Partida Rol por web

Quiero haceros saber a todos que de esta partida voy a crear un escrito que tengo pensado enviar a la editorial de Reinos Olvidados. Quien no se tome enserio la partida tendrá sus consecuencias dentro de la partida llegando incluso a la muerte  prematura del PJ si este se sigue comportando de manera inapropiada. Dicho esto, dado que vosotros seréis parte del escrito necesito vuestros permisos para empezar el escrito.

Otra cosa mas. Antes de empezar la partida habrá un preludio para todos. El cual puede ser o privado o público al gusto del jugador. Allí se pondrán en práctica vuestras historias y se desarrollarán mas profundamente vuestras vidas, dandoos un nivel base y objetos que serán de vital importancia paa vosotros... o no.

¡Permiso concedido!

¿Para empezar el preludio lo empezamos en "bolas" o nos cojemos algo de equipo en plan para lvl 1?

Os daré el equipo y el nivel en base a la historia que montéis antes del preludio que os haré a cada uno de vosotros.

Tenes mi permiso, ojala la historia salga linda y la editorial te la tome en cuenta!

Por lo que e estado mirando la clase barbaro gana poderes de furia en vez de dotes, ¿eso es correcto?

En caso de que lo sea.. ¿tengo aunque sea un punto por ser lvl 1?

Déjame que te conteste eso, amigo. 
Ganan tanto dotes como poderes de furia. Por otra parte, las dotes van distintas que en el 3.5. Al igual que en el 3.5 se ganaban dotes cada nivel divisible x3, en Pathfinder se ganan a cada nivel impar (3, 5, 7, 9, 11...)
Por su parte, los poderes de furia se ganan según el nivel de Bárbaro como indica la tabla, sin problemas. Lo mismo pasa con los talentos de pícaro.

Espero que sirva de ayuda ^^

A bien, es mi primer partida con este sistema de juego y en la pagina de clases que me pasaron no ponia que tambien ganaba dotes, cosa que me extraño un poquitin..

Bueno gracias por la presta ayuda!

Cualquier cosa, avisadme. Más o menos sé del sistema, y cuando no, tengo los libros.

Hola!!

yo tambien te doy permiso.

Trasfondo I parte.

De los como y de los por que nada recuerdo ya.

La memoria, como las montañas, se desgasta bajo los vientos del tiempo, y difícil es sostener entre los dedos de las manos la arena resultante del desgaste.

Si puedo decirte en cambio cuando fue que me di cuenta que le odiaba.

Siéntate y escucha, no hay nada mas para hacer en este lugar en el que ahora vivimos.

 ...

Hace mucho, mucho tiempo ya, había un bello reino poblado de bosques siempre verdes y ríos de límpidas aguas.

En aquel reino tenia su castillo un buen rey, amado por el pueblo y respetado por sus enemigos.

Este rey, de nombre Hammeth II, había unido su vida a una joven mujer cuya sangre tenia trazas del pueblo de las hadas; Y era mediante esta parte de su linajes que la dama en cuestión era bella como pocas, aunque su belleza era extraña a los hombres y mujeres simples.

Con el tiempo aquella unión dio sus frutos y el destino les brindo dos hijos dignos de proseguir su legado.

Mi hermano y yo nacimos con pocos minutos de diferencia, y aunque nunca fuimos iguales como los gemelos, tuvimos muchas cosas en común, pero también grandes diferencias.

Amroth se llamo el.

Maëglor me llame yo.

 ...

Crecimos como todos los niños, entre juegos y fantasías, ajenos al mundo y sus problemas.

Unidos de niños, al crecer fuimos separándonos poco a poco y sin buscarlo.

Mi hermano había heredado la vena marcial de mi padre.

Yo en cambio me volqué a las largas lecturas y al estudio de las ciencias.

 ...

Antes te había dicho que de “los como y de los porque no recuerdo nada”, pero si “cuando me di cuenta que le odiaba”, ¿lo recuerdas?, ¡bien!, fue para mis catorceavas primaveras y fue por Alienne.

Alienne fue mi primera amiga de niño, mi compañera al ser más grande, y la secreta dueña de mi corazón cuando llegue a la adolescencia.

Hija de un noble de la corte de mi padre, Alienne siempre me había seguido como una sombra a su dueño puesto que a ambos nos gustaban las mismas cosas.

No era especialmente bella, ni deslumbradora su figura, pero su mente vivaz y su humor radiante iluminaban cualquier sitio donde ella se encontrase.

Era imposible no percatarse de la presencia de aquella joven, puesto que tenía el don del “carisma” con ella y una lozana juventud como aliada.

Catorce años tenia yo, había recibido el rito de adultez y en mi mente ya me veía como un completo adulto dueño de su vida y hacedor de su destino.

Me decidí a contarle mis sentimientos, abrirle mi corazón y entregarle mi alma.

A ella, y solo a ella.

Mi Alienne.

Mi amor.

¡Ja!, que imbecil fui, que ciego a lo que me rodeaba.

Era joven, demasiado, y como todos los jóvenes.

Un redomado iluso.

…

Vestido para la ocasión, perfumado como una flor e incluso llevando un presente en mis manos, - un delicado unicornio de cristal -, salí de mi habitación con rumbo fijo y el corazón palpitando como un potro desbocado en el pecho.

Hilvanando las ideas cruzaba por el frente de la habitación de mi hermano cuando oí aquel sonido que me saco de mis cavilaciones.

Alguien se ahogaba, o al menos eso me pareció en un primer instante.

Me acerque en silencio, con intriga, pegando mi oído a la áspera puerta de madera mientras me ufanaba por escuchar.

Desde el otro lado y apagado por el grosor de la madera lo escuche nuevamente.

Los jadeos, por que ahora distinguía el sonido, eran espaciados y profundos.

Jadeos de hombre y mujer.

Sonreí al pensar en mi hermano montando a una muchacha, puesto que incluso yo, estupido como era, sabía a que se correspondían aquellos sonidos.

Me retire de la puerta dispuesto a marcharme cunado una idea cruzo por mi mente, seria muy gracioso entrar sin llamar al cuarto, sorpréndelo en medio del asunto, hacerle pasar un mal rato y salir corriendo como alma que lleva el Diablo.

¿Por qué tuvo que ocurrírseme eso?

Trasfondo II parte.

Veluss harluth (quien doblega), así me hago llamar ahora puesto que aborrezco todo mi pasado y mi sino es el poder y la muerte.

Pero estoy adelantándome a los hechos.

Te había dejado en el momento en que decidí entrar al cuarto de mi hermano.

-suspira –

Ingrese con una sonrisa de improvisto mientras lanzaba unas palabras socarronas que ya no recuerdo.

En cambio si tengo tan presente como si hubiese sido ayer lo que vi, y lo agrio que le supo a mi alma.

Sobre la cama de sabanas de seda, - desordenadas por el movimiento de los cuerpos -, yacía mi hermano y su amante con perlinas gotas de sudor humedeciendo sus cuerpos.

Amroth, de cuerpo musculado y firme me miro con una expresión de estupor en el rostro, le había tomado por sorpresa como era mi intención, pero poca alegría me daría eso.

Bajo el cuerpo de mi hermano, nunca olvidare esta imagen, y con el joven rostro tapado por jirones desordenados de cabello, los ojos abiertos de par en par y los labios prietos de espanto de Alienne me devolvieron un golpe que no supe absorber.

Que cruel estampa veían mis ojos, que burlón había sido el destino conmigo.

El sonoro estallido del cristal contra la piedra me saco de mi ensoñación, había abierto las manos sin pensarlo dejando caer mi presente, de la misma forma que caían mis sueños y anhelos para con aquella jovencita a la cual creí mía por el resto de mis días.

Salí del cuarto corriendo, se que ellos me hablaban mas mi mente se negó a escuchar sus palabras.

Corrí, mucho, y sin rumbo fijo.

Y mientras lo hacia llore.

No me molesta decirlo.

…

Varias horas después me encontré nuevamente dueño de mis emociones y pensamientos.

Estaba sentado bajo la sombra de un alto olmo en las cercanías del castillo.

Imaginaba mis manos en torno al cuello de aquella ingrata, y a sus pies, el cuerpo de mi traidor hermano sobre un manto de brillante sangre, la suya.

Bastardos y traidores.

El mundo estaba lleno de ellos, entonces lo supe, no se podía confiar en nadie, ni siquiera en tu propia sangre.

Desde ese momento me dispuse a ser el palo en la rueda de la vida de mi hermano, arranque a tirones de mi alma todo rastro de la ingrata, y me enfoque por conseguir a partir de ese momento lo que mi corazón quisiese.

Pero no por medio del buen accionar.

Lo haría por mi poder, por que yo lo quería y nada más.

…

Tres meses después Alienne tuvo un accidente de monta que le provoco la muerte.

Al parecer se habían ajustado mal los cintos de la silla de montar, y el corcel encabritado por algún desconocido motivo la lanzo con fuerzas sobre el duro suelo.

Por este hecho dos mozos de cuadra fueron duramente castigados sin ser los culpables.

Fue mi primer asesinato.

Mi primera vez fue para Alienne.

¿Para quién sino?

…

Con mi hermano nunca más volvimos a tener el mismo trato.

Claro que intento arreglar las cosas, igual ella, pero al primero no le di la opción de explicarse, a la segunda sencillamente la ignore.

Desde aquel aciago día había decidido ser mejor que mi hermano en todo y a eso y a nada mas me dispuse durante todas las horas del día y durante todos los días de la semana.

Aprendí a combatir con las armas de manera elegantemente eficaz, valiéndome más de mi rapidez que de la fuerza bruta.

Deje apresado en los confines de mi mente mi repulsión por las masas de gente, abocándome a las fiestas y la vida social sin reparos ni titubeos.

Gracias a esto me granjee amistades interesadas, y muchas compañeras eventuales de cama a las cuales poseía con mucho brío, sin que amor y en todas viendo el rostro de la taimada Alienne.

Y en cuanto a mis amados libros, mis únicos incondicionales compañeros, no cese ni un día de aprender algo nuevo acabando en poco tiempo con la escueta biblioteca de mi padre quien nunca había sido dado a las lecturas.

Fue allí, en aquella polvorienta estantería, rebuscando entre viejos tomos ajeados por el tiempo o carcomidos por las ratas que encontré un delgado tratado sin leer.

Abrí la acartonada cubierta con miedo a romperla, el lomo negro de cuero estaba virgen de titulo alguno, ya en la primera página una críptica frase me sedujo atrapando mi atención incluso antes de comenzar a leer su contenido.

Nunca olvidare aquella frase que decía así:

“La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a la muerte”·

Había conocido la magia y sus misterios aunque aun no lo sabia.

Y lo había hecho adentrándome por el oscuro camino de la nigromancia.

De lo que leí aquella vez no entendí ni la cuarta parte pero basto lo comprendido, sumado a la fuerza que las escasas imágenes contenidas en el libro para que mi interés por aquel tomo se disparase hasta cotas increíbles.

Supe al cerrar las viejas tapas de cuero del libro que quería para mi vida.

Iba a ser mago.

Uno muy poderoso.

Por supuesto que del dicho al hecho hay un largo trecho.

En mi caso, estar pobremente encaminado hacia el estudio complejo de las artes nigromanticas me consumió seis años.

Ya tenia 22 otoños a mis espaldas cuando al fin pude decir que entendía lo leído.

Aun estaba lejos de volverme lo que hoy soy, pero ya apreciaba en el horizonte las etéreas luces de mi éxito.

Mi triunfo final, la recompensa por el largo esfuerzo realizado.

Por supuesto, deje muchísimas cosas de lado al abocarme en cuerpo y alma al estudio.

Los amigos/as, el entrenamiento marcial, el placer por la compañía femenina, e incluso las ganas de comer tan habituales en mí.

No lo comprendí en su momento, aunque ahora lo vea claro, obnubilado como estaba con los pequeños triunfos conseguidos.

La vida, no obstante, se encargo de darme una buena cachetada en su momento.

…

El sol lo iluminaba todo aquella mañana radiante y plena de vida.

Hoy, se cumplían dieciocho otoños de mi venida al mundo y se había organizado una gran fiesta para homenajearme junto a mi hermano.

Sumado a esto, mi padre había dejado entrever que seria en medio de dicha celebración cuando anunciase algo muy importante.

Estaba expectante y jubiloso puesto que intuía en las palabras de mi padre el mayor de los regalos posibles.

Me daría.

Finalmente.

El honor de ser quien le sucediese en el trono.

Estaba claro que no seria mi hermano el afortunado, el imbecil solo conocía de espadas y hachas y por supuesto, de robarle “la luz de sus ojos” a los que eran de su sangre.

En que cabeza cabria la posibilidad de nombrar a un bruto guerrero como rey, ponerle frente a un ejercito y por sobre una nación tan bien organizada como la nuestra.

A nadie, claro, menos a mi padre astuto como era.

…

Así que allí estaba yo, hinchado de orgullo y gloria, pensando en que postura habría de tomar cuando finalmente me parase frente a todos los invitados.

Me admirarían sin dudas, yo iba a ser su próximo rey después de todo.

Vendrían a mi encuentro, en secreto, buscando favores, alianzas y tratos.

Y yo les escucharía a todos claro, buscaría atarles a mi sombra al conocer sus sucios secretos, y a su tiempo, les obligaría a servirme como el más mísero de los esclavos.

¡Oh si señor!, las cosas iban a cambiar por aquí cuando yo fuese el rey.

Con las mejores galas y el porte orgulloso me apresente ante los invitados, me hubieses visto esa noche, todo sonrisas y cortesías mientras me movía entre los invitados.

Mi madre me miraba jubilosa y mi padre incluso se permitió guiñarme un ojo con picardía.

Lo entendí como una señal, una muy clara acerca de lo que iba a pasar.

Vi también entre la gente al imbecil de mi hermano, el muy maldito parecía un avatar de la belleza incluso con los harapos que se había echado por encimas de sus carnes.

¿Cómo podía ser posible verse tan bien con tan mala elección de ropas?, no lo sabia ciertamente, pero incluso para mi, alguien no muy volcado a lo social, el don de carisma con que el, mi hermano, contaba, era claramente visible, un don que no podía aprenderse, y tampoco robarse.

Sonríe mientras puedas bastardo, me dije con amargura, cuando yo sea rey no podrás hacerlo mas.

No voy a distraerte mas con los detalles acerca de cómo fue la fiesta, que comí o bebí, con quien charle o baile si debí hacerlo mientras fingía sentirme a pleno aunque por dentro me desesperase por que el rey hablase de una buena vez.

En algún momento ese llamado finalmente se hizo; Ascendí por las altas escaleras junto a mi hermano con los ojos clavados en aquel sencillo trono que pronto sostendría mis reales posadera.

Ya faltaba menos.

Tres escalones por debajo de quien ostentaba la corona nos detuvimos volviéndonos hacia la silenciosa muchedumbre que nos miraba expectantes sin perder detalle.

Apenas podía oír las palabras de mi padre cuando comenzó a habla de tanto que me bombeaba el corazón con un rítmico repiqueteo que reverberaba en mis oídos con fuerza.

…

Mis queridos amigos todos, comenzó a su tiempo, hoy estamos aquí reunidos para recordar el mayor de los regalos que un padre puede recibir.

Los hijos, dijo con orgullo en la voz.

Hoy, hace ya dieciocho otoños que yo recibí los míos con miedo y alegría en partes iguales, y aunque el tiempo ha pasado lo recuerdo todo, como si fuera hoy.

Vamos viejo chocho, me dije nervioso, olvida las remembranzas pueriles y ve a lo importante…

Por aquel entonces era joven y lozano, la vida bullía en mi ser con la fuerza de la juventud que me llenaba de bríos haciéndome valiente y pleno.

Era joven.

Joven como muchos de ustedes lo fueron también.

Y ahora viejo, le respondí silencioso, así que dame mi trono y vete a descansar pronto.

Me creia eterno claro, dijo con nostalgia, pero nada lo es realmente aunque nos ufanemos en ello con todas nuestras fuerzas.

El tiempo, como siempre, se encargo de demostrarme la futilidad de buscar la inmortalidad que nunca obtendría.

Y aquí estoy hoy, en los últimos tramos del camino de mi vida, ante vosotros mi amado pueblo, y con mis hijos como testigos de mis palabras.

Me hago viejo, muy rápido ahora.

Y debo dejarlo todo listo para cuando finalmente atraviese el velo de este mundo, para internarme tras las grises cortinas de la muerte.

Los invitados clamaron entonces apesadumbrados.

¿Qué seria de ellos sin aquel noble monarca?, ¿Quién cuidaría a sus hijos, como el rey les había cuidado a ellos?, ¿seria acaso alguno de esos jovenzuelos, sus hijos, quien ocuparía el trono que tan grande les quedaba?, y de ser así ¿Quién lo merecería?

Ahora llega, me dije exultante de plenitud, ahora dirá mi nombre y ante el “Ohhh” de la multitud yo subiré los pocos peldaños que restan hacia la cima para recibir el mando de manos de mi señor padre.

Ahora podré mirarlos a todos desde las alturas del poder, y para todos ellos, quienes como gusanos se arrastren bajo mi sombra habrá comenzado una nueva era.

Una conmigo a la cabeza de todos.

La decisión fue realmente difícil, prosiguió mi padre, y muchas lunas me han visto meditar acerca de esto.

Ya lo dice, ya lo dice…

Pero finalmente tengo una respuesta para todos vosotros, y heme aquí, frente a ustedes con el corazón listo para hacerlos participes de mi decisión.

Miradme vasallos rastreros, venerad a su próximo señor.

Observad todos, a…

Maëglor.

Amroth 

…

¿Cómo ha dicho?, me pregunte sobresaltado, ¿Cómo…ha…dicho?...

Me volví hacia el, deseando haber escuchado mal, a mi lado mi hermano ya subía los pocos escalones hacia la cima del poder, abrazado por mis padres, aplaudido por el pueblo.

Mi hermano.

El maldito volvía a quitármelo todo con su sonrisa radiante y su bobalicona personalidad.

Ya no podía aguantarlo

….

Sigue.

Huí de allí con los ojos anegados de lagrimas.

Escape de la fiesta, del castillo, más allá de los límites del reino.

Me jure nunca mas volver, dejarlo todo atrás, olvidarlos para siempre.

Me lo jure sinceramente.

Pero no cumplí esa promesa y cuando regrese, lo hice con una legión de seres no vivos a mis espaldas.

…

Mi primer año lejos de casa fue indigno y difícil en partes iguales.

Lejos de todos los lujos a los que estaba acostumbrado pronto me vi sumido en la peor de las miserias cuando finalmente debí vender la última de mis posesiones de valor.

Solo me quedo aquel viejo tomo de magia con las tapas de cuero ahajadas y viejas.

Me emplee de manera eventual en cuanto lugar pude.

Fui porquerizo, barrendero, trabaje la tierra e incluso pescador.

Me rodee de desconocidos tomando otro nombre.

Veluss Harluth.

…

Casi finalizando el primer año de desarraigo me encontré trabajando para un enterrador en un pueblucho de mala muerte.

Mi trabajo consistía por aquel entonces en cavar los pozos donde descansarían en su eterna morada quienes antes habían respirado bajo el sol o amado a la luz de la luna.

A menudo mis labores implicaban quedarme ya muy entrada la noche con la única compañía de los muertos, e iluminado por un viejo farolillo cuya mortecina luz oscilante me precedía como un fuego fatuo al moverme entre las tumbas.

Fue allí.

En el cementerio extenso de aquel pueblucho miserable donde la conocí.

…

Era decrepita.

Fea como una rata y tan delgada como un esqueleto.

Su larga y ganchuda nariz sobresalía de entre las profundidades de la capucha con la cual ocultaba su puntado cráneo casi desprovisto de pelos.

Me asuste al verla aparecer en medio de la noche iluminada en parte por la luz de mi farolillo.

Me miro con aquel ojo celeste como un cielo límpido de nubes en una tarde de verano, un ojo jovial, vivo, que se contradecía con su compañero tan blanco como la nieve.

Dyado Yag.

Así dijo llamarse la vieja horripilante.

Tenía un trato con el anterior sepulturero.

Aquel le elegía los mejores cuerpos muertos, y ella le pagaba sendas monedas de oro por estos.

Un trato provechoso para ambos.

Un trato imposible de obviar para casi cualquier hombre.

Pero yo no era un hombre común, a mi no me movía el dinero ni un ápice.

Yo buscaba otras cosas para mi vida.

Poder y conocimiento o conocimiento y poder que no es lo mismo.

…

Ella se mostró intrigada por mi petición, nunca hubiera esperado que aquel joven que tenia por delante se interesase en sus estudios.

Claramente había muchas cosas ocultas tras aquella mascara de juventud e inexperiencia tras la cual se ocultaba su interlocutor.

Acepto entonces la propuesta.

Claro que lo hizo.

Tener un adepto y siervo era algo interesante, y si no podía seguirle el ritmo, pues bien, seria un bonito cadáver que estudiar llegado el caso.

…

A la sombra de la tiránica voluntad de Dyado Yag se me pasaron sin darme cuenta tres años.

Ya contaba con veintidós otoños en mi haber como ser vivo en este mundo cuando finalmente comprendí que todo lo que sabía hasta el momento de la magia negra era tan profundo como una receta de “guisantes hervidos”.

Al fin era un nigromante competente, al fin me había abierto un camino – a pulso -, por las oscuras tierras de la no muerte, y si bien había cometido actos innombrables y atroces en pos de mis metas.

No me arrepentía de nada.

Todo era valido si quería alcanzar mis sueños.

Y mi primera prueba, mi gran primera prueba, fue para con los habitantes de aquel asqueroso pueblo perdido.

Les asalte con una plaga que corrompía las carnes, pudriendo pulmones y tapando venas.

Los contagiados sucumbían por un largo tiempo entre los mas atroces dolores, viendo sus carnes podrirse ante sus ojos mientras lanzaban incontables esputos sanguinolentos.

Pero eso no era todo.

Finalmente morían, pero sus cuerpos no dormían el justo sueño.

Los contagiados volvían a levantarse pasadas dos noches.

Como cuerpos carentes de sapiencia.

Y bajo mi absoluto control.

Sigue…

Mmm Ric a mi me sigue faltando el equipo, y el nombre del pj es Eeryka no Erika xD

Me equivoqué de post xD... a ver, lo cambio ahora el nombre. En cuanto al equipo me falla el adobe y no puedo abrir los PDF hasta que no lo arregle el equipo será básico... espero que no te importe :S...

Puedo también esperar a que se te arregle el adobe.

¿Hay alguna noticia sobre mi equipo?

Esto va para todos los que no tenéis equipo. Esta noche os pasaré un MP a cada uno con lo que os pertoca. Pues ya tengo arreglado el adobe. Siento la tardanza ( he estado, y sigo, castigada sin ordenador durante ciertas horas).