Partida Rol por web

Veo como el orco se anota en un grupo, y además separado de los elfos.

Esto puede resultar interesante. Hace tiempo que quiero luchar con Garruk en el mismo equipo.

Escribí mi nombre debajo del nombre del orco. A diferencia de otros orcos, sabía escribir, pero muy básico.

Luego de eso, me volví a sentar en mi lugar de la mesa.

Parnassus volvió a los barracones tras un nuevo duro día de combates interminables y duros entrenamientos. Sus últimas luchas habían sido realmente intensas. Aun así, no tardó en fijarse en el cartel que reposaba sobre la columna de anuncios. Se acercó y advirtió indiferente que sus amos ya lo habían apuntado. Vertería su sangre en honor al emperador y para regodeo de la sociedad elfa oscura. Que así fuera, si así lo querían; volvería a estar de regreso entre los vivos poco después, si es que siquiera conseguían llevárselo de este mundo, listo para recibir un nuevo día.

Se apartó de la columna y se dirigió hacia Ricardo, más recuperado de la paliza:

-Buen entrenamiento. No fue algo aleatorio que nos lo hicieran. Vamos a combatir codo con codo en breve. No sé si el motivo será cargarnos los brazos para dejárselo más fácil a nuestra pareja contrincante, o que realmente hayamos aprendido algo. Pero supongo que tod quedará más claro cuando los veamos en la arena.- invitado o no, se sienta junto a él con una hogaza de pan y una jarrita de leche de mrog* -Luchas bien; eres muy rápido. ¿Dónde aprendiste a usar ese puñal?- pregunta el esclavo.

Garruk se levanta y al ver como Aarshu se anota se interesa por ver en que fila ha escrito. Al ver su decisión lo felicita con un golpecito en la espalda...

Seremos hermanos de batalla entonces, Aarshu. Prometamos dejar bien alto el nombre de la raza orca y bebamos a nuestra salud.

Ambos se sientan a beber y comienza a florecer una conversación entretenida.

Veo revolotear a Svaltafer ojeando continuamente la hoja del gran combate, y parece ansioso... XDDD

¿Que pasa elfo?, ¿es que os faltan amigos que luchen a vuestro lado?... JAJAJAJAJA

La carcajada se deja oir por todo el salón sin que nadie quede exento de enterarse.

En un principio me sobresalto un poco, pero ante este orco que ha tenido que mandar escribir su propio nombre no me voy a hechar para atras, asi que ...

- No te preocupes tontorron aun si somos 3 os derrotaremos

Garruk escucha las bravuconadas del elfo... al parecer no le ha sentado bien la broma... estos elfos no tienen sentido del humor.

Eso tendrás que demostrarlo en la arena flacucho.

- Entonces hasta esta tarde

Tras haber sido tratado por los nigromantes del coliseo, entro en la casa de los condenados con la intención de beberme un merecido jarro de vino.
Pero al entrar, descubro que el ambiente esta muy animado.
Con la curiosidad despierta, me acerco finalmente a la gran columna en donde se cuelgan los anuncios de eventos importantes. Leo la proclama del Emperador de los elfos oscuros y asiento satisfecho.
Me acerco hasta una mesa cercana en donde hay tanto pluma como tinta y, tras mojar la pluma de la tinta, vuelvo hasta la columna.
Y allí, en la propia proclama, apunto mi nombre. Hecho esto, me giro y mirando a los presentes digo.
Pues bien, he aquí mi nombre. Estoy listo para entablar combate de inmediato. Cuando gustéis, compañeros, podemos empezar.
Me dirijo entonces hasta una mesa algo aparta y en penumbra y me siento apoyando la espalda contra la pared.

Basta, Ricardo. El veterano gladiador le tomó por el brazo. No merece la pena. Vamonos. Junto al furiso norteño, salen de la Casa de los Condenados.

Parnassus vio como el norteño se marchaba con los suyos, apenas pronunciada su pregunta. Él tampoco era hombre de muchas palabras; podía entenderlo. Además, el avezado luchador de las nieves era inteligente al reaccionar así. Los vínculos no ayudaban en la arena. Sería mejor dejarlo estar.

El guerrero se levantó, pero al instante uno de los asistentes se le acercó y le tocó en el hombro, pasándole uno de sus escudos. Sangre de nuevo; sangre para regar la frustración de un pueblo demasiado frívolo como para llamarlo vivo. Sangre que él mismo tendría que verter.

El gladiador agarró su otra guarda, puso el pie en el primer peldaño y comenzó su ascenso hasta la tétrica luz enrejada del coso.

Bueno, bueno, bueno, que lugar tan pestilente, hermana, dice un Elfo Oscuro, ataviado de rojo, acompañado con una Elfa muy similar a él.

Al escuchar la conocida voz, Parnassus frenó en seco su ascenso, se giró sobre sí mismo y abandonó el peldaño que ya había ganado, besando el suelo con la rodilla derecha:

-Mi señor.- dijo con la cabeza gacha, la máscara perdida en el suelo de losas de piedra sucia.

Definitivamente, hermano, la elfa arruga la nariz, asqueada. Tal vez sea por tanto humano y orco, son terriblemente pestilentes. Cuando encontremos a nuestra mascota deberemos cubrirle de perfumes, para que sea tolerable. ¿Donde estará? Después repara en Parnassus. Salta y da palmadas, como si fuese una niña Parnassus, ya estamos juntos de nuevo

El Elfo puso una mano sobre el hombro de su esclavo. Estamos profundamente orgullosos, Parnassus. En solo unos días te has convertido en el favorito del público. Has luchado con honor y fiereza.

-Su orgullo es mi gloria, amo. Ahora mismo me dispongo a derramar mi sangre en celebración de la onomástica del Emperador. Será un placer para mí cumplir vuestros deseos.- contestó el esclavo, habiendo recibido la seña de permiso para hablar, pero sin osar levantar la cabeza.

La situación era terriblemente chocante y contradictoria; casi compadecible. Ver a tamaño guerrero, excelso en el arte de la muerte, humillarse así ante dos cortesanos. Mirar al guerrero ¿caído? resultaba casi más doloroso que ver a los Monjes Restauradores arreastrarlo de vuelta desde arriba, con los pies por delante.

Lo sabemos, nos han dado un palco La joven hizo un mohín desdeñoso Pero no nos van a dejar saludar al Emperador. ¿De que sirve tener al mejor guerrero de la arena si no nos dejan ni saludar al Emperador?

Tal vez olvides todo el dinero y prestigio que nuestro fiel siervo nos ha proporcionado, hermana Olshva le dedico una sarcástica sonrisa. Cuando acabes, siervo nuestro, volveremos a buscarte. Nos sentimos obligados a premiar tu valor y tu lealtad. Pronto llegarás a más suntuosos aposentos, pero mientras tanto, nada nos impide recompensarte como mereces. Además... El elfo susurró a los oídos de Parnassus necesitamos de nuevo de tus habilidades.

-Mis disculpas, mi señora. Si hay algo que pueda hacer para compensaros no dudéis en pedírmelo. Trataré de brillar en la arena. Tal vez el emperador se congracie si comprueba la habilidad de vuestros esclavos por sus propios ojos.- se ofrece el humano, como obviando el comentario susurrado del elfo.

Entonces, como si en realidad viniera a cuento del anterior, pero en un tono que sus amos bien conocían, añadió:

-Haré cuanto ordenéis.- terminó, esperando a que sus dueños se retiraran antes de incorporarse y volver a su noble y cargado de porte avance, como si jamás en su vida se hubiera postrado.

Elshva ríe divertida. Siempre sabes como hacerme sonreír, mascota. Ve, mata y vuelve pronto. Hace mucho que no estamos juntos. Te echo de menos. Ella acaricia suavemente su mejilla, con ternura. Sí, demasiado tiempo. Después se vuelve a su hermano. Es hora de irnos. Vuelve a nosotros cuando puedas, mascota. Nuestra casa siempre será la tuya.

Con ello, ambos nobles se marchan