Partida Rol por web

- Melisa está de nuestro lado. A ver cómo juego mis cartas mañana para no acabar con Roberta.

- Bien. Comprendo, Federico – Eduard asiente sirviéndose otro pequeño trago – Entiendo que estás a punto de jugarte una apuesta muy seria contra Hogan. Por ti mismo y por aquel que te dio la información. Y en escala, nos quedará apostar a los demás – Eduard eleva una ceja pensativo – El viejo Montesco es la única persona con la que me reuní. Se mostró cercano, y tras un amistoso tanteo me confió algún dato muy por encima; como que la nonna trató de negociar un bloque doble con los Montesco, algo que reconozco peligroso, o que los Grimaldi estarían cabreados con los Giggio, algo que reconozco... medianamente justificable – pausa con calma - También me comentó esto de los tres nombres para hoy, pero se guardó la firma de Berto con mucho recelo – Cuenta, pues como había dicho, este dato se lo daba Federico – Y desconozco las ramas de Berto en los Montesco, pero parece un tipo inteligente, y si la información la dejó él mismo no tengo mucho más que preguntar sobre ello. Supongo que está al tanto de todo esto.

- Yo estaré atento a lo que suceda, e intentaré aportar desde mi prisma. Pero no me tiraría por la ventana tan pronto – aconseja Eduard - Antes de atacar, esperaría algo menos de medio día para saber a quién trata de defender -Hogan en este caso- entre los 2 señalados restantes. Vic o Ivanna. No es una trampa para ratones muy elaborada, que digamos, pero cayeron torres más altas por mucho menos.

- Con Roberta, uno o dos días en la trena es una ventaja, o incluso un par de semanas. El error sería venirse abajo por lo pronto de la detención – un golpe jodidillo - Igualmente viene bien saber un poco lo que quiere, pues creo que enviar al bueno de Tony fue una broma de mal gusto - Eduard se rasca la cabeza...

- Por lo demás, y aunque tengo la sospecha en casa dudo que pueda ayudarte con el Ejecutor de forma seria. Te diría... ¿justo Tony, tal vez? - pensó él antes de esta reunión – Creo recordar que dejó caer un par de quejas en consonancia con los empates y esta profesión en la reunión general. Aunque... ya sabes, asegurar nada sería un error de bambini. Lo que sí puedo hacer, si lo deseas, es dejar algún mensaje en calidad de "urgente" en casa Giggio.

- Si las juegas bien, Federico, además de contar con mínimo de un apoyo en cada casa (me dejas saber que Berto Montesco, Melissa Grimaldi y yo mismo, un Giggio de pura cepa) malo será que alguien no juegue o busque a alguien que se las juegue por ti.

La reunión se da por terminada y ambos interlocutores se retiran con mucho en lo que pensar de cara al día que ya asoma por el horizonte.

Tu invitación pública no cuenta aquí. Si quieres escenificarla está bien, pero confirma aquí invitación o en tu hilo de rol para que la emitamos (lo que digáis en público puede ser estratégico)

Hemos hecho llegar tu invitación a Jackie, ahora depende de él. Si acepta te lo notificaremos por aquí.

Según habíais acordado, Jackie se une a Eduard en una reunión privada.

El lugar de reunión, el pequeño despacho minimaslista en la vivienda de Eduard, en el que no sobra nada pero nunca falta alcohol del bueno.

Llegué a la hora prevista al despacho de Eduard. Me serví una copa.

-Y bien, Eduard. ¿De qué querías hablar conmigo?

Muy puntual - Buenas noches, muchacho. Te invito para tratar un tema... – responde Eduard acompañando la situación con el trago de una copichuela ya servida – Verás, antes de que empezara todo este conflicto demostraste tu valía cumpliendo contratos, Andrea tenía buen ojo y quedó demostrado en muchos campos, pero follarte a las hijas de los clientes está francamente mal, pequeño Jackie... – comenta de entrada - así que espero que tengas en consideración que los Giggio no te debemos nada – El tono de Eduard es bastante amigable en cuanto a puterío mujeriego se refiere, pero sin perder la seriedad de quien es el tío de sangre de la pequeña Pasadena – No obstante, tampoco te traigo por esto.

Continúa recostando la espalda en su sillón - El que sospechase de ti por Filippo guarda su lógica, pero dada mi reunión con Don Federico en la noche de ayer pienso que te respaldan hasta la caída de dos hombres, como lo son primero Hogan, y luego el susodicho Morosini. No entraré en muchos detalles, pero tengo un abanico de variantes para tu posición, como tú tendrás para mí, y de momento no te creo infiel a la mafia - adelanta - Y cierto que si Federico resultase una rata volverías a situarte entre mis sospechosos, pero hoy vamos a ser positivos.

- Tus palabras por Isabella me llamaron la atención – reconoce - Sino me equivoco el día 1, al igual que yo, tú también te reuniste con Hogan ¿Cierto? - Eduard eleva una ceja - No lo supe directamente, pero las incautas palabras del viejo me dejaron tal impresión. De no ser así, tuvo que ser una charla indirecta o me habría mentido directamente – sin esperar respuesta sigue relatando – Ademas de anticiparme una lista de tres nombres en casa Montesco, algo que denoté como excesiva confianza... en principio me alertó de que los Grimaldi, en concepto de familia, estaban cabreados con los Giggio. Tú en especial – resopla una sonrisa ladeada – Y bueno, que la difunta nonna Isa planeaba una alianza entre dos familias. Nada nuevo en el horizonte - Pero... – También me "suplicó" que, de pasarle algo, ayudase a su hija Isabella, y si éste fuese una rata habría jugado al filo.

Y aquí está lo interesante, Jackie... al viejo va a pasarle algo – Eduard enciende un cigarro... – ¿Te dijo, o pidió algo parecido? ¿Algo interesante que contrastar?

-Claro que no me debéis nada -sonrío- Tal vez una disculpa por lanzaros a por mi como hienas salvajes, y eso que no dije nada en contra de vuestra familia. La información es poder, y creo que es necesario analizar a quien invoque un voto en masa. Nonna Isa lo hizo y tenía un detective a su favor, pero no siempre va a ser ese el caso. Para avanzar en esto quiero saber quién me puso una diana en la cabeza y, sobretodo, por qué. Además de tu voto dos días seguidos sin que abriese la boca.

Bebí de mi copa un largo trago.

-Pero supongo que no es justo que ignore tus palabras. Esa noche no me reuní con Hogan. Isabella me llamó, pero no pude ir a verla. De hecho, no hablé con nadie esa noche, ni en la siguiente. Esta noche he comenzado a reunirme con gente. Así que o te ha mentido él o me estás mintiendo tú. Supongo que mañana lo sabremos.

Tras escuchar las palabras del joven sicario, Eduard asiente un par de veces con media sonrisa - Ya veo... - Y acto seguido opta por fumarse su cigarro con una calma bastante reflexiva...

– Bueno... - rebufa llegado algún momento - En la reunión general número dos, tres de los Giggio hacemos referencia a nuestros votos en tu contra, la cuarta queda entre rejas – eleva una ceja - La disculpa esa que pides ya casi estaba sobre la mesa. Aunque... yo no lo llamaría así.

- Ahora ¿Quién y por qué? - responde - Tu nombre lo puso Roberta en la mesa y sobre la marcha de la noche. Con la razón te creía más fino - pincha - En realidad no la hubo del todo, pero tampoco te entré hablando de cuantos hijos de rata entran en el maletero de mi coche... – parece aclarar - Irrelevante, en todo caso.

- Lo que si te puedo confirmar sin miramientos es que la persona que propuso votar en bloque fue mi colega Tony – Eduard aplasta su moribunda colilla contra el cenicero, dos o tres veces – De momento confío bastante en él, dicho sea... y no por ello, pero mañana me pensaré si hoy estaba defendiendo a Hogan indirectamente, por ejemplo, o sabre si nos pinta la cara a toda la familia contra Federico. Ya me entiendes...

– Y nada muchacho, sin mucho más que comentar – Eduard pega un trago recostando su espalda de nuevo, copa en mano - Si quieres dejar algún mensaje para los Giggio, aquí me tienes.

La reunión finaliza cuando ambos interlocutores ven asomar las primeras luces de la mañana y se retiran para reflexionar y afrontar lo que el nuevo día está por traerles.

Estefano te ha hecho llegar una nota para solicitar que te reúnas con él cuando acabe el día. Si aceptas, se le enviará otra nota similar para confirmar tu presencia.

Isabella te ha hecho llegar una nota para confirmar su presencia en la reunión a la que la invitaste. Se unirá a ti cuando acabe el día.

Según habíais acordado, Isabella se une a Eduard en una reunión privada.

Éste elige de nuevo su despacho como lugar de reunión; pequeño y minimaslista ocupa una buena parte de la vivienda de Eduard, en él no sobra nada pero nunca falta alcohol del bueno.

Eduard se pone en pie alisándose la americana con la llegada de la nova Isa - Buenas noches, niña. Me alegro de que podamos charlar un rato. Estás en tu casa, no lo dudes - despacho.

Acto seguido Eduard vuelve a tomar asiento, tras su mesa - De algún modo conocía bastante bien a tu padre, Isabella - dice - y en nuestra primera reunión me dijo mucho más de lo que él pensaba. Me caía en gracia, y quise razonar que jugaba para los buenos, al menos, hasta que me reuní con Don Federico. Ya luego, con la muerte de la Nonna supe automáticamente que Don Hogan era una rata para las cuatro familias... – aquí Eduard niega con cierto aire de decepción - Y psicólogo criminalista, además. Que no lo sé, pero esto me hace pensar que la cuadra de ratas guarda mi posición desde el mismísimo día uno.

Sigue - Verás... tal vez te diese otro nombre, o no, pero tu viejo me pidió personalmente que si le pasaba algo, te cuidase las espaldas - eleva una ceja - Si hubiese muerto siendo un fiel mafioso resultaría más fácil apostar, pero viniendo de un policía te conviertes en una pequeña bomba de relojería.

- Cuéntame un poco, si quieres - Eduard empieza a servir una copa de bourbon, whisky. Dos si fuese preciso.

A pesar de las palabras de mi padre, del recibimiento de Eduard, y de lo que él mismo decía, yo sólo podía mirarle con recelo.

- Mi padre me dio vuestro nombre, sí. Pero mi padre era un infiltrado. Y no me lo dijo. Si no pude confiar en él... Lo siento, tampoco puedo confiar en usted. 

Quería ser tajante, y lo fui.

_Usted...?

Que sean dos copas...

- Bueno, no lo intentaré dos veces, pero prego muchacha, tuteame... – responde con media sonrisa - Y no lo sientas, faltaría más. De todos modos, entiende que tras la petición/condición de tu viejo me empiezan a brotar opciones en la cabeza, entre otras, por ejemplo... que aún le quedaba algo de dignidad, que buscaba tu ruina, o la más fácil de cavilar, que compartíais algo más que sangre y he ahí el juego – Eduard pega un pequeño trago.

Con esto, Isabella, considera la oportunidad de hablar el tema entre ambos. De hecho, tu reacción defensiva ya es una pequeña respuesta a mis dudas. Ahora tienes dos opciones conmigo y ninguna promete que vayamos a hacernos amigos, pero tampoco enemigos:

1) Puedes sacudirte ese aura defensiva durante un rato y charlar conmigo. Entiendo que no pierdes nada.

2) Puedes coger la puerta e irte por donde llegaste, sin rodeos. Tampoco me va a parecer mal.

Eduard, pues... enciende un cigarro.

Llegado algún momento... Eduard agita su muñeca, observa su reloj, y acto seguido abre el cajón de su mesa para sacar un periódico doblado. Se recuesta de nuevo sobre su silla, y fumando, se pone a leer.

- Yo también veo dos opciones, pero no son esas, puesto que me das a entender que sospechas de mí. Yo tengo claro que mi padre buscaba mi ruina, como la de cualquier otro. Seguro que al infiltrarse sabía que tendría que traicionarme a mí como a los demás. Y soy la primera que está de acuerdo en que críe malvas. Así que las dos opciones reales son éstas:

- Confías en mí y me cuentas por qué mi padre me dijo eso, ya que imagino que es por alguna habilidad que posees, o porque eres como él.

- No confías en mí y me votas hoy, comprobando después tu error, si es que eres uno de los nuestros realmente.

Diga lo que diga Eduard soy consciente de lo tarde que se hace.

La reunión finaliza cuando ambos interlocutores ven asomar las primeras luces de la mañana y se retiran para reflexionar y afrontar lo que el nuevo día está por traerles.