de cuarenta años. Ambos poseen una poblada barba y el mas mayor comienza a peinar canas.

- ¿Zaera? Puede que quiera decir Sharea, una veterana maga que en ocasiones ha pasado por aquí en sus innumerables viajes. Los únicos que nos han visitado hoy han sido cuatro jóvenes, puede que la mujer fuese un poco mas adulta - mira a su compañero y éste asiente dándole la razón - pero no se han identificado como magos. Para hoy solo teníamos una visita preparada, aunque muchas veces no nos informan debidamente. Pero salvo por sus ropas no creo que estuviesen relacionados con el Colegio. Tres de nuestros compañeros acaban de partir hacia las minas, si Tribunal ha enviado ayuda seguramente sea para ese trabajo.

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22/08/2015, 17:09
Imon de Langralle

Imon sale del Colegio de Magos, con paso tambaleante. Lo peor de sentirse engañado es la sensación de que el Universo conspira a tu espalda y de que eres estúpido perdido. Y en este caso, esa familiar sensación se une al dolor en la boca del estómago, y al calor que nota ascendiendo por su cuello.

Duda un segundo, y luego sale corriendo para buscar una montura. Tendrá que "requisarla" de la forma más expeditiva posible, y tal como se encuentra ahora, es capaz de ensartar a uno de esos mineros estúpidos si se atreve a molestarle.

Una vez que haya conseguido un penco, cabalga en dirección a la mina. No sin antes alertar a los auténticos magos de lo que acaba de ocurrir: un grupo de farsantes se han hecho pasar por magos y se han apoderado de la caja mágica con su ayuda. Espera que los magos conozcan alguna forma de encontrar a esos ladrones, o la caja mágica, porque si no, lo va a tener complicado para encontrarles.

 

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24/08/2015, 20:29
Director

Parece que en Minas Blancas las monturas han sido convertidas en hachas. Los únicos caballos que encuentras son viejos y solo sirven para tirar pesadamente de carros.
Tras unos minutos de búsqueda te encuentras con el ágil caballo de un joven mensajero. El muchacho ha entrado en una tienda mientras su montura espera mal atada al otro lado de la calle. Sin tiempo para pedir permiso subes al caballo y lo apremias para abandonar la ciudad de regreso a las minas.

No tardas en alcanzar a los verdaderos magos y anunciar lo ocurrido. Su sorpresa reside mas en la existencia de la caja que en el robo de la misma, lo cual indica que realmente no sabían lo que les esperaba en esa mina.
Alegando que no son mas que sabios y científicos, todo lo contrario a los magos de batalla, te instan a intentar alcanzar a los ladrones y recuperar la caja.
Por su parte esperaran en la mina mientras examinan el lugar, no sin antes avisar al colegio de lo ocurrido y a las autoridades locales. Temes que esa última parte no será de mucha utilidad, todo el peso recae sobre ti y más después de convertirse en algo personal.

Gracias al caballo llegas al último lugar donde viste a Zaera, tras unas rocas encuentras cuatro túnicas tiradas.
Tu ineptitud a la hora de seguir rastros, sumado a la poca capacidad de orientación, dificulta enormemente buscar a la supuesta maga y su grupo.
Limitas las opciones a tres una vez has descartado que regresen a la mina o a la ciudad. Pueden haberse adentrado en el bosque hacia el sur, haber seguido el río hacia el suroeste o aventurarse hacia el oeste por las escarpadas montañas del interior. Sea como sea los tres lugares son propicios para ocultarse y difíciles de explorar, sobretodo debido a tu escaso conocimiento de la región.
Siempre tienes la opción de huir o abandonar, e incluso dejar que se encarguen otros y continuar tu camino.

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06/09/2015, 18:04
Imon de Langralle

-¡Por el gran Gnülk! Imon lanza un puñetazo al aire que a punto está de tirarle de la silla. Decir que se ha comportado como un mentecato sería hacerle poca justicia a los mentecatos.

No sabe a ciencia cierta cuál de las cosas que ha hecho en aquella mañana está más cerca del puesto de honor de la lista de cagadas de Imon de Langralle. Podría empezar por la de haber robado un artefacto de los Antiguos y seguir por la de haber robado un caballo solo para encontrar cuatro túnicas. También está la de haberle dejado claro a los magos que ha estado implicado, o la de haberse dejado manipular por una maga/ladrona macizorra. (Por esto último no se puede culpar demasiado).

Más enojado que otra cosa, se le ocurre que los niñatos y la maga habrán ido hacia el sur, por el bosque. Aunque encontrarlos allí sea tan fácil como darse de bruces con un zorro en mitad de la noche, decide encaminarse hacia el sur para continuar su camino. También podría volver a Minas Blancas y tratar de conseguir a algún rastreador, pero para cuando eso ocurriera ya sería quizás demasiado tarde. Eso en el caso de que las buenas gentes de la ciudad no decidieran colgarle por haber sacado a la luz un artefacto de los antiguos.

Además, para Imon actúa sin pensar y de forma impulsiva es tan natural como respirar o huir de las posadas sin pagar.

-Vamos jamelgo. Ahora eres un agente de Tribunal. Se acomoda como puede en la silla, esperando que el penco le facilite el viaje. En su cabeza resuenan las palabras de Zaera. ¿Está o no está marcado? ¿Todo era una gilipollez para perturbarle y manipularle?

Notas de juego

Busco algún camino para ir hacia el sur. A ver si me voy a perder por ahí ajja

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07/09/2015, 15:58
Director

Encuentras un camino que avanza en dirección sur. No parece ser la ruta mas transitada de la zona, la vegetación sigue luchando por ocupar el espacio perdido por ruedas de carro y herraduras de caballo.
Sin embargo es lo único que has encontrado como alternativa a penetrar el bosque sin más.

Los ruidos a tu alrededor indican la presencia de roedores y demás alimañas entre la espesa vegetación. Casi es extraño como en apenas unos metros se puede pasar de un yermo rocoso y repleto de minerales a un bosque tan vivo y verde donde es casi imposible encontrar un palmo de terreno sin flora o fauna.

Cabalgas por el sendero mientras el Sol se eleva hasta colocarse justo sobre ti. Por suerte quedan unas seis horas de luz, suficiente para poder salir de este lugar si es necesario antes de que caiga la noche.
Según tus cálculos, suponiendo que no vayan a caballo, deberías darles alcance pronto. Eso en el mejor de los casos: Que hayas elegido correctamente su vía de escape y además no viajen por el interior del bosque.

Cuando ves una figura en mitad del camino sabes que todas tus dudas acerca de tu acierto han sido resueltas. Zaera permanece de píe en medio de la senda, esperando a que te aproximes. Ya no viste la túnica de mago, por supuesto, en su lugar lleva un vestido con un escote vertical que deja adivinar sus dos pequeños, pero firmes, pechos.
No ves la caja por ningún lado, aunque puede que su contenido no sea tan voluminoso o quién sabe si siquiera si era algo físico.

La sonrisa lobuna de Zaera te hace desconfiar, no es para menos después de todo lo ocurrido en apenas un día. En cuanto detienes tu montura a treinta metros de la mujer un par de figuras aparecen por tus flancos. Los dos aprendices de mago, ahora puede que solo aprendices, salen de su escondite detrás de un árbol. Seguramente su idea era aparecer por tu espalda, pero tu reacción ha provocado que sea en los laterales del camino.
Sendas ballestas te apuntan, el Sol se refleja en las metálicas puntos de las saetas que te amenazan en silencio.

Zaera no se mueve, da unos pasos hacia ti y alza la voz para que puedas escucharla.

- Te dije que era peligroso para ti, deberías haberme hecho caso. Solo tenías que seguir tu camino y olvidar todo lo ocurrido. Pero... ¿como has llegado a la conclusión de que no eramos quién decíamos ser? ¿O acaso no has venido en busca de la caja si no en busca de otra cosa?

Pasea la lengua por sus labios sin dejar de sonreír. Es evidente que no solo su apariencia ha cambiado, la forma de hablar y de actuar distan mucho de la misteriosa pero correcta maga que creías haber conocido en aquel barco.
Los dos muchachos también tienen otro aspecto, de repente parecen menos aniñados, menos inocentes. Ahora ves dos jóvenes con aspecto de mercenarios mas que de ladrones. Por su mirada sabes que no tendrán reparo en disparar sus armas si la situación, o la que parece ser su jefa, así lo requiere.

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07/09/2015, 22:35
Imon de Langralle

El mundo de Imon se detiene. No había contado con encontrar a nadie en mitad del camino, y ni mucho menos habría imaginado que le apuntarían con dos ballestas. Echa un rápido vistazo hacia la linde, intentando averiguar si es posible cubrirse con la vegetación, incluso estando a caballo.

Inclina la cabeza a modo de saludo. Cortés y adecuado para circunstancias más amistosas. Luego, se dirige a Zaera, alzando la voz: -En el fondo me alegro de verte. Sonríe, y en su cara no hay rastro alguno que indique que la mueca no es sincera. -En realidad no me importa que me usen o que me mientan...

Eso es verdad, hasta cierto punto. A fin de cuentas los hombres y las mujeres llevan haciéndolo siglos y siglos. 

Pero en este caso, lo dice para ganar tiempo. Y cerciorarse de que pueda cubrirse con las ramas. Los virotes podrían atravesarle sin apenas empuñar la maldita espada. Así que vigila la espesura. Falta una de las aprendices. Podría atacarle sin previo aviso.

-Pensaba hablarlo con calma pero, la cuestión es que creo que hay algo que aún no sabes de la caja y que podría interesarte. Se rasca la perilla y se encoge de hombros. -Bastante. 

A fin de cuentas cree que solo él ha estado dentro.

Aparte de querer ver cómo reacciona Zaera, podría interesarle tirar del hilo. Los mercenarios son codiciosos por naturaleza, y podrían estar interesados en una mentira en la que el interior de la caja guardase promesas de riquezas. Con suerte, podrían... Bueno, podrían entrar en la caja como hizo él. Es más, quizás podría entrar con ellos y darles una buena tunda junto a... Imon. Y si no, siempre lleva una daga escondida en la manga, por si las moscas.

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10/09/2015, 18:54
Director

Zaera sonríe nuevamente, por su gesto parece que le divierten tus palabras.

- Se todo lo que tengo que saber de la caja. De hecho la caja ya no existe, he extraído su contenido y ahora me pertenece. 

Se detiene a unos doce metros de ti, distancia lo suficientemente segura para anticiparse a tus movimientos si optas por una carga y al alcance de muchos hechizos de guerra. Aunque dudas si realmente sea capaz de hacer magia o todo hasta ahora hayan sido trucos para niños.

- Aún así, por favor, dime que es eso tan interesante que tengo que escuchar. Hace unas horas no sabías de su existencia y ahora parece que tienes mas conocimiento sobre ella que yo. Pero ten cuidado, a mi sí me importa que me mientan.

Con una ballesta a cada lado del camino tu única opción parece ser espolear el caballo hacia el interior del bosque y esperar que ambos fallen. Si te alcanzan, o alcanzan al animal, posiblemente la huida terminará ahí.
El lugar es idóneo para su posición, un pasillo al que atacar con escasas opciones de defensa. Sin embargo si alcanzas el bosque ileso no podrán volver a disparar y la cobertura pasará a ser casi total.

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12/10/2015, 20:14
Imon de Langralle

Imon cruza ambas manos sobre su regazo y a su cara sube una sonrisa beatífica. En realidad se trata de una sonrisa fría y peligrosa. La clase de sonrisa que suele dibujarse en su cara cuando su paciencia está a punto de agotarse. Cuando el odio se arremolina en su estómago, puede llegar a olvidar quién es, qué ha hecho. Puede olvidar que la muerte le espera, unos metros más allá. Quizás se trate de ira ciega. Quizás se trate de algo aún peor.

Aunque diga saberlo todo sobre la caja, aunque parezca estar tan segura, está claro que no lo sabe todo. ¿Por qué si no acercarse a él para que no puedan oírle? ¿Por qué si no no acabar con él?

-Si quieres saber de qué se trata tendrás que entrar donde yo entré. Sacude la mano derecha, como si estuviera alejando sus propias palabras, y luego se encoge de hombros. -Yo no soy mago y no entendí esas palabras, pero supongo que tú sí lo harás. Baja la voz y se agacha sobre la silla, de forma que a Zaera le cueste escucharle. -Aún así pude verlo, a través de la luz. Una caja oscura, y unas palabras que susurraban. 

Se yergue en la silla y sube la voz, de nuevo, para que todos le oigan. -A cambio solo quiero una pequeña parte. Para poder empezar en algún sitio. Quizás en las islas. Se mira las uñas, limpias a pesar del viaje. -Y a ti, también te quiero. Para un rato.

Mentir es algo que ha hecho desde que es niño. El truco consiste en creérselo, en construir las mentiras a partir de medias verdades. Una parte de él quiere irse de allí, acostarse con esa maldita furcia. La otra parte, no entiende por qué su lengua se mueve tan rápido. Le suele ocurrir cuando está cerca de morir. De todas formas, podría ser verdad que fuera un hombre deseoso de echarle un polvo a Zaera. Un hombre codicioso y sin escrúpulos. Podría ser. 

Pero no es eso en lo que está pensando. La sonrisa beatífica sigue en su cara.

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14/10/2015, 00:28
Director

Zaera arquea una ceja mientras narras tu experiencia con la caja. Sus gestos, su mirada, su pose; todo es diferente a la persona que conociste hace poco mas de un día. No es mejor ni peor, simplemente es distinta.

- La caja no tuvo nada que ver con lo que te ocurrió en la mina. Estás marcado y entraste en un templo de los Antiguos. ¿No te contaron nada de eso en tu adiestramiento como defensor de la ley? Tu marca reaccionó, siempre hay una primera vez para todo.

Pese a su actitud soberbia y altanera no puede evitar sonreír cuando expresas tu deseo de tenerla. Su gesto desaparece mientras niega con la cabeza lentamente.

- No hay botín ni recompensa que repartir. Eso no es una cuestión de dinero, si no de poder. Y no puedo repartir ese poder, ninguno de mis hombres ha obtenido una moneda de oro por este trabajo. Aunque lo que obtendrán será mucho mejor.

Se detiene un momento, como si hubiese recordado algo.

- ¿Por qué quieres empezar en otro lugar? ¿Acaso Tribunal no te da todo lo que necesitas? Si planeas abandonar a esos fanáticos puede que tenga una propuesta que hacerte. De hecho ahora mismo no tienes mejores opciones. Puedes optar por un virote en la cabeza, dar la vuelta y no volver a buscarnos jamás o unirte a nosotros y romper todos tus lazos con Tribunal. Si me intentas engañar lo sabré, así que nunca quedará descartada la primera opción.

Por el gesto de los dos ballesteros la oferta de unirte a ellos no estaba planeada. Apuestas que si de ellos dependiese ya tendrías dos agujeros mas en la cabeza.

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14/10/2015, 22:47
Imon de Langralle

Imon traga saliva. Sus ojos se estrechan y coge un poco de aire antes de recomponerse. Por un momento, siente que no llegaba el suficiente. -¿Unirme a ellos?

Acomoda el trasero en la silla, con la ceja derecha levemente alzada. Por algún motivo su estómago no está en el mismo sitio donde estaba hace tan solo un momento. Le pica un poco, casi le burbujea, por pura curiosidad. Y un rastro de ambición.

Cuando le pregunta si Tribunal no le da lo suficiente, Imon mira a Zaera de arriba a bajo, con unos ojos que no dejan rincón para la duda. -Hay hombres que nunca tienen suficiente. El horizonte siempre está un poco más allá. Siempre hay historias desconocidas. Siempre hay palabras nuevas que contar, y momentos que vivir.

Las palabras de la "maga" le alegran. Solo los necios buscan el oro por el oro. Pero el poder, la gloria...

-¿Unirme a quién? Sonríe, con malicia, reflejando sus pensamientos más sinceros. -¿Qué sois, aparte de ladrones y mentirosos?

Su sonrisa se amplía, en un gesto casi carnívoro. -Soy libre, Zaera. Harías bien en no olvidarlo.

Es libre para matarla. O para hacer justo lo contrario. Le hizo una promesa a su padre. Se prometió centrarse y convertirse en alguien honesto. Pero, el camino siempre da algún giro imprevisto. Así le ha pasado siempre, no hay por qué preocuparse. Mejor improvisar, abrir la puerta y ver qué hay al otro lado. No puede negar lo que es. Signifique eso lo que signifique.

En ese momento prefiere no pensarlo.

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19/10/2015, 17:02
Director

La mirada de Zaera adquiere un tono pícaro durante un momento, sin embargo frunce el ceño cuando los catalogas de ladrones.

- ¿Ladrones y mentirosos? Agacha la cabeza y mírate a ti mismo, actúas en nombre de la mayor organización criminal de Praan. Decís que os abandera la paz y la justicia, pero pobre de aquel que no piense como vosotros pues será considerado enemigo y encarcelado, eso con suerte, por algún pecado que nadie ha presenciado ni denunciado. El caballo que montas parece pertenecer a otra persona, no pertenece a Tribunal y dudo que el propietario sea recompensado. No nos llames ladrones.

Comienza a alejarse al tiempo que dedica una fugaz mirada a sus hombres. Ambos ballesteros pasan de apuntar a tu cabeza a asegurar el disparo hacia el torso.

- No eres libre, no hasta que puedas tomar tus propias decisiones. Tribunal te domina, un hombre libre no representa a nadie ni deja que nadie le ordene donde debe ir y que debe hacer. Lo único que hemos hecho es recuperar un artefacto de los Antiguos y librar a esa mina de un problema. Hemos hecho el trabajo del colegio de magos y de Tribunal, y no hemos pedido nada a cambio. Una pequeña recompensa para evitar que caiga en las manos equivocadas. ¿Que creías que iba a hacer el colegio con esa caja?

Se da la vuelta por completo, dándote la espalda, y camina por el sendero alejándose de ti. Tras unos pocos metros sale de entre los arboles la aprendiz que te faltaba, también se ha cambiado de ropa y ahora no parece tan niña. Te dedica una fugaz mirada antes de unirse a la marcha de Zaera. La maga, se detiene y par de pasos después lo hace su acompañante.

- Márchate agente de Tribunal. No eres rival para nosotros y no queremos matarte. Olvida todo lo ocurrido, por tu bien. Nuestros caminos no se volverán a cruzar, al menos no por casualidad.

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07/11/2015, 14:00
Imon de Langralle

-¡Estupideces! Solo intenta hacerte flaquear. ¿No? Imon se acomoda en la silla y asiente. Ha llegado el momento de despedirse. Como ya le ha pasado desde que comenzó su viaje, las circunstancias le han superado. No fue capaz de resolver aquella riña en mitad del camino por un anillo absurdo, no pudo entender a la camarera de la sonrisa de ángel. Tampoco ha sabido actuar en el asunto de la caja con tiento y dominio de sí. ¿Qué demonios sabe él sobre el Colegio de Magos y los artefactos de los Antiguos? ¿Qué es lo correcto ahí?

Suspira. No hay ninguna guía. Solo puede tomar sus propias decisiones y olvidarse de los colores que lleva. No harán el mundo más fácil, más bien todo lo contrario. Pero en este caso, su instinto le dice que se arrepentirá si les deja marchar sin más.

-Tienes razón, Zaera. ¡Tribunal está lleno de cabrones! Se baja de la silla, es su última oportunidad para entender qué es eso de la marca. -¡Pero seguro que no es lo único que hay, no crees?

-Puedo dejar mis armas y mi brazalete aquí mismo si me dejáis acompañaros. Solo quiero saber más sobre la magia... y vosotros. Se encoge de hombros. -¿Cómo puedo repartir paz y justicia si no comprendo nada?

Era más fácil cuando solo tenía que ocuparse de sí mismo. De calentar su culo y su gaznate, y de cantar alguna canción beoda. ¿Pero a quién va a engañar? ¿Acaso no sigue siendo el mismo?

-Si no, me daré la vuelta y devolveré este puto caballo. ¡Decídelo! 

Sonríe, con su peso descansando en una pierna y con la mano apoyada en el flanco del animal.

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09/11/2015, 11:58
Director

Ante tu cambio de parecer Zaera vuelve a detenerse. Se gira para mirarte de una manera suspicaz, seguramente no termina de fiarse de ti y, sobretodo, de lo que representas.

- No serías el primero que intenta engañarnos fingiendo abandonar la orden a la que pertenece. Te han lavado el cerebro durante años, tu forma de pensar es la que ellos han elegido.

Hace un gesto para que avances y reanuda la marcha por el sendero.

- Síguenos, mantén tus armas guardadas y pronto obtendrás respuestas.

Dicho y hecho, avanzáis en silencio por el bosque. Las dos mujeres en cabeza, a unos metros tu caballo al paso y por último los dos jóvenes que alternan la vigilancia del entorno con la tuya.
Nadie habla y tus posibles preguntas no son respondidas. No termina de quedarte claro si te han aceptado, pero lo que es seguro es que no te han rechazado, pues sigues vivo y con todas tus posesiones.

Tras casi media hora os desviáis del sendero para adentraros en el bosque. Semiocultos entre la maleza descubres cuatro caballos, uno para cada uno del grupo. Cuando se suben Zaera se acerca a ti y se pone a tu lado.

- Decía un viejo sabio que el oro compraba ejércitos, pero el poder los destruía. Cuando decía poder se refería a la magia, pero no a esa magia que ahora se practica. Se fundó el colegio con la intención de controlar la practica, de limitar su uso para que nadie pudiera ser mas poderoso que el oro. Se ha acotado todo para que ningún granjero pueda ser mas importante que un noble. Incluso se creó un grupo de soldados para perseguir a aquellos que destacaran en las artes arcanas, incluso si su función era ayudar a los demás. Todo nuestro mundo gira en torno a limitar el poder que no procede de la riqueza. Puedes tener cien hombres armados, pero no te dejarán poseer la capacidad de invocar una bestia. Ese es el mundo real, pese a que en Tribunal te hayan dicho que el invocador es un criminal y el adinera solo se protege.

Tras su breve discurso comenzáis a avanzar hacia el sur, retomando el sendero y acelerando ligeramente la marcha gracias a los caballos.
Cada uno de los ballesteros abre y cierra la marcha, Zaera cabalga a tu lado y la muchacha permanece detrás de vosotros a muy corta distancia.

- Aún queda un largo camino y este lugar no es tan peligroso como dicen. Si tienes alguna pregunta, y espero que así sea, es un buen momento para formularla.

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10/11/2015, 02:22
Imon de Langralle

Imon escucha a Zaera. Mientras lo hace, baja la vista hasta sus manos, cruzadas en torno a las riendas. Son unas manos endurecidas por el entrenamiento en la Ciudadela. Antes, fueron las manos de un bardo, las de un mentiroso y las de un amante. ¿Qué es verdad y qué es mentira?

-Supongo que quieren tener controlado el poder. Dicen que para evitar los peligros de la magia fuera de control, pero, ¿qué hay del oro fuera de control? Sonríe, recordando sus noches de penurias bajo los árboles o en posadas de mala muerte. -La clave es que el oro nunca está fuera de control. Es como una marca de sangre, que circula entre unos pocos. Solo los elegidos medran y consiguen más oro que sus padres. 

No hay que ser muy listo para darse cuenta de que tanto los nobles como los magos conspiran para mantener las cosas igual. Cierto que en el camino la estabilidad se mantiene, pero el objetivo último no es precisamente repartir la riqueza. o ese poder del que habla Zaera. 

-Mi primera pregunta es quiénes sois. Y la segunda, adónde vamos. Se vuelve hacia Zaera, buscando sus hermosos ojos, antes ocultos tras la mentira, ahora aparentemente más desnudos. -Pero lo importante es... Si sois magos, y si podré entender... más. 

Se señala a sí mismo con la mano rápidamente y levanta las cejas. Espera que Zaera entienda que quiere saber más sobre es marca de la que hablaba.

Imon de Langralle recorría caminos solo para ver qué había más allá. Sediento de nuevas experiencias, y aterrorizado ante la perspectiva de permanecer en algún sitio más de una semana seguida, rehuía el compromiso, rechazaba lo cotidiano. Disfrutaba de la sensación de llevar poco equipaje, de poder tirar los dados para escoger qué camino tomar. Pero, de entre todas las veces que casi fue achicharrado, aplastado, robado y, en general, atizado, la última vez le llevó a plantearse que quizás había llegado el momento de hacer algo de provecho con su vida. Por eso, montó en aquel barco para ver a su padre. Luego vino aquella promesa, y aquel descubrimiento de que ya no debía seguir huyendo. 

Con la muerte de su padre, se había cerrado una etapa de rebeldía, y ahora llegaba una nueva. Una que había comenzado con la vida de academia, estudio y ejercicio físico de la Ciudadela. Una fortaleza de hombres rectos que tenían la esperanza de impartir justicia y paz en un mundo caótico y sacudido por los intereses particulares de señores, magos, ladrones y comerciantes desalmados. 

Pero, desde el principio, la rigidez, las ataduras, la rutina y el mundo de líneas perpendiculares le habían resultado extraños y ajenos. Jamás había llegado a encagar del todo. Sencillamente, él pensaba de otro modo, para él las soluciones eran siempre provisionales y sujetas a cuestión. 

Así que, si las herramientas eran rígidas y el mundo era caótico y complejo, ¿no debía aprender más para poder ver los problemas de la forma adecuada? ¿No era la sabiduría y la visión libre de las cosas el mejor modo para luego ayudar a otros?

Eso creía, en todo caso iba a comprobarlo. En un mundo en que podían encerrarte solo por nacer con el don de la magia, o en el que podías pasarte la vida picando una roca solo porque te había tocado nacer ahí, él no estaba dispuesto a no intentar ver las cosas de otra forma. 

Y, por el gran Gnulk, la curiosidad le corroía.

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12/11/2015, 13:51
Director

Continuáis la marcha en dirección sur, ahora la velocidad es ligeramente superior debido a que todos vais a caballo.

- ¿Quienes somos? Bueno, supongo que sería justo identificarnos. Al fin y al cabo nosotros sabemos a que dedicas... o dedicabas.

Señala con la cabeza a la otra mujer del grupo, la joven y hermosa maga que os sigue de cerca.

- Lieth se escapó del colegio de magos. Digamos que un par de maestros la consideraban demasiado hermosa como para respetar su posición de alumna. Cuando a uno de ellos se le clavó accidentalmente una aguja de costura en el ojo la pobre muchacha se vio obligada a huir de ese lugar. La encontré tirada en un camino, exhausta y desnutrida. Cuando vi como era y lo que era capaz de hacer supe que no iba a durar mucho en este mundo, así que la he mantenido a mi lado los dos últimos años.

Tu mirada al escuchar "lo que es capaz de hacer" hace que Zaera te lo explique con mas detenimiento.

- Es maga de sanación, se le da bastante bien. Sin embargo su mayor habilidad es provocar un deseo incontenible en los hombres, un susurro, una mirada, y estarás vendiendo a tu madre por tener a Lieth.

Zaera gira la cabeza para mirar a la joven, puedes ver Lieth muestra una sonrisa inocente que contrasta con su mirada picara.

- Keiran y Sime son amigos desde la infancia. Eran granjeros, como sus padres, pero esa vida no les gustaba y empezaron a buscarse problemas. Los conocí en una celda, me encerraron creyendo que era una bruja. Yo, una bruja. Vi que eran fieles el uno al otro, uno de los dos había robado algo y ninguno confesó. El guardia que nos vigilaba se despistó por la visita de una bella muchacha y logramos escapar. No tenían muchos recursos y yo necesitaba un par de guardianes, así que todos salimos ganando.

Las tres personas que os acompañan son relativamente jóvenes, su vida puede que no tenga mucha historia. Esperas a que Zaera hable de si misma, es la única que queda.

- Mi pasado es digno de relatar en otras condiciones. Estudié en el colegio de magos, trabajé para ellos durante unos años y después sencillamente me abandonaron a mi suerte. Según sus registros llevo muerta varios años, por suerte aún hay muchas sedes en las que no hacen preguntas.

El bosque parece abrirse poco a poco y el terreno desciende hacia unos cañones de piedra que parecen completamente yermos.

- Ahora me dedico a hacer todo lo posible para debilitar al colegio de magos y sus aliados y, al mismo tiempo, obtener todo el poder que reclaman para ellos. Lo que había en la mina es un claro ejemplo, lo almacenarían o lo usarían en su provecho. Bueno, yo he hecho lo mismo. La diferencia es que yo no lo usaré contra la gente, si no contra ellos.

Tus siguientes preguntas son precedidas por una sonrisa de la maga, gesto que comprendes en cuanto responde.

- Me temo que la respuesta a ambas preguntas tendrá que esperar. Nuestro destino es un pequeño asentamiento, conocido por pocos y muy bien escondido. Por el momento haremos noche allí y planearemos nuestro próximo paso.

Te mira el pecho como si realmente la marca fuese algo visible y ubicado en tu cuerpo.

- En cuanto a eso... una vez has tenido la visión solo puede ir a más. Podría indagar mas, saber si es peligrosa o que conlleva. Pero sinceramente, ahora mismo es lo único que puede retenerte aquí y no suelo pagar por adelantado.

Notas de juego

 

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23/11/2015, 01:39
Imon de Langralle

-Así que son fugitivos. Enemigos del Colegio de Magos. Al menos ya sé que no son mercenarios ni ladrones, o eso creo. Pero, salvo que venga Tyr y me diga que no, en realidad son mucho más peligrosos. Sus ideas no se compran con dinero. Y si lo creen necesario, me degollaran, me despellejarán y me tirarán a un pozo. Aunque si quisieran eso, ya lo habrían hecho.

Escucha la historia de la maga, complacido. Sabe lo que es vivir en un mundo demasiado grande, demasiado raro y demasiado pequeño. Donde de vez en cuando hay que salir por piernas y dejarse atrás las pocas cosas que tienes. 

Cuando la maga termina, inclina la cabeza y sonríe con cortesía: -Encantado de conoceros. Otra vez. Se vuelve hacia Zaera, con una ceja levantada. -Porque tú te llamas Zaera, ¿no?

Desde que tuvo aquella conversación con ella, en aquel barco que iba a Minas Blancas, sintió una conexión con ella. Como si... Como si ella pudiera leerle la mente y el corazón. Así que se alegra de no haber tomado otro camino y haber dejado atrás toda aquella historia. Puede que le apaleen y le tiren al río, pero también podría ser que aprendiera muchas cosas que no aparecen en los libros, acerca de magos y mazmorras en altas torres.

Cuando ella habla de su propia historia, Imon le da la razón. -Sí, hay cosas que es mejor hacer tranquilamente. Durante toda una noche, por ejemplo. Levanta sus dos cejas y sonríe, divertido por su propia chorrada.

Después, se pone más serio. -Creo que vosotros ya sabéis mi historia. Levanta la mano y aparta un bloque invisible de aire. -Si estoy aquí es porque creo que aún tiene que pasar cosas que merecen la pena. He estado de acá para allá, pero siempre preocupado por cosas... efímeras. Se concentra en las copas de los árboles, abriéndose paso despacio a medida que el caballo avanza. -Pensé que en Tribunal podría ayudar a alguien, quizás cambiar algo. Pero nada es como pensé. Todo es... Difícil, y raro.

Después, guarda silencio y espera a llegar al campamento. Luego ya tendrá tiempo de decidir qué va a hacer.

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24/11/2015, 23:34
Director

La respuesta de la maga sobre su nombre solo deja más incógnitas de las que había.

- Zaera es el nombre que uso, es todo lo que la gente necesita saber de mi.

Tu historia, tu motivación para entrar en Tribunal, parece serle familiar a Zaera.

- Muchas personas buscan ayudar y ser ayudados en Tribunal o en el Colegio de Magos. Sin embargo pronto se dan cuenta de a quien sirven realmente y de que los métodos que usan impiden ser de ayuda a quien mas lo necesita. Muchos pasaran por eso, pero muy pocos harán algo al respecto.

El atardecer alarga las sombras, habéis dejado el bosque para adentraros en desfiladeros cada vez mas profundos y retorcidos.
Tras casi una hora de giros y bifurcaciones aparece una cueva natural abierta en la piedra caliza. Dentro, formando una enorme sala abovedada, descansan una docena de animales de carga. Junto a ellos se encuentran los respectivos mercaderes, seguramente de dudosa reputación, y la escolta de cada uno.
Debido a las horas la mayoría están cenando o lo acaban de hacer, muchos disfrutan fumando en pipa o narguile. Las conversaciones no son mas que susurros y, aunque muchos reparan en vuestra llegada, nadie saluda o comenta nada al respecto.

Entráis casi hasta el fondo de la cueva y atáis los caballos a una enorme estalagmita. No muy lejos hay una hoguera, la cueva no es fría pero se agradece algo de calor durante la noche.
Todos sacan comida y Lieth te ofrece lo que parece ser pan con semillas. Su rostro dulce contrasta con su mirada fría mientras espera tu decisión con respecto a lo que parece ser tu cena.

- Hasta el amanecer no se puede hacer negocios. - te informa Zaera - Mañana sería un buen momento para deshacerte de esa armadura y adquirir algo menos... llamativo. Dudo que quieras jugar la carta de Tribunal cuando se den cuenta de que has desertado.

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02/01/2016, 00:41
Imon de Langralle

-¿Que he desertado? Imon frunce ligeramente el ceño y coge un pequeño pedazo de pan que le ofrece Lieth. Esa mujer que puede ser irresistible y acabar con la voluntad de cualquier hombre, bueno, o al menos cualquier hombre que tenga ojos, pene y testículos. A cambio, saca un pedazo de carne seca de su exiguo equipaje y se lo ofrece, tratando de no fijarse en sus bonitos labios ni en sus fríos ojos. Ya la desea sin magia, así que no quiere pensar en lo que debe ser arder en pasión justo antes de que ella le clave unas tijeras de costura en el ojo. -¡Una diversión digna de un banquete del Rey Akbar el Feo!

Mordisquea un poco de su cena a la vez que se levanta, para llevarse un poco más allá a Zaera. El fuego crepita y el aire está repleto de susurros. Las miradas brillantes de los hombres amodorrados se cruzan con el grupo, sin mucho disimulo.

Luego recuerda la historia que le acaban de contar y que une a esa gente. Así que en vez de intentar hablar a solas con la maga se cruza de brazos, algo inquieto. 

Trata de buscar las palabras, pero al principio no lo consigue. Así que se desciñe la cimitarra y se pone en cuclillas para apoyarse sobre ella. Le tranquiliza sentir su peso y su equilibrio. Es casi lo único familiar que le acompaña. -Habéis dicho antes que hay historias que hay que contar de otro modo. Os contaré una.

-Conocí a un hombre que nunca cumplía sus juramentos. Se le solía ver rodeado de putas y de campesinas ingenuas, y el oro caía tan rápido de sus bolsillos que parecía más bien cerveza. Ese hombre manejaba las palabras como si fuera una espada, y su espada era en sus manos como un cuento. No os aburriré con detalles. Pero lo malo de ese hombre es que se pasaba los días durmiendo la resaca. Cuando estaba despierto huía hacia otro lugar. Cuando dormía, ni siquiera soñaba. 

-Sí, se podría decir que era la típica persona que uno espera que muera ahogado en el puerto de una ciudad. O acuchillado en una esquina. Pero no, era afortunado. Y tanta suerte tenía, que incluso se enamoró de una mujer que se enamoró de él. Mira a los dos chicos, armados con ballestas. -¿Hay esperanza para todos, no?

Levanta la voz. -¡Pero aquel tío seguía empeñado en ser como era! Borracho, mentiroso, bribón. Y no podía, no podía ver el peligro que se acercaba. Porque, cuando alguien que maneja la espada como un cuento y las palabras como espadas se acuesta con una doncella, todos piensan que es un canalla. Y que el prometido tiene derecho a cortarle el pescuezo, a él y a ella. 

-Sí, así suele pasar, en Minas Blancas y en el Bosque de Mol. Lo malo, es que en este caso el prometido tenía tanto dinero como para comprarse 100 caballos. Un castillo. Dos barcos. Pero tenía orgullo y un buen nombre que mantener. Así que, mientras tejía su tela de araña, el hombre que no cumplía sus juramentos seguía bebiendo. Y ahora se emborrachaba con canciones y paseos, con poemas y con estupideces de enamorado. Así que no veía el peligro. Se levanta y mira a Keith. -Porque el peligro tiene muchas caras.

Se queda en silencio y con los ojos perdidos en la hoguera. -Él estaba durmiendo cuando ocurrió. 

Guarda silencio de nuevo, con aire ausente, y su voz suena ahora más baja y oscura. -Las viejas quedaron horrorizadas. Y los niños cuchicheaban en aquel pueblo. La casa donde lo hicieron quedó cerrada, y años después la prendieron fuego. Decían que los gritos de... ella, se oían todavía. 

Sonríe, con una expresión triste y cansada, pero con una voz más neutra. -¿Qué creéis que hizo aquel hombre borracho, que no cumplía sus juramentos y que escribía cuentos con su espada? 

-Bueno, hay quienes dicen que murió ahogado en el agua mugrienta de un puerto. Otros que le acuchillaron por cuatro cuartos. Hay quien dice que simplemente huyó en un barco para alejarse de todo aquello.

-Yo creo que se volvió loco y que en realidad no se hizo justicia. A fin de cuentas, ella era inocente, pero él se merecía todo lo que ocurrió.

Sonríe y mira a Zaera con aire cansado y hermético. Deja que el fuego se coma el silencio, despacio. Se levanta y se acerca a la maga, ya no está incómodo ni inseguro.

Se quita el brazalete y lo guarda en su hatillo antes de sentarse a su lado. Ahora, espera poder tener un poco de intimidad con ella.-Los que van contra lo que son acaban muy mal. Si yo fuera aquel hombre, protegería a esa chiquilla. Y mataría a ese cabrón veinte veces. 

Se detiene en los ojos de la maga, y refleja la luz de la fogata con su mirada azul. -Aún tengo un año hasta que tenga que ingresar en una sede. Y no pienso huir otra vez.

Comienza a juguetear con la arenilla del suelo. -Es tu turno, maga. ¿Quién eres? ¿O prefieres contármelo en otro sitio?

Notas de juego

Si no recuerdo mal, llevo una armadura de cuero ligera y una banda con los colores de Tribunal en el brazo, ¿no? 

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04/01/2016, 10:44
Director

Tras tu historia, que todos escuchan atentamente, Zaera no parece cambiar su actitud hacia ti. Su hermetismo y su frialdad puede que sean fingidos, puede que sea una pose para protegerse o puede que realmente sea así y su cabeza domine mucho mas que su corazón.

- El mundo está lleno de historias trágicas. Por muchos cuentos y leyendas que haya los héroes no existen, nadie hace nada por lo demás sin pedir o esperar obtener algo a cambio. A veces llaman hacer justicia a la venganza, aunque cambien los protagonistas.

Al preguntar sobre su verdadera identidad e historia la maga hace un amago de sonrisa ante tu interés y tu sutil propuesta.

- Como ya dije soy una maga del Colegio a la que dieron de lado. Sus ideas y las mías eran y son totalmente opuestas, muchos pensaran que ninguno tiene razón, pero lo importante es que yo creo que se equivocan y actúan mal. O al menos actúan en contra de mis intereses, lo cual me parece suficiente para justificar mis actos.

Zaera parece una experta en evasivas, en otras condiciones podría ser una diplomática excelente.

- Al contrario que tú yo no puedo volver al Colegio, para ellos estoy muerta y debe seguir siendo así. Están tan diseminados que tardaran mucho en atar cabos y descubrir que todos estos robos y suplantaciones proceden de la misma persona. Y dudo mucho que lo relacionen conmigo, no soy mas que un fantasma. Solo soy una de tantas magas desaparecida a la que no merece la pena buscar.

Eleva el tono para que el resto del grupo pueda escucharla.

- Al menos no soy una bruja, puedo vivir sin miedo.

Los chicos se ríen pese al tono serio de su jefa. Es evidente que todos han abrazado una vida de constante huida y persecución, y sin embargo no es tan distinta de la que tenían antes.
Zaera vuelve a bajar el volumen de su voz para dirigirse exclusivamente a ti.

- Mi pasado no es importante Imon, lo que debe interesarte es el presente. Si sigues con nosotros te meterás en problemas y puede que no logres regresar a tu orden dentro de un año. Lo que has visto hoy no ha sido mas que un engaño, un fraude, pero no siempre salimos con las manos limpias. No vamos armados solo para defendernos y no respetamos lo que otros consideran la ley. Debes tener claro con quien caminas y hacia donde vas, lo que ya he caminado no te afecta.

Notas de juego

Sí, llevabas un brazalete identificativo.

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16/02/2016, 02:12
Imon de Langralle

-Los héroes son personas normales que hacen cosas extraordinarias. Imon hace girar la cimitarra, y de la empuñadura nacen destellos dorados. -Justo cuando alguien está mirando. 

Sonríe a Zaera. La marea puede dejar peces muertos o cofres llenos de oro en la playa pero nunca lo que uno le pide. Y así pasa con todo. Por mucho que Imon se empeñe en lo contrario, el camino le ha llevado hasta aquellos magos locos. Y su misión es seguir el camino, hasta llegar adonde tenga que llegar para cumplir con su juramento.
 
Ya no solo por su padre. Ya no solo por él mismo. Sino también por pura curiosidad. No sabe adónde debe ir ni qué debe hacer, pero sí sabe lo que no debe hacer. Lo primero, es volver a un puerto mugriento donde emborracharse y morir de un navajazo como un ratero cualquiera. Lo segundo, es dejar a aquel grupo y permitir que hagan daño a alguien. O que se hagan daño a sí mismos. De todas formas, un año parece lo suficientemente largo como para poder dejar esa situación si algo... Si algo se tuerce.
 
Sin decir más, saca la pipa de su hatillo y prepara una dosis de hierbas aromáticas. Las prepara con parsimonia, dejando que sus manos fluyan con delicadeza a la vez que sus pensamientos se desenroscan. Cuando logra que el tabaco tire, le da un par de caladas profundas, y luego le ofrece a los demás, empezando por Zaera.
 
En voz baja, contesta a la maga. -Si he llegado a este lugar, no es para irme. Os ayudaré, y luego seguiré mi camino. Creo que debo dedicarme a ayudar a otros. Sobre todo a los que menos pueden. Es el único sentido que tiene ese estúpido brazalete.