Partida Rol por web

(Se recomienda escuchar la canción para la lectura/redacción del post)

Un calor sofocante, acompañado de un peso atroz en la espalda se hizo con cada uno de los ingenieros. Una luz resplandeciente, producida por el reflejo del sol en el suelo repleto de nieve, los cegó, invadidos por una sensación de embriaguez temporal que les hizo tener la misma sensación la vez que acabaron en Miami, allá por 1983.

Poca poco, cuando comenzaron a sentirse enteros, notaron como un frío fulminador empezaba a hacerse a colarse entre cada rendija de los recios abrigas que tenían. La cara, de repente, era un mármol frío y sonrojado por el sol.

La nieve cubría todo. Hacia arriba, hacia los lados... nieve, hielo y soledad. ¿Dónde estamos...? ¿Qué tiempo es este?

- ¡Qué nadie se quede atrás! - mandaba una voz con tono ronco desde la parte delantera de la expedición - ¡Estamos llegando, moveos, moveos, entrad en calor!

El crepitar da la nieve crujía, amontada a los pies de las crestas de presión que se formaban en el suelo, víctimas de los desplazamientos de las grandes placas de hielo.

La fila de hombres cargados con grandes mochilas repletas de lanas y mantas avanzaba lentamente pero con un ritmo constante. El sol, brillante en el cielo, parecía puesto de adorno, pues a pesar de su gran esplendor, la temperatura oscilaba entre los -10º a esa hora del mediodía.

- ¡Si traemos buenas noticas - volvió a hablar la voz en - el capitán Goodmin nos recompensará con una ración extra de ron! ¡¿Quién no quiere una maldita ración extra de ron?!

Unos vítores de aprobación se hicieron unánimes, acompañados de una cantidad de vaho generosa por encima de las cabezas de aquellos hombres. El paso se incrementó un poco más, guiados por la motivación de poder acostarse un poco más borrachos de la cuenta aquella noche.

Una voz que procedía de detrás de ellos sacó de los pensamientos a los ingenieros.

- ¡No esta mal para ser vuestra primera vez, ¿eh, chavales? - un risa amable acompañó la pregunta - Ya era hora de que os dejaran salir de El Esperanza, limpiar cubiertas no siempre es divertido, ¡hay que ver mundo! - dijo con los brazos abiertos sujetando un gran puro entre los dientes.

Aquel hombre, de unos cincuenta y tantos, sonreía contento, mostrando una dentadura sana pero con un claro boquete por la pérdida de las paletas.

- Una pregunta, jóvenes... vosotros que pasáis más tiempo en el barco... ¿Habéis oído algún rumor sobre la presencia de mujeres en la tripulación? Se dice que nada más partir de Inglaterra se colaron.

Un pellizco se apoderó de Dharma y Martina que aun sin saber qué hacían ahí, sabían que podría traerles problemas¹. Por un segundo, se tranquilizaron al ver que las grandes abrigos y las bufandas de piel de zorro les cubrían la cara.  El hombre aceleró el paso y se puso a la par de los ingenieros.

- No os preocupéis... - dijo el hombre - Duncan Montgomery no es un chivato, yo también lo hubiera hecho por llevar una bolsa de monedas para darle de comer a mi mujer y mis dos hijas en cuanto salgamos de aquí... os guardaré el secreto, pero no os descubráis mucho, ir siempre tapada es una buena excusa para "cubrirse" del frío glaciar - y sonrió mientras daba una calada al puro sujetándolo con unos grandes guantes.

Se adelantó unos pasos.

- ¡Eh, Taylor, cómo se ve la cosa por ahí delante!

Dharma se acomodó en la sensación de inter-temporalidad como lo hizo en medio de estos grandes abrigos contra el frío.   Y su mente empezó a hacer cálculos.   A partir de la ropa, el tono, la misión, y la geografía, trató de adivinar donde por Cronos es que estaban...

Junto con Karim, Dharma y Brian, una chica joven de aspecto seguro y conocido para ellos, caminaba junto a ellos. No estaba Liam. ¿Habría muerto? ¿Se habría perdido en aquel trayecto espacio-temporal? Lo que estaba claro, es que allí había otra chica conocida para ellos. Era Martina, una compañera de un par de asignaturas optativas del doctorado. Martina no había tenido mucha relación con ellos, pero se conocían de vista. Además, Martina había estado presente en la exposición del Proyecto Eón, donde los ingenieros presentaron la máquina del tiempo y dónde un fallo había hecho que viajaran al pasado.

Martina, como una más en aquella tarde en la sala de exposiciones, fue testigo del desastre y en esta ocasión había sido arrastrada con los demás a aquella época desconocida para ellos por ahora. Aunque Martina era consciente de lo que había sucedido, era la primera vez que se había visto arrastrada por esta fenómeno. Por un lado le tranquilizó ver caras conocidas y más siendo responsables del proyecto. Pero por otro lado, una sensación de miedo y confusión se hizo con ella...

Dharma, que creyó reconocerla de algunas clases donde fue su laboratorista, se le acercó con cuidado a la "potencial Martina".  Por si esto era una confusión -difícil estar segura con tanto pelucha alrededor vs el frío-, decidió preguntarle en clave:   

¿Y qué crees que diría Stephen Hawking de todo esto?    ¿Discutiría con Schröedinger de nuestra presencia? 

Y pensó en que no veían a Liam.  ¿Quizá quedó más adelante, o más atrás en la fila?  Habría que ver.  ¿O en el campamento base o ?   Se resistía a la idea de haberlo perdido, y además era poco científico hacerlo.  Necesitamos testear las hipótesis de donde, y cuando, es que está.   Habría que estar atentos por si el compañero necesitaba ayuda... o por si era de los primeros que regresaba a nuestra línea temporal original.   -De nuevo, wishful thinking, del bueno.    La hipótesis sería que agotó la energía temporal, y regresó al estado de reposo, es decir, nuestro punto inicial.    Era creíble, dada la forma en que se había montado el experimento.

Karim volvió a notar la sacudida del vórtice, esta vez con más entereza y con menos confusión por el viaje. Dejándose llevar por el ritmo cadencioso hundía los pies sobre los huecos dejados ya en la nieve por la cabeza de la fila. El investigador tenía ciertas nociones de supervivencia en entornos agrestes, pues era aficionado a la observación astronómica, pero nada le había preparado para una expedición de alta montaña.

Miró a su alrededor para asegurarse que todos estaban juntos. La ausencia de Liam una vez más pesó sobre su ánimo, pero ver una cara conocida le hizo esbozar una sonrisa. Aminoró el paso y se puso al la altura de las chicas durante la marcha. 

- Todo lo que estás viviendo es real. No es parte de ningún holograma dimensional. ¿Este es tu primer salto? Nosotros ya hemos hecho dos de ellos, pero no hemos encontrado todavía un patrón. Todavía hay muchas preguntas que resolver, solo espero poder regresar y contar la experiencia vivida. Se que tu tendrás muchas preguntas que hacernos, pero ahora lo prioritario es mantenernos con vida... 

Esa última advertencia vino acompañada de una seria mirada. Ya habían arriesgado sus vidas hacía apenas unos momentos atrás y viajar en una expedición en estas cotas pondría a prueba todas sus capacidades. Karim pensaba priorizar la supervivencia de todos por encima de encontrar respuestas a los viajes temporales. Pues si no regresaban con vida ¿De que servirían sus averiguaciones? ¿Quién daría a conocer su experiencia?

Toda la universidad había hablado de aquello, había visto junto a otro montón de gente, como esos tres que ahora caminaban junto a ella, habían desaparecido. Presuntamente como parte del viaje al pasado que había prometido el proyecto, aunque de forma mucho más impredecible que la que habían podido esperar. Y ahora ella estaba entre ellos. No tenía idea del porque o el como, pero si el hecho que se estaba congelando hasta el aire de sus pulmones era testigo de algo era de que había dejado muy lejos la universidad. Y la ropa que llevaban marcaba que probablemente también su tiempo. -Donde demonios estamos? - Preguntó en voz baja a los tres, intentando no llamar la atención del guía. El sentimiento de miedo mezclado con la fascinación frente a la posibilidad de que aquello fuera lo que pensaba, le estaba dando nauseas. 

Miró a la mujer que se había acercado a hablarle como si aquello fuera lo más normal del mundo, y la sensación de estar alucinando se hizo más fuerte. -Si están discutiendo con Schröedinger espero que la resolución no acabe en nuestra no existencia - Murmuró aún caminando en modo automático aún insegura de que se suponía debían hacer ahora. 

Afortunadamente uno de los hombres se acercó a poner paños fríos y no pudo más que mirarle agradecida y un poco más aliviada, si es que esa era la palabra correcta - Como saben que estamos donde parece que estamos y no es todo esto más que una alucinación después de alguna contusión o algo por el estilo? - Preguntó antes de que pudiera terminar pero luego se limito a asentir y cerrar la boca. Aquello sonaba lógico. 

—Créeme, no se trata de una alucinación —terció Brian con aquel gesto hosco de nuevo. Primero mafiosos de Miami, luego una acogedora clase de la universidad y ahora, directos al frío glacial. Liam tampoco estaba allí con ellos. En su lugar había aparecido otra colega de Harvard que había trabajado con ellos algunas veces. ¿Por qué ella sí y no Liam? Las preguntas bombardeaban su mente cansada pero, de momento, debía preocuparse más por su cuerpo que parecía congelarse por momentos.

Se adelantó un poco hasta alcanzar al tipo del puro.

—Oiga, señor, ¿queda mucho para el descanso?

- ¡Qué nadie se se quede atrás! - gritó el líder de la expedición echándose a un lado y viendo como avanzaba la fila - ¡Tenemos que estar de vuelta antes de que caiga la luz o se nos congelarán los huevos! 

La cuesta de nieve seguía en ascenso, haciendo que el camino se fuera estrechando por los lados a modo de trinchera. Por un segundo, la expedición quedó cubierta del frío viento que azotaba de un lado a otro, incluso agradeciéndolo. Pero esa sensación no duró mucho más, pues unos cincuenta metros más hacia delante volvió a abrirse y el frío se hizo de nuevo con cada uno de ellos.

La "nueva" compañera, aquella tal Martina, a pesar de la confusión continuaba avanzando para no llamar la atención, también guiada por los consejos de sus compañeros. La aparente tranquilidad de los líderes del Proyecto Eón hacía que pudiera sentirse segura... dentro de las posibilidades.

Dharma oteó a su alrededor. Era evidente que el sitio era algún polar ártico, pero sus conocimientos en Historia con respecto el vestuario y la expedición la situaron sobre 1847. El polo norte y sus viajes de exploración. Brian y Karim, con la lección ya aprendida de lo real que eran los viajes y del dolor que produjeron aquellas heridas en 1983, afinaron los sentidos desde el primer momento: en aquella ocasión harían todo lo posible para salir con vida y si puede ser... con todos sus compañeros juntos.

- ¡Está bien, llegamos! ¡Descansad unos minutos y levantemos el campamento! - ordenó Taylor.

Una vez terminada la ascensión, el hielo se abría y varios hombres en pequeño campamento recogían poca poco. Parecía algún puesto de vigilancia o algo parecido, pero los ingenieros no estaban seguros, pues el frío comenzó a hacerles mella en los pies, cubiertos de nieve hasta las rodillas a pesar de las grandes botas que llevaban.

Duncan, el hombre que había hablado con ellos hacia unos segundos, se giró hacia Brian y contestó a su pregunta.

- Muchacho - dijo con una risa ahogada - aquí los descansos siguen cansando... si alguna vez te acostumbras a este frío... ¡Quédate aquí a vivir y así no tendrás que volver a aguantar a tu mujer!

Varias risas se escucharon.

- ¡Venga, nos vemos en cinco minutos!

- ¿Cinco minutos de descanso solo? - dijo sin levantar mucho la voz al resto de investigadores. - Yo no estoy hecho para esto, si apenas consigo mantenerme en calor. Hace rato que no me siento los dedos de pies y manos pese a toda esta ropa de abrigo y las botas.

Definitivamente esta iba a se otro reto, otra aventura muy distinta. Luchando contra el el frio y el cansancio. Sólo alguien con fuerza de voluntad y preparación sería capaz de hacer un viaje así.

- Duncan... Señor Montgomery - le llamo mientras se acercaba. - ¿Habremos hecho ya la mitad del camino hasta nuestro objetivo? - preguntó con astucia para averiguar tanto el tiempo que quedaba para llegar, la distancia relativa y el lugar de destino. Con suerte podría parecer una pregunta común y no una hecha desde el más absoluto conocimiento de la situación.

—Ya estoy echando de menos Miami —bromeó Brian dirigiéndose a sus compañeros—. Se me está helando el culo de modo que no pienso sentarme ni cinco minutos. Voy a curiosear a ver dónde demonios estamos y qué hemos venido a hacer aquí con todos estos locos.

El ingeniero se acercó al centro de la actividad y comenzó a ayudar a todo el que pudo. Su intención era echar un vistazo a vituallas, papeles, mapas, brújulas... Cualquier cosa que le dijera qué tipo de misión era aquella. Sin duda, por los atuendos y las herramientas aquel tiempo debía ser anterior a 1890; pero necesitaba afinar más, conocer que expedición científica en concreto estaban integrando.

Estamos circa 1847. -Les dijo Dharma.-  Por la ropa y el equipo.  Vamos rumbo al Polo Norte, de ida según la actitud, ¿o de regreso?   Ha de ser uno de aquellos viajes de exploración primera hechos por las naciones occidentales.  Una de las británicas, me imagino, por el acento. 

Parecía entonces que lo que tendrían que hacer era sobrevivir. 

Entre entonces y ahora, (¿qué es ahora, Dharma?) mucha ciencia se hizo, que se convirtió en tecnología.   -¿Podrá sólo tener la ciencia, sin el tech-gear, ayudar?   Pronto lo averiguarían.

Si se nos moja la ropa, apreciaremos las fibras artificiales más que nunca.  Lo primero más importante es eso entonces, compas: ropa seca   -Era una señal de optimismo, y un reto a sus compañeros y a Martina.    Lo segundo es localización.  Perderse era muy fácil pues el cielo no ayuda con tanta nube, y no hay muchas montañas para ubicarnos.   -Miró al cielo.

Y en eso, haciendo historia, se dió cuenta de lo que realmente enfrentaban.

No fue sino hasta los 1900s que se pudo encontrar un pasaje al norte; la mayoría de las exploraciones acabaron en desastre.   Las probabilidades de que estemos en una de esas, es alta.  

Nos urge un GPS. -miró a Martina, deseando con todas sus fuerzas que esa hubiera sido su especialidad.  A ella no se le ocurría como hacer algo similar con lo que había en esa época. 

"A mi ya se me están congelando y los llevo por dentro" Pensó sarcástica, había dejado de sentir las punta de los dedos. Aún así no podía dejar de reconocer lo increíble que era aquello, estaban en una verdadera exploración del ártico. El paisaje era abrumador, hermoso, pero estaba segura que esa última apreciación no era compartida por los hombres que llevaban seguramente días congelándose lentamente en esa enormidad de nieve. Ella todavía podía darse el gusto de admirarlo, sobretodo cuando atravesaron el paso de nieve, y el viento dejo momentáneamente de castigarlos brutalmente. 

Al menos sus compañeros parecían tener más clara que ella la situación. 

Sus piernas agradecieron el descanso, aunque aquello también significara más frío. "¿Cinco minutos?" Suspiro viendo la nube formarse frente a sus labios y se sentó sobre una caja que parecía lo bastante fuerte para aguantar su peso. -¿Estaban en Miami antes? - Preguntó mirando a sus compañeros mientras se abrazaba a si misma para mantener el calor. Aún así la idea de ese hombre sonaba la más lógica, esta gente tenía que tener mapas o algo. -Le ofreció a... ¿Brian?, quedarse a vivir si se acostumbraba, suena que estamos de ida - Respondió algo dudosa de recordar correctamente el nombre. -Al contrario, la piel es mucho más efectiva que las fibras artificiales - Comentó envolviéndose más en su abrigo y levantándose de su asiento -Entonces mejor que sepamos a donde vamos - Decidió de repente energizada por la posibilidad de morir congelada y siguió a Brian al centro de actividad. 

Los ingenieros se fueron acercando al campamento para intentar recoger información y situarse en la línea temporal de una manera más determinada. Además, en aquel momento no sabían más allá de que estaban poco a poco, congelándose. Karim, con su característica educación, se acercó a Duncan.

- Muchacho, nuestro objetivo no tiene que ver con la distancia... sino con el tiempo - una sensación extraña recorrió el cuerpo de los ingenieros al escuchar aquella palabra y la entonación con la que Duncan la dijo - Debemos esperar al deshielo, ya solo queda un mes... después de seis meses con el barco atrapado en el hielo... ¡será un día grande! - el explorador concluyó con una risotada para después recoger varias pieles del suelo y hacerlas un ovillo. Karim tragó saliva.

Martina y Dharma intercambiaban teorías. La argentina (?) comenzaba a notar el frío y la africana lanzaba al aire conocimientos históricos nada positivos. Sus cavilaciones estaban bien encaminadas, pero ahora dependía de ellos no convertir en un posible desastre la historia escrita.

Brian, decidido, se adentró entre aquellos hombres que movían de un lado para otros pieles atadas en cuerdas para después depositarlas en trineos cargados de más bultos. Duncan se acercó a él y le puso una mano en el hombro, mientras miraba a lo lejos, pensativo mirando a las masas de hielo extensas.

- Sé que está siendo duro para vosotros, muchacho, pero tenemos que ser pacientes. Ya hemos pasado la parte más dura... aunque es verdad que la comida y los recursos comienzan a escasear... Y aunque el verano nos eche una mano, no pienses que podrás salir a tomar el sol a la cubierta del barco - de nuevo, una risa y un palmetazo en el hombro del asiático -. Échame una mano con esto - le pidió mientras le daba una caja de madera con varias telas para puestos de mando.

Los hombres seguían recogiendo materiales del campamento, ya casi recogido.

- ¡Eh, vosotros, moveros un poco y echadnos una mano! - les recriminaron a los ingenieros pasivos varios hombres mientras levantaban las manos en modo de protesta.

Una brisa de aire más frío se levantó en el ambiente. La luz del día comenzaba a caer con velocidad.

Sin saber muy bien por qué, la actitud paternal de Duncan Montgomery puso a Brian de muy buen humor. Quizás se debiera a que, a pesar de que solamente movía bultos de un lado a otro, al contrario de lo que había sucedido en Miami ahora mismo sí se sentía útil y partícipe de una aventura interesante. No tenía ninguna prueba de que aquella expedición fuera algo más que el final de una cacería de focas, pero aun guardaba la esperanza de estar presenciando un acontecimiento histórico... De los que acababan bien, claro, con regreso al hogar y discurso solemne en la sociedad científica de turno; no de aquellas que finalizaban con un sermón de despedida del sacerdote ante la lápida recién colocada en la tumba...

1847... ¿Por qué me suena tanto ese año en relación con el Polo Norte?

Mientras cavilaba, Brian siguió pendiente de todo aquello que pudiera darle más pistas del momento histórico en el que se hallaban.

Tendrían que aguantar un mes entero en condiciones tan extremas como esas. Con suerte darían un nuevo salto temporal antes. Por desgracia nada parecía indicar un patrón.

¿Porqué habían hecho el salto justo en ese momento la última vez? En la huída de Miami algo había provocado la apertura de una brecha temporal. ¿Tendría que ver con encontrarse en una situación de estrés extrema? Eso indicaría que ellos mismos podían ser un factor detonante...

Demasiadas preguntas que no podía responder ahora. Si llegaban vivos dl próximo salto podría empezar a generar una hipótesis.

- Sí, pongámonos en marcha... - respondió y miró hacia el cielo para ver la inclinación del sol tapándose para lo quedar cegado. ¿Cuando llegaría ese deshielo?

Esuchar por encima la conversación entre Duncan y su compañero la hizo detenerse en seco. "Esperar un mes...." La idea le resultaba tan inverosimil que tardo en procesarla. No pensaba pasar un día más allí si podía evitarlo. Además dudaba seriamente que todos los allí presentes sobrevivieran un mes, recorrió las caras preguntándose si serían todos los que habían comenzado con esa expedición o faltarían rostros. Hasta ella tenía mejor sentido común que el de preguntar aquello pero... De pronto recordó que aquello era viejo, ya había sucedido, ¿habría sobrevivido alguno de esos hombres realmente? ¿Qué pasaría si su presencia allí cambiara los hechos? 

Levantó la mirada hacia los hombres quejándose y sin decir nada para no delatar su voz se acercó a estos colaborando con la recolección del campamento mientras seguía pensando al respecto. Al menos el trabajo la hacía entrar en calor y ello le hacía más fácil concentrarse en el problema que tenía en frente. Además pronto estarían a oscuras, y cuanto mejor pudieran organizarse, más probabilidades de pasar la noche para todos.