Si tenía algo que objetar o difería en algún punto de sus elucubraciones, no se lo hizo saber. Se limitó a mirarle de aquella forma unos instantes antes de hablar:
-Por supuesto -dijo, acompañando la respuesta de una profunda reverencia. Y a Zacharias le dio la sensación de que bajo la tela le había dedicado una breve sonrisa.
- Muy bien, os esperamos allí ¿vienes mamá? -dijo ya girándose en dirección a la parroquia.
Philippe tenía la apremiante sensación de que casa segundo contaba, de que no había tiempo para dudas ni chachara, debía ver a su hermano de inmediato.
Tanto Roos como Philippe se adelantaron unos metros mientras Inara y Zach compartían opiniones. El sol despuntaba en lo alto del cielo y sus rayos calentaban con saña el lugar. El pueblo estaba vivo a esas horas, gente pasando de un lado a otro, tenderos ofreciendo su mercancía en la plaza... un auténtico remolino.
Pero, gracias a su campanario, era sencillo identificar el lugar de la iglesia.
Con unos metros de diferencia, los cuatro llegaron a la puerta, estaba abierta así que no tuvieron problema alguno para entrar en el edificio.
Dentro, se encontraban las típicas ancianas que están en toda iglesia, de hecho Zach e Inara se preguntaron si no eran las mismas que estaban desde la noche anterior.
El lugar era una pequeña iglesia de planta de cruz latina, con el ala central plagada de bancos corridos, dejando un pasillo central. Las alas laterales poseían retablos de Abel en la cruz, pero nada demasiado recargado, todo muy austero.
En el lugar donde estaba el altar, o al menos, donde tenía que estar se encontraba un ataud de madera de pino, con un niño dentro, cruzado de brazos, con los ojos cerrados, pálido. No había duda. Gardien.
Roos caminó despacio hasta el féretro. Al llegar a él, se sintió completamente destrozada. Temió que no fueran a sujetarla las piernas, de modo que se apoyó en el ataúd y miró a su hijo. Su pequeño. Le rozó la cara con la mano, su fría piel, sus suaves labios. Le besó los párpados cerrados y lloró, rota.
Philippe se acerco decidido al feretro, con intención de descubrir si existía algo extrano en su hermano, pero al acercarse y verle tendido, palido... su determinación se hizo añicos. El paso firme con que entro en la iglesia se fue diluyendo al acercarse al ataud, su peso se deshinchó y su animo flaqueó. No se había dado cuenta de que en aquel momento se daría la reunión con su hermano muerto, Gardien. El mar de emociones que había guardado tras la presa de su convicción salió a borbotones. Su madre estaba ya derrumbada sobre el muchacho en el ataud abierto y su hijo mayor se unió a ella apoyando una mano en su hombro mientras trataba de mantener la compostura. Trato de nuevo de sacar fuerzas, se lo debía a su hermano tanto como las lagrimas que ahora recorrían sus mejillas.
Ya habría tiempo, se dijo, de llorar y recordad momentos mejores. Ahora debían descubrir que había ocurrido. Con gesto fraternal posó la mano sobre la frente de Gardien, no puedo evitar esbozar una media sonrisa al recordarse, siendo ambos aun niños, realizando el mismo gesto con su hermano dormido. Volviendo al presente, trato de descubrir movimientos mágicos en su interior y permaneció así un rato, con una mano sobre la frente de su hermano y la otra en el hombro de su madre.
Motivo: VM gardien
Tirada: 1d100
Resultado: 62(+280)=342
Los sentidos mágicos de Zach seguían sin detectar absolutamente nada. El cuerpo de Gardién permanecía inerte, en el féretro. Esperando el entierro que por la tarde iba a suceder. Su piel pálida, su carencia de respiración y la ausencia del sonido de su corazón evidenciaban su estado.
De nuevo, volvió a notar el mismo rastro de magia que detectó en el ayuntamiento. Allá por las montañas.
Tirada oculta
Motivo: Advertir
Tirada: 1d100
Dificultad: 280+
Resultado: 84(+80)=164 (Fracaso)
Tirada oculta
Motivo: Advertir Phil
Tirada: 1d100
Dificultad: 280+
Resultado: 73 (Fracaso)
Pero había algo que se diferenciaba de la noche anterior. Alceo, el sacerdote, no se encontraba en la iglesia. No era algo extremadamente raro, al fin y al cabo no iba a pasarse todo el día dentro. Pero era algo desagradable teniendo en cuenta que habían ido para hablar con él.
Zacharie evitó acercarse mucho más al féretro de Gardién y se le hizo un nudo en la garganta al ver la reacción de Roos y su hijo al verle. Cerró los ojos unos segundos y entonces se dió cuenta de que Alceo no estaba allí. Torció el gesto y se dirigió a una de las señoras que estaban rezando para preguntarles educadamente que si sabían dónde se encontraba el sacerdote en aquel momento.
-¿Alceo?
Dijo con una voz aguda y rasposa.
-Se fue hace una hora o así. Es posible que esté en el bosque de camino a la mina. O quizá haya acudido a la propia mina. Desde que ocurrió lo de el chiquillo ha visitado mucho la mina. Dice que antes de que lo entierren quiere demostrar que no está muerto, que ahí hay algo extraño.
Pero nadie le cree... y yo especialmente creo que se está volviendo loco. Quería mucho al chaval¿Saben? Creo que su muerte le ha afectado mucho.
¿No me diga? No me había dado cuenta, pensó para sí. Pero silenció sus palabras por respeto.
Estaba a la altura de Zach, observando con desolación a Philippe y a su madre. Si Alceo no estaba allí, poco más podían hacer. Quizá fuese el momento de ir a la mina. Con cautela se acercó a Philippe y le acarició el pelo con suavidad, inclinándose pasa susurrarle.
-¿Quieres quedarte un poco más? Puedo ir adelantándome a la mina...
Philippe sintió un sobresalto interior al sentir los dedos de Inara en su pelo. Un escalofrío nació en la base de su columna y recorrió esta ampliándose en sus hombros hasta llegar a los dedos de la chica. Con aquel simple gesto consiguió sacarle del pozo en el que poco a poco empezaba a introducirse. Lo reconforto de tal manera que se sintió de nuevo con tantas fuerzas como al despertarse.
Al oír sus palabras se giro hacia la chica, que como siempre llevaba el velo, pero eso no ocultaba aquellos grandes ojos negros siempre ávidos y suspicaces, tan expresivos en cada momento. No le hacían falta ni boca, ni pómulos, ni nariz para sonreír ni entristecerse, ni para enfadarse o claudicar sobre cualquier discusión tonta que tuviera con Philippe. Se quedo unos escasos segundos pensando en ella, empezando a darse cuenta de por que la había traído a un lugar con tanto dolor como este, por que había decidido compartir parte de ese dolor con ella... mas ahora no tenía tiempo para estas cosas.
- No, estoy bien, debemos ir de inmediato -sabía que su madre tal vez querría estar unos momentos más con su hermano- Papá, deberías buscar al sacerdote y traerlo también a la mina, nos podría ser de ayuda.
Agradeció a la señora la información con un 'Gracias' y la sonrisa más agradable que pudo poner. Observó el gesto de Inara con su hijo y la respuesta de éste. Tras unos segundos Philippe le propuso buscar a Alceo para llevarlo a la mina... si es que no estaba ya allí. La verdad es que ya había tenido que ver a Gardién el día anterior y la idea de verle ahí, encerrado en ese féretro, le llenaba de un gran pesar: no necesitaba más que aquello que su hijo le había dicho para irse.
- Claro. Os veré allí... - dijo, acercándose a Roos para susurrarle algo al oído - Debes ser fuerte. Por él y por Phil. Siempre has sido así y puedes seguir siéndolo. -
Giró sobre sus talones y se dirigió a la entrada de la iglesia para cruzarla y dirigirse al bosque que llevaba después a la mina, para buscar a Alceo en ambos sitios. Si el camino no era del todo claro preguntaría a cualquier persona con la que se encontrara.
Roos habría dado cualquier cosa por ver a su hijo en pie y sano, pero había presenciado demasiadas veces el proceso de la muerte como para no saber que el viaje era de una sola dirección. Allí no quedaba más que su cuerpo: la persona que había sido se había desvanecido. Si había un cielo, como decían, Gardien estaría en él. Pero si no lo había, como Roos sospechaba, lo único que restaba de su hijo en Gaïa eran sus recuerdos de él.
Suspirando, decidió seguir a su marido. En la iglesia no haría otra cosa que desesperarse. Prefería desesperarse mientras averiguaba lo que había pasado que allí, a solas.
La familia salió de la iglesia en dirección a la montaña. Había algo allí que llamaba poderósamente la atención de los integrantes que tenían capacidad de sentir el flujo de la magia. En la iglesia no iban a encontrar nada, sólo estaba allí el cuerpo inerte de Gardien y cuatro ancianitas velándolo.
Una vez fuera, el sol les recibió con sus poderosos brazos. Su luz brillaba en los tejados de las casas, en la campana de la iglesia, en el verde del bosque cercano. El camino hacia la mina era muy obvio, las montañas se veían desde lejos y el único sendero que se internaba en el bosque sería el que llevaría hasta ella.
Los rayos también incidían en la arena del camino, cuando las piedras grises que cubrían el suelo de la plaza mayor empezaban a escasear.
Y...
...el sol también incidía en una pequeña mancha pelirroja tras una casa, que desapareció en un destello rojizo.
Aquel manchón rojo hizo tener un mal presentimiento a Philippe. Pensó que alguien pudiera querer quitarse al cura de en medio pues conocía la mina y era presumible que conociera el poder sobrenatural subyacente en ella. Sea lo que fuere mejor sería cerciorarse de que era un perro apaleado y no otro cadáver más.
Con un gesto casi imperceptible para los demás Philippe llamó la atención de Inara sobre el supuesto reguero de sangre. Si alguien tenía que meterse en un callejón y defenderse entre matones no conocía a nadie que pudiera hacerlo mejor que aquella chica. Y desde luego él estaría bien cerca en caso de ser necesario.
Entonces se dió cuenta de que llegada esta situación, tal vez fuera momento de usar sus conocimientos arcanos para facilitar sus tareas. Con este pensamiento se acerco a la casa en cuestión y tras un vistazo rápido a los alrededores* entonó un fugaz salmo en voz baja. De su mano surgió un punto de luz veloz y vivaz que voló por encima de la casa hasta ir a parar a su parte de atrás.
Motivo: Espía de luz
Tirada: 1d100
Dificultad: 209+
Resultado: 11(+205)=216 (Exito)
Motivo: Adv espía
Tirada: 1d100
Resultado: 12(+150)=162
* si ve que esta abarrotado no hará el conjuro. "Espia de Luz intermedio"
La esfera salió volando de su lado, y los ojos de Philippe dejaron de percibir por ellos mismos. Los sentidos del mago cambiaron del lugar y surgieron dentro de la pequeña esfera de luz que había creado.
A gran velocidad, sus nuevos ojos se elevaron y sobrevolaron los tejados cercanos hasta asomarse en el callejón donde habían intuído el destello rojizo.
Una niña pequeña, que tendría más o menos la edad de Gardien estaba escondida en la pared. Su pelo, del más vivo colorado no centelleaba ahora cubierto por la sombra que proyectaba el edificio. No había rastro de sangre y lo más probable es que el resplandor rojizo fuera el pelo de la joven.
¿acaso les espiaba?
Entiendo que lo lanzas a nivel intermedio, llevas tu la cuenta del zeón, no?
No está abarrotado, pero algo de gente sí que hay.
- Parece que una niña, diría yo que de la edad de Garien, nos ha podido estar siguiendo. -comentó a sus acompañantes aliviado tras haber errado su predicción- No sería raro que se conocieran, pero no se como hacer para hablar con ella sin que se asuste y tampoco quiero que escape corriendo. Mamá, tal vez contigo hable -de vez en cuando volvía su vista a su lucero para cerciorarse de que la niña no se iba- seguro que tendrás mejor mano que Zach -dijo dejando escapar una sonrisa, tratando al mismo tiempo de liberar la mente de su madre- Os dejamos esto a vosotros. Inara ¿vamos? -acordándose justo antes de irse dijo- Dejaré con vosotros al espía de luz, cuando hayáis terminado con la niña la esconderé en tus ropas -dijo hablando a su padre.
El interior de la mina lo intrigaba mucho más que aquella niña, una vez descartada la teoría del cura muerto. Debían encontrar la fuente de las redes mágicas de inmediato, ver que las producía y actuar en consecuencia. Pese a sus estudios arcanos se encontraba mucho más tranquilo con la callada guerrera a su lado, al fin y al cabo algo había herido a su hermano y era bien probable que fuera sobrenatural. Más les valdría andarse con ojo.
Llevo la cuenta del zeon en "notas" en la hoja del pj.
Pese a no estar atento continuamente al espía si echara un vistazo fugaz al menos cada minuto para ver que ocurre al otro lado.
Inara, ensimismada en sus divagaciones, apenas fue consciente de la mancha pelirroja hasta que Philippe dio constancia de lo que era. Una niña. Amiga o compañera de "cárcel" de Gardien, probablemente. Intentó divisarla de nuevo mientras la voz de Philippe daba instrucciones. Se giró hacia él un tanto extrañada cuando le pidió a su madre hablar con la cría. ¿De verdad creía que se encontraba en el estado adecuado de encarar ese tipo de conversación?, se preguntó. No obstante, no era quién para cuestionarle. No pertenecía a la familia de todos modos.
-Vamos, entonces -le dijo, colocándose a su lado y reanudando la marcha no sin antes echar un vistazo por encima del hombre hacia los que se quedaban atrás.