Partida Rol por web

Cruok III es un planeta curioso, gravedad ligeramente por encima de la estándar, atmósfera respirable y temperaturas extremadamente frías en casi todo el planeta, tiene una pequeña zona habitable a lo largo del cinturón ecuatorial, que ademas de recibir mas luz se calienta por fumarolas e intensa actividad volcánica en sendas cordilleras que discurren paralelas al ecuador, el espacio situado en medio esta cubierto de bosques tropicales y de ríos de agua corriente, fuera de esas cordilleras solo hay páramos helados y glaciares sin fin por suerte el piloto de vuestra nave consiguió dirigirla hacia ese pequeño paraíso antes de estrellaros.

Tu campamento se encuentra en los restos de la nave un viejo carguero medio Loronar algunas celulas de energia de la potencia auxiliar aun funcionan así que tienes algunas comodidades por desgracia al ser el único superviviente no tienes muchas esperanzas de salir vivo del planeta.

Y ahora que. Esto es lo que resonaba en la cabeza de Mikuna tras estrellarse la nave en aquella espesa selva tropical. Tardó varias horas en sacar de la nave todo lo que le resultaba necesario y lo desplazó a pocos metros donde se había echo un pequeño campamento.

Mandaré una baliza, al menos si tengo suerte alguien pasará por aquí cerca en algún momento y podrá sondearme con sus sensores. De no ser así, dudo mucho que pueda salir de este maldito planeta con vida.

Sin mas demora cogió a sus compañeros de viaje y los enterró concediéndole una pequeña ceremonia de su planeta natal. Ya no quedaba mas que hacer que sentarse y esperar, y eso es lo que hizo. Pero no perdió el tiempo, cogió el datapad con las ordenes de su misión y las repasó una y otra vez esperanzado que aun podría llevarla a cabo, aunque las posibilidades de éxito se habían reducido notablemente con el accidente.

La señal de emergencia es muy débil, no eres un experto pero crees que algo en el campo magnético del planeta está interfiriendo con la señal, no crees que llegue mucho mas allá de la atmósfera.

Los días pasan y te habitúas al planeta

Mikuna se estaba haciendo con el planeta. Su única posibilidad era que una nave entrara en el atmósfera y consiguiera localizar la débil señal que emitía la nave.

Día a día Mikuna salia en busca de lo que interfería su señal y aunque no se atrevía a avanzar mucho por miedo de no saber regresar poco a poco llegaba mas lejos. Ya de camino aprovechaba para recoger frutos u otro tipo de alimentos. Tenia reservas en su campamento pero no sabia el tiempo que tendría que estar allí y lo racionalizaba todo con mucho cuidado.

Por suerte esta parte del planeta era tropical y gracias a eso el alimento no escaseaba, pero debería pensar algo rápido por si no venia nadie a rescatarlo, pero el que???

La salamandra lleva 53 horas en el hiperespacio, el hecho de que haya un pasajero mas de lo que la nave esta diseñada para llevar no complica demasiado las cosas ya que la nave lleva suministros de sobra para una temporada.

El capitán hizo una señal a Zhavon para que se acercase a una de las mesas del primer pasillo de la tripulación. Él se había situado allí cuando Naz reclamó su nave y vio que los demás tenían la situación bajo control...o, lo que es lo mismo, él allí sobraba. El andar errático y la mirada de la chica le preocupó. Zhavon era una chica equilibrada por lo general, pero estaba sola. Era el último resquicio, o al menos uno de los últimos, de su religión, y había visto marchitar la flor de su vida durante su juventud. Se imaginó estar en su piel, perdida, sin esperanza, y se le hizo un nudo en la garganta. Y encima, los de su religión no les recomendaban mostrar emociones...

- Ven, Zhavon. Siéntate. Estás alterada. Incluso para nosotros, los que no tenemos percepciones especiales, un estado de nervios nos ayuda poco a hacer nada. Relájate. Recuerda lo que te enseñaron. En los momentos difíciles, un espíritu en calma es la solución a los problemas. Por eso los que gobiernan las naves no son los más rápidos, ni los más fuertes, son los que mantienen la mente clara durante la situación más difícil.

Miró al resto de la tripulación, ubicándose en aquella nave. Eran un auténtico caos, y él no había contribuido a mejorar la situación. Cada uno de ellos era una pieza en el puzzle tan alejada de las demás que ninguna de sus esquinas encajaba. Y él se sentía responsable. Él había sido un mando, su lugar, su papel allí era cohesionarles, darles un motivo para estar unidos... y había fracasado miserablemente. Volvió la vista a la muchacha y le sonrió.

- Tu sable no es, en todo caso, lo que te define, Zhavon. He conocido a otros jedi y la mayoría cumplía sus misiones sin que llegase a conocer de qué color era el brillo de sus sables. Su concentración y su seguridad eran...inspiradoras, y creo que su mayor virtud era, en realidad, servir de ejemplo para que los demás dieran lo mejor de sí en cada caso. Míranos, hemos estado a punto de morir en varias ocasiones simplemente porque no hemos sabido reaccionar como un grupo...organizarnos. Eso lo es todo, Zhavon. La calma, la serenidad...la misión. Relájate, y cuando estés lista, concéntrate. Seguro que das con el último momento en que tuviste tu sable a la vista, y entonces sabrás qué ha pasado.

La dejó con una sonrisa y se levantó. Carraspeó y procuró llamar la atención de todos de forma calmada, sin que se notara demasiado que a su viejo cuerpo aún le dolían las recientes heridas de las últimas emociones. Se estiró lo que pudo y decidió intentar ayudar.

- Me gustaría un momento de vuestro tiempo, ahora que parece que nos hemos salvado por los pelos. A muchos de vosotros no os he encontrado antes, y hemos tenido que llevar a cabo una misión sin saber quién es el que nos cubre las espaldas. Verdaderamente, no es una buena forma de trabajar. Pero ahora tenemos la oportunidad de saber qué nos traemos entre manos, y cómo podemos cumplir con lo que se espera de nosotros - hizo una pausa antes de proseguir -. Bien, sabemos que hemos recogido una mercancía y tenemos que depositarla en lugar seguro. La información de que disponíamos era mínima. Recibimos un datapad con una dirección y el conocimiento de hacer llegar esa mercancía a nuestro contacto, Tiree, en un punto de encuentro. Mientras entramos en el apartamento adonde nos lleva la dirección que nos proporcionan, somos atacados. Conseguimos salir con no pocas dificultades con la información del almacén y la mercancía que debemos recoger. Una vez allí, nos espera otra emboscada, esta vez de un conocido de Dracon, quien nos da la bienvenida con más blasters. Conseguimos salir...casi todos - dice pensando en Ruddy - con la mercancía. Nos quedaba ir al espaciopuerto para coger la nave y desaparecer de allí. Una vez allí, como siempre, logramos salir, pero más de casualidad que por verdadero mérito...y ahora ni siquiera estamos seguros de hacia donde vamos.

Hizo una pausa, como para darse aliento, o quizá para ver el resultado de sus palabras antes de continuar.

- No podemos seguir así. Debemos tener las cosas claras o nos matarán uno por uno. Si nos desperdigamos, si cada uno tiene un maravilloso plan mejor que todos los demás, nos irán eliminando sistemáticamente. Podéis decir lo que queráis del Imperio, pero tienen muy claro lo que deben hacer...y lo saben hacer bien. Así que ahora, ¿qué es lo que vamos a hacer? Vamos a un planeta perdido a asegurarnos de que no nos han metido un localizador de polizón en la nave, de acuerdo, ¿y después? No sabemos nada de Tiree y el destino final, por lo último que sé, de esta mercancía, es Genesia. ¿O no es así?

Se detuvo al pronunciar Genesia, pues otra palabra cobraba significado con el nombre del planeta...Dralomin. No dejaba de tener su gracia estar tan cerca. La misión era la misión...pero las oportunidades, qué demonios, las oportunidades son las que hacen el resumen de la vida. No olvidaría esa palabra ni lo que significaba en el corazón del capitán, mientras reflexionaba él mismo sobre lo que había dicho a todos.

Roda escucho la voz del capitan como un verdadero alivio, aunque ella ya habia contado lo que sabia de Ruddy todo habia pasado tan rapido que ni siquiera habia podido asimilarlo y no se sentia comoda hablando de ello.

Asi es capitan... Dralomin Starliners a Falken en Brenn. Recita de memoria la informacion del Datapad que tanto habia consultado. Y si me permite replicarle, desde el respeto que siento por usted.Es normal que todavia no nos pongamos de acuerdo, como si nos conocieramos de toda la vida...Pero aun asi es verdad que tenemos que esforzarnos, el caos no es un buen compañero para salir de las situaciones complicadas.

Tras decir esto la senadora baja la mirada para evitar que vean la preocupacion de su rostro, pues siempre habia aparantedo ser una chica fuerte y eso no iba a cambiar ahora.  

Si no lo hacemos cualquiera de nosotros puede ser el siguiente.

La alterada mujer escucho con suma atencion las palabras de aquel hombre y poco a poco lo que eran nervios se convirtio en calma y lo que podia desembocar en histeria en sosiego, por alguna razon el siempre ha sabido tranquilizar su alma, que pese a ser de naturaleza tranquila, a veces tambien mostraba un lado mas salvaje, mas humano.

Asintio con la cabeza antes de que se marchara de su lado para poner orden en el resto de la tripulacion.
Hundio su cabeza entre sus brazos, buscando el silencio, espiro y aspiro con determinacion buscando la calma y mantuvo los ojos cerrados con suavidad buscando apagar sus impulsos.
"Tal vez deberia de preguntar a NAZ despues de todo a pasado mucho tiempo en la nave solo y por alguna razon se abra querido asegurar de..."

Alzo entonces la cabeza de nuevo, su pelo ahora mojado por el frio sudor, estaba pegado a su rostro y poco se podia distinguir de sus facciones, pero esto no le supuso mayor problema para hablar, pese a que morderia su flequillo en la accion.
-Tiree esta en el camarote de Ruddy Gre... Capitan, esta gravemente herido pero estable. Antes de perder de nuevo el conocimiento hablo con Dracon de algo que parece realmente relevante.-Su voz volvia a ser la de siempre, ya no le temblaban las manos y apartando sutilmente el pelo de su blanquecino rostro prosiguio hablando.-Creo que es momento de que Dracon nos ponga al dia de todo lo que sabe, el nos dara una luz en este confuso camino, estoy segura de ella y creo que Roda puede estar de acuerdo conmigo.

Todos parecían tener algo importante que exponer... así que Khar se hizo a un lado y escuchó detenidamente a cada uno de los interlocutores.

Lo cierto es que pocos vieron el cuerpo de Ruddy tumbado en el suelo antes de que Trent hiciera explotar aquella carga explosiva junto a los repulsores... Khar se estremeció sensiblemente al recordar la cara de aquel tipo y recordó lo cerca que había estado de su final tan lejos de su hogar.

Dracon permanece callado, a pesar de la indirecta de confesión que le tendió Zhavontendió Zhavon. Aún no es momento de hablar, debe esperara algo, tan solo les pondrá al día poTireepoco.

Tiree está grave y es una pieza fundamental de la Alianza. Debemos ir a un planeta externo y revisar la navearriesgarnos arriesgarnos a que el Imperio rastree una Genesiahasta Genesia, pondríamos a toda la Alianza en peligro. Hay mandos imperiales muy interesados en encontrarla.

Dracon se sientajedica de la jedi, callado. Esperando alguna pregunta impertinente.

Naz ve como Zhavon sale de su cuarto con una actitud extraña, actitud que se explica al segundo con las palabras del capitan.

También oye como éste explica el que Ruddy no estuviera ya entre ellos.

Aguantando el tipo, con mucho esfuerzo, Naz comienza a hablar con la voz un tanto quebrada, aunque poco a poco recobra la entereza, "muchas gracias por la explicación y por la exposición, capi. Bueno, murió como él había dicho que moriría, que no como el querría.

Lo que siento es que no pudierais haceros con su cuerpo para poder hacerle unas exequias como se habría merecido" .

Volviéndose hacia Zhavon, intuyendo lo que podía pensar, al fin y al cabo él había sido el último en ver el sable, le dijo, "lo siento, pequeña, no estuve todo lo atento que debería cuando vinieron esos malditos bastardos que estropearon mi nave", su tono denotaba sinceridad aunque, al fin y al cabo, por su trabajo junto a Ruddy, algunos podrían pensar que no fuera honesto.

Naz no tenía fuerzas apenas para pensar. El estrés acarreado por la muerte de su socio, junto a la salida relámpago que habían tenido que realizar, le estaban provocando que el cuerpo le pesara como el plomo ahora que estaban algo más relajado, por lo que se dejó de caer, con la cabeza gacha, en el sillón del piloto escuchando la conversación que allí se mantenía.