Partida Rol por web

La norteña, mujer de armas tomar se giró para encarar a los malditos rastreros que se habían ubicado a sus espaldas. A esa chusma. Estaban lejos pero no podía dejar que les fueran disparando con las ballestas ni dejar al misterioso tipo de los gestos raros hacer de las suyas. Así que se fue a por ellos en una carrera, arrojando su lanza para forzarlos a levantar la guardia... pero la distancia y la escasa claridad que los había salvado de los disparos de las ballestas también arruinó el lanzamiento de la Pielescarcha.

La tuerta espadachina, arrogante como pocas no dudó en sumarse a plantar cara a los adversarios que tenía delante, junto a la mole de Varek, pero cetrando su atención en el rufián de cara chupada y pelo largo que parecía ser el líder de los asaltantes.

-¿Qué estupidez es esta? ¿Atacar casi a la par a un enemigo casi tan numeroso como vosotros, y bien armado?¿Quién os envía, perro?

Dice la mujer plantándose con las piernas pseudo flexionadas y el cuerpo levemente ladeado, con su lado izquierdo adelantado, el lado donde conservaba el ojo. Con una daga de recargada guarda en la zurda ante ella y un espadín en la diestra, esperando una oportunidad para entrar a fondo. 

La noche plateada se llenos de pasos apresurados y el tintineo de las armas y los juramentos ahogados.

Inesperadamente quien reacción primero fue quien posiblemente en menos ocasiones se había visto envuelto en una situación parecida. El hablador Alastar gesticuló en un lenguaje desconocido por muchos Rego Ignem! a la par que acompañaba su orden por un gesto especial en cada mano... doblando las leyes de la naturaleza para lograr que un lejano farolillo estallara en una súbita explosión y condujera de forma imposible hasta el sorprendido ballestero quien se vio envuelto en unas voraces llamas... (-2).

Por su parte, liderando desde la primera línea de la escaramuza, el patillero jefecillo de los asaltantes se encaminó hacia la tuerta Botas que se adelantaba unos pasos... la sorpresa se abrió paso ante los ojos del curtido mercenario cuando la muchacha desvió inesperadamente la pesada hoja de su espada con la daga de su zurda.

- Maldita zorra, ¡como te atreves!- Ladró el rufián.

A su vez la espadachina lanzó su estocada, que el tipo eludió con nota usando su amarillo escudo.

-¿Qué estupidez es esta? ¿Atacar casi a la par a un enemigo casi tan numeroso como vosotros, y bien armado?¿Quién os envía, perro?

- En un momento te lo cuento a tu cadáver, chiquilla...- Dijo antes de dirigir a sus seguidores hacia el grandote norteño.

Los emboscadores actuaron con presteza, parecía que esa no era su primera experiencia asaltando a la gente. Los dos guerreros que acompañaban a su líder se lanzaron confiados contra Varek. El enorme guerrero estaba acostumbrado a combatir contra maleantes de esa ralea... la suya, con agilidad eludió el primer tajo y por poco no eludió también el segundo (-3).

Los ballesteros mostraron una gran presencia de ánimo al recargar persimoniosa mente sus ballestas antes de volver apuntar y disparar... incluso el que recibiera el estallido de fuego momentos antes. O al menos eso pretendían, ahora que el piromante había roto el farolillo más cercano, la súbita penumbra perjudicó su puntería, fallando ambos, tanto el que disparara a Neulens como el que apuntaba al arcanista.

Tras el ballestero, el hechicero que los acompañaba también agitó las manos e hizo brotar un círculo de fuego a su alrededor... un resplandor anaranjado y titilante afloró de nuevo devolviendo la luz al lugar, en una especie de cinturón ígneo que rodeaba al escuchimizado arcanista quien acusó, al igual que Alastar, el uso de sus poderes (-2).

Filippo, considerando el ballestero del tejado como su primer objetivo, arrojó una pedrada contra él, pero la posición del ballestero no era especialmente buena para atacarle y si bien lo alcanzó, su armadura de cuero salvó lo peor del daño (-1).

Sin lugar a dudas el agobiante clima de la isla sureña afectaba a los norteños que tanto tardaron en reaccionar...

Por su lado Neulens avanzó arrojando su lanza contra el escuchimizado piromante que alzara un escudo ígneo a su alrededor, pero la muchacha se apresuró y la lanza voló a un par de palmos de su objetivo, perdiéndose por la calle y cayendo inofensiva. 

Finalmente, la mole de Varek, se puso repartir. No molestándose en blandir su enorme garrote, proyectó sus puños envueltos en cuero y metal contra los pequeños norteños. Uno de los golpes fue bloqueado por un escudo, pero el otro fue encajado bastante bien por el mercenario asaltante (-2) gracias a su armadura de cuero.

Varek se mueve hacia atrás y señala a sus oponentes. es un gesto imperativo e imponente, lo que inmobiliza a sus enemigos. baja la vista al corte en su costado. Veo que os gusta jugar duro. Por mi perfecto. Metiendo 2 dedos en el corte se pinta lineas de su propia sangre bajo los ojos y descuelga la cachiporra de la espalda. Mira de los sureños y sonrie con cara de loco sociópata desquiciado. Asi me gusta sangre de todos y almas que recoger. ¡Iä! Parece claro que sus ansias homicidas no son ninguna broma

Su ataque apenas había causado daño. Se encontraba muy lejos como para ser realmente efectivo. Sin embargo, Filippo no iba a enzarzarse en un combate cuerpo a cuerpo mientras les estuvieran apuntando desde arriba y conformando así un blanco casi seguro. Había que bajar a los ballesteros a como diera lugar si querían salir bien parados de aquella emboscada.

Se retiró aún más hacia las sombras para buscar, sin ser apuntado, un sitio a cubierto para poder trepar hasta el tejado donde se encontraba el tipo al que había herido levemente. Su experiencia como miembro de la Dos Peñiques le había aportado trucos para escapar o, en este caso, emboscar al enemigo, por ello le resultó sencillo encontrar la manera de llegar al tejado. Lo único que necesitaba, era un poco de suerte.

Alastar sintió como dentró de si se expandía una familiar sensación... la del poder, ciertamente el Arte era díficil de aprender y más de practicar, y siempre requería un importante coste físico y mental. Pero merecía la pena. Esos momentos en que uno veía como la naturaleza se plegaba ante los designios de uno, eran grandiosos. Como en ese momento. 

Con unas pocas llamas aún prendidas del ballestero del tejado, los ojos de Alastar se entornaron lemente justo antes de entonar de nuevo sus arcanas palabras y realzar la orden con un imperioso gesto de las manos (-1).

En un parpadeo, la noche se tornó día por unos instantes. Las débiles y moribundas llamas posadas sobre el hombre estallaron en una deflagración ígnea que devoró al hombre que apenas tuvo unos instantes de fundir un roto grito de agonía entre las llamas, instantes antes de que su cuerpo se quebrara y cayera hecho un deshecho (-15).

Aquel Poder llenó al joven de ansias para expandirlo más. Sus ojos miraron entre los presentes buscando ávidos de objetivos.

Por su lado, Cristal, la Botas, se mantuvo concentrada en un su duelo singular, pasando de la defensa al ataque a fondo en un instante, tomando con la guardia baja al capitán mercenario, pinchando profundamente su estoque en la cadera del hombre (-4), retirándo el filo manchado de sangre.

Con un gruñido el hombre perdió la fuerza de su ataque ante su debilidad, quien la espadachina pudo eludir sin dificultades.

Centrados en el peligroso Pielescarcha, los dos mercenarios del escudo amarillo acosaron con sus espadas al norteño, uno causando una leve herida (-3) mientras que el otro aprovechó para lanzarse a fondo, tomando al norteño sorprendido por la acción directa del sureño quien le causó una profunda herida al norteño (-8). Pero a pesar de las tres heridas, el hombretón, contra todo pronóstico se mantenía en pié. 

En el fondo, apenas unos palmos adelantado con respecto al arcanista, el ballestero cargó con profesionalidad su ballesta antes de la llegada de la norteña... causando un leve rasguño al impactar con una hombrera de la armadura de la mujer (-2).

El mago, viendo el estallido de poder de Alastar, aguardó temeroso a su siguiente acción esperando contrarrestar sus poderes... 

La rata callejera de Filippo se vio atrapado por unos momentos, en primera instancia había querido ir a por el ballestero del tejado, pero luego, con el comabate a su alrededor, viendo las heridas del norteño, tal vez creyera que estaría mejor lejos de aquellas espadas... pero no siempre querer era poder, y en esa ocasión no llegó a encontrar buenos asideros por los que escapar.

Por su lado, Neulens, viendo de lo que era capaz un piromante, no quiso dar oportunidad al mago de los bandidos hacer de las suyas... Corriendo para arrojarse cual loba con un puñal en la mano contra él, logrando clavar su recia hoja en el cuerpo del mago (-7), recibiendo ella un chispazo al atacarle (-4) al romper el escudo ígneo que lo guardara...cayendo ambos al suelo con el hombre encogido ante la tremenda herida. 

Finalmente, el colosal norteño, bramó ante los pasmados sureños a pesar de sus heridas, prometiéndoles un mar de sufrimiento... Aquellos hombres flaquearon ante tal determinación, mirando a su capitán herido esperando una oreden. El que recibiera el golpe del norteño con la espada bajada ya... Sin lugar a dudas los alaridos del compañero del tejado nos les había dado confianza precisamente.

El deshatado Alastar, inflamado por sus ansias, se dispuso a lanzar un candente chorro de fuego contra el ballestero que lo miraba...

Cuando una fuerte voz se alzó por encima de la refriega. El líder de los mercenarios comprendió que habían intentado incar el diente a una presa demasiado grande para ellos, y nada lograría con más muerte entre sus hombres... o la suya propia.

-Alto, alto joder. Ya hemos tenido suficiente. ¡Cuartel!

Filippo se alegró de que la batalla hubiera llegado a su fin. Eso de andar arriesgando el cuello innecesariamente no era para él ni su filosofía de vida.

Sacando su daga del cinto, se acercó por la espalda hacia el mercenario que tenía más cerca y lo pinchó levemente, como para que supiera que, ante el menor signo de traición, lo atravesaría de lado. Luego se encaró con el jefe.

-Quienes son ustedes y por qué nos emboscaron? -nada de rodeos o florituras verbales. El ladrón iba directo al grano.

Varek vaciló un poco. ¿Qué significaba esa palabra? Entendia "me rindo", entendia "piedad!", entendia "huyamos!". Pero cuartel? ¿Qué era eso de cuartel? Alguna cosa sureña. igual los sanadores sureños se llamaban Cuartel y el no lo sabia (aunque no le sonaba). Haciendo coso omiso de la petición del capitán se dispuso a machacar la cabeza del mediatinta más cercano, pero al oir como Filipo se dirigía a los mercenarios detuvo el gesto. negociar con gente mientras les machacas la cabeza contra las piedras de aldredor mola un huevo, y a veces hasta responden, pero no acostumbra a ser un gran método si quieres respuestas largas. Es sí, gruñe a los mercenarios y los mira amenazadoramente. 

A la luz de la luna que ilumina y baña de plata a los compañeros. Los hombres miran aprensivos a su líder. Especialmente el que tiene la cuchilla de Filippo en el cuello. El capitán hace un asentimiento a sus compañeros.

- Rittoro Escudo Amarillo... aunque todos me llaman el Guapo.

Dice el hombre mirando a Filippo sin perder de vista a la mole sangrante de Varek ni a la notable espadachín tuerta. Con una pausa apunta.

- Nos ha contratado un tipo para que os diéramos una paliza. Al parecer habéis incomodado a alguien.- Apunta con un amago de sonrisa a pesar de la situación.- Suelta a mi hombre, dejad que nos vayamos y os digo quien nos ha contratado y donde está.

- Nos ha contratado un tipo para que os diéramos una paliza. Al parecer habéis incomodado a alguien.- Apunta con un amago de sonrisa a pesar de la situación.- Suelta a mi hombre, dejad que nos vayamos y os digo quien nos ha contratado y donde está.

Varek enseña sus caninos en una sonrisa criminal. Se va acercando al líder según habla.  Tambien podrias decirnos quien te ha contratado o sino os machacamos la cabeza contra el pavimento. para dar una paliza no se usan armas sino los puños y como mucho una porra, asi que dudo mucho que lo que digas sea cierto. Agachándose para estar acolocarse a pocos centímetros de la cara del lider le dice con voz melosa. Si quieres cambiar de sobrenombre no tienes más que decirlo y te ponemos la cara como el primo Sloth. Se pone de golpe recto de nuevo y suelta una carcajada. ¡Pero vamos a llevarnos bien! Estoy seguro que nos vas a decir quien te ha contratado y para qué de verdad de manera que podamos hacerle una visita. Sin malos sentimientos, ¿eh larguirucho? Eso si, si intentais inmiscuiros de nuevo visitaré a vuestras familias y me comeré sus pies. Le mira con una gran sonrisa y los ojos bien abiertos. Parece lo suficientemente loco como para que lo que dice sea factible

Filippo dejó que el norteño se hiciera cargo de la situación a partir de aquel momento. Sin dejar de pinchar con su daga al mercenario que tenía prisionero, adoptó una actitud relajada sin dejar de observar a su alrededor pues no quería nuevas sorpresas.

Mientras aguardaba la respuesta del líder continuó dandole vueltas al asunto. ¿Quién sabía acerca de ellos? ¿Por qué los querían fuera de juego? Parecía que la búsqueda de un simple monje estaba desenterrando asuntos que molestaban a más de uno en la ciudad.

La pielescarcha adoptó una actitud pasiva sujetando su lanza clavada en el suelo con una expresión divertida. Se mantuvo al margen. Se guardó sus pensamientos para sí. Era partidaria de patearlo hasta que hablara pero dejaría el asunto en manos de sus compañeros que sabían lo que hacían.

Por un momento la tensión creció, pareciendo como si la cosa se fuera a ir de las manos, pero al final la cosa se calmó un poco cuando Varek dibujó esa sonrisa suya, de depredador.

Por su lado, el tal Rittoro mantuvo la compostura, un tipo singular ese matón. Quien sonrió a su misma vez.

-Claro que sí. Tú, el de la capucha, suelta a Saúl. No me dejaré engañar dos veces un mismo día.- Dice entornando los ojos. Pasado un momento añade.- Fuimos contratados mediante un intermediario, un tal Farb. Suele encargarnos distintos trabajitos para clientes anónimos. Nos pagó para que os quitásemos las ganas de buscar a un tal Luco o Lucius... un bibliotecario. 

Mirando al resto de sus hombres señaló para que los que estaban más o menos enteros se ocuparan del piromante.

-Acompañadme, tengo que tratar algo con él.

La situación era compleja, pero para los compañeros era lo más parecido a un rastro a seguir. Alguien les había mandado matones, tal vez se habían acercado demasiado a su objetivo.

Cuando Rittoro se puso en marcha, ellos se miraron un momento antes de tomar una decisión acerca de la veracidad o la falsedad del mercenario... tal vez pudiera ser una emboscada o una artimaña. Pero algo le decía a Varek, que tenía sentido lo que contaba el mercenario... él mismo había hecho algunos tratos con el tal Farb. Y recientemente. Una mirada suya al resto de los aventureros suavizó ciertas dudas, y el grupo se dispuso a seguir, totalmente alerta, a los maltrechos mercenarios.

El viaje por callejuelas mal iluminadas pasó pronto, para llegar a calzadas mejor iluminadas y acompañadas por las voces que escapaban de los mesones y antros de la zona. Varek reconoció pronto el lugar donde se dirigían, era donde cabía esperar encontrar a Farb, o uno de sus subalternos. El Garfio Oxidado.

Era un antro de mala muerte, justo encima del embarcadero, con un enorme garfio parduzco a modo de cartel. Al entrar, un ambiente denso y cargado de olores les recibió, el hedor a moho, sudor y ron barato asaltó sus sentidos.

Sin dar tiempo a Farb a que fuera informado y tuviera ocasión para largarse, Rittoro, y los aventureros, precedidos por Varek fueron a por el bueno de Farb.

La sorpresa estaba estampada en el rostro del informador. Algo iba muy mal. Si ante él se presentaban los matones y quienes tendrían que haber sido apalizados. Por su mirada, se adivinaba que calibraba sus posibilidades de escape del local, algo podría hacer, pero conocía a los dos tipos, demasiado para su gusto, como para poder irse a un lugar seguro sabiendo de su existencia Rittoro o Varek.

-Oh... hola chicos. Veo que... os habéis hecho amigos.

Dice intentando mantener la compostura. Su mirada intentaba hacerse una idea de lo qué cabía esperar de la situación. Encontrando a un tipo entre la muchedumbre del antro a quien identificó con el nombre de Asher, le dijo que viniera.

-Ven chaval, tenemos que hablar.- dice con un humor de perros. Dice señalando a un reservado.- Acompañadme. No merece la pena montar una escena.

En unos instantes, un nutrido grupo estaba en el reservado, más bien espretujados, quedando dentro el tal Farb, con su hombre, Asher. Rittoro. Y los compañeros de fatigas, Varek y Neulens los Pielescarcha, Cristal la espadachín y Filippo, pegado de espaldas a la pared y con la puerta bien controlada.

El olor a vino rancio y a sudor impregnaba la habitación.

El primero en hablar fue el mercenario.

-Me la has jugado, sucio bastardo. Me digiste que sería algo de coser y cantar, un trabajo sencillo. Y en lugar de gastarme la plata en putas tengo un tipo hecho cenizas y a Belko con una fea herida en las tripas. Me la has jugado Farb.

Mirando al chaval de Farb, y al informador añade.

-Ahora os toca dar la cara, decidles a estos tipos quíen os ha encargado el trabajo de deshaceros de ellos.