Partida Rol por web

De inmediato apunté mi arma en la dirección en que vino el sonido, viendo que se trataba de un científico. ¿Sería el mismo tipo que vimos correr? Vi a Sergio acercarse lentamente, al parecer intentando convencerle que no intentaríamos nada contra él. Yo no estaba tan segura que eso fuera a ser verdad.

-Nosotros tampoco queremos morir, maldito hijo de puta, pero al parecer les dio muy igual lo que nosotros quisieramos, ¿no?- Dije, sin dejar de apuntarle. -¿Dónde carajos estamos? ¿Qué mierda hicieron con nosotros? Ve respondiendo, pajarito, e igual sales con vida de este jodido lugar.-

Puede que no tengamos tiempo para dedicarnos a jugar al poli bueno-poli malo pero mi lado 'profesional' me exige tratar de atenuar el arrojo de Alessandra.

- Tío, comprende que estamos en medio de unas circunstancias extraordinarias. Puede que a ti te hayan explotado en la cara pero a nosotros nos ha explotado en el pecho y después nos han vuelto a reconstruir con piezas extra. Contesta a la señorita, por favor.

Al igual que como había sugerido con la puerta del armario, si esto no iba por las buenas...

Mientras esperaba a que respondiese buscaba unos pantalones y una camisola que me quedasen medianamente bien, ya estaba bien de sanatorio infernal nudista.

-¡Pe,Pe,pe,pero que coño! Dave se queda atónito al ver a ese pobre hombre. Viendo cómo se desarrollan los acontencimientos, intercede entre el hombre y Alex... - Baja la pipa. Si se mueve ya me encargo yo.  - La mira y le hace un gesto con la mano hacia abajo y se encara con el hombre. -Hola. Mi nombre es Dave. ¿Podemos ayudarte en algo?

El científico gira la cabeza espasmódicamente al oir lo que cada uno decís. De repente deja de cubrirse con los brazos y empieza a balbucear palabras extrañas, como si hubiera recordado algo importante: 

-L-la-la tribu de los Muwahara, la tribu de los Muwahara convo-convocaron a Zilaskere

Su mirada se intensifica, se fija en vosotros, comienza a levantarse despacio, tembloroso

¡Convocaron a Zilaskere para que acabara con sus enemigos! ¡Y el demonio aceptó!

De repente, se empieza a mover más deprisa, ya casi está fuera del armario. Habla cada vez más alto, grita, aúlla. 

¡¡Mwuo hijo de Zilaskere los devoró a todos, y a sus hijos, 

y a los hijos de sus hijos, 

Apoya un pie fuera del armario

y a los hijos de sus hijos de sus hijos!! Y cuando no hubo a nadie a quien devorar, devoró a los Muwahara tambiéeeen!! 

Y de repente se está abalanzaando sobre vosotros, con unas afiladas tijeras en la mano que no habíais visto hasta ahora, intentando agrediros. 

Dave es el que le queda más cerca, es el último que se había acercado para hablarle...y el que queda más expuesto a su repentina furia. Intenta apartarse pero recibe un pequeño corte en la cara, lo justo para hacerle sangrar. 

Carajo. ¡Carajo!

Casi con rabia apreté el gatillo en el momento que vi como se lanzaba hacia Dave, pero sin lograr evitar que el muchacho se llevara una herida con aquel arma improvisada. -¡Hijo.. de... puta!- Grité por encima de la detonación.

Oh, venga ya...

Suficiente nos estábamos peleando ya como para que el tarado este se lanzara sobre el chico.

¡Cuidado!

Grito al chaval que había recibido un corte por las tijeras mientras disparo a su atacante.

-¡ME CAGO EN TU PUTA MADRE, TARADO DE MIERDA!

Dave recibe el tajo con las tijeras, y cuando nota el frío acero rasgando su piel, se mueve hacia atrás, poniendo un espacio entre medias del fulano y de él. Separado ya, se tapa los oídos, pues el sonido de una pistola disparando, no es lo más agradable que pueda escuchar uno.

Al recibir el disparo de Alessandra, el hombre trastabilla y se detiene. Os mira fijamente con los ojos desorbitados y alza de nuevo su tijera...para clavársela en su propio cuello ante vuestro estupor.  

La sangre corre a borbotones, él tiembla, y se derrumba entre gorgoteos. Poco después deja de moverse, empapado en un charco de su propia sangre, que se derrama lentamente por el sucio suelo hacia vosotros.

A pesar de las locuras y horrores que habíamos estado viendo desde el principio, no estaba preparada para ver como aquel hombre desquiciado se abría la garganta de aquella manera. Aparté el rostro y me llevé una mano a la boca, controlando las arcadas. -Mierda...- Sin mirar al cuerpo me dirigí a los tres hombres.

-No hay nada más que hacer aquí.- Intenté sonar seca, pero la voz me tembló un segundo. -Encontremos el jodido ascensor.- Me giré de nuevo hacia ellos, y luego me agaché junto al cuerpo, tratando de no mirar la herida en su cuello, para ver que encontraba en sus bolsillos. Identificación, llaves, cualquier cosa que pudiera servirnos de ayuda más adelante.

Mi cara cambia a estupor y desagrado cuando veo el escenario creado por el loco ese rajándose. Fue más que nada la sorpresa. Mejor que se matara antes de que lo pagara uno de nosotros.

Antes de eso, vamos a coger lo que podamos del armario. Tras esto no me apetece irme sin nada.

Me acerco al armario intentando no pisar la sangre mientras intento coger ropa en condiciones y más cosas de utilidad. 

Dave busca cualquier cosa de su interés en la sala, pero se agacha, coge las tijeras ensangrentadas, las limpia contra la ropa del tipo y las porta.

-Cuando estéis, vámonos..

Todo sucede tan rápido que ni siquiera me da tiempo a reaccionar. Observo el cuerpo del tipo. No hace falta ser un doctor para saber que ha muerto por su propia mano.

Suspiro, negando con la cabeza. ¿No decía que no quería morir? No tiene lógica.

Miro al resto y afirmo. Yo también voy a ponerme algo de ropa, aunque espero que haya algo más que ropa de enfermeras.

Me dirijo a los armarios y busco ropa de mi talla y, de ser posible, que no sea de mujer o que no aparente ser de mujer. Finalmente, tapándome con la propia puerta del armario, me visto y me pongo unas deportivas que sean de mi talla o lo más cercano posible.

Una vez vestido, me preparo para salir de la habitación y buscar ese ascensor.

Abandonáis la habitación y de nuevo os encontráis en el pasillo oscuro por el que vinisteis. 

Al fondo, distinguís la esquina por la que torcisteis a un lado, y al otro lo que parece un monton de escombros que llega casi hasta el techo.

Palpo el muro para comprobar su solidez.

Hmm... Voy a probar algo.

Dicho eso, retrocedo y extiendo mi mano e vuelvo a usar mis poderes telequinéticos para intentar mover una piedra de la parte de abajo del muro. Con suerte, el resto solo tendrá que caer por la gravedad.

Al acercarse Sergio mejor al montón de escombros te das cuenta de que parece estar cubriendo otro pasillo, el ramal derecho de una bifurcación de la que no os disteis cuenta al pasar corriendo. 

Al principio había pensado que quizás sería mejor recorrer el otro pasillo y ver si llevaba a otro sitio, aún si no me gustaba mucho lo de volver sobre nuestros pasos. Sin embargo, Sergio pareció sentirse confiado en poder mover los escombros del otro pasillo. Lo miré un poco dudosa, antes de prepararme y apuntar en la dirección del otro pasillo, en caso que el ruido atrajera el interés de alguna de las criaturas que parecían pulular por el complejo.

Me sitúo al lado de Alessandra, con el arma preparada. Mover esas piedras va a hacer un ruido del demonio, así que más vale prepararnos para salir corriendo en cuanto Sergio las nueva... si es que lo consigue. En cualquier caso, yo vigilo sobre todo nuestra retaguardia, no sea que a alguna de esas cosas le dé por darnos por culo.

Sergio se concentra y un puñado de pedruscos se elevan como si fueran ingrávidas burbujas de jabón, y se van apartando del montón. 

Pero el resultado es desalentador. Detrás de los escombros sólo hay...más escombros todavía. Entre ellos asoman trozos de metal y cables eléctricos. Parece que el techo de ese pasillo se ha venido abajo al completo. No hay forma de atravesarlo.

Como subrayándolo, de repente escucháis un golpe sordo y el sonido de algo partiéndose, un crujido denso. Unos cuantos escombros más y algo de polvo caen sobre lo que habíais logrado despejar.