Partida Rol por web

Te despiertas por la algarabía que escuchas en las calles, la ventana está abierta por el calor veraniego, las cortinas ondean con la pequeña brisa de aquel día.
Son tiempos revueltos y calurosos en la ciudad y te encanta levantarte tarde de la cama, pero hay algo que no te parece normal, un sonido metálico y grave, tanques...

El peor sueño de muchos de sus clientes se ha cumplido, la invasión es inminente, ya están aquí.

Te levantas sobresaltada, ¿Qué será de mí?

Hoy te has levantado temprano, después de la carta de tu cuñado estás preocupada.

Ayer mismo acompañaste a tu hermana y a su hijo al carruaje que los llevó al pueblo, ¿Deberías haberte ido con ellos?, no, tú decidiste quedarte para atar algún cabo suelto y coger algo de dinero.

Te encuentras justamente en el banco cuando el sonido de los aviones golpea el cielo parisino. Estás con tu "representante" (el tipo que te busca las actuaciones y se encarga de cobrarlas). Su cara se pone pálida y tu mirada se dirige a la ventanilla del banco.

Estás en la calle cuando los aviones te sobrevuelan y los carros de combate alemanes se adentran en la ciudad, te diriges a una reunión del partido.
Tú ya sabías que la invasión era inminente y ya estáis preparando algunos golpes contra el ejército invasor, sobretodo la evasión de intelectuales a Gran Bretaña.

Necesitabais gente valiente y cada vez te podías fiar menos de la gente. Son tiempos revueltos.

La gente se agolpa en las calles para "recibir" al ejército invasor y eso te repugna.

Te encuentras emboscado a las afueras de de París, escondido en la maleza con diez hombres más. Ves el ejército nazi avanzar hacia la ciudad, es enorme, ¿Qué podreis hacer diez hombres contra más de dos mil hombres acompañados de carros de combate y aviones?, nada.

El hombre que está al mando de vuestro pequeño grupillo frunce el ceño.

Sabes que unos cien hombres estan emboscados también y a la señal atacaréis, no podréis pararlos pero deseáis causar cuantas más bajas mejor.

La señal es inminente.

Me levanto de la cama de un salto y me voy al baño. Me aseo cuidadosamente, me lavo y me maquillo levemente. Me pongo algo de ropa rápidamente, cualquier cosa, un vestido elegante negro. Y unas perlas en las orejas y al cuello. Ahora sí que puedo preocuparme por el mundo. Me asomo al balcón a ver que es lo que diviso.

Al escuchar el ruido de los aviones sobre volando la ciudad, Severin no puede evitar agarrar la mano de su representante. La chica mira el cielo desde el gran ventanal del banco, no ve nada en el cielo y lentamente baja la mirada y la sitúa en la ventanilla donde ve a una chica con cara angustiada.

Severin suspira de forma entre cortada y rápidamente intenta sacar su mejor sonrisa para intentar quitarle tensión a ese momento. Hola buenos días, mi nombre es Severin Reynaud y quería hacer una retirada en efectivo. Severin saca de su bolso su documentacion por si la chica se la pidiera.

Observo la situación desde la maleza, esto es un suicidio, miro a mis compañeros y creo que todos tienen el mismo pensamiento en la cabeza. Aunque tengo en mi interior un incalculable odio hacia los alemanes, creo que esta no es la forma, vamos a conseguir que nos maten a todos.

Me dirijo despacio arrastrándome hacia el hombre que está al mando de nuestro pequeño grupo (entiendo que los alemanes están todavía suficientemente lejos), le miro con firmeza y comienzo a hablarle de forma lenta, sosegada, tratando de hacerle comprender mis razonamientos

creo que no debemos atacar de esta forma, nos van a matar a todos y perderemos 100 magníficos hombres, y eso sin causar casi bajas a los alemanes, ¿de qué servirán entonces nuestras muertes?. Estos 100 valientes en otras circunstancias serían capaces de hacer la vida imposible a los perros invasores. Si atacamos frontalmente será imposible, creo debemos organizar la retirada de todos los grupos y organizarnos para actuar de otra forma, podemos cortar los suministros de los alemanes, asesinarles poco a poco, o envenenar sus alimentos, eso puede darnos una ventaja, atacando desde dentro, infiltrados como pobres prisioneros en nuestras propias ciudades. Aquí estamos 10 hombres, creo debemos desplegarnos a toda prisa entre nuestros compañeros para que todos podamos salir de esta con vida, nuestra venganza será terrible

le miro fijamente con cara de circunstancias mientras giro mi cabeza hacia la columna alemana que se acerca, intentando que al girar mi cabeza el gire la suya y vea esa culebra acorazada que se dispone a aplastarnos.

Roger te mira con asombro.

-"¿Cuánto vas a sacar?, ¿lo sacarás todo?"

Te mira con cara preocupada, lleva dias bastante nervioso debido a la invasión, atormentandose con la idea de entregar la ciudad sin luchar, con la idea de quedarse sin posesiones y sin nada.

-"Querida, saca lo que estimes conveniente, pero rápido, debemos escondernos, nosotros y el dinero"

Te asomas al balcón y ves a la gente deambular de un lado a otro, agolpandose en las calles como esperando un desfile.

Ves a hombres hechos y derechos llorando abrazados a sus hijos. Un sentimiento de resignación se vislumbra en el ambiente.

Y a lo lejos el sonido acompasado y firme del ejército entrando en la ciudad.

El hombre se gira y te mira con el ceño fruncido, el sudor resbala por su frente y la tensión se refleja en su mandíbula.

-"Tienes agallas muchacho...pero, ¿¡QUE COJONES HACES AQUÍ Y NO ESTAS EN TU POSICIÓN?!, puedes huir si quieres y esconderte como una rata o bien luchar y morir aquí como un valiente..."

Su gesto cambia y se releja un poco.

-"Solo será una escaramuza, amigo, sabemos que no podemos con ellos...todavía, pero contamos con el factor sorpresa y una vez comience el ataque no les daremos tiempo al contraataque, nos replegáremos rápido"

Te pone una mano en el hombro.

-"Intenta que no te maten chico, y vuelve a tu puesto"

Severin mira a Roger de reojo.

-Roger cariño tranquilo, voy a sacar lo que crea oportuno, además ya puse a buen recaudo parte de mi capital y parte de mis joyas.

Severin mira de nuevo a la chica del banco mientras piensa. Amélie hermana espero que lleguéis bien a casa de padre todo lo el dinero y joyas que os di junto con las tuyas os serviran para sobrevivir si esto se pone difícil

Severin suspira y le pide a la chica que le de todo el dinero que le queda en el banco.

Oh mon dieu! Exclamo al ver lo que pasa en la calle. Me dirijo a la puerta cogiendo el bolso que está en la entrada y voy al descansillo a ver si veo algún vecino para intentar enterarme de que ha pasado exactamente...

Comienzo a escuchar a Martin y el sudor frío recorre mi cuerpo, pienso que esto es un suicidio....... pero de pronto, veo la luz, el discurso de Martin se suaviza y me da una información relevante que me hace sentirme feliz por unos momentos, hasta que miro de nuevo a las tropas enemigas avanzando sobre nosotros.

Me gusta la idea de realizar un ataque rápido y replegarnos rapidamente, podemos sacar algo positivo de esto. Miro a Martin con cara de alegría y le digo

-" Gracias señor, me ha tranquilizado mucho su mensaje, vamos a dar un buen picotazo a estos boches, espero verle después"

Vuelvo rapidamente a mi puesto y estoy dispuesto para el ataque

Asi es como se acaba la libertad...vitoreada por la gente, y recibida entre un monton de aplausos...lamentable...digo mientras camino por los Eliseos en direccion a la sede...y la segunda vez...menos mal que no lo vi cuando acabo en Barcelona...se me escapa un suspiro pensando en la ciudad condal...mi ciudad...

Me pregunto si los quiosqueros abran cerrado tambien para ir a ver a los nazis entrar triunfales en la capital...

Lo compruebo, me dirijo hacia el puesto de periodicos que hay en la plaza de la Concordia...Cuando entro en la plaza recuerdo todas las ejecuciones llevadas a cabo por el Regimen del Terror de Robespierre en esta plaza....todo en nombre de la revolucion...si que se puso las botas la guillotina, sip...

El kiosco cerrado, mierda....aunque es normal, acaban de entrar los nazis en la ciudad, lo que no puedes hacer es vender una edicion en la que los critique, te juegas el ir a hacer compañia a los judios en los campos de concentracion.

Bueno sera mejor que vaya cuanto antes a la sede, la cosa es estar seguro...menos mal que hablo bastante bien, y lo mas importante con acento...gggggggg...jajaja...entre tanta desesperacion sonrio, y decido ir callejeando por Paris para no llamar la atencion, ni ser visto por los oficiales alemanes.

Cuando la chica está cotejando tu documentación para el reintegro, se le acerca un hombre que parece ser el director del banco.

La chica se pone nerviosa y se le cae tu documentación al suelo, la chica se levanta de la silla y se va.

El hombre se acerca a la ventanilla y te comenta nervioso.

-"Señorita, lo siento pero debemos cerrar el banco, lo sentimos mucho intenten venir otro día"

El hombre os mira asustado y cierra la ventanilla.

En el pasillo no ves a ningún vecino.
No se escucha ningun sonido, ni siquiera a las madres regañando a sus hijos y ni siquiera el típico bullicio de tu barrio a esas horas.

No sabes exactamente que pasa, recuerdas que algún cliente te había comentado que se iria de la ciudad ante el avance alemán.

Oiga oiga!!!! Severin golpea la ventanilla que termina de cerrar. Disculpe caballero me podria dar mi documentacion se quedo alli dentro.

La chica mira con cara de sorpresa a Roger su representante. Roger no puede quedarse mi documentacion.... Severin intenta respirar lentamente para tranquilizarse, pero acto seguido golpea de nuevo la ventanilla.

Caballero deme mi documentacion.

Estás tumbado sobre la fresca hierba, el aroma de esta te devuelve a la infancia en tu pueblo natal, intentas relajarte antes de poner en juego tu vida por una causa justa, pero que sabes que es intentar clavar una alfiler a un gigante.

Ves la señal en la ladera de enfrente, un pañuelo blanco ondeando al viento.
Mientras los alemanes desfilan por el camino entre ambas.

Martin da la orden y grita mientras sale de la trinchera empuñando una granada.