Partida Rol por web

Cuando el mundo enloquece, tener un objetivo te ata a la cordura.

Arthur consiguió llegar a Guilford ( al sur de Inglaterra) ayer por la tarde tras andar un par de kilómetros por la carretera cuando su coche se quedó sin gasolina. Le pareció increible el olor de la ciudad, a sangre, putrefacción y goma quemada.

Tuvo un encuentro poco amistoso con una pareja de zombis cuando empezaba a anochecer y logró salir con vida gracias a un bate de criquet cortesía de la tienda de deportes de Fairfield Street.

A pesar del éxito se llevó una fea herida en la pierna izquierda a causa de una caída, afortunadamente los zombies no le tocaron.

Ha pasado la noche en un duermevela en un ático con la puerta atrancada por una cómoda y una estantería. Se ha levantado hace hora y media, ha desayunado unas chocolatinas y unos sorbos de zumo de naranja de cartón y lleva un rato buscando un coche que funcione para continuar su camino hacia Cheltenham, donde su hermana está recluida.

Acaba de encontrar en una plaza un par de vehículos prometedores, un coche en buen estado y con las llaves puestas, y una furgoneta que tiene los cristales rotos cargada a medias con pertrechos de pintor (botes metálicos, una escalera, piezas de andamio)

Cuando el mundo enloquece, quien está a tu lado se convierte en tu familia.

Beatrice, Daniela y Colin llevan unos días juntos en el apartamento de Daniela. Se han cuidado mutuamente. Colin ha eliminado un par de Zombis con su arma, lo que les ha dejado solos en el edificio. Beatrice ha traído algunos suministros médicos del hospital , y sabe usarlos. Daniela tiene una unidad de radioaficionado , y trata de captar algo , dia y noche, alguna señal de que el mundo civilizado les envía una opción.

Tienen algunos víveres pero todos saben que  tarde o temprano tendrán que salir ahí fuera.

Esa noche, hace dos días, tras otras incontables horas de estática Daniela capta algo:

"Aviso a los supervivientes hay una unidad militar en una zona asegurada en Bolton, tenemos alimento y estamos evacuando , diríjanse aquí a la mayor brevedad posible".

Cuando Daniela trata de hablar con ellos el mensaje se repite, parece algún tipo de grabación. 

Estáis decididos a salir, desayunando y preparando lo mejor posible todo aquello que podáis necesitar. Esa mañana ha amanecido plomiza, y pronto descargara una buena tormenta, no es del todo malo, pues limpiará las calles de sangre.

Tras volver a poner el bate de criquet en la mochila que portaba, Arthur se acercó a aquellos dos coches que habían llamado su atención. En primer lugar examinó la furgoneta asomándose por las ventanillas rotas tomando nota mental de todo lo que podría aprovechar hasta llegar a Cheltenham en busca de Elisabeth. Después se dirigió al turismo, abrió la puerta del conductor y comprobó el estado del coche.

¡Bien! - pensó - Las llaves están puestas y como tenga combustible de sobra esta belleza va a llevar a Arthur hasta Cheltenham...

El turismo tenía la llave puesta y no se encontraba en mal estado. Miró alrededor a ver si alguno de esos borrachuzos (así los llamaba debido a los andares que mostraban) le estaba acechando, estos últimos días había aprendido a ser extremadamente cauto con ellos, antes de intentar arrancar el coche y comprobar los niveles de combustible y su estado general.

Gracias a su experiencia Arthur determina que el coche está bien y tiene medio depósito, y la furgoneta 3/4. Está valorando la posibilidad de coger algunas cosas de la furgoneta o pasar gasolina cuando se pone alerta y ve salir a dos alzados de detrás de unos cubos de basura, si no fuera imposible se diría que estaban agazapados para tenderle una trampa.

Las criaturas gritan al saberse descubiertas y corren hacia él.

Podría correr hacia la calle a su derecha o sacar el bate y enfrentarse a ellos.

¡Me cago en la puta! - exclamó al ver salir de la nada a aquellos dos borrachuzos. Arthur notó cómo le latían las sienes ante el peligro.

Dos eran demasiado para enfrentarse a ellos, y más sabiendo que un mordisco podía ser letal. Quizá podría despistarlos por las callejuelas adyacentes a la plaza. Era un tipo rápido y el miedo le daba alas. Sin pensarlo más aferró fuertemente su bate de cricket y salió disparado en dirección contraria a la que venían aquellos engendros.
 

A ver troncas... yo diría que deberíamos llenar unas mochilas o bolsas de deporte con comida, agua, cuchillos, herramientas, linternas, cerillas, mecheros... cosas últiles y largarnos. Poníendonos en los peor, que allí ya no quede nadie y la grabación siga emitiendo... aquí no podremos aguantar mucho tiempo.

Daniela, ¿sabes si alguno de tus vecinos podría tener un arma? nos vendrían debuti unas balas.

voy a dar una vuelta por los apartamentos a ver qué encuentro... venís? me vendría bien un hacha... una radiografía tal vez?

 - No podemos dejar atrás los suministros médicos, es más, si podemos reponer algunos, mejor. Tampoco nos vendrían mal unas mantas, y el equipo de Daniela nos vendría bien para captar algún cambio en las comunicaciones, o alguna nueva. Igual es mucha carga si tenemos que correr, pero si tuviéramos un coche podríamos dejarlo todo ahí y llevar encima lo imprescindible. - Opino. No creo que debamos dejar atrás ninguno de nuestros bienes, son imprescindibles, pero sin algo para llevarlo todo sin que nos retrase, puede que el peso los haga estorbar más que ayudar. El coche sería la solución perfecta, que además necesitamos de todas formas.

 - Yo voy contigo, pero no tengo nada de eso. - No me había molestado en guardar algo tan tonto como una radiografía cuando decidí llevarme los suministros del centro en el que trabajaba, y ahora me pregunto cómo no se me pudo ocurrir algo tan tonto. De todas formas, todo el mundo se ha hecho radiografías alguna vez. Con suerte Daniela guardará alguna por ahí, si no la ha perdido o tirado, o al menos eso me parece más probable a que tenga un hacha. - Daniela, ¿Tienes alguna por ahí alguna radiografía? - 

Sin pensarlo corres por varias calles desiertas como corre alguien que he de la muerte y no tiene ni puta idea de cómo es la ciudad. Giras varias veces y terminas frente a un valla que saltas instintivamente al escuchar los gritos de las criaturas detrás de ti.

Solo cuando te levantas al otro lado descubres tu error...

Estás en un callejón trasero de un edificio de apartamentos. Hay unos cubos de basura, una puerta metálica de color verde, un muro demasiado alto para ti, y la escalera de incendios como opciones.

Este tipo de edificios están comunicados por una escalera de incendios que da a todos los apartamentos, vuestra planta esta limpia de zombis, y los pasillos, pero no sabes que te encontrarás en otros apartamentos.

De todos modos con herramientas y tiempo podrías abrir cualquiera de ellos.

Este tipo de edificios están comunicados por una escalera de incendios que da a otras ventanas, no dudas de que Colín podría con tiempo abrir las que quisiera, pero pese a que vuestra planta, la primera está limpia , no sabes que podría haber esperándole en otros pisos.

Con un oído en la radio y otro en Colin y Beatrice, algo nerviosa, por la situación. El miedo al descubierto de las calles. Me siento indefensa, aunque por suerte, no sola.

Con voz temblante pero tranquila -Disculpen chicos, perdonen mi ignorancia, pero.. ¿Para que coños quieren una radiografía? Se refieren a las placas para ver los huesos del cuerpo, no? Lamentablemente no creo haber visto alguna por aquí.-

-Respecto al otro tema, coincido con ambos, pero deberíamos conseguir un vehículo. Ganaríamos mas seguridad  y podríamos llevar todo lo que tenemos, que no es mucho, pero de vital importancia.-

-Podríamos revisar los cuerpos de los zombis que mataste vos, Colín, y tambien terminar de revisar el edificio-aunque no queda mucho por descubrir, ya hemos estado varios días aquí -Pensé-

Pensando, recordé. -Tienes tu arma, Colín, no te sirve?-

En ese instante escuchan un fuerte golpe, es en el patio trasero del edificio, desde el primer piso, donde se encuentran, un hombre con barba ha saltado la valla huyendo de dos zombies. Se encuentra atrapado aunque las criaturas sólo golpean la malla.

Sus únicas salidas  son la puerta de metal verde que da a ese patio, y que tenéis atrancada, o la escalera de incendios que daría a vuestra ventana.

El hombre parece confuso y evaluando sus opciones. Los zombis se agarran a la valla y sabeís que no tardarán en decidir treparla.

Los zombis gritan y hacen demasiado ruido, no tardarán en atraer a un grupo. Tenéis que hacer algo.

Daniela saltó del susto, su corazón empezó a latir muy rápido. Casi corriendo se asoma a ver de donde provenía ese ruido.

-¡Un hombre! Tenemos que ayudarlo! 

Rapidamente Gira 360º sobre su eje, observando el apartamento, intentando ver algún utensilio o herramienta útil para defensa.

<Consiga arma o no> Instintivamente pero con precaución comienza a bajar las escaleras para buscar al hombre sin gritar desde arriba.

 - Sí. Si se meten en el hueco de las puertas pueden abrirse. - Contesto a Daniela sobre la radiografía, que no tenemos. Hay que encontrar otras formas de acceder a otras partes del edificio, y estoy pensando en ello cuando un golpe nos sorprende de repente. 

 Me yergo rápidamente, alertada, y me asomo a comprobar qué es lo que ha causado el ruido de ese impacto. - ¡Colin, baja con nosotras y cúbrenos! - Le pido al ver abajo al hombre en apuros. Podría cubrirnos desde arriba, pero si le pido que baje es para que también nos cubra de ese extraño después de que entre al edificio. Nunca se sabe. Acelerada, cojo mi bolsa de suministros médicos y me dispongo a bajar junto a Daniela para desbloquear la puerta y que el extraño pueda entrar. 

 Los gritos de los zombis me tensan. No podemos permitirnos dejarlos ahí, y no sólo por que me molesten a mí. - Hay que encargarse de esos dos YA. - Digo a mis compañeros, esperando que sea Colin el que actúe frente a los zombis a través de la valla mientras Daniela y yo ayudamos al extraño. 

Podría parecer una mañana cualquiera en la tranquila localidad de Guildford al sur de Inglaterra. Cielo encapotado amenazando lluvia y calles casi desiertas. Podría parecer una mañana normal vista desde lejos, aunque si nos acercamos un poco más, veremos grupos de personas caminando.

Si acercamos aún un poco más el foco veremos la aterradora realidad, esos grupos son de personas muertas que caminan desesperadas en busca de alimento, la ciudad es un dantesco escenario de sangre, gritos y vidrios rotos.

Nos interesa un callejón en particular de este horrible y desesperanzado lugar. Un callejón que da al patio trasero de un edificio de apartamentos. Allí acaba de caer Arthur, un dueño de ferretería con una misión vital, que tras su huida apresurada de dos alzados ha caído entre dos cubos de basura y barrunta su mala suerte, decidiendo por dónde continuar escapando. En ese mismo edificio, la dueña del apartamento 1-b, Daniela, se encuentra decidiendo su siguiente movimiento con sus dos compañeros, Colin y Beatrice, tras captar por radio una comunicación esperanzadora. El ruido en el patio les hace reaccionar, hay una vida en peligro y su refugio comprometido. Daniela agarra el cuchillo más grande que encuentra y baja en dirección a la puerta, tras ella, Beatrice se hace con su mochila sanitaria y la pide a Colin que las cubra. El joven delincuente acaricia el revolver en su chaqueta, y asiente con decisión.

Una puerta metálica de color verde algo oxidada les separa a unos de otros cuando volvemos a alejarnos como un pájaro, y observamos que los ruidos provocados por los dos alzados, comienzan a llamar la atención de otros grupos…

Arthur ante la situación desesperada que se le presentaba se abalanzó sobre la puerta metálica que daba al interior de uno de los edificios comprobando con fatalismo que estaba atrancada por dentro. Si no podía abrirla empujando, la opción de la escalera de incendios era la única salida.

- La radiografía sirve para abrir pu... joder! qué ha sido eso?

Las chicas se ponen en marcha rápidamente y le piden que las cubra.

Colin saca su revólver a la vez que baja detrás de las chicas con la barra en la otra mano.

- Deberíamos intentar ahorrar las pocas balas que tengo. Clavadle algo en la cabeza. Atravesando los ojos es más fácil... si podemos quitarnos a esos dos y que dejen de armar jaleo sería la ostia. joder!!! puta vida!!! va farfullando mientras baja a toda prisa las escaleras. - Eh tú!!! aquí arriba!!

Como va el último espera a ver cómo actúan sus compañeras, si van a cargarse los zombis Colin ayudará al barbas a ponerse en pie para subirle al piso. De paso echará un vistazo a los coches y las motos de la calle.