Partida Rol por web

 Definitivamente aquel hombre parecía no darse cuenta de nada o se hacía el que no se daba cuenta, en realidad eso era lo que más le frustraba a ella. El hecho de que no se hiciera cargo de las cosas que hacía o decía y que siempre estuviera como lanzando áyes al viento de que se lo pasaba mal por tal o cual, el incomprendido. Se acomodó el cabello una vez más y negó suavemente con la cabeza: hablar con un necio es como hablar con la pared, para que encima se haga el ofendido.

-Lo siento, no te volveré a ofender. Buenas tardes.

Dicho eso volvió a darse la vuelta y comenzó a andar hasta perderse en uno de los caminos, el central Park tenía esa facilidad.

No sabía si me estaba dando la razón por terminar de hablar o porque lo sentía, pero yo no podía más que reaccionar de la misma forma – No pasa nada, yo también lo siento – la mujer histérica se marchaba y eso ya no parecía tener solución – Va, ella sabrá

Me giré de nuevo hacia el lago resoplando, parecía imposible poder recuperar esa canica

Christian paracía un búho, con los ojos abietos como platos y girando la cabeza alternativamente de Jareth a Juliette, y de ésta al otro.

No comprendía a ninguno de los dos. Era él el que tenía que soportarlos, con lo bien que estaría tomándose un té en la terraza de su habitación. Parecía ser que a nadie, salvo a sí mismo, le importara lo más mínimo que su padre andara suelto.

Necesitaba a Jareth porque él tenía algunas de las canicas que habían conseguido, además de ser una valiosa colaboración ante una posible batalla contra su padre (punto a favor de Jareth que Christian se engaba a aceptar). Por otro lado, Juliette, una chica un tanto rara, con poderes que ni ella misma conocía, y muchísimo más soportable que el orgulloso y pedante Rey de los Goblings.

Se levantó y tomó a su compañero por la muñeca y comenzó a arrastrarle hacia una Juliette que empezaba a difuminarse bajo la lluvia.

- Si quiero volver pronto a casa, vais a tener que hacer las paces, así que las vais a hacer como me apellido Black.

  Juliette se está retirando cuando vé a Christian venir con Jareth de la mano. La lluvia comienza a hacerse tan fuerte que parece como si cada uno de los chicos del grupo estuvieran recibiendo baldazos sobre su cuerpo.

Entonces recién notan algo más.

Están cubiertos de sangre.

Sangre que cae del cielo...

Primero resoplé, iba a ofrecer resistencia a cuando Christian me agarró de la mano, pero no lo hice, me había enojado y a partir de ese momento dije tonterías de más, de las que no me sentía orgulloso.

- En fin, supongo, que… si dices que… esto, yo… - al menos podía reconocer esa mujer lo que me estaba costando pues era más que evidente – perdona las tonterías que te dije y… discúlpame, quizás sea tenga soberbia, pero no me doy cuenta, no lo hago con la intención de ofender, te lo digo de verdad… - bueno, ya estaba dicho.

Entonces noté esa lluvia como más espesa – Por Dios que asco – pensé, pero no le di mayor importancia, total mejor eso que esferas de cristal como la otra vez.

Christian se sorprendió de que Jareth no ofreciera resistencia. Lo malo es que cada vez costaba más caminar, la lluvia más intensa a cada momento. De pronto, nota como el agua se vuelve más espesa y roja: estaba lloviendo sangre.

Lo último que recuerda antes de desmayarse es ver sus manos ensangrentadas.

Se quedó de pie, porque no podía caminar más por el agua que caía y cuando escuchaba al rey y a Christian, notó que aquello era sangre, respondió a Jareth a pesar de que sentía ganas de hacer caso a su tan nombrada histeria según el rey.

-Está bien, lamento si no he podido comprenderte pero...

No pudo decir nada más, sentía arcadas, la sensación de ansiedad comenzaba a crecer dentro de ella.

-Por favor, saquénme de aquí...

Pidió con lágrimas en los ojos, estaba realmente angustiada de verse a ella y a los dos hombres, cubiertos de sangre.

Menos mal que había hierba junto al lago pues Christian se cayo… ¿Desmayado? Al menos no se golpeó fuerte la cabeza.

- Nada, no nos lamentemos más, hagamos piña – Dije tratando de pasar página,

A mi la sangre me parecía algo molesta pero podía soportarla, trataría de ser más empático, tenía que hacer algo por ellos, saqué mi bola de cristal y me concentré para poder aislarnos de esa lluvia de sangre.

 Jareth intentó crear una burbuja que protegiera como un escudo a los jóvenes de la lluvia sangrienta. Sin embargo falló en su intento. Ahora los tres eran como seres vampíricos cubiertos de sangre.

Juliette tuvo que hacer mucha fuerza para no desmayarse junto a Christian.

Para peor el lago se estaba volviendo rojo.

La burbuja no había funcionado, y las soluciones al problema me parecían complicados, se me ocurrió… ¿No era muy descabellado?

Transformaría mi bola de cristal en un lucio que se tragase la canica y que regresara de nuevo a la orilla, la situación era cada vez más complicada ¡Esto tenía que funcionar!