Partida Rol por web

Tirando de Jerico y Amanda, guiados por Snow, atravesasteis la selva, apartando hojas y ramas de la cara, tropezando a cada instante, pero avanzando sin parar, sintiendo que alguien, y no cualquiera, sino alguno de aquellos seres, podía estar siguiendoos aunque no pudieseis verlo ni oírlo.

Finalmente, Snow retiró el último de los arbustos y delante de todos vosotros apareció lo último que os apetecía ver.

Un puente colgante.

Riple ya casi había llegado al final, pero Jo y Sarah iban aún por mitad, avanzando muy lentamente, y a cada paso que daban, el puente se movía como si fuese a caerse.

-Oh, demonios, qué divertido.-Amber había sacado su lado sarcástico, agotada de todo aquello. Caminaba junto la pilotitos por petición del yonkie , que quién  se lo iba a decir ella... un Yonkie dándole órdenes. ¿Pero no era ella la capitana? ¿Cómo vas, Gabby? -le preguntó mirando también a los otros heridos.

Aquel puente parecía bastante estable, aunque no podían fiarse, más cuando Sarah y Jo todavía no lo habían podido cruzar del todo. Era posible que se moviera mucho o que los listones que lo conforman estuvieran podridos y cedieran a su paso.

- Estoy bien... - Le respondió a la capitana. Al fin y al cabo estaba bastante mejor que Jerico y Amanda. - Tenemos que cruzar. No queda otra...

Sin más, se agarró a ambos lados del puente y comenzó a traspasarlo. ¿Quién lo habría construido? ¿Había una civilización que habitaba aquellas selvas o habían sido los mismos cazadores los que lo habían construido?

¿Cuándo había perdido la consciencia? Amanda no lo sabía. Su último recuerdo era haber saltado a un lado y tratado de ocultarse, sintiendo como Jack le metía mano tratando de sanarle las heridas de la explosión anterior.

Al recuperar la consciencia, notó un fuerte dolor en todo su cuerpo, como si le hubiesen dado una paliza, en especial en su brazo izquierdo, como si alguien se lo hubiese aplastado. Fue entonces que se dio cuenta de la realidad, allí no habia ningún brazo, si no un muñón envuelto en paños y alguna especie de empaste de hierbas taponando las venas y arterias. El dolor se intensificó, no pudiendo reprimir un alarido que se escuchó en toda la selva, y se revolvió para que la dejasen en el suelo, donde empezó a sollozar asustada...

- ¡¿Y mi brazo!? ¿¡Dónde coño está mi brazo!? ¡Ahhhhh!! ¡Soltadme! ¡SOLTADME! ¡¡DÓNDE ESTÁ MI PUTO BRAZO!! - y con mirada amenazante, sacó una de las granadas con la única mano que le quedaba, y amenazó con quitar la anilla con la boca e inmolarlos a todos si no respondían. ¡Responded! ¡Ya! 

Amanda despertó al fin, pero lo hizo en estado de shock, algo normal al percatarse de lo que había sucedido. Perder un brazo sin duda era un hecho traumático del que costaba recuperarse. Además, sin duda alguna ahora que había recuperado la consciencia, aquello debía dolerle de una manera inimaginable para ella. Pero lo peor era lo que parecía que iba a hacer, o lo que estaba dispuesta a hacer. Cualquier intento de detenerla de forma violenta podía desencadenar la muerte de todos. Tenían que utilizar otro tipo de medida.

- Amanda cariño... - Le dijo Gabriella tratando de aparentar calma. - Es normal que estés nerviosa, pero estamos contigo. Todo va a salir bien. ¿Vale? - La piloto se acercaba poco a poco a Amanda tratando de aparentar calma y sosiego y tratando de transmitirle tranquilidad. - Suelta la anilla, por favor. Saldremos de ésta, te lo prometo. Yo me encargaré de ti. - Ya junto a la doctora, se agachó junto a ella y trató de acariciarle el rostro. - Seguro que en el botiquín hay algo que podamos darte para el dolor. - Miró a Jack. - ¿Puedes comprobarlo? - Le dijo al chulo puta.

Ripley llegó al final del jodido puente. No sabía cuántas veces lo había cruzado, pero cada vez que lo hacía, caían más tablas abajo y toda la estructura se movía más.

Aquellas dos pequinesas se movían con la gracilidad de un par de orangutanes, pero parecía que pasarían. Sin embargo, vio a lo lejos como llegaba ese Snow con el resto del grupo y ya no estaba tan segura. Si había algo que les gustaba a los cazadores era eternizar el momento de la caza y aquel... era uno ideal.

A punto de cruzar, espacio reducido, sin posibilidad de huir y totalmente desguarnecidos.

Ripley agarró con fuerza su arma. Tenía la sensación de que la situación solo podía ponerse peor.

El puente no hacía más que moverse, pero aquello ya no le asustaba. Caminaba detrás de Sarah, agarrándose con ambas manos a las cuerdas y deseando que la estructura aguantase, pero también llegar de una maldita vez.

En el otro lado les esperaba aquella mujer, que parecía casi sobrehumana, como si hubiese nacido preparada para todo aquello, para correr, huir, trepar, disparar y vivir en medio de aquella pesadilla. 

Jo, en cambio, se sentía como una niña explorando un lugar por vez primera, temerosa de dar cada paso, estremeciéndose con cada ruido y crujido que oía a su alrededor.

Sin embargo, no parecía que el puente fuese a ceder, por el momento.

No cedas, por favor. Aguanta, aguanta.

Mientras tanto, se volvió al oír voces a lo lejos y se alegró de que aquel tipo, ese Snow, hubiese regresado a por los demás, aunque... algo ocurría. Se habían detenido y... la medico, Amanda, estaba... no, no tenía su brazo.

Jo se quedó absorta, mirando. ¿Qué habría sucedido? ¿Un disparo? Con razón habían tardado tanto. Joder. Joder.

Sarah había sido la primera en seguir a Ripley, pero no podía continuar con el ritmo que aquella mujer imponía, así que procuró no pisar donde no debía y sobre todo, no tropezar. El puente era todo un desafío para ella, pero no imposible. A pesar de su aspecto de mierda, si estaba allí era porque su resistencia era mejor que su apariencia, así que partiendo de aquella idea, dio el primer paso, y el siguiente, y así sucesivamente.

-Venga, Jo. Nosotras podemos -le dijo a su compañera, que se movía detrás de ella, mejor incluso de lo que lo estaba haciendo Sarah.

Ya iban más o menos por la mitad cuando oyeron voces y ambas se giraron para mirar. Jo estaba sin moverse, mirando hacia el extremo del puente del cual venían y Sarah entendió por qué. Amanda estaba con un brazo en alto, enfadada o protestando... y no veía el otro brazo. ¿No lo tenía?

A ambas les había parecido que tardaban mucho y por lo visto, ahora entendían el por qué. 

Sarah se preguntó si habrían acabado con el maldito asesino ese, el "cazador", porque de lo contrario, podía aparecer allí mismo.

-Venga, Jo. Terminemos de llegar al otro lado.