Partida Rol por web

La caminata fue larga, tediosa e infructuosa, la moral del grupo empezaba a decaer por momentos tras haber perdido demasiado tiempo deambulando por los enormes corredores que no parecían tener fin. Malas decisiones, caminos errados y por mucho que fueran fríos, la perdida de toda su unidad hacía mella en cada uno, tanto para los storm troopers que siempre habían denotado aquel desapego con sus camaradas como para las sororitas, que únicamente pudieron asistir pasivamente al exterminio de sus hermanas con las que llevaban varios lustros luchando codo con codo e instruyéndolas; demasiadas muertes sobre las espaldas de cada uno, que por mucho que se mostraran y creyeran superiores al humano medio, no dejaban de ser otro integrante de aquella decadente especie.

Los pasillos de los subniveles del gargantuesco acorazado seguían igual de vacios, pero como constataron hace tiempo la batalla naval había cesado, y por fortuna para el grupo su nave estaba todavía en pie, o al menos aquellos niveles ¿quién sabe que habrá pasado por los superiores? Desde luego las tropas inquisitoriales no.

Edgar los fue guiando con gruñidos secos o señalando con su arma el camino a seguir o las placas de información que indicaban el camino correcto. Iban desandando todo lo recorrido anteriormente y por sorpresa llegaron antes de lo esperado a su destino. Una puerta blindada entreabierta, el eco distante de pasos o escapes de vapor de tuberías que transportaban los desechos de refrigeración de los poderosos motores de plasma, gotas cayendo sobre charcos, siseos hidráulicos… una sinfonía que no cesaba ni un instante y daba, en ocasiones, la sensación de que estaban acompañados y para nada solos, como era en realidad.

Aurelia entró la primera en la sala y lo primero que recibió fue la bocacha de un bolter que la apuntó de entre las sombras, realmente nadie lo podría haber percibido a tiempo, ya que el almacén era bastante grande, con una única entrada que a expensas de ser una verdadera ratonera era un buen sitio para esconderse y defenderse… la retirada no era una opción, al menos a primera vista, pues cuando uno se fijaba mejor, en un rincón había decenas de cajas apiladas donde tres mujeres se escondían y tras ellas un respiradero de considerable tamaño, sin duda si que había una vía de escape.

Dos mujeres estaban tendidas sobre el suelo, ambas con los ojos cerrados, una durmiendo y la otra en coma profundo; la primera portaba la armadura característica de las hermanas del silencio y la otra una sencilla túnica pero de buena calidad; no había duda, ella debía ser Isabella Kraj. La tercera fémina estaba en pie, también era otra hermana de batalla y había dejado caer su bolter que le quedó colgando de la correa que lo sujetaba.
La mujer hizo una reverencia en señal de respeto y miró a los tres hombres que acompañaban a las dos hermanas superioras, no hizo falta formular pregunta alguna, su mirada fue suficiente, aun habiendo reconocido sus armaduras y el distintivo con la “I” de la inquisición en sus armaduras de caparazón.

No lo había visto venir, ni había oído sus movimientos.
Y ahí estaba el resultado, un jodido bolter apuntando a la dama de cabellos níveos y blablabla soberbio.
Edgar se permitió una mueca arrugando la nariz y levantando el labio superior mostrando los dientes en un gruñido mudo mientras sus manos se aferraban a Sally más fuerte de lo que sería recomendable en una negociación pacífica.
Como respuesta a ese agarre, Sally vibró, o eso creyó él, con la impaciencia de quien podría conseguir su objetivo y era retenido a escasos centímetros de él.
Tranquila, chica.
El hombre se mantuvo quieto, tenso, como un animal agazapado al que un cazador amenaza. Habían encontrado a la mujer. Ya sólo quedaba el "saber compartir". Eso si no acababan volándole la preciosa cabeza a Aurelia y él achicharrando a lo que se le pusiera en medio.

Los paseos por la nave ponían a Locken nervioso. Era todo demasiado estrecho y si no permanecías atento completamente a la orientación, podías perderte y no llegar nunca a tu objetivo. Menos mal que Edgar tenía "buen olfato" para encontrar los mapas de la nave.

Cuando entraron en esa sala enorme y sin salida, de pronto se encontró con un bolter apuntando la cabeza de la Sororita Aurelia, por un momento pensó de nuevo en una emboscada, lo mismo que pensó cuando ésta misma sororita casi le rebana la cabeza. Por instinto alcé el arma intentando apuntar a la persona que apuntaba a la Sororita, mientras que intentaba fijarme en lo que había alrededor, intentando que no me apuntaran a mí.

O que me intentaran rebanar la cabeza de nuevo.

Parecía que aquella maldita nave no tenía fin... Pero evidentemente sí lo tenía, y acabaron llegando, gracias al Emperador y a aquel mapa, al lugar donde Jonah había querido llegar desde el principio. Si no fuera por la tozudez de las sororitas y la dejadez de sus subordinados.

Y como no, había más armas apuntándoles. Rápidamente Jonah apuntó con su rifle, aunque prefirió no bajarlo ni disparar hasta que hubiera alguna otra señal.

-Gran trabajo hermana Sennya.-Dijo Aurelia con voz orgullosa. -La próxima vez tendré que estar mas atenta.-

-Señores les presento a lo que queda de la escuadra inquisitorial de Katherine. Como pueden ver, la psíquica ha estado bien atendida. Por favor hagan lo que han venido a hacer y acabemos con esto.- Mientras se preparan, reparto agua y algunas raciones que amablemente cedieron los soldados entre las hermanas. En especial Irelia, ya que está muy débil.   

Aunque  sus pasos se habían retrasado a posta para no sentir las miradas acusadoras de su grupo a causa de su error. Eva mantenía  la retaguardia protegida. Seguía a desgana las indicaciones del nuevo guía, admitiendo en silencio que aún había muchas cosas que escapaban a su adiestramiento.

Aún entre los ruidos que el enorme titan emitía ,como los quejidos de un moribundo, Eva pudo sentir el zumbido característico de los bolters del Imperio. Con veloces movimientos, desenfundo sus fieles pistolas y  se acercó al  umbral de la puerta donde pudo observar la tensa escena que estaba protagonizando su superiora y el diminuto séquito de la vidente.

Durante unos segundos dudó en mantener sus bolters en alto ,pero algo le hacía dudar de aquella situación. Aunque al final, las tranquilizadoras palabras de Aurelia la convencieron de que las fuese retirando a sus cartucheras.

Algo te huele a chamusquina, tu olfato de sabueso te hace centrarte en la hermana de batalla que dormía... si hubieras tenido cola se habría erizado por completo, algo apestaba ahí y era difícil encontrar el motivo, solo sabías que esa peste venía de la sororita dormida y que no parecía estar realmente durmiendo...

Locken dirigió su arma directamente hacia la mujer que dormía y que que parecía ser una Hermana del Silencio. Con cuidado dio un par de pasos hacia allí. En un silencio profundo y sin decir ni hacer ningún tipo de gesto visible.

Empezaba a sentirse un poco incómodo, y parecía tenso, muy tenso, como si estuviera seguro de que iba a activar una trampa.

Activó el canal de radio para sus compañeros.

-Estaros atentos, no todo es lo que parece. La Hermana del Silencio no está dormida.

No quería fiarse de nadie, pero sí podía hacerlo de sus hermanos de manada.

Vaya con la frígida

A Edgar no le sintió nada bien ese intento de engaño así que, con suavidad pegó la espalda a la pared y afianzó a Sally apuntando al frente. Si querían jugar a joder, joderían todos y si para eso tenía que quemarle el culo a alguna furcia prepotente lo haría. No le caían bien esas mujeres y con esa treta desde luego tenía motivos más que suficientes para darles una ración de eso que tanto les gustaba a las sororitas: fuego purificador del bueno.

Jonah no soltó el arma, permaneciendo alerta ante todo aquello. Parecía que una de las sororitas no se encontraba dormida, pero no le encontraba la relevancia a todo aquello. Aún con todo, seguía intranquilo.

-Supongo que está todo asegurado, ¿no?

Aurelia puso la mano sobre el arma del soldado que apuntaba a Irelia. El peso del brazo con la armadura sería suficiente como para desestabilizarla pero dependía del hombre dejar de apuntar. Ella solo lo le instaba a hacerlo.-Soldado, es una de mis hermanas. Está preocupada y no ha dormido mucho últimamente, ninguna de nosotras lo ha hecho excepto la que venís a despertar.-

Sennya miró algo confusa a los storm troopers. Hubiera preferido preguntarles de donde han salido, pero el comentario de uno de ellos la sobresaltó en gran medida; aún tenía el bolter bien asido pero no apuntaba a nadie - Mi señora Aurelia ¿Qué está pasando? Irelia esta bien dormida, no entiendo nada - la novicia estaba muy cansada y algunos detalles se le escapaban

-No, no está dormida -dijo Locken con la voz dura y fuerte del que se cree con la posesión de la Verdad Absoluta- Señor, esto no me gusta -dijo mirando a Jonah- no me gusta nada.

Esto le estaba poniendo de los nervios. Puede que les fueran a traicionar o puede que no supieran ni las sororitas qué esa ya no era una de ellas... o puede que lo fuera...

Dioses, odiaba estas cosas. Solo tenía una cosa segura, los únicos de los que se podía fiar era de sus compañeros de camada.

-Podríamos acercarnos y asegurarnos, y de paso ver el estado de Lady Isabella Kraj -No se movía ni un ápice ni despegaba la mirada de la mujer que le daba esa mala sensación.

-Me fío de los ojos de mi hombre, y si dice que está despierta, es que está despierta. ¿Han notado algún comportamiento extraño en la hermana? Edgar, acércate a echar un ojo a la astrópata. Pronto deberemos actuar, cuanto antes nos pongamos a ello, mejor. 

Edgar hizo un ademán de asentimiento. Él y sus instintos se fiaban más de lo que dijera cualquiera de sus compañeros que de las mujeres que allí se encontraban.

Bajó el lanzallamas y avanzó hacia la astrópata. En otra situación sin duda habría usado a Sally para espabilar a todos los presentes, pero sospechaba que eso acarrearía consecuencias nada buenas, por lo que hincó una rodilla en el suelo, junto a la mujer.

Su sentido común, o quizá sus prejuicios disfrazados de sentido común, le indicó que comprobara que ninguna de las presentes se le echaría al cuello. Después de lo visto eso sería lo menos extraño que podría pasarles.

Tras un vistazo a las hermanas, Edgar se inclinó sobre la astrópata, comprobando la normalidad de su estado...o al menos todo lo normal que podría estar teniendo en cuenta su falta de consciencia.

Aurelia misma se acercó a Irelia. La experiencia la prevenía ante esa situación en la que los soldados habían visto algo extraño.

No sería la primera vez que un demonio o un psíquico atravesaba la barrera mental de un compañero o una hermana. Con la inquisidora había presenciado varias veces eso, pero también podía ser el soldado quién estuviera bajo control. 

La mano de la sororita aferró la empuñadura de la espada de energía alerta ante cualquier movimiento extraño de los dos y con suavidad intentó despertar a la chica.

Irelia se removió levemente cuando notó el tacto de Aurelia y abrió los ojos pesadamente, con cansancio. Miró a todo el mundo y frunció el ceño a la vez que Sennya bajó su arma y respiró aliviada - ¿Hermana superiora? - preguntó con un hilo de voz apenas audible... parecía más una niña pequeña despertándose que una hermana de batalla - ¿Qué ocurre?