Partida Rol por web

 Juliette no creía que algo tan infantil fuera a ser la solución pero por dentro se dijo que ya otras veces había dudado de las soluciones de Jarteh y que estas habían funcionado. Asintió suavemente con la cabeza y puso al príncipe en el suelo.

Al final parecía que la segunda de las opciones me convencía un poco más, si fracasaba siempre nos quedaba la primera.

- Aguanta pequeñín - le dije de forma cariñosa a Christian.

Tomé una de mis bolas de Cristal y me concentré.

- Pequeñín- pensó con enfado- ¿No tengo suficiente yo con ser más pequeño que un gnomo, para que venga éste y me diga "pequeñín"?

Christian estaba al borde de las lágrimas: lejos de su casa, donde se encontraba a salvo de cualquier mal, reducido al tamaño de un juguete, habiendo perdido la canica, mojado e insultado por Jareth. Ése era uno de los momentos en que le gustaría que la tierra le tragase.

¡Maldita bola! Y Juliette y Christian parecía que les había comido la lengua el gato – No ha funcionado, tendremos que volcar la barca, pero insisto, si alguno de vosotros tiene una idea mejor…

Espere por si aportaban algo antes de comenzar a zarandear la barca, a un lado y a otro, acabaríamos remojados, pero al estar en le orilla al menos no nos ahogaríamos

 Juliette estaba casi frustrada cuando vio que no había nada que pudieran hacer para que esa cosa los soltara pero no se dejó vencer porque se habría sentido muy rídicula de tener que aceptarlo. Se sentó en la orilla de la barca, sin que su trasero tocara la niebla que detenía sus pies y cerró los ojos intentando escuchar algo que los ayudara, quizás después de todo, aquello no fuera lo único que había por allí. Quizás un encantamiento cantado les estaba provocando aquello y al escucharlo, ella podría revertirlo; no lo sabía pero por intentar, no perdía nada.

Juliette cierra los ojos. Necesita poder sacar de la barca a sus amigos. Ella sabe que en otro tiempo fue una gran hechicera, sin embargo ahora no parece tener todo ese poder.

Pero quizás si lo tenga.

Escucha, con su magia logra escuchar más allá que cualquier humano: siente a los árboles protegiéndose de la lluvia, a un par de transeúntes que están hablando de que se han perdido y algo más, siente la voz del Rey diciendo.

- No te preocupes Black Night, Sarah puede que se haya ido pero sus amigos están presos de la niebla maligna.

-¿Pero señor, si escapan?

-No seas idiota, la niebla permanecerá mientras nadie dibuje la figura de tres puntas en uno de sus lados.

-Sí señor, disculpe.

-Sigue vigilando el castillo idiota. Si no fuera porque hiciste mal tu trabajo Sarah no se hubiera escapado!!!!

-Sí mylord.

Juliette estaba desconcertada pero segura de lo que había escuchado, así que se volvió a los dos hombres y les preguntó:

-¿Alguno de ustedes sabe qué es esa cosa de tres puntas?

Luego se dio cuenta de que estaba hablando como si ellos hubieran escuchado todo cuando no había sido así.

-Lo siento, acabo de escuchar al tal rey ese, diciendo que Sarah escapó y que nosotros no podremos salir nunca de aquí si nadie dibuja eso de tres puntas al lado de la neblina y que yo no sé qué es...

Frunció el ceño, estaba muy cansada.

Iba a comenzar a zarandear la barca cuando Juliette parecía que se concentraba y tras unos momentos habló.

¿La cosa de tres puntas? Yo no recordaba nada así – Yo… creo que no se de que se trata – miré a Christian, quizás él si.

Christian empezó a llorar. ¡Claro! ¡¿Cómo no iba a ser su padre?! Él del tamaño de un ratón y su padre cerca.

- Al-algo de tres... tres... puntas. ¡¡¿Y qué cree él, que nos vamos a poner a pintar coronas como si fuéramos unos malditos pintamonas?!!- gritó mientras las lágrimas se le escurrían por el rostro.

Estaba harto, mojado y ahora su padre. Hace tiempo que empezó a pensar que no debería haber salido de su castillo, pero lo sabía a ciencia cierta. Se tiró al suelo, es decir, a la palma de la mano de Juliette, se hizo un ovillo y empezó a gemir lastimeramente mientras las lágimas brotaban de sus ojos.

Los tres jóvenes no tienen una noción de lo que deberían dibujar, así que se quedan un rato en la barca, más bien hasta que la misma los suelte.

Christian llora arriba de la mano de Juliette.

Tienen que averiguar qué pintar o encontrar a alguien que lo sepa.

 Juliette se sentía más frustrada que nunca pero se sintió aún más cuando comenzó a sentir las lágrimas de Christian en su mano tras aquella perorata de que si eran pinta algo. La joven clavó sus ojos celestes en la pequeña cosa que se había hecho un ovillo sobre su mano y sintió mucha pena por él pero también mucho rencor y ganas de salir de allí para darle un par de bofetadas al padre de Christian, claro, no literalmente.

-¡¿Pero qué clase de padre le hace eso a su hijo?! ¡Mierda!- se agachó un poco para hablarle a Cristian casi al oído y susurró: -Tranquilo, te devolveré a tu tamaño cueste lo que cueste, lo prometo.

Y acarició con la yema de su dedo índice, los cabellos de Christian que estaba incosolable. Luego miró a Jared, quizás él se pudiera comunicar con Sarah y preguntarle a ella.

-Yo sólo puedo pensar en un triángulo... ¿Significa algo para ustedes el triángulo? O quizás... Jared, puedas preguntarle a Sarah. Había una cosa azul que se comunicaba con ella, tú podrías hacer lo mismo, ¿no?

No parecía el momento de parecer altivo, fruncí el ceño - No, no me dice nada, a mi mundo llegaron cosas, pero una era redonda y la otra como un baso muy raro...

- Voy a intentarlo - saqué la bola y me concentré tratando de comunicarme con Sara, dudaba mucho que Ludo supiese algo distinto de las piedras.

Christian se sintió reconfortado por las caricias de su compañera. La miró con los ojos húmedos y le dijo un tímdo "Gracias". No sabía a qué se podría referir su padre con lo de las 3 puntas, y eso le frustraba aún más. Intentó hacer un recuento de las cosas que había en sus dominios, pero no encontró nada con tres puntas, además de un triángulo como decía Juliette.

- Estaba aquel espejo que rompió Bluebird hace un año... no... ése era cuadrado... ... Pero... quizá él sí lo sepa... ¿Por qué me tiene que pasar a mí esto?- pensó.

En ese momento se levantó, dándose cuenta de que estaba llorando delante de Jareth. Un desliz lo puede tener cualquiera, pero no podría volver a suceder. Intentó contactar con su consejero, quizás él le pudiera ayudar.

Levanté la mirada de la bola, sin guardarla aún por si Sarah aún no se había despedido.

- Igual lo tengo, cruzad los dedos, chicos – Con el dedo índice dibujé una forma en el aire, cerca de la niebla, esperando que funcionase

 Observó a Christian cuando le dijo aquel gracias, en realidad no quería que se las diera porque aún no hacía nada por él, se encogió de hombros y miró a Jareth dibujar algo en el suelo. Lo observó durante un rato.

-Eso no tiene tres puntas...

Se mordió el labio, esbozó una media sonrisa, no quería ser aguafiestas pero sólo veía dos puntas allí.

Jareth dibuja sobre la barca la figura que Sarah le ha dicho que podría ser la salida. La niebla comienza a temblar, cuando finaliza la tarea. Colores azules y verdes salen del interior de la barca hasta que simplemente no queda nada que sujete los pies de los tres jóvenes aventureros.

Inmediatamente eso pasa, el cuerpo de Christian comienza a crecer y Juliette lo deja en el suelo, en donde recobra su tamaño natural.

Ahora están libres del hechizo.

¿Pero y la canica?