Partida Rol por web

¡El gran día ha llegado al fin! exclama la reportera ratonil micrófono en mano. Les informa Minnie Mouse desde el jardín del Palacio de Jaffar el Hechicero, en dónde los preparativos para la flamante boda que ocupa todas las portadas de las revistas de Dibullywood han llegado a su deseado fin. Dentro de pocos minutos, la feliz pareja atravesará el precioso arco ornamental y recorrerán el camino hasta el altar por última vez como individuos separados. ¡Es tan emocionante que deja sin aliento!

Los operarios de cámara aprovechan los pocos instantes en que la joven reportera calla para realizar un barrido general de la zona de invitados, decenas de asientos de color blanco puro que se encuentran abarrotados. Parece que todo el barrio Disney de Dibullywood haya sido invitado al enlace, y las cámaras van recorriendo los rostros tan conocidos uno a uno, mientras pajarillos cantores revolotean sobre las guirnaldas de flores de intensos olores. Junto a una refrescante fuente de aguas multicolores, la tarta de diez pisos aguarda su momento de ser cortada, y bajo el dosel de enredaderas un enorme unicornio de flores vigila al fraile Tuck, el encargado de oficiar el enlace.

¡Ejem! exclama una malhumorada Minnie reclamando que devuelvan la atención de las cámaras a su rostro en primer plano.

Como les decía, esta es una ocasión sonada. Es la primera boda que se celebrará en el barrio Disney en muchos meses, meses en los que la comunidad dibu ha sufrido una oleada de divorcios sin par en su historia. ¿Será éste matrimonio otra jugosa presa que persiga la inmisericorde abogada matrimonialista Pocahontas? No le quedan ya muchas amigas por descasar, la verdad  huhuhu rie la ratita llevándose el dorso de su enguantada mano a la boca, como quién se acaba de dar cuenta de su pequeño desliz.

¡Oh! Pero parece que llegan más invitados de última hora...

Extrañamente uno de los primeros en llegar es el ex de Jasmin, Aladdin, que ha ganado peso con bastante notoriedad. Esta gordo, bueno, gordo sería decir poco, está extremadamente obeso, morbido. Aunque Jasmin no quería invitarle, Jaffar por otro lado quería disfrutar de su victoria viendo la cara de Aladdin al ver que le han arrebatado a su mujer.

Sin un atuendo especial, y elegante, se ha presentado con su traje  de dos piezas de su nuevo trabajo. Un establecimiento de comida rápida que sirve kebabs a domicilio a unos precios asequibles para la mayoría, y con una muy buena calidad y servicio. Eso le ha llevado durante un tiempo a convertirse en uno de los personajes más ricos de  Dibuliwood, pero al dejar su vida amorosa de lado, ha entrado en una espiral de devoración de carne que le ha llevado a estar tan gordo.

Aladdin se acerca a la mesa de la tarta y la mira con hambre. Justo al lado hay una mesa más con algunos regalos. Él, incinformista con la boda, no ha traido nada más que unos buenos kebabs como regalo vacuo de una celebración que a él no le interesa.

Essa tarrta tiene muy buena pintta. Essperio quie no nios llievie miucho tiempio empiezar con lioss apieritivios.

Flynn Rider, o Flinn Ryder, o el Príncipe Azul, en este caso, apareció en la boda caminando tranquilamente por el camino que va desde la entrada al convite. Iba mirando de un lado al otro, con tranquilidad, saludando a sus fans, guiñándole el ojo a alguna chica que lo miraba con la boca medio abierta. Él podía ver, en la mayoría de ellas, el hilillo de baba que les caía por la comisura de los labios y sonreía aún más, con una sonrisa que podía parar el corazón a una débil muchacha.

Y si.

El Príncipe Azul de este cuento... er... digo boda, era irresistible para la mayoría de las invitadas. Y no era para menos. Su elegancia competía sanamente con su hermosura. Su sonrisa calentaba el corazón más helado, su mirada podía derretir a la más hermosa de las mujeres, su voz... su voz, su voz tenia la sonoridad del rugido del león, la calidez del ronquido de la pantera, la grave aspereza del bramar del bisonte, cantando... ¡era un animal!.

Y también era un animal en todo lo referente a las actividades amorosas.

Se acercó tranquilamente a la reportera que allí se encontraba y se colocó a su lado. Esbozó su mejor sonrisa, mirándola fijamente a los ojos y la saludo con un simple "hola". Pero era un "hola" cargado de tanta pasión, que el Príncipe podía sentir, al lado de la hermosa muchacha, como su corazón comenzaba a palpitar más deprisa. Cogió su mano, le dio un suave beso en el dorso de la mano, y se giró para entrar a la zona del convite con el regalo bajo el brazo.

Cuando se acercó a la mesa dónde estaban los regalos para dejarlo, allí a un lado, mirando la tarta de bodas con los ojos desencajados, se encontraba Aladdin. Se colocó a su lado y le palmeó la espalda.

- ¿Como estás, Ala? ¿Viste que fiesta montó el Jaffareli este? Están tirando la casa por la ventana, viste. - Le dijo gesticulando con las manos.

Al menos una decena de copias del genio, deambulan corriendo de un lado a otro del gran salón. Unos colocan las flores, el mantel o alinean perfectamente todos los cubiertos donde deberian estar, otros despejan el camino de cualquier infico guijarro que estorbe en la alfombra lila que recorrerá Jasmine hasta llegar hasta el gran Jaffar, mientras otros, plumero en mano y vestidos impecablemente de sirvientas, limpian el polvo de todo el lugar, techo incluido, acabando con las pocas telas de araña que se habian escapado de las primeras 10 batidas de limpieza que él mismo llevó a cabo.

Al llegar los primeros invitados, el genio se atarea más, sus figuras comienzan freneticamente a terminar todo el trabajo, pero cuando es Aladin el que entra, todas le miran con cara de más bien disgusto y se juntan, una tras otra para dejar sólo a un Genio.

Disculpe....Señor (ejem) - digo con voz seria y totalmente protocolaria - Le ruego tome asiento y se mantenga alejado de la comida hasta que los novios vengan hasta la sala de banquetes

Aladdin deja de mirar la tarta con tanto entusiasmo y se dirije a Flynn.

Bienias tiardes mi sienior Flyinn, es incrieiblie la quiantidad de diniero que se han diejado en la boda de su hijia esta vez sius padries. Crieo requiordar quie a mi me toquió pagar todio el combate, ¿se dicie así? Lia verdad es que mis ex suegrios no eran gente fiaciles de compliacer, asi que en el fiondo no terminio de envidiar a Jaffar, sie llieva una suegra que es un huesio. Lo mejior que ha hecho sin dudia, es a su hijia, sion piolos opustios.

Hola, Genio, veo que tu también ti has pasiado al lado de Jaffiar, es curiosio como los amiguios se cuentan cada vez mas facilmientie con los diedios di una miano.

Nio te priocupes, no acabarié con la existencia de comidia, aunque lo haré como favior hacia un antigüio amigio.  guiño guiño " de ojos ante los dos presentes.

- Convite, se dice convite, Ala. - Dijo el Príncipe mientras miraba como el enorme genio azul aparecía para dar indicaciones de sentarse y sobre todo, de no comer nada hasta que lleguen los novios. 

El Príncipe miró de arriba abajo al Genio de la Lampara y sonrió. Hacía mucho tiempo que no lo veía y pese a que tenía ganas de darle un abrazote de esos enormes, se contuvo. Al parecer, Ala y el azuloso no se llevaban la mar de bien, o eso es lo que parece gracias a la respuesta del árabe moreno.

- No te preocupés, genio, nadie se va a comer el morfi antes de que los novietes se dejen ver por acá. Dejame que yo me encargo de mantener a Ala fuera de acá y de la comida. - Respondió con una sonrisa, mientras cogía a Aladdín del brazo y se lo llevaba de allí lentamente. - Vos, Ala, no te preocupés por todo esto. Vamos a buscar algunas minas que nos den bola a ver si las convencemos para que se diviertan con nosotros. -

Boda, me encantaba aquella palabra, pues al final la gran mayoría de las veces terminaba en divorcio, y eso era mi especialidad. Mucho me culpaban a mi de aquella oleada de separaciones, pero.. ¿Era yo la que terminaba las relaciones? No, eran las parejas, yo solo lo firmaba.

¿Pero que puedes esperar cuando te casas con el primer panoli que aparece ante di sacando pecho y blandiendo espada? Hoy en día había mucho mas que eso y por suerte las princesas parecían darse cuenta que el vivieron felices y comieron perdices, solo vale para la primer parte del cuento, los siguientes capítulos eran... patéticos.

Llegue con un flamante vestido, marcado claramente que a pesar de todo seguía siendo una belleza morena y caminando con tranquilidad. 

Y ahi tenemos la definición de patético...

Pensé al ver Aladdin, ya no solo es que se hubiera dejado hasta el punto de parecer que se había comido a si mismo, si no que... ¿Llegar de los primeros a la boda de tu ex? Aquello si era la guinda. Estaba acompañado por... El soltero de oro, me hacia poner los ojos en blanco solo verlo, pues creía que podía llevarse a cualquier princesa de calle, y seguramente las que si se irían con el terminarían contratando mis servicios, un golfo será un golfo toda su vida.

Pase a su lado con un leve salido buscando algo para beber. - Caballeros.

Cuando Quasimodo llegó al convite había más gente de la que normalmente era capaz de posar sus ojos en su deforme cuerpo a lo largo de un año. El pánico le asaltó repentinamente, un viejo conocido, por primera vez en varios meses. Como si se tratara de un insecto, lo aplastó con el martillo de su voluntad. Pocahontas captó su atención cuando buscaba a Aladdin con la mirada. Podías haberme esperado, pensó, al fin y al cabo vives en mi casa... La hermosa princesa india saludó a sus amigos al pasar junto a ellos. El sonido de campanas rajandose al ser sometidas a tracción cruzó su mente.

Comprobó que su carísimo traje de seda, con botones y gemelos de pristino marfil, le quedaba como un guante; un guante diseñado para alguien que aprendió por las malas que los petardos son peligrosos.

Acto seguido se dirijió hacia lo que había venido siendo su cuadrilla habitual en los ultimos meses. Aladdin había engordado mucho desde que se separó de Jasmine. Quasimodo había estado todo el tiempo al lado del muchacho, había alquilado un piso donde vivian los dos en plan solterones e incluso estaba pagando los gastos de varias tiendas kebap que Aladdin creia rentables. No le importaba, Quasimodo tenía un gran, gran corazón, pero más importante aún era asquerosamente rico. Era uno de los metalúrgicos más importantes del mundo, había patentado aleaciones, mejorado el sistema de refinar el acero y otros metales fundamentales en la economía actual, y revolucionado la forma de producción de muchos ingenios mecánicos, tenía talleres por medio mundo, e invertía grandes cantidades todos los años en I+D. Algunos creían que la persona más rica de todo Dibullywood era el famoso por su tacañería tio Gilito. No era cierto, el dinero parado no daba dinero. Quasimodo nunca estaba quieto. Lamentablemente ni todo el dinero del mundo le servía de algo con el sexo débil. No podía obtener atenciones de una ni pagando. En los confines del mundo había tenido oportunidad de emborracharse con un tipo casi tan feo como él mismo. Se llamaba Marv, era un dibu en blanco y negro al que a veces le surgían toques de color, y algo psicotico, pero buen chaval. Tenían el mismo problema y se habían estado contando historias hasta que el dueño del bar cayó insconsciente al suelo, de puro sueño.

Flynn era como siempre una visión turbadora, un recordatorio constante de lo que no vería si se miraba en un espejo. Si el espejo no se suicidaba antes. Estaba radiante como siempre. Su pose hablaba de orgullo y confianza en sí mismo, incluso de chulería. Habría que ser un necio para quedarse solamente en el envoltorio. El apolineo caballero era mucho más que una bonita sonrisa, aunque a veces el propio Príncipe Azul pareciera olvidarlo. Quizá los necios son la norma...

Con Genio no sabía cómo tratar. Llevaba sin verlo desde que Aladdin se mudo al piso, Señor como hecho de menos mi mansión llena de gargolas torres y campanarios..., pero no le cuadraba que se hubiueran enfadado así como así, eran uña y carne. Una vez había hablado con él sobre la posibilidad de un arreglo de imagen, pero Genio no podía cumplir deseos igual que antes o algo así...

Hola a todos, dijo timidamente el simiesco hombretón. Unos antebrazos como jamones ibéricos se agitaron delante de sus amigos al saludar.

Llegue con Merida montadas en Khan. Cuando llegamos me di cuenta de que todo aquel espectaculo era demasiado postin para lo que nosotras dos estamos acostumbradas. Senti que queria bajar las orejas, ya me caeria la reprimenda por haber venido a un sitio tan...pijito.

La ayude a bajar del caballo y le sonrei, tratando de colocarle un rizo en su sitio. Lo consegui, pero descoloque otros diez.

Empece a marcar camino hacia la ceremonia, mas pendiente de no matarme con mi propio vestido que de mirar a mi alrededor, y vi a unos pocos metros de la entrada a la Ratita de Gominola, al primo gordo de Aladin, Mr. ojitos de pollo y las tetas de Pocahontas. Ella siempre iba rompedora, aunque claro, con ese pelazo, ese tono chocolate y esas peras...Me mire las mias de soslayo, escondidas debajo de mi traje regional de gala...No me extraña que no se dieran cuenta de que no era un tio...
Volvi a pisarme el vestido, asi que opte por sujetarme la falda con las manos, dando la falsa imagen de ser toda una señorita.

Segui andando hasta que estivimos relativamente cerca.

- Buenos dias caballeros, y damas - Hice una mini reverancia a todos ellos. - Menudo bodorrio por todo lo alto, ein?

De camino a la boda me repetía una y otra vez que acudía para que mi princesa Mulán fuera feliz y ,porque no? podríamos hacer muchos clientes, todo seria bueno, yo tendría a mi princesa contenta y llenaríamos las arcas de nuestro negocio.

Al llegar mi preciosa princesa me ayudo a bajar de nuestro precioso caballo y se lo dimos a un mozo que estaba esperando para llevarlo a las cuadras y darle de beber. Todo un detalle por parte de los organizadores de la boda.

Me hacia gracia observar a Mulán como se movía con nerviosismo por parecer una chica con clase y refinamiento.

-Porque miras las tetas de Pocahontas de esa manera? Sabes que eres perfecta tal y como eres no te preocupes- Sabia lo que pensaba solo con verla y pocas veces le decía lo que pensaba pero para mi era la princesa mas perfecta del reino.

Dejo que ella salude a los invitados de la boda me mantengo en un segundo plano porque las relaciones sociales no son lo mio, pero veo algo que me llama la atención, pero no digo nada y sigo a la espalda de Mulán.

Flynn, o el Príncipe Azul o como quieras llamarle, vio a su amigo Quasimodo entrar y saludar a Aladdin y a él mismo. Se acercó dando un par de largos pasos hasta su enorme amigo, y le dio un abrazo. Era dificil que sus brazos rodearan el cuerpo de Quasi, pero aún así, intentó darle un par de palmadas en la espalda.

- ¡Cuasi! ¡Que pasa! ¿Viste harto bodorrio que metieron acá? - Dijo Flynn separándose de Quasimodo y quedando entre Aladdín y el pequeño jorobado. - ¡Hoy ligás si o si! Mirá, lo primero que vamos a hacer es buscar un par de chicas lindas, una para vos y la otra para el Aladino este. Vos dejame a mi que lo tengo todo controlado. -

Miró, como no, a las recién llegadas y las saludó con un ademán de su cabeza, inclinando un poco el cuerpo, de manera ostentosa. Después de todo, era un Príncipe y tenía que tratar bien a las damas. Más que nada por que nunca se sabe si alguna de ellas iba a terminar desnuda bajo la luz de la luna junto a él.

Hombre precavido vale por dos. O eso dicen.

Hola quas, mi alegrio de vierte. Estiabas dormido cuándo mie estaba marchiando y no quise despertiarte. Tenía toda la pinta de que necesitiabas una buena nioche de sueño rieparador.

Principie, ¿que tial si hacemios un grupio de solteriones y viamos a intntiar ligarnios a unas chiatis? A Quas se le vendrá bien, y nio te niegaré que a mi también.

Esperio que lia comidia sea tian buenia como la que di en mi bianquete de bodas con lia princesia.

Se puede ver a Aladdin claramente nervioso, e intenta disimularlo jugueteando con sus manos para mantenerse centrado en algo.

La joven princesa del mar llegó de las últimas, con un vestido muy ceñido y corto, no demasiado apropiado para una boda de cuento. pero es que Ariel parecía haber participado en ese programa de la tele, Cambio Radical. Decenas de piercings y tatuajes cubrían su pálida piel, dándole cierto aspecto rebelde, aunque desde luego favorecedor. Si pretendía ser el centro de la fiesta, al menos antes de que llegara la novia, lo había conseguido...

Hola a todos... saludó lánguidamente, dirigiéndose a la zona en dónde el resto de princesas se reunían.

No dio mucho tiempo a que la joven sirenita se pusiera a charlar con sus amigas, pues a los pocos minutos, la música comenzó a sonar. Los instrumentos animados tocaban ellos solos una melodía nupcial de corte arábigo, escogida personalmente por el mismísimo Jaffar.

El Gran Hechicero apareció entonces en medio de una nube de humo, como si hubiera sido mágicamente convocado. El novio vestía una elegante túnica negra y un turbante nuevo, de colores rojizos y oscuros, a la última moda en Oriente Lejano. Su mano sostenía un báculo serpentino de oro puro, y en la otra un gigantesco diamante ornamentaba su anillo de compromiso.

La música de fanfarrias, trompetas, timbales y platilllos marcó el lento paso que el mago siguió desde el punto de entrada hasta el arco nupcial, mientras loros de vivos colores sobrevolaban al novio como escolta personal. Poco a poco, el barbudo hechicero fue dejando atrás a todos los invitados, no sin antes esbozar una mueca divertida al contemplar el lamentable estado de dejadez de Aladdin.

A decir verdad, el Príncipe no sabía muy bien por qué había sido invitado. Si era por que conocía a la amiga, del amigo, del amigo de la novia, o simplemente, por que era conocido de alguna persona. Vamos, que no era invitado del novio, ni mucho menos de la novia. Sin embargo, lo que más le escamaba a nuestro soltero de oro, era la invitación de Aladdin.

Que si, que era el novio de la novia... ¿pero desde cuando la novia invita a su ex a su boda?

Vamos, que lo más seguro es que el cabrón de su nuevo novio haya sido el que le ha invitado.

Y ahora que ya ha hecho su entrada triunfal... ¿qué mierda hace con un hombre así? Por que guapo, lo que se dice guapo, no es. Y si fuera por dinero, seguro que Quasi la hubiera tratado mucho mejor.

Flynn se encogió de hombros y se quedó junto a sus amigos, mientras asentía ante las palabras de Aladdin.

Por lo menos, algo bueno iba a sacar de la boda.

Hembras.

Los tios estaban cotorreando sobre lo que iban a ligar o no durante la boda cuando el novio hizo su entrada triunfal. Que jodida grima daba ese tio, en serio. Es decir, luego decimos que si Pocahontas esta triunfando, pero es que.... A quien se le ocurre casarse con el tipo que casi te mata enterrandote en un reloj de arena, que esclaviz'o a tu padre y que sabes que es un hijoputa MUY grande? 
Seguro que es cojo y aprendio a meterse un zapato en la punta, porque si no no lo entiendo....

Mire a mi pequeña zanahoria y le acaricie la mano.

- Este tio me da escalofrios... Deberiamos tener los ojos abiertos... Mire a mi alrededor, asi como por instinto, por si habia algo mas que me erizase los pelillos de la nuca. 

En ese momento note como el pequeño lagartijo rojo me subia por las faldas hasta sentarse en mi hombro.

- Ya has aparcado a Khan, Mushu? Has venido justo para conocer al novio. Muchu solo saco la lengua como desaprovacion.

Apenas había saludado a sus amigos cuando Mulán y Mérida se acercaron al grupo para saludar. Correspondió a Mulán con una reverencia al estilo occidental y toda la elegancia que permite tener una segunda cabeza detras de la primera, los brazos largos y las piernas cortas. Una imagen pesadillesca. Una vez erguido se inclinó bufonescamente hacia un lado para poder mirar a Mérida; la saludó alegremente con la mano. 

De repente se encontró atrapado en uno de los afectuosos abrazos de Flynn. Rojo como un tomate, empezó a reirse a pesar de sí mismo al escuchar las palabras del jovial príncipe y sin rastro alguno de amargura respondió animado ¡Eso arruinaría la boda! ¡Pues sería el acontecimiento más extraño del siglo! Azul siempre se las ingenia para levantarme el ánimo. Incluso en mis horas más oscuras.

No te preocupes Aladdin, lo cierto es que he dormido poco... El antiguo raterillo parecía bastante nervioso. Ya, bueno, y quién no lo estaría. Yo no habría venido. Tienes un par Aladdin, que nadie te diga nunca lo contrario.

Entonces Quasimodo vió la criatura más hermosa que jamás había contemplado o imaginado. De rasgos finos y perfectos se movia con elegancia preternatural. La piel de un hermoso alabastro, resaltaba por el contraste de vivos colores que los tatuajes tejian como un segundo vestido. Pero el metal que adornaba varias partes de su anatomía era lo que centraba su atención. Hermosos aritos, aros, esferas y otras alhajas de bella factura que la hacían totalmente inigualable. Cuando pasó a su lado y saludó al grupo, Quasimodo solamente fue capaz de articular un apagado "Ah!". Al menos no tenía la boca abierta de par en par.

Entonces sonaron trompetas y apareció el novio. Con gran dramatismo y una falta total de buen gusto. El diamante era ridiculamente ostentoso. Por no hablar del báculo, la palabra hortera se convertía en un eufemismo al usarla para describirlo. Igual un báculo de oro macizo tiene una función mágica. Quasimodo reflexionó sobre el asunto. Por suerte para el desagradable Jaffar quasimodo estaba distraido cuando menospreció a Aladdin con la mirada. Herir, con malicia, a uno de sus amigos era de las pocas cosas que podían convertir al tranquilo y razonable Quasimodo en un reflejo de su aspecto físico.

Quasimodo cruzó los brazos detras de su espalda y se dispuso a esperar el desarrollo de la ceremonia. Muy de vez en cuando lanzaba miradas de soslayo a Ariel. Sabía que efecto tenía sobre las mujeres que las dedicara atención y no quería que la hermosa sirena saliera del convite a toda pastilla mientras gritaba de puro terror. Se conformaba con disfrutar de su belleza desde la distancia.

Jaffar, ese terco hipócrita, que rezumaba triunfo por cada uno de sus poros había sido el responsable, casi seguro de la invitación de Aladdin. Puede que la princesa y él ya no se llevaran del todo, pero no creo que ella hubiera caído tan bajo como para hacer esa jugada tan sucia.

Hizo su entrada exultante, tan por encima de sus posibilidades como siempre había hecho. Siempre tuvo la intención de robarme a genio, mi mejor amigo, a mi chica, y mi poca fortuna, y lo había conseguido.

Pero Aladin siempre fue alguien que sabe buscarse a vida, creció pobre y las joyas no cambiaron su humildad.  Todo gracias a Quas y al Principe Azul.

MIentras Aladdin esperaba nervioso la entrada de Jasminne, intentaba evitar la laéfica mirada que Jaffar lanzaba una y otra vez. Debes permanecer fuerte, firme, impasible. Eres una roca, vas contracorriente y el viento intenta llevarte de un lado a otro. ¿Espera, contracorriente en el agua?, ¿entonces que pinta el viento aquí? Centrate maldita sea!!! Eres una roca, eres una roca.....

Si había algo que Jaffar no soportaba, es que le ignorasen y sobre todo que las cosas no fueran de la forma que siempre planeaba. Era curioso que nunca fueran como el quería, y que no hubiera aprendido la lección, pero hay gente que nunca aprende.

Eres una roca. La serpiente intenta moverte, pero tu eres más fuerte. Por fortuna para Aladdin, las clases de concentración Zen que había estado recibiendo en los últimos meses parecían estar teniendo sus frutos. 

Pero Aladdín se fijó en algo. El báculo, le sonaba de algo, aunque no sabía de qué.

Flynn sonrió a sus amigos y giró lentamente su cabeza para mirar la entrada del Jaffar ese de pacotilla. Y allí lo vió. Al principio se sorprendió, ya que el báculo dorado de oro macizo del pringado le sonaba de algo. Era algo así, muy dentro de su alma, como si ese báculo fuera algo especial. El Príncipe no dejaba de mirarlo, cada vez con menos sigilo, sus ojos estaban fijos en ese bastón dorado.

Aunque en realidad, Flynn no tenía ni puñetera idea de que era eso.

No lo conocía.

Ni siquiera le sonaba.

Pero no iba a ser menos que sus compañeros.

Si ellos miraban y ponían cara de circunstancia... él también. Además, poner caras se le daba de maravilla.

Puto báculo.