Partida Rol por web

RegenZy

Capítulo III - Vauban

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15/03/2013, 22:19
Narcisus Strafford

Narcisus bebió y aferró la cantimplora. Tras dejar que fluyese por el gaznate, la tendió a Connor. Una vez abandonada, habló tras reflexionar. La situación era global en todo el país, según parecía. Nada que no pudiese esperarse, pero sí algo que no había tenido la desgracia de confirmar hasta ese momento. Lo asimiló, aunque ciertamente hacía que todo pintase peor de lo ya concebido.

- Podemos caminar, la duda ofende- respondió el hombre con una sonrisa parca, francamente satisfecho tras el chiste del banquero-. Para serle sincero, Mayor, y sin ánimo de insultarle, me planteé la posibilidad de que fuesen desertores. Me alegra haber pecado de fatalista.

El hombre miró a través de la espesura, intentando adivinar algo en la lejanía, sin éxito.

- Cuando gusten- respondió refiriéndose a la puesta en marcha-. Llevo desde que esto nos explotó en la cara deseando llegar al fuerte. Si no hubiese querido defender al país a toda costa me hubiese metido en otro oficio.

Se sacudió algo de suciedad en la ropa y miró con gesto apremiante al resto, sin perder la sobriedad. Estar ante tanta gente armada y con una capacidad pareja a la suya le insuflaba confianza. La situación podía ser nefasta, pero él ardía en deseos de ir pueblo por pueblo. Así, al menos, podría centrarse en algo útil. Estaba harto de Evangeline y de sus ñoñerías. En aquel momento prefería no haber llegado a un acuerdo. La guerra le hacía sentir bien. Y si ello era una realidad, poco importaba que fuese o no apropiado. Sentir algo, cualquier cosa, era lo que necesitaba.

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16/03/2013, 20:34
Augustus Frederick

-Portsmouth... - murmuró, cavilando sobre las posibilidades que aquello tenía - Es nuestra mejor opción, a pesar de lo lejano del lugar. A Londres no me acercaría a no ser que fuera estrictamente necesario. - expuso, a pesar de que no sabía qué podía haber de necesario que le impulsara a cometer tal locura.

Era imposible plantearse ir a la India, pero tal vez tuvieran en los almacenes del lugar suficiente cantidad de quina como para poner en marcha su ambicioso plan. Si es que lo podía llamar suyo. Miró a su tío, germén de todo, ponderando cuál era su opinión. Sabía que, al fin y al cabo, dependía de su aprobación.

- Atienda a la señorita Sedley, yo empezaré a trabajar ya con las señoritas Butler si ellas aceptan. - dijo con determinación a Barnabas, en un rol semi-autoritario que sabía que no le pertocaba - Es hora de ponerse en marcha. - justificó pobremente.

La realidad era que ardía en deseos de ponerlo todo por escrito. Sabía que una vez que creara un esquema, analizara los datos que tenía en sus manos, todo cobraría de cierto sentido. Y cuando se entendía algo, se podía controlar. Lo único que podía aportar realmente en aquellos momentos al grupo era su mente, era hora de hacerla trabajar.

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18/03/2013, 01:19
Director

Recargaron sus armas, acompañando a los green jackets a paso ligero. El recorrido por el pantano fue más ágil de lo esperado, pero pronto se dieron de bruces con la dantesca escena. De la columna de refugiados con sus carretas, a la altura del camino, poco quedaba. Hombres y mujeres corrían por la campiña frente al silencioso fuerte, siendo perseguidos y cazados por una marea de cientos de no-muertos que buscaban ansiosamente la carne humana.

Los puentes que comunicaban el fuerte con la península estaban levantados, y no se veía un alma más allá de los muros. Strafford sintió vergüenza al comprobar que el coronel y todos los que estaban bajo su mando estaban dejando morir a tantos ciudadanos ante su mirada, sin mover un dedo. De hecho, ni siquiera los cañones del fuerte disparaban, mostrándose silenciosos.

El fuerte estaba separado del resto de la península mediante un sistema de fosos llenos de agua, en los cuales solo existía un camino a través de los puentes, controlados por un pequeño revellín al que habían reforzado con sacos terreros y caballos de Frisia como primera defensa.

Había que desplazarse hacia allí, así que los rifles se aplicaron a la tarea de modo profesional. Nada de disparos, dijo el mayor, si no eran necesarios. Atacaron a la bayoneta a los zombies que se acercaron, formando piquetes que se cubrían mutuamente mientras avanzaban. Sin embargo, el olor de la carne pronto atrajo a un número mayor. Se encontraban junto al primer puente, sin que nadie en el fuerte hiciera visos de salir para ayudarles a pasar. El mayor Berdan hizo formar a sus hombres en una triple hilera, cubriendo un estrechamiento del terreno. Los caminantes se apiñaron allí, mientras otros caían al agua y se quedaban atorados en el fango.

Primera descarga. Pronto se dieron cuenta que era mejor el fuego graneado, por lo que se ordenó fuego a discreción apuntando a la cabeza. Los no-muertos caían, apilándose lentamente en el estrechamiento del terreno, formando una pequeña barrera que impedía pasar a sus compañeros, que debían caminar sobre ellos, o arrastrarse. Eso les ralentizaba.

-Toquen la corneta, a generala. Que se enteren de que estamos aquí -dijo el mayor.

Realmente, ya sabrían que estaban allí. La cuestión era que les diera vergüenza dejarles morir como a perros. El corneta tocó, aunque eso solo sirvió para atraer a todos los caminantes a una milla de distancia. Los rifles se turnaban disparando, y fueron retrocediendo poco a poco hacia el fuerte. La horda caminaba ya por el primer foso, surgiendo poco después arrastrándose y cubiertos de barro. Uno de los hombres fue cazado en un descuido, tiraron de su pierna y cayó al agua. Fue despedazado por esas cosas entre alaridos.

Una escuadra de soldados al mando de un sargento salió entonces del fuerte, y a paso ligero bajaron el primer puente con las cadenas. Tardaban mucho. Fue preciso retenerlos a la bayoneta, a cara de perro, a costa de la vida de algunos hombres. Fue entonces cuando el segundo puente bajó, y los rifles se retiraron por él. Berdan fue consciente de que había que retenerlos, así que la retirada se hizo por secciones. Cada yarda era una batalla, un combate feroz. Pero, al final, consiguieron replegarse tras el puente, y lo alzaron. Las criaturas cayeron al agua, en una zona de mayor profundidad. Siguieron replegándose entonces hacia el segundo puente, pero lentamente, las criaturas les siguieron. No todas, por algunas quedaban atrapadas en el cieno, pero otras surgían de él trepando por la escarpa del revellín. Les dispararon a quemarropa, en la cabeza.

Las puertas del fuerte se abrieron, y rápidamente los green jackets se retiraron, entrando en él. Los últimos eran perseguidos por algunos caminantes, para los cuales las puertas se cerraron. Los soldados en las almenas de la cortina dispararon contra ellos, casi entre risas, haciendo puntería hasta alcanzar sus cabezas.

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18/03/2013, 01:49
James C. Wyatt

El sargento del piquete que había ido en su busca era Wyatt, el hombre al que Connor había ascendido días antes. Al entrar, vieron que el regimiento estaba dispuesto en pie de guerra, ocupando las almenas de las cortinas y bastiones, con los artilleros controlando las piezas. Estaban quietos, callados, mirando en silencio el dantesco espectáculo en la campiña. Los gritos de los refugiados todavía eran audibles.

-Señor, me alegro de verle -dijo el sargento- Pensábamos que estaban muertos. Al coronel le faltó tiempo para situar a sir Patrick al mando de la compañía de granaderos. Creo que no le hará mucha gracia ver a Strafford con vida.

Vieron como la plana mayor se acercaba a caballo, para "dar la bienvenida" a los green jackets. Estaban cubiertos de pólvora, barro y la sangre de los muertos.

-Señor... -añadió como confidencia- El mayor Cotton murió en Colchestershire. Se quedó protegiendo la retirada con un pelotón de yeomen y el teniente Northcott... mientras el coronel y su hijo huían vergonzosamente. No le he contado esto. Si se enteran me mandarán fusilar.

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18/03/2013, 01:55
Sir Jonathan Markington

El coronel llegó al galope con el resto de su "plana mayor". Los pelotas y rastreros oficiales que habían compartido con él la "aventura de Canadá". Saludó tocándose el ala del sombrero al mayor Berdan.

-Gracias a Dios parece que todavía hay tropas del rey luchando. Pensábamos que éramos los últimos. Soy el coronel Markington, del 84º, al mando del fuerte. Este es mi hijo el capitán...

Parpadeó, al ver a Connor y Strafford con vida. No negó que le hacía la misma ilusión verles que una reunión con su suegra.

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18/03/2013, 01:59
Sir Patrick Markington

El capitán de los yeomen, ahora con uniforme de infantería (uno de los de Strafford, en realidad), sonrió socarrónamente al verles aparecer. Escupió al suelo, bajo su caballo, de modo despectivo.

-Mirad quienes han decidido aparecer. Los dos desertores.

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18/03/2013, 02:10
Director

El doctor Morgan asintió, un poco extrañado por la pregunta. Sin embargo, acompañó a Georgina a su habitación. Por su parte, Augustus acompañó a las hermanas al salón, donde comenzaron a pensar como iban a redactar el documento. Los sirvientes volvieron a entrar en la casa, tras acumular allí víveres y dejando bien cerrado el establo. Se atrincheraron, y algunos de ellos, extremadamente cansados, se quedaron dormidos en sillas y divanes en la planta baja.

Sobre la vieja señora Spooner se preocupó por hacer algo de comer. El olor de la cocina llegó a todos, y sintieron su estómago rugir. De pronto comprendieron que se morían de hambre.

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18/03/2013, 02:13
Sir Barnabas Morgan

El doctor entró en la habitación, algo reflexivo. No había reparado mucho en su vestimenta, y cuando se fijó se preguntó si tenía la intención de salir montada a caballo. Era muy infrecuente ver a una mujer con pantalones.

-Usted dirá -dijo, sirviéndose un vaso de agua.

Entonces apareció Nelson. Estaba escondido en un armario, y bastante asustado. Se acercó a Georgina y se subió encima de ella, temblando como una hoja.

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18/03/2013, 04:28
Georgina Templeton-Sedley

Quedó perpleja ante el silencio de las gemelas, ni reaccionaron a sus palabras.
Parpadeó inclinando levemente la cabeza mientras presionaba una de las sienes con el índice. Asintió y las arrugas a los lados de su boca se acentuaron en un gesto de insatisfacción.

-Muy bien...

Palmeó la mano de Templeton y se levantó

- Cariño... (se sorprendio de que le saliera tan natural) ¿Serías tan amable de llevarles los periódicos mientras hablo con el doctor?

Se giró para mirar al joven médico

-En seguida tendrá los noticieros, si me disculpa...

Caminó de la sala con gesto grave acompañada de los dos hombres, deteniendose justo antes de salir mirando una última vez a las Butler.

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18/03/2013, 04:29
Georgina Templeton-Sedley
Sólo para el director

Cuando llegaron a sus habitaciones les hizo pasar cerrando la puerta tras ellos.

- Puertas tienen ojos y paredes oídos

Recitó

-Lord Butler registraba periódicamente mis aposentos y pertenencias mediante parte del servicio, pero hice una contraoferta en secreto y logré un par de escondites libres del espionaje. En ellos guardo papeles importantes, algunos recuerdos, los periódicos...

Mientras hablaba la vieron moverse por la habitación y desentrañar los papeles de un hueco que había abierto bajo un secreter, oculto por el último cajón y los tablones del suelo.

- Me prohibió leer las noticias, decía que no era apropiado, así que tenía que hacerlo a escondidas...

Cogió un estuchito que guardó en el bolsillo del chaleco, se sacudió el polvo al incorporarse y le entregó el pequeño fardo al irlandés.

- En otro escondite (señaló el tocador del dormitorio y bajó la voz) está mi diario, donde relato cada día al detalle desde que llegué. Se lo digo por si lo necesitan para refutar algo y yo no pudiera darselo...

Los miró fijamente, dando a entender que en el estaba el testimonio del maltrato de Butler durante años

- Muchas gracias cielo

Lanzó un amable sonrisa a su prometido y le abrió la puerta, necesitaba privacidad.
Ofreció un asiento al doctor, sentandose ella a su vez en una banqueta.

-Es usted muy amable, no era necesaria tanta urgencia, no quisiera estorbarle si desea trabajar en el texto.

Bailó un poco la mirada ante la pregunta

-Emmm... dados los acontecimientos, creo que se impone la practicidad a la estética, y si tenemos que volver a luchar o huir con pantalones lo haré mejor...

No había terminado de hablar cuando su monito hizo aparición, se le empañó la vista de emoción, lo daba por perdido

-Ohhhhh, Nelson, Nelson! Monito mio... ¿Como está mi rajá?... Disculpe doctor, es mi mascota, vino conmigo de la India, lo daba por perdido... ya esta, ya esta cosita...

Le hizo un par de carantoñas acunandolo en su regazo, el pobre tiritaba de miedo

- El motivo de la consulta es bien sencillo, mi madre ha muerto y no tuve ocasión de mantener con ella las conversaciones que deben mantener madre e hija en torno a... (dudó sobre como definirlo y le tembló un poco la voz) los usos del matrimonio.

Parpadeó sonrojada aunque manteniendose seria, comenzó a hablar de seguido.

- Estoy prometida con el señor Templeton, nuestra relación, puede imaginar, va más allá de los requiebros y besos furtivos. Llegados a este punto me temo que carezco de conocimientos que considero básicos, que higiene debo seguir, si hay recomendaciones en cuanto a los ciclos, en fin... esas cosas subsidiarias de la intimidad entre hombres y mujeres...

Bajó la vista algo azorada, con una sonrisa tonta

-Como ve... es una tontería en medio del caos que nos rodea pero... es más una excusa.

Le cambió el semblante, tornandose frágil y triste

-No se si usted podrá decirme algo más sobre el estado de Katherine y Evangeline... como están, si... si han comentado algo, no se... y sumado a todo... ahora se marchan sus pretendientes...

Estaba sinceramente preocupada y empezó a quebrarse

- Como ha podido comprobar no soy una... señorita al uso, mi infancia en la India y mi estatus burgués me ha hecho alguien peculiar, pero pese a... a lo que hice anoche... no soy una persona insensible, yo... si pudiera hacer algo...

se le escaparon las lágrimas, no sabía que hacer ni que sentir, era victima y verdugo, quería enmendarse pero a la vez no ser juzgada, quería ayudar sin ser débil, quería justicia...

-Oh, perdone...

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18/03/2013, 04:34
Narcisus Strafford

Sinceramente, Narcisus no se esperaba ver los puentes levantados. Inicialmente se enfadó, pero a los diez segundos lo aceptó. Él con casi toda probabilidad habría hecho exactamente lo mismo. Alabó en su fuero interno la organización y el saber proceder de los green jacket, pues aquello, no fuese a engañarse, era lo que mantenía con vida a Strafford y Connor. Sino bien podrían haber muerto ya entre terribles sufrimientos.

- ¿Contar qué?- fue lo que dijo a Wyatt en lo que el resto llegaban. Sabía muy bien lo que había dicho, pero hacerse el sordo era un mensaje sobre sus intenciones. Él no diría nada, y para más seña, en realidad no le importaba demasiado. Tampoco lo hacía el ascenso de Patrick. Precipitado pero razonable en una situación que precisaba de velocidad de reacción rápida y versatilidad.

Narcisus saludó con protocolo diligente al señor Markington, y acto seguido procedió a hacer lo mismo con su hijo. Lo hizo como si no hubiese reparado en sus rostros, dándole a aquello la importancia de un encuentro rutinario. Les acababan de salvar la vida, pese a que probablemente habían tardado en llegar a propósito, pero no por ello iba a darle más importancia de la que tenía.

- Hemos llegado en cuanto nos ha sido posible, Sir Patrick- comentó el militar en tono pedagógico pero respetuoso, como si le hablase a alguien a quien respetaba pero al que sabía menos sabio. Obviamente, no iba a dejar que se notase demasiado-. Como verá en nuestro rostro y vestimenta, ha sido un viaje lleno de puentes levantados- sin dejar tiempo a una pausa, habló, raudo, dejando que esa frase se evaporase en el ritmo de la conversación-. Le sienta bien el traje.

Señaló con la mano al Mayor Berdan, para seguir hablando. Sutilmente había generado dos dobles sentidos que caían como guillotinas, pero no iba a reparar más en ellas.

- Nos encontramos con el Mayor Berdan y sus hombres viniendo hacia aquí, tras armarnos durante la noche en la casa familiar del señor Bulter. Ha fallecido, todo sea dicho, tras asesinar a su esposa- sabía muy bien que esa información importaba muy poco, así que lo dijo en mismo tono, como sifués algo superfluo pero anecdótico-. No podíamos aspirar a llegar hasta el fuerte sólo con fuerza de voluntad.

Aquello, dicho como quien no quería la cosa, era una explicación sobre su tardanza. Una tardanza más que breve, en realidad, con una justificación más que suficiente. Francamente, Narcisus creía que tras su intervención, además de haberle allanado el camino a Connor, habría despejado de malas hierbas el suyo propio.

- Particularmente, sugeriría seguir hablando tras los muros- dijo finalmente, echando un ojo al panorama. Desde luego, no parecía faltarle razón, salvo que el plan fuese despejar la zona de una vez. Al darse cuenta de ello, añadió-, salvo que se vaya a aprovechar la ocasión para avanzar terreno.

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18/03/2013, 13:18
John Connor

Connor avanzó junto a Strafford. Wyatt parecía confiarles un secreto que le costaría la vida. Y ello le hacía observar John que probablemente las tropas estarían con ellos en caso de problemas internos. Desde luego, el joven Capitán no tomaba la insubordinación como un plan a trazar, pero en casos extremos y para salvaguardar la voluntad del Rey es necesario retirar a quienes sólo buscan la prosperidad personal y la de su vástago.

- Ha hecho bien en contárnoslo Sargento. Su secreto está a buen recaudo -

Tras la intervención del nuevo Capitán de las tropas de Narcisus sobre su lealtad, Connor tuvo que hacer acpio de todas sus fuerzas para no intervenir. Desearía poder hundirle el florete en uno de sus muslos y hacerle tragar las palabras. Pero una vez más, la serenidad sosbrehumana de Strafford parecia no alimentar la reacción probablemente esperada por Patrick. A pesar de ello, Los ojos del irlandés se incendiaban y fusilaban hijo del Coronel. Y tan sólo escupió unas cuantas palabras: - Damos la vida por el Rey e Inglaterra, dentro y fuera del fuerte - Tratando de salir de la trampa de Markington cuanto antes, Connor coge del brazo a Strafford y le sugiere. - Capitán, deberíamos recuperar nuestras armas para ser eficientes a  la causa - Y le arrastra unos centímetros en dirección a la armería. Este no es lugar para traer a Katherine. La tensión es constante y no sólo por los muertos. ¿Cómo podrá llevar el armamento necesario para que sobrevivan? La única posibilidad es llevar a su compañía hasta allí. Connor deberá ser astuto y cuando traten de dividir el terreno para la limpieza de muertos tendrá que saber urdir la estrategia para llevar a sus  hombres cerca de la casa de los Butler. Ojalá sigan allí sanas y salvas . John sabe que obra mal como militar. Es consciente de que no debería utilizar sus recursos como Capitán en beneficio propio. En cierta forma, su actitud no es distinta que la del Coronel y su hijo. Pero una sensación en su pecho no le deja obrar de forma contraria.

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18/03/2013, 16:07
Evangeline Frederick

Evangeline continuaba con su actitud ausente, mirada perdida y pensamientos erráticos. Miró a su hermanastra sin verla, no reaccionó a sus palabras, no se escandalizó al oírla llamar "cariño" a un hombre al que acababa de conocer. Era evidente que, salvo su cuerpo, Evan no estaba en aquella habitación. No añadió nada ante la idea de ir a repartir quina, o de abandonar la casa. Parpadeó, casi despertando de un ensueño, al oír las órdenes de Augustus. Se dejó llevar, como una marioneta sin hilos -a comenzar con su trabajo de copista, a cenar o lo que fuera- en completo silencio, inexpresiva. Ausente.

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19/03/2013, 00:03
Katherine Connor

Katherine miró salir a su hermanastra, entrecerró los ojos, no estaba muy segura de haber entendido lo que quería decirles, mucho menos de haber entendido el mote cariñoso pero eso a ella no le importaba en absoluto. Se dispuso junto con Augustus y su hermana a escribir, no quería pensar en lo que Georgina había dicho pues por mucho que fuese su única opción, ella no aceptaría nada de la asesina de su padre, fuesen cuales hubiesen sido las condiciones para que ella lo asesinara.

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19/03/2013, 11:32
Augustus Frederick

Guió a las hermanas hasta el despacho, sintiéndose ligeramente incómodo por moverse con tal libertad por una casa que no era la suya. Daba dos pasos, paraba, miraba a una de las gemelas, luego a la otra, seguía caminando. Finalmente, al ver que le seguían dócilmente y que no parecía importarles que él fuera a la suya, entró al despacho y fue directo a revolver cajones y mesa hasta encontrar todo el papel que pudo, tinta y otros enseres. Repartió el material de forma torpe entre los tres y se sentó, dispuesto a cumplir con su labor.

Mientras esperaba que trajeran los recortes de diario, empezó a esbozar un esquema cronológico de los sucesos que él mismo recordaba. En menos de medio minuto ya se había abstraído en su labor. Pero el silencio de la habitación al poco se le hizo insostenible. No sabía actuar bien en situaciones sociales, aunque aquello distaba de serlo, pero su faceta paliativa le impuslsaba a hablar a aquellas muchachas y ayudarlas en lo que pudiera.

Se levantó y sacó de su bolsillo una de las pocas cosas útiles que había encontrado en el pequeño botiquín, un frasquito de sales. Una de las hermanas* parecía especialmente ausente y tomó la decisión de hacérselo oler e intentar revivirla. Se acercó despacio y se sentó delante de ella, mostrándole el pequeño frasco.

- Sé que le va a parecer una tontería después de todo lo que ha pasado, pero tal vez esto le ayude a despejar la mente. - miró a la otra hermana, buscando su apoyo, pues ella sabría reconfortarla mejor de lo que él podría - Piense que necesita todas sus facultades para salir de esta, y aunque ahora mismo las perspectivas sean poco halagüeñas, debe preocuparse por su hermana. - hizo un gesto a la gemela para que se acercara - Se tienen la una a la otra... - estuvo a punto de añadir que eran afortunadas, pero se reprimió justo a tiempo - Con una mente ágil como la suya podrán sobrevivir a cualquier cosa. - le costaba encontrar palabras de ánimo, así que acercó un poquito más las sales, confiando en su efecto revigorizante.

 

Notas de juego

*Evan

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19/03/2013, 13:54
Evangeline Frederick

El olor de las sales de amoníaco hizo que Evan frunciera la nariz con disgusto y espabilara.

- ¡Dios bendito! -exclamó, apartando la mano del doctor rápidamente-. Qué olor tan fuerte -se disculpó por su exabrupto.

Se sentó en la mesa que otrora había ocupado Lord Butler, tomó pluma y pergamino y esperó que le dictasen.

- Sobrevivir no es suficiente, caballero -le miró con angustia-. Todo lo que ve aquí ya no es, legalmente, nuestro. En este mismo momento nuestro primo de Londres podría echarnos a la calle sin miramientos, y eso es tan terrible como ser conscientes de que el legado de mi padre termina aquí, de esa manera. He visto morir horriblemente a quien me ha cuidado y protegido toda la vida.  Es peor que mil caminantes.

Suspiró y repitió una vez más:

- Sobrevivir no es suficiente.

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19/03/2013, 16:45
Katherine Connor

Katherine siguió a Augustus con el corazón oprimido de tantas cosas que habían sucedido y que aún estaba por suceder pero cuando pensó que se pondrían a escribir, levantó la vista al escuchar al muchacho, por un lado tenía razón y por el otro, su hermana también la tenía. Dejó el asiento donde se había acomodado para empezar el trabajo, ciertamente aunque sobrevivieran, ya no tenían nada y sería muy difícil vivir de la nada porque obviamente no pensaba en absoluto vivir de su hermanastra. Miró a August con una media sonrisa, quizás la única que tuviera desde que Connor se había marchado y puso una delicada mano en el hombro del joven a modo de agradecimiento sin pararse a pensar si era algo atrevido o no y lo apretó suave también.

-Querida mía...

Se agachó para mirar a su hermana a los ojos y decirle algo pero no pudo, la voz cuando apenas iba a salir, se le quebró y entonces sólo la pudo abrazar por un minuto largo, en silencio, sin llorar pues ya había llorado demasiado y se sentía seca por dentro. Luego se apartó y la miró de nuevo a los ojos.

-Aunque así sea, aunque no tengamos nada, encontraremos el modo de salir adelante y aún si no lo hiciéramos, lo que sea que suceda, nos sucederá a ambas... Juntas.

Apretó las manos de su hermana entre las suyas y sin apartar la vista de su espejo, le dijo:

-Te prometo que si salimos de esto, encontraré el modo de que ambas llevemos una vida digna.

Luego le besó la frente y miró a Augustus regalándole una bonita sonrisa.

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19/03/2013, 18:34
Augustus Frederick

Sonrió aliviado al ver que Evangeline reaccionaba por fin. Pero poco duró la sonrisa al escuchar tan oscuras palabras. Hasta ese momento, para él resultaba difícil entender la presión social que significaba para ellas el ser huérfanas. Con la breve explicación de Evangeline cobró sentido la desesperación que entreveía en ella.

Ahora, en medio del apocalípsis, la política matrimonial inglesa crecía en su absurdo pero se hacía dolorosamente necesaria ante el desamparo. Sólo Dios sabía cómo sería el mundo una vez todo hubiera acabado. Si es que lo llegaban a ver. Augustus se debatía en su interior, pues era consciente de que estaba viviendo un momento histórico clave pero no veía qué papel representaba en él. Podía aportar tan poco como ser humano...

- El mundo está cambiando. - dijo con renovado optimismo tras escuchar las ganas de luchar de Katherine - La situación que temen puede que no llegue nunca a consolidarse. Su primo podría ser uno de los infectados. - esperó que no le tuvieran mucho aprecio - La sociedad cambiará necesariamente después de esto. Y aunque no lo haga, les prometo que jamás dejaré que pierdan su actual posición. - era una promesa demasiado aventurada pero se envaró, solemne, al decirla - En mi encontrarán toda la ayuda que necesiten.

Sabía el pobre aspecto que debía transmitir, la poca seguridad que debía dar, pero en aquel momento una nueva misión había entrado en su cerebro. Sólo lo podía justificar antropológicamente como una manera de unión tribal ante el peligro, un nexo cuasi familiar de ayuda entre semejantes. Para él era suficiente.

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19/03/2013, 19:39
Evangeline Frederick

La muchacha lloró con su gemela, incapaz de contener los sollozos. No le contestó nada, solo la apretó en un abrazo. La miró a los ojos, tomándola de las manos:

- Kate. Escúchame, Kate. Si llegase el momento en que tuvieras que correr para sobrevivir, y dejarme atrás, hazlo. Quiero que sobrevivas, Kate. Más que nada en el mundo.

Dicho esto, la abrazó una vez más. Estaba dispuesta a pagar cualquier precio por salvar a su hermana. Lo hubiera pagado con Strafford de buen gusto, si el caballero se hubiera quedado en la casa para protegerlas.

Evangeline había adoptado, a tenor de las implacables palabras de Narcisus, un punto de vista nada positivo sobre los jóvenes caballeros. Las palabras del médico lo suavizaron bastante, y convirtieron el diagrama de Venn de los hombres despreciables en aquel que contenía únicamente a los soldados. Por ahora.

- Es usted muy gentil -le dedicó una sonrisa triste, pero sonrisa a fin de cuentas-. Semejante intención le honra. Gracias por sus palabras.

Puede que Augustus se tuviera por un pobre apoyo, pero para las gemelas, podía ser más que suficiente.

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20/03/2013, 15:53
Katherine Connor

Kate miró a su hermana y luego a August y asintió pero no estaba prometiendo nada realmente y aún si sus palabras llegasen a expresar tal blasfemia, lo cierto es que nunca cumpliría con aquello pero de momento, lo importante era dejar tranquila a su gemela.

-Gracias, August...

Dijo sinceramente volviendo a su lugar.

-Ahora, pongamos manos a la obra. No sabemos cuánto tiempo nos queda antes que vuelvan a atacar la casa.

No hubiera querido decir aquello pero era algo que tenían que tener en cuenta.