Partida Rol por web

Bebo junto a mi hámster la cerveza, sin meterme en la conversación de los tipos del local. Total, a mí ni me va ni me viene el porque no tengan gente aquí. No obstante, como la bebida está buena, y a modo de consejo comento— Todos vuestros problemas se solucionarían si en la puerta tuvieseis a unas jovenzuelas enseñando un poco de carne, y diciendo a la gente que este sitio está muy bien. Nadie puede resistirse a eso...

Dicho eso, sigo a mi bola, bebiendo junto a mi roedor. El sitio está un poco vacío, pero la cerveza no está mal...

Entiendo.... - Dice Verne sin entender realmente ni una palabra, tal como había sucedido con Blancaflor, las palabras entraban por una de las enormes orejas y al no encontrar cerebro que las recibiera salían por la otra, Verne aún así miraba a su interlocutor ensimismada, como si realmente prestara atención y asintiendo.... demasiadas palabras juntas

¿Y qué era esto antes? - Antes de que respondiera un flash brilló en la mente de la muchacha que se giró hacia Bifidus dejando en el aire al propietario del bar- Ah oh, ¿y cuando vamos a ver al Conde? ¿Habeis comprado las entradas? ¿Iremos a la sesión de la media-noche?

El camarero mira un momento al gnomo y comenta:- Claro, pero... NO PODEMOS, no podemos cambiar, todo es parte del ambiente, para llamar a los turistas, pero ¿Quien quiere venir a un pueblo con vampiro para que te muerda en el cuello? Antes no era así, bueno era un pueblo con vampiro, vale, pero de vez en cuando lo matabamos y ya está, tranquilito durante 10 o 15 años. Era una especie de aniversario, no se bebiamos y todo eso... Pero desde que está este nuevo alcalde, pufff, todo ha sido cambios para "mejorar el pueblo en pos del túrismo" Desgraciadamente a muchos les va bien, pero en cambio para un restaurante de nuestro estilo, para los turistas que vienen pues no, prefieren un cucurucho de carne a una alondra caramelizada, intentamos cambiar el menú, pero el vampiro ha dicho que todo tiene que estár inamovivle por el ambiente- Y pone los ojos en blanco, suspirando con resignación:- Pero no os preocupeis os haremos una rebaja, no queremos morirnos de hambre, aunque supongo que sería algo muy bueno para la ambientación de este sitio...- El silencio vuelve trás la diatriba del camarero, que parece que ha soltado todo el odio que tenia en su interior en una verborrea interminable, la muchacha le coge las manos y las masajea, mientrás que dice:calma, calma.

Ante las preguntas de la coneja  se encoge de hombros y  le responde con un resoplido:- Esto ha sido una taberna, y con muy buen nombre... pero en tiempos del conde fue un restaurante, y ahora... vuelve a serlo. Si quereis ir al castillo, teneis que coger las entradas en el centro de turismo... el ayuntamiento vamos, y después uniros a una visita guiada.-

-Ey, morirse no es tan malo cuando te acostumbras. Dijo Gregory ante la mención de que los dueños del local no querían morirse de hambre. Ganas innumerables exenciones en impuestos, y los acreedores te dejan tranquilo para irse a agobiar a tu familia, cierto es que el mercado inmobiliario es un poco chusco, no hay ataudes muy amplios, aunque los mausoleos lo sean, pero oyes, hoy en día poca gente puede decir que tiene un sitio en el que dormir que es de su propiedad.

El zombie se encontraba cruzado de piernas en su silla, en una pose relajada.

-Algo debeis de estar haciendo mal. Al pueblo parece que vienen turistas, así que atracción tiene. Quizás si montárais show-s de algún tipo como añadido, actuaciones y cosas así... Una orquesta de esqueletos xilofonistas le daría salsilla al lugar, algunos son muy buenos tocando con sus costillas.

Blancaflor aguardó a que le sirvieran su bebida mirando para todos lados. la verdad es que el lugar estaba muy bien. No entendía esa manía del conde de querer todo sucio y con telas de araña... si un aspecto fresco y de limpieza siempre era mejor para todo! El turista tendría su mugre mientras visitaba el castillo y luego, cuando salía todo extasiado y asustado por igual de su visita, querría tomar algo y comer bien en un sitio decente. Evidentemente ese conde no sabía nada de como atraer visitas.

Sin embargo, más allá de la economía local, al parecer ya nadie se acordaba para qué habían venido a ese pueblucho. Viendo el descontento del posadero, a la joven se le ocurrió una idea. Tal vez él no pusiera tantas pegas a la hora de conseguir estacas...

-Mmmm, es lamentable la situación, si... creo yo que tendrían que encuestar a los turistas y ver que prefieren ellos. Yo realmente no puedo entender como alguien querría comer entre el polvo y las musarañas... Creo que vuestro conde se ha quedado en el tiempo. Por cierto, hablando de turismo... verá usted, estamos por ir de acampada, pero no hemos conseguido las estacas para sostener la carpa... ¿Tendrá algunas que le sobren por casualidad?- mientras hablaba en tono inocente, revoleó sus ojos y pestañeó varias veces para inspirar confianza y ternura.

¡ Vamos de acampada ! Qué bien, qué ilusión, ya tenía yo ganas de un picnic

¿Iremos a las afueras o subiremos la montaña del castillo para ver las estrellas?

Nos estábamos yendo por las ramas, pero no era algo que Verne fuera a notar, casi habia olvidado el porqué estaban aquí y ahora mismo su atención giraba en lo oído en los últimos veinte minutos, escuchando solo lo dicho en los últimos 10 minutos, y de ahí, entendiendo trozos sueltos.

— ¡Eso, vamos de acampada al ayuntamiento, y cuando veamos al alcalde, le pegamos una paliza para que deje poner mujeres enseñando sus atributos como método llamativo de publicidad! —Diciendo esto, me pongo de un salto de pie, para decir después— ¡Venga, no hay tiempo que perder! ¡Rápido camarera, provisiones de alcohol para parar un carro! ¡Nos vamos de botellón a solucionar este entuerto!

Don Bifidus se bebe el chupitazo de un trago, one shot. El licor del demonio rasca su garganta cicatrizando cualquier posible llaga. Con la voz mas grave pero igual de siseante, comenta...

- Compañerossss... bella flor... deberiamosss ir a descansar parar.... dice guiñando un ojo, lo que viene siendo cerrar y abrir varios parpados, unos para arriba, otros para abajo, unos a la izquierda y otros a la derecha (algo asi como las puertas de la intro de superagente 86, la serie de los 60)... planear nuesssstro asssalto al... digo nuesssstra acampada, todo lo que necessssitamosss, horariossss y demassss

Sin embargo, con su reptil mano derecho le indica al tabernero que le rellene el chupito de lo mismo...

El camarero escucha con cierto temor al zombie, quieras o no, no es una cara amable, a pesar de sus intenciones, los humanos sienten cierto respecto a sus muertos, sobretodo si andan y tienen la suficiente fuerza para arrancarte los miembros uno a uno. Por lo que trás tragar saliva dice:- No se yo, si unos esqueletos haría que viniera más gente... pero gracias por su idea señor...-.

La muchacha le responde a Blancaflor:- Antes yo me iba de excursión con mis amigos, hay buenos lugares para pescar, para correr, para caerse en el momento adecuado... ejem - Al menos tiene la dignidad de sonrojarse un poco:- Pero ahora esta la prohibición de tener estacas... por confabulación de vampiricidio, a no ser que tengas una orden municipal sellada por el conde... Se pueden hacer con cualquier madera con un poco de maña, pero si te ven con una y no tienes la orden... te ponen una por el...- Señalando sus posaderas. Verne y Claus están listos para armar bronca, y trás llenar sus petates, están dispuestos a acampar donde haga falta, y el caso de Claus golpear con algo romo a quien haga falta. Mientrás que el pobre Bifidus se propone a ser la voz de la razón, desgraciadamente el alcohol es demasiado fuerte, y su voz ya ronca no permite que el resto de los personajes la oigan...

Cuando estais a punto de decidir si seguir o salir del restaurante, la puerta se abre con fuerza, varias figuras vestidas con trajes harapientos de negro, con unas capas que debian ser aleteantes y un sombrerito muy feo que pone security se acercan hacía la barra y al ver al grupo dice:-  Vaya, vaya ¿Que tenemos aquí? Justamente a quien nos ha descrito el tendero, y tan tranquilos en el bar... - Mira socarronamente al camarero:- Jhon no me esperaba que dieras bebidas a "heroes" en tu local...- El camarero traga saliva asustado, mientrás que los extraños hombres sacan sus porras.-Vendreis con nosotros por las buenas... o las malas, espero que lo segundo, ultimamente esto esta aburrido...- El resto suelta una risotada en respuesta.

Gregory miró a los hombres.

-¿Ah sí? ¿Y a dónde iremos con ustedes si puede saberse? Discúlpeme pero estamos teniendo una charla de lo más amena con este agradable caballero que se ha tenido a bien de ofrecernos lo que le hemos pedido, y me disgustaría tener que marcharme. Le respondió. Además, ¿De verdad piensa que tenemos pinta de heroes? Por que sería todo un halago.

Formuló la pregunta con su sonriente rostro calavérico y abriendo los brazos de par en par para que la mirada dle hombre paseara desde él, hacia sus compañeros: Una coneja, un monstruo reptiloide, un gnomo y su hamster...

-Tal vez ese de ahí... señaló al pequeño bárbaro. Pero no. Todavía ni siquiera ha pasado la prueba para el permiso de héroe, así que formálmente somos "Proyecto de Héroes", y eso nos deja bajo el amparo de la legalidad del lugar. Comentó aprovechándose de su innato talento para buscar agujeros en las directrices legislativas, y en definitiva, en cualquier aspecto burocrático.

El zombie lo dijo totálmente calmado con su conciencia, por que en el fondo era verdad. Hubo una vez en la que fue un héroe, pero de eso hacía mucho tiempo, tanto que la carne aún se encontraba pegada con firmeza sobre sus huesos, y ya apenas recordaba aquellos tiempos de ilusión e inocencia que no habían sido corrompidos por la corruptora mano del sistema, que lo había dejado en el estado en el que se encontraba ahora, luchando por unas condiciones laborales más dignas día y noche.

Me mantuve en silencio mientras las palabras volaban. Acampar, conseguir estacas, esqueletos musicales, cada propuesta era aún peor que la anterior. El descampado solía estar lleno de bichos que le querían mal a uno, arañas, osos, vampiros y aquella extraña criatura que solía asediarle en los sitios menos esperados. Por tener estacas lo podían meter preso o peor y los esqueletos musicales simplemente me daba escalofríos de imaginarlo.

Entonces llegaron esos extraños hombres con malas intenciones y decidí que no quería ser heroe ni que me confundieran por uno. Estaba comenzando a acercarme a la puerta cuando el zombie habla y me acusa de aprendiz de heroe.

- Héroe? - digo sobresaltado al zombie - No, no, aprendiz de bárbaro quizás. Pero me dedico al saqueo y las violaciones, no me meto con vampiros. - todo falso claro, ni saqueos ni violaciones. Tan solo un bárbaro obligado por una madre demasiado controladora. - Si los señores me disculpan - digo sonriendo a los recién llegados - Creo que voy a salir a tomar aire, me parece que vi una muchacha que buscaba ser saqueada

Me acerco caminando a la puerta con el hacha a mi espalda balanceándose y golpeando con un ruido metálico algo más amenazador de lo que pretendía.

—Uhm... Yo tengo una pregunta.—Digo señalando a los hombres de negro, mientras los miro desde abajo (muy abajo)— Al parecer, los locales no se pueden modificar de ninguna manera. Pero si hubiese algún accidente que destrozase el local, tendría que reconstruirse, ¿no? ¿Y si no puede dejarse como era originalmente, qué pasaría? ¿Eh?

En mi mente se forma poco a poco un plan, que puede incluir pelea y un beneficio para este hombre, aunque a largo plazo. Esta gente sólo tiene que contestar que sí...

Puede que sean unos peones del mal que habita en esté lugar, pero no podrían hacer su papel mejor ni queriendo. El hombre de negro que habla, que suponeis debe ser el jefe, por lo tanto con más coeficiente y mala leche del todo el grupo os dice, mientrás que el grupo se aparta ligeramente de Babylon, una cosa es atemorizar a unos mindundis a lo que llamar heroes, otra a un tipo que lleva un hacha de 40 kilos como si fuera paja:- Mira huesitos, nos da igual que seas un proyecto de heroe, heroe descafeinado o heroe a tiempor parcial-El hombre golpea su mano con la porra como deseando utilizarla-, Ibamos a sacarte la confesión a palos, porque nos han dicho que había heroes por la zona, queriamos ponerselo a los primeros pringados que vieramos, pero llegas tú y nos haces el trabajo-Sonrie de una manera macabra, mientrás que el pobre camarero, hace gestos a la camarera para que se meta en la cocina. Para sorpresa de todos uno de los guardias uno fino y con cara sonrojada contesta a Ziffbong:-Según la leyes del ayuntamiento en ese caso se podría abrir otro inmueble, pero eso si siempre decorado para no romper el ambiente y...- Los demás guardias le están mirando fijamente al final calla en medio de su explicación, al final se disculpa:-Estooo, nuestro deber es informar al turista ¿No?-

Oh, oh... tras que éramos pocos, parió la chancha... Al ver a los tipos de negro, Blancaflor intentó pasar desapercibida. No porque temiera que la fueran a raptar o algo así, si no porque de seguro se avecinaba una pelea de las grandes. Y ella no quería arruinar su manicura pues estaba totalmente segura que en aquel pueblo de mala muerte no habría una mujer capaz de repararsela como era debido.

Mientras el jefe se las tomaba con Gregory, ella sin hacer demasiado ruido, le hizo señas a Verne para que la ayudara a empaquetar todo y deslizarse fuera de allí, pasando lo más desapercibidas posible. Bastante trabajo de convencimiento les había llevado obtener los pertrechos para el campamento como para que ahora, unos tipejos en plan de policías locales quisieran incautárselos.

-Vamos señorita conejo... antes de que comiencen a volar vasos y sillas para todos lados.

La muchachita de escuálidas piernas cargaba con mochilas diez veces más grande, recogiendo todo cuanto Blancaflor le diera sin reparar en que la damisela no llevaba nada, sino que se lo encasquetaba todo a ella, Verne tan solo preveía un apoteósico combate y esto, junto con una idea en mente, la hizo salir detrás de Blancaflor, tal vez por una puerta trasera, dando largas zancadas aún cuando el trecho a recorrer fuera corto.

¿Cuando encontraré un rato libre para rellenaros los viales de poción? - Comento a Isaac, el pequeño conejo blanco que mira con curiosidad y orejas ladeadas al hámster que, junto al pequeño gnomo empieza a crugir su cuello en señal de prepararse para hacerse un collar los dientes de todo el que se quede ahí. Sin duda, un ejemplar curioso

Miro al tipo que me ha respondido. Si las cosas se tienen que quedar como están, o parecidas, no merece la pena destrozar el local en una pelea. Así pues, le digo— Bah... Visto así, entonces no merece la pena. Creo que nos vamos, tenemos mejores cosas que hacer... Creo. Lo cierto es que no recuerdo que estaba haciendo.

Tras decir esto, con mis cosas en la mano y mi hámster gigante del espacio ahora en miniatura a mi lado, me dirijo hacia la puerta, para ir a hacer una acampada-botellón en la puerta del ayuntamiento. ¡Y pena me dan los que osen detenerme!

Blancaflor y Verne recogieron sus cosas tranquilamente, mientrás que los hombres hablaban, la verdad es que no estabais por la labor de una pelea multitudinaria, por muy divertida que fuera para las hormonas masculinas lo de pegarse con una silla en la espalda. Poco a poco os retirais de la escena, mirando a ver si hay una salida por detrás, lo único que veis a un lado un pasillo donde pone servicios, presuponeis que habra alguna ventana para airear el asunto...
En tanto, Claus que está dispuesto a seguir con su idea del macrobotellón en la plaza del pueblo avanza junto a su fiel hamster, que después de un buen bebercio está en plenas facultades y con ganas de pelearse, lo que comprende pronto uno de los guardias que va a interponerse entre ellos y la puerta. Pronto una bola de pelos furiosa y veloz se lanza a la cara y por los gritos que da en el suelo el pobre, preferis no ver lo que le está haciendo. Claus no es molestado, cuando llega a la puerta...

Gregory iba a responder al individuo que le había hablado cuando de pronto todos parecieron ponerse de acuerdo en dejar las cosas como estaban mientras los hombres no hicieran otra cosa que debatir entre ellos su proceder. El zombie había esperado tener una pequeña trifulca con la ley local, para luego, salir corriendo en medio de un caos de gente gritando, y lanzando piedras a la autoridad, mientras que esta, se afanaba en ablandar sus cachiporras en los craneos de manifestantes, en medio de nubes de humo alquímico y lacrimógeno. Y es que en el fondo, no había nada como una buena carrera a palucazos para mantenerse en forma, por que hasta los no muertos en huesos, y con los músculos descompuestos necesitan un poco de ejercicio.

-Bah... en mis tiempos no haciamos ascos a una buena carga policial... Refunfuñó mientras veía cómo sus compañeros decidían marcharse, dejándolo con aquellos hombres carentes de conocimiento alguno sobre agujeros legales.

El zombie empezaba a aburrirse de tanta intromisión en la tarea que les había sido encomendada, por lo que prefirió tomar ejemplo, y acompañar a la salida al resto del grupo, mirando con aire distraido al hamster que decidió almorzar la cara del único hombre que decidió interponerse entre ellos y la salida.

Una vez fuera, preguntó a los demás:

-Bueno, ¿Y ahora qué? ¿Vamos al lío, o todavía no ha terminado la hora del bocadillo?

Una vez fuera, la damisela en apuros se cruzó de brazos para estudiar la situación. Tras la marcha de la taberna, en la cual, había cargado con todos los pertrechos de la tienda a la mujer conejo mientras ella solo llevaba su morral que ahora pesaba demasiado por culpa de esa "tonta" hacha que le había dado la "princesa" para ir a rescatarla, Blancaflor comenzaba a impacientarse. El pueblo era gris y aburrido. El sentido del humor de los locales era deprimente. Y para colmo de males, no se podían portar estacas sin un permiso municipal!!!

-Buf, ya me aburrí. Yo voto por ir cuanto antes a ese castillo, hacer lo que haya que hacer y seguir camino. Aquí no hallaré a nadie que me rescate y para colmo de males, ni siquiera se puede disfrutar de una copa en la taberna sin que lleguen molestos "policías" a interrumpir.

—¿Ir al castillo? —Pregunto sorprendido una vez hemos salido del lugar, y mi hámster a terminado de despachar al pobre guardia— ¿Pero no íbamos a hacer un macrobotellón en la puerta del ayuntamiento como protesta? Me estáis haciendo un lío... Y a ver que hago yo ahora con toda la bebida que llevo si no hacemos botellón... Bueno, sí que lo sé, pero eso no viene a cuento.