Partida Rol por web

Brian vio como su vida pasó por sus ojos durante un segundo. El viento, el frío y el miedo se hizo con sus músculos y sus movimientos, pero se quedó clavado viendo el gran trozo de madera coronado por Dharma caía con velocidad hacia él, que no puedo hacer nada por esquivarlo.

El mástil, que chocó con torreón de barriles hizo que el impacto no fuera lo fuerte que debía de ser. A pesar de todo, Brian sintió el golpe con fuerza y quedando muy herido.

- Ayuda... - dijo sin aire a penas antes de quedarse inconsciente. 

- ¡Brian! - gritó al ver a su compañero sepultado bajo el gran mástil.

Corrió hacia él con la esperanza de encontrarlo con vida. El señor Keller había llegado antes que el resto y ya intentaba apartar el enorme cilindro de madera de su cuerpo.

- Déjeme sitio. - le pidió pegando hombro con hombro y haciendo un esfuerzo como nunca antes había hecho gracias a la adrenalina.

Dharma rodó por el piso nevado, se levantó y fue luego luego hacia el mástil, cuya caída aún retumbaba por toda la nave, a ayudar a levantarlo.  ¡Aaarrhgh-G!!   ¡Briann!

 Sus pensamientos eran aciagos.  Si Brian queda herido no podremos irnos en trineo con él, o si, pero sería difícil.   Quedaríamos a la suerte del barco.   No quería pensar más, mejor desechar ese pensamiento y ahorita lo único importante era aquel tronco sacado de algún árbol centenario, que había dado la vuelta al mundo para llegar aquí, a ser esperanza y obstáculo por partes iguales. 

¡Vaammmoss!

Creyó que todos habían quedado fuera de la trayectoria del mástil hasta que escuchó el grito de su compañero. -Brian- Musito helada, y sin perder momento corrió hacia los otros y tomo el gran trozo de madera del sitió que podía, jalando con todas sus fuerzas para quitarselo de encima. Cualquier otro pensamiento perdió nitidez, ahora eso era lo único en lo que se enfocaba. Ya había pasado por algo similar, pero en esa ocasión el leñador que había quedado bajo el árbol había muerto en el acto, su compañero parecía estar teniendo mejor suerte.

-¡Ya casi! -Gritó sintiendo la madera levantarse, con la misma facilidad que habría sido levantar un camión -¡Alguien preparese para sacarlo de abajo! -No iban a aguantar mucho tiempo.

- ¡Vamos, vamos! - jaleaba Keller a los ingenieros con la respiración entrecortada - ¡A la de tres!¡ Una, dos y.... Ahhhh!

Marineros e ingenieros tiraron con todas sus fuerzas del mástil que apresaba a Brian. El trozo de madera, pesado y húmedo, era difícil de mover. Las manos helada por el frío no ayudaban mucho, pero la adrenalina de ver el cuerpo inconsciente de su compañero de proyecto bajo el mástil era suficiente motivo como para desgarrarse el alma.

- ¡Un poco más, solo un poco más! 

Una multitud de gritos varoniles hizo coro alrededor del Sr. Keller y el poste pesado de madera comenzó a moverse, poco a poco; también con la ayuda de Karim, Dharma y Martina. Cuando el mástil estuvo a unos diez centímetros separados del cuerpo del joven ingeniero la orden de Martina hizo que uno de los marineros lo arrastrara y todos pudieron dejar hacer fuerza.

Dharma y Karim se acercaron corriendo. Martina sujetaba el cuerpo inconsciente de Brian que a los pocos segundo comenzó a toser, dejando salpicaduras de sangre sobre la blanca nieve: a pesar del gran golpe, podía moverse pero con dificultad¹. 

- Me alegro que estés bien, hijo - se alegró Keller dándole un par de tortas cariñosas en la cara al asiático - ¡No podemos parar hay que hacer que el barco se mueva! - gritaba a la tripulación mientras se incorporaba.

Un sonido de metal y madera se mezclaba en la oscuridad de la noche, como un lamento. El Esperanza sufría por moverse, como si estuviera emitiendo un llanto después de tanto tiempo. El barco abría el hielo a su paso, lentamente, ayudado por la tormenta de nieve que iba a caer a parar a las velas ahora desplegadas.

- ¡Hay que evitar que el casco quiebre, debemos de evitar que el casco quiebre con el hielo! 

Keller bajó rápidamente a la superficie, donde los carpinteros reforzaban la parte baja de la cubierta. Cuando el barco comenzó a moverse, se complicaron las reparaciones.

- Sir Keller, ya casi lo tenemos... 

Keller miró a los ingenieros. El frío del hielo Ártico no era el mismo que el de la cubierta de El Esperanza. Brian se sujetaba el pecho colgando un brazo por encima de los hombres de Martina. Tenían que unir sus fuerzas para conseguirlo: era ahora o nunca².

Karim sabía que el tiempo apremiaba, pero debían asegurar que todos los cabos estuvieran bien atados, que el mástil no hubiera roto ninguna otra parte vital para el barco.

Así que se afanó en revisar todo a su alrededor para comprobar que emen cubierta estabs todo lo mejor posible para emprender en viaje más allá de la barrera de hielo...

Brian se descolgó de Martina, rodeándose el cuerpo con uno de los brazos. El ingeniero avanzó un par de pasos casi tambaleándose a pesar del frío que hacía en la parte baja del barco. Su cabezonería era mayor que el dolor que sufría en el pecho, preso del golpe del mástil.

- Podemos... No sé... - dijo hincando una rodilla en el suelo.

Brian no estaba en condiciones para ayudar a sus compañeros.

Bien, ¡que la física esté con nosotros!

Pensando en vectores de viento impulsando las velas, rompiendo los hielos, Dharma hacía conexiones de ciencia con ingeniería, y las unía a sus conocimientos de navegación y de supervivencia.  Todo habría de servir.

¡A girar, a girar, que el hielo se rompe más fácil en un movimiento ortogonal!  -lo decía a sus compañeros, acortando el tiempo que requiere una instrucción gracias al caló de la ciencia, y lo traducía para que Keller uniera su conocimiento práctico a cualquier cosa buena que hubiera en lo que Dharma podría deducir, calcular, recomendar. 

El frío le calaba los huesos, pero sus habilidades de supervivencia habrían de compensar su menor fortaleza corporal en estos momentos.  No podía fallar.

-Tú vuelve aquí - Se quejó arrodillándose junto a su compañero y volviendo a sujetarlo para que no se esforzara de más. Con ojos rápidos repaso desde el lugar el estado del barco, sintiendo el movimiento en el temblor de la madera - ¡Giren las velas 45° al sur! Necesitamos cada gota de viento - Gritó al resto haciéndose oír aún sobre el escandalo reinante. Todas sus esperanzas estaban puestas en ese momento.

-¡Vamos! ¡Viviremos para contar la historia! - Se volvió hacia Brian dándole una sonrisa -Quiero ver como le explicas al médico que un mástil te rompió las costillas, así que no tienes muchas opciones más que aguantar hasta que volvamos -

Los ingenieros se pusieron manos a la obra. Con un conocimiento propio de sus estudios y experiencias, rápidamente comenzaron a dar las instrucciones necesarias para que El Esperanza hiciera uso de su dañado equipamiento para poder salir del hielo que lo apresaba.

Keller miró unos segundos a los ingenieros, sorprendido por la rapidez y la eficacia con la que aprovechaban la inclemencia del tiempo. El explorador, sorprendido, entendió que no había ningún momento que perder y se dejó ayudar por aquellos "exploradores".

- ¡Rápido, muévanse! 

Keller estaba motivado por los pequeños pero grandes avances que hacía la embarcación.

- ¡Nos movemos, nos movemos!

La cara del explorador mostraba una alegría que arrancó una sonrisa a los exploradores. Parecía que todo iba por el buen camino.

Karim dejó de hacer la comprobación de todo el aparataje para centrarse en dirigir al los marineros sl igual que hacían sus compañeros.

Cálculo la velocidad y dirección del viento para aprovechar al máximo el empuje de la tormenta y cuando había que virar para seguir desencajando el barco de su mortal y fría trampa de hielo.

- ¡Ahora! ¡abrid la mesana!

Brian volvió a incorporarse. Su orgullo no le permitía estar de brazos cruzados cuando estaban a punto de hacer que el barco se moviera. Sus conocimientos y el temporal les permitiría hacer que aquellos exploradores salieran de allí con vida y con esperanza de poder volver. Navegar sería suficiente motivación para seguir hacia delante hasta terminar el viaje.

- Vamos chicos... hacerlo rotar y saldremos... - decía le ingeniero, malherido.

Dharma se fue rápido hacia donde la reparación de los costados del barco se veía sometida a prueba ahora con el impacto del hielo en movimiento.  Analizó las presiones estructurales que enfrentaba la nave.  Comentaba  con los carpinteros que habían estado en las reparaciones, ellos que conocían la nave mucho mejor que ella, los lugares que se podrían reforzar en estos momentos difíciles.   Pero no, nada le venía a la mente, nada más que aquel viento frío polar que calaba ahora a sus pobres huesos tropicales.  Eso la distrajo de aportar algo más útil que un su genuino entusiasmo de que se movían.

Los ánimos empezaban a hacerse notar, y aquello la entusiasmo un poco. Por primera vez estaba segura de que iban a salir de allí, sin embargo se estaba quedando sin ideas. Sus ojos recorrieron rápido la cubierta y el barco, viendo todo en marcha, faltaba algo, pero que? Su cerebro parecía estarse revelando contra las malas condiciones que había pasado los últimos días y se negaba a cooperar. Afortunadamente sus compañeros aún parecían despiertos, mantuvo la boca cerrada y continuo observando, relojeando a Brian para que no se sobrexigiera. 

"El Esperanza" bramó entre la tormenta. Los carpinteros hacían todo lo posible por salvar la cubierta que iba abriéndose lentamente paso entre el hielo y compacto hielo. La mayoría de los exploradores bajaban del barco para evitar peso, mientras se veían arrastrados por la fuerte tormenta, haciéndoles caer una y otra vez.

- ¡Girad el timón, girad el timón con fuerza, nos dirigimos hacia un iceberg! - gritó el capitán Goodmin desde lo alto de la cubierta.

El barco comenzó a girar levemente levantando placas de hielo a su paso, dirección hacia el mar abierto, donde el hielo comenzaba a ser más superficial. El giro de timón se hizo inminente, haciendo que el buque girara.

- ¡Debemos subir, debemos subir! - advirtió Keller - ¡Si navega tendremos que aprovechar la inercia del temporal, no podemos esperar a nadie! ¡Arriba!

Una cola atropellada marineros y exploradores comenzó a subir por las distintas cuerdas y escaleras que habían lanzado desde la cubierta. El barco giró bruscamente evitando el iceberg y quebrando la última placa de hielo, pero el viraje hizo que perdieran potencia, pues las velan no recibieron el mismo impulso del temporal. La nieve cubría todo. Si elegían bien qué hacer, saldrían de aquel infierno de hielo en el que habían estado más de un año.

- Esto es demasiado para mí, chicos... No sé si voy a aguantar consciente mucho más... - advertía Brian mientras subía por unas escaleras de mano a la cubierta.

El ingeniero tenía un aspecto pálido y se tambaleaba, presa del frío y del dolor de la contusión en el pecho del mástil. Había salvado la vida, había dado todo lo que podía... pero ahora la situación le estaba viniendo grande. A diferencia de Miami, había salvado el pellejo en todas las situaciones, casi sin saberlo, pero apenas podía moverse sin dolor.

- Se está moviendo, ¿verdad? Por fin podremos irnos de aquí...

Karim estaba en un nivel de tensión tan grande que olvidó por completo hacer los calculos necesarios sobre la flotabilidad a bajas temperaturas.

Fue en ese momento que el barco volvió a quedarse encajado en uno de los cascotes de hielo y el investigador se quedó en blanco, sin saber como reaccionar...

Oía más que veía el hielo romperse, era atronador, pero a la vez era lo que más deseaba oír en el mundo en ese momento. Sabía que iban a lograrlo, tenían que lograrlo. Todo el mundo trabajaba dando todo de sí, tenía que encontrar la forma de ayudarlos. Aunque primero iba a lidiar con su terco compañero -Quedate acostado, si tienes un coagulo y lo mueves sera peor - Ordenó acomodando algunas telas donde pudiera reposar en la cubierta. Se alejo para ayudar a tirar todo lo que fuera lastre, fuera del barco -¡Aprovechad el movimiento del agua! ¡El hielo nos dara el impulso que necesitamos! -Gritó con todas sus fuerzas para hacerse oír por sobre el barullo, a la vez que se acercaba al timonel a darle ayuda para controlar el barco, esperando que todo su entrenamiento valiera de algo.

El Esperanza comenzó a balancearse con fuerza tras las últimas indicaciones de los ingenieros. Karim y Dharma miraban asombrados como el barco rugía, mientras que Martina sujetaba a un Brian herido que sacaba fuerzas de donde no las había para sonreír de medio lado, contento por el resultado.

- No puede ser... nos vamos... nos vamos de aquí... - decía incrédulo Keller, mientras miraba con alegría a los ingenieros - Gracias a vosotros... ¡Gracias a vosotros! - y soltó una gran carcajada mientras palmeaba la espalda de Karim.

Una sinfonía de vítores al unísono se escuchó en la cubierta del barco. Ya no importaba el temporal, ni el frío, ni el mal tiempo que cubría El Esperanza, ahora nunca mejor dicho, la esperanza había vuelto a los corazones de aquellos marineros que habían estado encallados tanto tiempo en el cruel hielo del Ártico.

- Gracias - dijo el capitán Goodmin, acercándose a los ingenieros -. Si nos es por vuestra sabiduría, tendríamos que haber esperado al deshielo más tiempo y la situación no era la más adecuada. No quedaba apenas comida y la moral de los hombres era pésima... - el capitán miró a sus exploradores y marineros, saltando de alegría y fundiéndose en abrazos -. Estaremos en deuda con vosotros para siempre. Yo mismo me encargaré de que se os reconozca como es debido a la vuelta en Londres - el capitán asintió y se giró hacia aquellos hombres - ¡Volvemos a casa, volveremos a abrazar a nuestras familias! ¡Volvemos a ser hombres libres!

Y todos los allí presentes lloraban y reían, pero de alegría.

Un sonido familiar se escuchó a los lejos. El tiempo volvía a hacerse con ellos, para devolverlos a su época con un salto en el tiempo... O no.