Partida Rol por web

Reino de Illiandor

04 de febrero de 822 Anno Dómini

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04/10/2015, 23:28
Director

En la arena, 3 pulkrianos habían logrado que Olympia, compañera de Jamel y su guardaespaldas, cayera al suelo y estaban a punto de acabar con su existencia.

En medio de la contienda - donde Connor y sus 2 hombres peleaban contra los pulkrianos, y Lacratos buscaba eliminar a varios con su hacha grande - Jamel estaba repartiendo espadazos y escuchó el grito de Olympia que le había llamado por su nombre.

 

Jamel había salido disparado para salvar a Olympia, y empujó al hombre que estaba a poco y nada de matarla. Este cayó al suelo y se había reincorporado para seguir luchando, entre que Jamel alzaba su mano a ella para levantarla.

Ahora, otro de ellos, dio con su espada sobre la pierna de Jamel, creando una pequeña herida sobre la pierna izquierda de este. Olympia rápidamente acabó con la vida de este, y Jamel luego asesinó al hombre que intentaba originalmente matar a Olympia.

El tercero de ellos, fue atravesado por la espada de Olympia que le dio en el pecho de este.

 

Mientras tanto, los demás pulkrianos se reagrupaban para acorralar a Lacratos que estaba luchando solo.

Harald, quien se llevaba el cuerpo difunto de Ecbert, fue acorralado por algunos pulkrianos yendo hacia la puerta sur, y se armó con su espada para matar a estos pulkrianos, con la ayuda de sus hombres. Así llegaron para la puerta sur.

Notas de juego

De los 11 pulkrianos de la arena, quedaron entonces 5 aún.

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05/10/2015, 00:17
Umberto Ottoli

Miro a mi Rey... Mi Señor daré mi vida por usted... miro a mis hombres... señores para esto estamos aquí... ¡Den la vida por el Rey... ábranme paso...! mirando hacia la arena... ¡ayuda aquí Lores rápido...! busco por mi alrededor a mas personas gritando a viva voz... ¡Gente de Kennemer defiendan su ciudadela... no se escondan en sus casas... su Rey los necesita...!  

Notas de juego

Dire´s no se nada de mis hombres en la arena (3) y mis escoltas con el Rey (2), a ver si la gente de la ciudadela nos ayuda... que aquí va a morir hasta el apuntador, xD

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05/10/2015, 01:04
Director

La gente del pueblo había huido hace un rato cuando Kyle se había marchado con el príncipe, y los hombres restantes empezaron a atacar a todos los presentes. Asesinaron a muchos plebeyos y campesinos de los espectadores, hasta que los demás simplemente escaparon de la escena.

Los gritos de Umberto hacían eco en toda la arena, y todos los lores escucharon su grito pidiendo auxilio para salvar a Harlock.

 

En cuanto a Lady Medea y Lady Liset, esposas de Nikomedes y Connor respectivamente, presentes también entre el espectáculo, simplemente ya no están presentes. Nadie logró ver si estas pudieron escapar con facilidad, o si les paso algo peor.

Tranquilamente podrían estar entre las pilas de cadáveres y no te darías cuenta a menos que te dispongas a revisar uno por uno.

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05/10/2015, 01:18
Jamel Terrel

Jamel sacó la espada de la garganta del pulkriano, suspiró y miró su herida. Le dolía, pero la adrenalina del momento podía ayudarle a soportar el corte. Tras escuchar el grito de Umberto, llamó la atención de Olympia con un gesto de mano, señalando al rey.

-¡Vamos, prestemos ayuda!

Jame salió corriendo, esquivando el gentío y soportando el dolor sobre su pierna izquierda.

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05/10/2015, 01:34
Varion Stiler

Estaba escoltando al Rey, la huida parecía segura, pero cuando estaban por salir de la arena fueron interceptados por más Pulkrianos "Diablos ¿Cuántos son estos hijos de puta?" fue lo primero que se le vino a la mente. En ese preciso instante en el que los invasores les cortaron el paso, Varion pudo ver cómo los tres guardias que había dejado con Lady Mary se debatían contra más pulkrianos, sintió un nudo en la garganta inmediatamente, su alma lo abandonó por un instante: Su esposa moriría. Poco podía hacer él desde donde estaba, la distancia a cubrir era demasiada para los pocos segundos que tenía, simplemente no podía hacer nada, la desolación se apoderó de él, pensó en tirar la espada y simplemente arrodillarse y llorar, las lágrimas empañaban sus ojos ya, pero uno de sus guardias lo sacudió de un grito -¡Señor, el Rey, vamos, el tiempo apremia!-. 

La sensación de desazón que había sentido hace unos instantes dejó paso a una cólera desenfrenada, la pérdida de un ser querido, tal vez el más querido por él en estos momentos de su vida, hizo que se encendiera dentro suyo algo que nunca había sentido, gritó a viva voz para respaldar los gritos de Umberto -¡Aquí, hay que salvar al Rey!- y tras esto se dirigió a los pulkrianos junto a sus dos guardias, encendido por una cólera y una ira insaciables, que pedían sangre, sangre pulkriana...

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05/10/2015, 02:03
Nikómedes Eudaimon

Nikómedes se había convertido en un torbellino de movimientos y furia desbocada, si alguien pensaba que estaría cansado tras los combates que realizó ese día, nada en sus movimientos lo denotaba. Era la primera vez que el señor de Elísea sucumbía ante la ira y la rabia, pero en ese estado no existía el cansancio, no existía el dolor, no existían las voces lejanas que pedían ayuda, su mente tan sólo repetía "Esquiva, corta y saca; esquiva, corta y saca ..." ese era su mundo en aquel momento. 

No sabía cuantos había matado ya, sólo le importaba saber donde estaba el siguiente; y cuando lo encontraba, clavaba una mirada de satisfacción, que rozaba la locura, en su víctima; ya que tener más sangre que ofrecer a Némesis lo complacía de sobremanera. Sus hombres pese a que lo acompañaban en su deseo de venganza, ya que su hermano era muy querido por todo el pueblo llano, no conseguían mantener el ritmo de Nikómedes y se limitaban a rematar aquellos que su señor dejaba heridos en el suelo y a evitar que rodearan a éste.

En un momento de la lucha, uno de sus hombres lo llamó agarrándole el hombro, dado que parecía que no lo escuchaba, y el lumeno estuvo a punto de matarlo también, cegado por el frenesí como estaba. Pero se detuvo a tiempo, y el soldado asustado al ver la mirada de miedo que le infundía su señor dijo entre balbuceos:

- Mi... Mi... señor, el rey ... el rey está en peligro.

Nikómedes, molesto por que lo sacaran de su estado colérico, le dijo malhumorado y rápidamente:

Yo me quedo aquí, hay más bastardos que matar, los que queráis id con el rey, y no volváis a molestarme - mientras se despojaba de la mano en el hombro del soldado con un gesto desagradable. Y como si no hubiera pasado nada, clavó la vista en el siguiente malnacido que probaría el filo ensangrentado de su espada ...

Muchos de sus hombres dudaron que hacer, ciertamente preferían defender al rey, pero si su señor caía también, no les cabía duda que pagarían con su vida ante Lord Crasso, por lo que muchos se quedaron con Nikómedes.

Notas de juego

La mitad de los hombres se queda con Nikómedes, la otra mitad va a ayudar al rey.

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05/10/2015, 03:11
Director

Nikomedes había desatado su mayor furia asesina y terminó acabando con varios de los presentes. Por unos instantes creyó que en su enorme ira había simplemente consumido con alguna energía oscura y ya estaban todos partiendo a las puertas del tártaro. Lejos de eso, simplemente ignoraron al gran guerrero descendiente de Lumen, y se dirigieron a entorpecer el escape del rey.

 

Varion había decidido que lo más correcto era ayudar a su majestad, y dejo a su esposa librada a su suerte. Este, si hubiera volteado más tarde, simplemente vería que ella ya no estaba, y así ya asumió que ocurrió lo peor.

Ya no había nada más que se pudiera hacer, y solo pensar en ello lo desconcentraría de aquello que aún si tenía chances de conseguir, y era nada menos que salvar al gran monarca de su tierra.

 

Umberto tomó su espada y comenzó a luchar contra los pulkrianos, cuando consiguió los refuerzos de Jamel con Olympia, algunos hombres de Nikomedes y los de Varion.

Intercambiaron sangre por todos lados, y algunos sufrieron heridas leves y superficiales.

 

La situación está siendo controlada, y cuando te dispones a creer en ello y tus esperanzas realzan, puedes ver a la lejanía, desde la otra puerta a la arena del sur, se están acercando jinetes pulkrianos. Comienzas a maldecir en todo aquello que se te puede ocurrir, y sabes que es imposible ya lograr detener a esos jinetes.

Se abre un hueco entre esos 15 pulkrianos que tapaban la puerta norte, y el rey se dispone a huir por ella.

 

Puedes cubrir su salida quedándote atrás y arriesgando tu vida a luchar con esos jinetes que se acercan. O bien puedes acompañar al rey para asegurarte que llegue a las murallas del palacio.

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05/10/2015, 03:11
Lacratos Mylenas

¡Maldición, el tiempo apremia!

 

Observó a los jinetes que llegaban mientras arrancaba la cabeza de un asesino con su hacha. Cuando los hombres de la arena ya habían sido eliminados y solo quedaron los 15 de la puerta, corrió donde estaban estos.

 

¡Me quedaré aquí para repeler a los jinetes! ¡Probarán mi maldita sangrienta hacha!

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05/10/2015, 03:13
Connor Fairwood

Connor ya estaba muy fatigado, y tenía algunas heridas. Por instantes perdió la compostura y al notar a los refuerzos pulkrianos, partes de él le pedían que simplemente se diera por vencido. Ya no podría vencer a todos ellos, y ciertamente consideró que ya habían ganado.

Por un momento pensó en su esposa, ella estaba viéndole en las gradas después de todo, y si bien jamás tuvieron la mejor de las relaciones, en sus últimos momentos de vida tuvo la necesidad de buscarla para ver si ella permanecía a salvo.

 

Comenzó a dirigirse lentamente, según sus heridas lo permitían, con la intención de buscarla.

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05/10/2015, 03:15
Director

Los pulkrianos que buscaban matar al grupo de Lacratos, Jamel, Olympia, Connor y sus hombres, ya habían sido eliminados. Todos corrieron a buscar dar ayuda al rey, excepto Connor que había marchado a las gradas, ni siquiera armado.

 

Este estaba simplemente desesperado y había entrado en un estado totalmente lunático, y se hallaba fuera de sí. Comenzó a correr todos los cadáveres de las mujeres que encontraba, solo para ver si se daba con esa desgracia de ver a su mujer fallecida.

Uno de los hombres que iban a por el rey, dejo la persecución del mismo cuando se percató de Connor, y se dirigió al mismo. Connor ni siquiera lo vio venir, cuando la espada de este atravesó su espalda y acabó con la vida del mismo.

 

Connor había muerto…

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05/10/2015, 04:31
Harald Björnsson Ynglingeætten

Quizás no te habrías dado cuenta dado a la situación que acontecía, pero Harald había arrastrado como pudo el cadaver de su hijo fuera de la arena, hacia la puerta sur, y junto con el cuerpo, una de las hachas de su hijo. No lo pudo llevar muy lejos, no por la contienda, ni porque era muy pesado, sino porque simplemente aún seguía consternado por la muerte de su hijo. Se detuvo en un momento, cerró los ojos de Ecbert y dejó el hacha del mismo en su pecho. Y llevó la mano del fallecido hacía el hacha. Esto era una tradición nórdica, en la que los guerreros debían morir con sus hachas en mano para que las valkirias los notaran y fueran llevados al salón de los guerreros, el Walhalla. Harald se quitó su parche, y lo dejó en la otra mano de su hijo. Si llegaste a verlo, no entenderías la razón del porque, tampoco tendrías tiempo para pensarlo.

Antes de que pudiera darse cuenta, estaba siendo rodeado por 4 hombres pulkrianos. Este no los observó, sabía que estaban ahí, pero aún no había terminado de procesar la muerte de su hijo. Seguía mirando a este.

Refuerzos llegaron. Sus propios soldados que habían ido a ayudar al Rey habían vuelto para escoltar a Harald. Harald se levantó ante la llegada de sus hombres, tomó su espada y atacó a uno de los hombres pulkrianos, asesinandolo. Sus hombres se encargarían de los otros dos que le rodeaban, así como del que se había separado a asesinar a Lord Fairwood.

Harald dirigió la mirada a sus hombres. Era indescriptible, puesto que no hay palabras para la repentina descarga de ira y sed de sangre que se estaban desatando en el anciano. Aquél hombre que parecía tranquilo y paciente, ahora se había convertido, o mejor dicho, había vuelto a tener aquellos pensamientos y sentimientos que había dejado junto con su vida del guerrero. Harald por dentro, se estaba volviendo a convertir en un vikingo.

Sin embargo la ira no le impidió ser consciente de su condición física, así que tomó una ballesta y virotes de uno de los soldados pulkrianos y dirigió a sus hombres hacía la entrada sur.

Cualquiera que le viera podría observar su ojo izquierdo, el cual poseía un color distinto al de su ojo derecho debido a la ceguera en este. Así como la cicatriz que pasaba desde su frente hacia la mejilla. No miró a ninguno de los nobles que le acompañaba contra los jinetes.

¡DISPERSIÓN!

Su orden fue corta, modulada con una voz profunda, enojada y muy intimidante. Sus hombres no necesitaron que se las repitiera, estos la acataron y entendieron inmediatamente. De hecho, parecía que incluso su moral había subido, ahora su Señor estaba presente para dirigirlos. Algo que este solo hacía en batallas muy importantes. Los hombres se dispersaron por la arena para evitar que al estar todos juntos los jinetes lanzaran los caballos contra estos y derribaran a más de un hombre de un solo golpe. Al menos, esa era la estrategia de Harald.

Harald tomó de su bolsillo un pequeño hongo, el cual le cedería a uno de sus soldados. Dicho soldado era un hombre muy alto, más que cualquiera en la arena, y bastante robusto. Estaba armado con dos espadas cortas y no poseía armadura alguna. En cuestión de segundos, este entraría en un frenesí de locura. Sus gritos hacían eco por toda la arena, incluso en las partes más remotas a la misma. Este se lanzó con locura hacia los jinetes.

No espero a que estos jinetes llegaran hasta el o sus soldados. Cargó la ballesta y comenzó a disparar con una precisión casi limpia a los jinetes, derribando a unos cuantos de estos. Las ballestas, por suerte, no requerían tanta habilidad como un arco, ni tanta agilidad o fuerza como una espada o hacha. Era perfecta para la situación de Harald.

Notas de juego

Hueste de Harald: Harald, 8 Soldados Brunstranos (2 muertos en batalla protegiendo al Rey)

Harald se dirige hacia la puerta sur para eliminar a los jinetes.

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05/10/2015, 05:14
Director

Mientras que el rey había cruzado la puerta norte y se dirigía por el camino del pueblo hacia lo que sería la fortaleza del palacio, Lacratos se quedó atrás para frenar los jinetes que se aproximaban por la puerta sur.

Harald había llevado al difunto Ecbert hacia allá, y sus hombres abandonaron la protección del rey y se sumaron a su señor, para frenarles.

 

Los 15 pulkrianos que detenían en su momento la puerta, ya fueron asesinados tras provocar varias bajas entre las filas de Illiandor. Los 2 hombres de Connor murieron, y de los 6 que eran de Nikomedes solo quedaron 2.

Nikomedes ya había acabado con todos los que estaban allí arriba en las gradas, y sus 6 hombres acompañándole – ya que este partió a la mitad su hueste para que algunos se quedaran con él y otros fueran a por el rey – murieron unos cuantos y solo quedo 1 de ellos.

 

Lacratos corrió por toda la arena con su hacha, para así también sumarse al ataque inminente de los jinetes.

Entre esos instantes, William que permanecía inconsciente allí en la puerta sur, por fin había recobrado el sentido y se reincorporaba lentamente, auxiliado por uno de los hombres de Harald. Este le explicó de forma brusca y apurada todo lo que había pasado desde que quedo allí palmado.

 

Entre eso, uno de los hombres de Harald consumió los hongos proporcionados por él, y los efectos alucinógenos de esa droga, lo harían increíblemente fuerte y desquiciado, por lo que sus gritos fueron eco en toda la arena.

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05/10/2015, 05:20
William Bryce

Se sostenía la cabeza fuertemente tras el golpe que se le había dado a este de parte del caballo en el que huía Kyle. Estaba totalmente mareado y adolorido, cuando sintió a ese guerrero de Harald que busca reanimarlo y le dijo que todo estaba de patas arriba, y murieron varios en el combate. Intentó ponerme de pie de forma brusca, a pesar de mis quejidos, y me encajó una espada en la en el pecho que yo tomé por auto reflejo.

Me hizo entender que venían más, y que me necesitaban despierto y preparado para luchar contra esos.

 

Aún estaba un poco ido, no veía ni siquiera bien. Apenas vi a Harald y cuando observé el piso, allí estaba Ecbert con el hacha en su pecho.

Me sacudí con fuerza el cabello, y cuando el hombre de Harald empezó a gritar a causa de esas drogas, sentí una fuerte jaqueca en la cabeza que terminó de despertarme por completo.

 

Ya estábamos listos para lo peor… si es que puede haber algo peor.

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05/10/2015, 13:49
Varion Stiler

Sacaba su espada ensangrentada del pecho de un Pulkriano y pensaba que por fin podrían escapar con más seguridad, contaban con varios hombres para huir y escoltar al Rey y la situación en la arena parecía mejor controlada, pero justo en ese instante de mínima satisfacción, al voltear hacia la arena, vió como entraba una estampida de jinetes y como algunos hombres de Illiandor se dispersaban tras el grito de Harald, que había tomado una ballesta para ayudar en la lucha. 

La situación estaba bastante pareja a ojos de Varion, Harald y sus hombres podrían hacerle frente a los jinetes, él parecía un hombre muy inteligente,  por lo que quizá la mejor opción sea escoltar al Rey -Vamos, Umberto, ayúdame con Su Majestad, tenemos que sacarlo de aquí ¡Eh, ustedes!- Dijo dirigiéndose a todos los soldados que estaban con ellos en ese momento, sean de sus huestes o no - Escoltadnos hasta el palacio, vengan, rápido- y sin siquiera ver si lo seguían dio sostén al Rey por un lado mientras y comenzó a caminar lo más rápido que se podía en esas condiciones. Sus hombres, como era lógico, lo siguieron sin dudar, aunque no sabía qué podían llegar a hacer los demás, aún así, no había tiempo que perder.

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05/10/2015, 20:29
Umberto Ottoli

Umberto vuelve a cargar con el Rey... sigamos... me quedo pensando por unos segundos... planteo una cosa si a ustedes les parece correcto... el castillo puede estar tomado... lo mas probable sea que si... si entramos en el puede que no salgamos ninguno con vida... busco alguna puerta de alguna casa que estuviera abierta... creo que por aquí pasé el otro día... exclamo... ¡la taberna...!, entremos en ella ya que parece que no nos siguen... pregunto al Rey y a los que me acompañaban, ¿que les parece...? creo que sería una solución para pasar de momento desapercibidos e intentar después retomar el castillo... allá podremos trazar un plan... creo que tengo una idea...

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05/10/2015, 23:03
Jamel Terrel

-¿Una idea? ¿Una taberna? ¿que puede salir mal...?

Jamel se encogió de hombros mientras agarraba su espada fuerte con su mano sudada. Junto a él, Olympia protegiendo a Jamel y al rey. Jamel no estaba muy seguro de las palabras de Umberto, no ir al castillo parecía una locura. Pero después de mirar a su alrededor... todo era una locura.

-Majestad... ¿que hacemos?

Dejó que el rey se hiciese cargo de tomar la decisión final.

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06/10/2015, 01:02
Rey Harlock

No desviaremos el camino hacia ninguna taberna. El palacio queda más cerca y es casi imposible que estén dentro. Para entrar se necesita más que el sello real, sino identificar al hombre que quiera entrar y sus motivos de entrada. Con el caos que está sucediendo fuera del Palacio es probable que los guardias hayan cerrado las puertas y estén atrincherados.

No me repetiré. ¡Al Palacio!

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06/10/2015, 02:22
Nikómedes Eudaimon

Nikómedes al fin había acabado con todos aquellos miserables, había cumplido con el sacrificio humano que su Dios Ares requería, y poco a poco sentía como el estado de frenesí iba desapareciendo en él. Su mente volvía a ser la dueña de su cuerpo y el instinto animal iba desapareciendo, y entonces con una rápida ojeada alrededor fue consciente de todo lo que se había perdido debido a su sed de venganza ...

El rey estaba en un serio aprieto dado que no podía huir al palacio, unos pulkrianos montados custodiaban con recelo la entrada, había multitud de cadáveres aliados muertos, y algunos de ellos parecían ser nobles; y lo peor de todo, no sabía que había pasado con su amada ... "Oooo Zeus, por favor que no le haya pasado nada, ya he perdido a mi hermano, si la pierdo también a ella mi vida carecerá de sentido, no puedes permitir que caiga otra de tus fieles, por favor no lo permitas ..." fue una oración interna, a medias entre una orden y una súplica, pero no sabía que podía hacer ya, "Maldita sea, la ira me cegó y no pude ni acordarme de ella, si le ha pasado algo jamás me lo perdonaré ..." pensaba mientras la culpa y el remordimiento volvían a él ahora que recuperaba la razón. Definitivamente, la ira nubla el juicio, ahora lo sabía mejor que nadie, y aunque es efectiva, el precio a pagar puede ser muy alto; por lo que se prometió a sí mismo no volver a caer más en ese estado, esa debía ser siempre la última opción.

En el fondo sabía que su esposa era una mujer realmente lista, y si había alguien que supiera salir de aquella situación era ella, o al menos eso pensaba para intentar tranquilizarse. Ahora había llegado la hora de las decisiones, decididamente no iba a buscar a su esposa entre los cuerpos, si viera también su cadáver se suicidaría allí mismo, por lo que decidió acabar con todo aquello y ya luego la buscaría. Así que mirando al rey, y como éste se disponía a volver al palacio decidió unírsele y cubrir la retirada de éste.

Así que corriendo hasta Harlock, seguido del único hombre que le quedaba, se cuadró ante el rey y dijo:

Su majestad, todos los enemigos de mi flanco están muertos, podremos ir más rápido ahora que no os acosan desde atrás, yo y mis hombres os ayudaremos a llegar a palacio - le dijo en un tono marcial y bastante serio.

El lumeno, seguía culpando en parte al rey por la pésima defensa de su ciudad, aunque si moría, todo el reino sucumbiría y eso es lo que menos deseaba Nikómdes en aquel momento, así que lo ayudaría en todo cuanto pudiera.

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06/10/2015, 05:25
Director

Los 15 jinetes se acercaban a gran velocidad, los hombres de Harald le estaban aguardando con una terrible ansiedad y sed de sangre, sobre todo para ya terminar de una vez por todas con esta masacre.

Harald, quien finalmente se había recompuesto de la caída de su hijo, logró abatir a 4 de estos con su ballesta.

 

Mientras tanto, al haber derrotado a todos los hombres que privaban el paso de la puerta norte de la arena, el rey lograba huir por las calles del pueblo hacia la fortaleza, acompañado de Varion, Umberto, Jamel, Nikomedes y Olympia. Cuando ya se estaban acercando, la guardia real se los había cruzado a mitad de camino y asistieron a los heridos en combate, mientras que todos los demás siguieron de largo hasta llegar a la arena para brindar apoyo. Allí dieron auxilio a Algedrian que estaba inconsciente en el suelo, y se sumaron a la puerta sur para dar refuerzo.

Los jinetes ya habían entablado combate con Harald y sus hombres, William y además Lacratos. En el total de bajas fueron 3 hombres de Harald asesinados, y 15 soldados pulkrianos muertos.

Harald se había ocupado de asesinar a los primeros 4 soldados que arribaron a la arena con su ballesta. Lacratos habia logrado bajar a 2 de los caballos (asesinando a los animales) y posteriormente les cortó la cabeza a ambos. William logró hacerse con la baja de 1 de los jinetes al clavarle una lanza que obtuvo de uno de los jinetes fallecidos, la lanza le atravesaría el pecho a su objetivo. Los Soldados de Harald se encargaron de otros 3 jinetes más.

Sin embargo si alguien destacó en la Batalla de la Entrada Sur fue el 'Hombre Enloquecido' que pertenecía a las filas de Harald. Este hombre había acabado con la vida, el solo, de 4 jinetes y sus caballos. Sus gritos enloquecidos y su furia hacían eco en toda la arena. Su cuerpo estaba lleno de sangre, incluso su gran hacha estuvo a punto de romperse por la brutalidad con la que la usaba y la falta de mantenimiento de la misma. Más, aún así, este hombre fue asesinado por un jinete que le atacó con una lanza, atravesando su boca. Mientras este jinete intentaba escapar por donde vino, pues era el último con vida, Harald recargó su ballesta y acabó con su vida de inmediato clavandole una flecha en la espalda, para ser precisos en la columna vertebral.

En las bajas de Illiandor, murieron 4 Soldados de Harald para repeler a los jinetes, contando al Hombre Enloquecido.

 

Más de uno se arrojó al suelo por unos instantes, la batalla fue muy agotadora y la sangre derramada había convertido ese día festivo en un genuino día para el olvido. Pulkria, con tan solo unos pocos hombres, habían desatado el mismo infierno dentro de un reino lleno de inseguridades y errores por todos lados. Lo peor es que seguro te resuena la idea de que un ataque tan bien logrado con tan poca gente solo puede significar una cosa; ha de haber algún traidor seguramente entre ustedes.

 

El rey llegó al palacio y allí le dieron atención médica a todos los presentes. Tras largos minutos, llegaron todos los demás a la sala y fueron atendidos por el médico de la corte y sus ayudantes. Se te brindó bebida en abundancia, y baldes grandes con agua para lavar tus heridas.

Por fin, había un poco de paz. Comenzaste a repartir la mirada entre todos los presentes, y el silencio era un poderoso dios presente al cual nadie se le atrevería a dar cara.

Pero estabas inquieto, y necesitabas decir algo al respecto. Fue una experiencia terrible, y ha de hacerse algo al respecto.

Notas de juego

Ya pueden comentar, están todos en una sala del palacio que es la ''enfermería''.

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06/10/2015, 05:50
Rey Harlock

El rey estaba siendo atendido por varios sirvientes personales del mismo, que estaban sumamente preocupados por el bienestar de Harlock.

Observó con gran pena a todos los presentes, mientras que seguía lleno de ira y odio.

 

No puedo creer que Pulkria se haya atrevido a semejante acto de guerra. Para colmo lleno de tanta arrogancia y soberbia.

Mi hijo Lameliok ahora está secuestrado…

 

El rey se toma de la cabeza y se queda en silencio.

 

Harald, cuanto lo siento hombre. Lamento mucho tú perdida… tienes que ayudarme ahora, sabes perfectamente lo que sentiré si también matan a mi chico.

Lo mismo para ti Nikomedes, la muerte de Ageslao es realmente muy lamentablemente, más luego de tal acto de nobleza de su parte.

 

Luego, uno de los guardias se acercó al oído de Harlock para susurrarle. Sin dudas se veía muy sorprendido por lo que este le dijo.

También debemos rezar por la partida de nuestro amigo y caballero Connor. Recién me estoy enterando, no llegué a ver su muerte. ¿Por qué Dios nos castigaría de esta forma?