Partida Rol por web

Ya eran varias horas de combate para los marines espaciales, los orkos habían sobrepasado ya el primer muro mientras la guardia seguía luchando con el apoyo de los Puños Imperiales. Regulus había destinado más de sus marines a la batalla, pero Numaios y los suyos seguían en sus posiciones, cubriendo a los morteros que ya no disparaban más, se habían quedado sin ningún proyectil que lanzarles, pero ahí estaban, tan nerviosos como los marines ansiosos por luchar.

La batalla aérea era una autentica pesadilla para los Imperiales, solo quedaba una valkiria en vuelo y dos thunderhawk, los orkos acosaban a Nulgom después de que el aguerrido y valeroso piloto derribara a un ala entera de cazadores orkos, tres aviones menos de los pielesverdes, pero aquella última maniobra dejo expuesta la cola del ángel oscuro y ahora tenía cuatro a sus seis. Por el canal de comunicación se le oía jadear con fuerza y maldecir a los orkos, apunto estaba de ser derribado, le salía liquido hidráulico de una de las alas, un motor humeaba, los bolteres de las alas destruidos y ya no le quedaba nada que lanzar, entonces, una voz familiar para los marines resonó

-¡Llega la caballería! - sin saber cómo ni cuándo, dos cazas orkos explotaron en el aire al ser impactados por rayos de color casi dorado, cañones láser sin duda; mientras los marines seguían la estela de aquellos hazes de energía pudieron ver como un escuadrón completo de interceptores furia salía de entre la densa bruma acabando con el resto de perseguidores de Nulgom a la vez que hacían una pasada a baja altura - ¡Enlace de comunicaciones establecido! - y en un segundo después chisporroteo otra voz - ¡Capitán Vehuel de los Ángeles Sangrientos! ¡Desembarco orbital en veinte segundos! - a la que siguió otra voz más con un marcado acento en las "r" - General Dietrich Von Ross, Dragones de arena en camino - luego le precedió la voz de una mujer - Milla zakkai, séptimo batallón entrando en batalla ¡Vamos a ayudaros camaradas!- gritó por la radio refiriéndose al primer batallón de la "Imperator Custos"; los guardias empezaron a llorar de alegría al ver como el cielo se cubría de cazas, bombarderos, naves pesadas de transporte de vehículos, de tropas, cápsulas de desembarco rojas como la sangre y un sin fin de aparatos imperiales y leales... pronto el cielo estuvo despejado de bandidos... pero tan solo fue una pequeña tregua.

Las alarmas sonaron, pero esta vez era el clamor de ataque enemigo total, una nube de gargolas tiranidas se aproximaba, varios grupos de cazas talon del caos también,  y pequeños grupos de naves necronas, pero lo peor estaba por llegar, el cielo se volvió una autentica pesadilla, una batalla a cuatro bandas ya que pronto llegaron refuerzos orkos, pero lejos de aquel cacao surgieron más alarmas, ataque terrestre herético y una alarma que Jaden Kollis no pudo obviar, las defensas automatizadas del primer anillo se habían desactivado, el generador de plasma no alimentaba las armas tarántula y la pista de aterrizaje estaba desprotegida; Regulus no había vuelto a hablar por la radio, seguramente estaría sumido en algún combate, pero los marines de la Deathwatch ya sabían que hacer, ver que pasaba en la pista de aterrizaje...

El desembarco desde el espacio había sido una autentica pesadilla, todavía nadie se explica como nada ni nadie se fijo en el enjambre de naves de transporte que fueron surgiendo de las amplias naves. Hubo algún intento de atacar a los convoys, pero quedó en eso, en un intento cuando el teniente Dawnie limpió el cielo de enemigos.

La entrada en la atmósfera fue algo tortuosa en el inicio, pero tan pronto como se atravesó las capas más exteriores la fricción se fue reduciendo y empezó la fiesta. Vuestra sección, como el resto iba diseminada en cinco valkirias, que tan pronto como empezaron a volar en el espacio a´wreo del planeta se pusieron en formación surcando el denso aire directos hacía el objetivo...
Los interceptores del teniente Dawnie adelantaron a todo el grupo de transportes a velocidad máxima directos a despejar el camino, y allí estaban, los miembros de los Dragones de Arena directos a la guerra.

 - Tenemos compañía - la voz de vuestro General surgió por la comunicación general - tiranidos aproximándose por el este, secciones tercera y quinta, aterrizad en la pista sur del campamento, resto de secciones, desembarcaremos en la retaguardia del ataque piel verde ¡Vamos! ¡Fuego y muerte!

- Teniente Konrad, sección quinta, preparen para desembarco, cinco minutos - la suave voz del jefe de vuestra sección sonó por la comunicación privada, y nada más decir aquello una luz roja se encendió inundando todo el compartimento con su color... acto seguido la rampa de desembarco se abrió pesadamente dejando entrar el pesado y frío aire del planeta, la nubosidad era muy intensa, pero el artillero que se levantó de su asiento y preparó el bolter de asalto trasero no pareció dar muestras de notarlo.

 - ¡Horda enemiga! ¡A las seis! - la chachara de los pilotos era intensa, pero aquello sonó demasiado cerca - ¡Quiebro quiebro! ¡Valkiria 5 - 1 tocada! ¡Caemos en picado! ¡Recupera! - los gritos de varias conversaciones se entremezclaban, hasta que sobrevino un tenso silencio que solo fue interrumpido por el artillero que abrió fuego contra una horda que se acercaba - Hemos perdido a la valkiria líder - fue la voz de vuestro piloto informando que el transporte de vuestro jefe de sección y toda la unidad de mando de la misma acababan de morir, el dolor y la sorpresa pesó en cada soldado, las primeras bajas sufridas y era una escuadra entera con su oficial, pero los guerreros de Krieg no eran conocidos por llorar en mitad de una batalla - Emil, maldita sea, asume el mando de la quinta sección, aterrizad y esperad ordenes - pero mientras todos prestabais atención a la radio nadie percibió hasta que fue demasiado tarde que la horda de gárgolas se había acercado demasiado, tanto que una de ellas arrancó al artillero de su puesto lanzandolo por los aires, el miedo y la ira os embargó al ver como una de ellas trataba de entrar al transporte aprovechando que todos y cada uno de vosotros estaba sentado y con los pesados cinturones de seguridad puestos, pero por fortuna o desgracia, según se mire, algo impactó contra vuestra nave, luces parpadeando, gritos de los pilotos, alarmas sonando estridentemente y la valkria dando vueltas sobre su propio eje a un ritmo demencial... el tiranido que entró salió por la fuerza centripeta generada por la caída en barrena hasta que os estrellasteis contra el suelo...

La cabeza os daba vueltas con intensidad, conscientes y vivos, el grupo de guardias que había logrado "aterrizar" en donde el general os ordenó pudo ver como una horda de gantes se les acercaba rugiendo con fiereza. El resto de transportes no podían aterrizar ya que aquella pista era un hervidero de tiranidos, de un carnifex y de una unidad de marines espaciales que lo defendían.

Jaden se llenó de alivio al ver el cielo cubierto de naves imperiales y contuvo el impulso de vitorear la escena. Solo mas tarde, al ver que el espacio aereo se convirtió en una batalla a 4 bandas se puso serio y cuando vio una alarma brillando en su visor no tardó en conectar la radio para informar a los demás.

-Algo pasa con el generador de plasma y las torretas de la pista de aterrizaje. Están inactivas. La pista esta completamente desprotegida.

     Numaios apretó los dientes cuando escuchó la confirmación de Jaden. ¿Que estaba pasando? ¿otro sabotaje? ¿atacantes infiltrados, quizás? Comenzó la marcha a grandes zancadas, haciendo retumbar la tierra levemente con cada nuevo paso mientras activaba la runa de comunicación con la escuadra. - Vamos hermanos, tenemos que asegurar la llegada de los refuerzos. No podemos perder ni una nave mas, y mucho menos las tropas que cargan. La espada de energía zumbaba en una mano, mientras su mellado escudo protegía el otro brazo. ¿Ángeles Sangrientos? Un nuevo capítulo se unía a la liza. Toda ayuda sería bien recibida.

- Por ese tipo de modus operandi podrían ser necrones que hayan descubierto algún túnel bajo nosotros, o los traidores que hayan encontrado alguna forma de boicotear nuestras señales... - dijo Deuteros mientras se dirigía con el resto de hermanos a la pista de aterrizaje y visiblemente preocupado por que los refuerzos encontrasen problemas.

Un caza bombardero orko ametralló torpemente el lugar con sus acribilladores pesados... la salva fue levantando nieve sucia conforme iba avanzando, pero tan pronto como atacó a vuestra zona el avión remontó el vuelo para explotar en pleno aire... tecnología orka en su máxima expresión.

Aquel ataque no mató a nadie ni lo hirió, los grupos de guardias de morteros corrieron para cubrirse como pudieron pero todos estaban indemnes... un poco de suerte por una vez no venía mal.

Orkos, posiblemente también Necrones. Los enemigos del Emperador son muchos y variados pero en este planeta se han juntado buena parte de ellos. Esperemos que con la ayuda de los Ángeles Sangrientos podamos dar la vuelta a las tornas. Los pensamientos de Castor llenaban una parte de su cerebro mientras la otra se ocupaba de lo que estaba haciendo. Cambiar de emplazamiento, tomar posiciones en la pista de aterrizaje. Problemas con el generador de plasma y las torretas, raro es el día que la mitad de las cosas funcionan bien.

- Hermano Jaden, ¿necesitas cobertura mientras arreglas el generador? - se ofreció por el comunicador.

-Hasta que no sepamos que pasa con el generador y si algún hostil anda por la zona no puedo darte una respuesta concreta, tal vez me lleve un momento solucionar el problema o tal vez deba aplicarme un rato. Lo sabremos cuando lleguemos. 

Instó al resto de la escuadra a que se moviese mas rápido. Cuanto antes llegasen, antes arreglarían el problema.

El Cañon de Fusión humeaba, el metal soltando pequeños crujidos al enfriarse tras las horas de uso. La cobertura cerca de los morteros le había servido bien, y Laocastus se sentía orgulloso de la labor de los soldados de la Guardia. Recibió la comunicación de Jaden, y se dirigió a los hombres que estuvo defendiendo.- Cambio de misión, señores - dijo con una voz con reverberación acústica debida al vox local del yelmo de ceramita.- Permanezcan a cubierto, volveremos enseguida.- Cerró el vox exterior y abrió comunicaciones internas.- Estoy en movimiento, hermano Jaden. Sea sabotaje o algo peor, necesitará escolta. Seguimos en zona de combate.

El bibliotecario estaba perdiendo sus facultades como vidente pero aunque no lo demostró -Los ángeles sangrientos un capitulo de hermanos de sangre -agarro con mas fuerza el bolter -Numaios podemos adelantarnos -sus retroreactores les permitían moverse a mayor velocidad que el resto -esos malditos orkos volverán a morir bajo el puño de los ángeles sangrientos, viejos recuerdos de Vaal

El grupo avanzó raudo por el campamento de los imperiales atravesando filas de soldados, viendo como capsulas de desembarco lo hacían directamente sobre el frente pielverde, cayendo, seguramente, entre las lineas de xenos iniciando así a un cruento combate a muerte y acero, pero aquello quedaba lejos.

En pocos minutos superaron la primera muralla y dieron ya con la siguiente, el amplio espacio y el inicio de la pista estaba allí presente, una larga carrera que pronto hicieron y ahí se encontraron el generador de plasma apagado, las cinco armas tarantula con sus bolters pesados inoperativas.

Los marines se acercaron todavía más, pero a unos escasos cien metros el suelo se abrió en la zona del generador... una horda de mantifex surgió de la nada, un túnel excavado bajo la base y tan pronto como salieron les siguieron hordas de hormagantes y una pesadilla echa carne... un enorme y monstruoso Carnifex que abrió sus fauces en un rugido retador... 

No hubo demasiado tiempo de esperar ya que en seguida el rugido de un motor inundo la zona, un transporte valkiria de Krieg se estrelló a cierta distancia vuestra, los tripulantes salieron heridos y parecían preparse para la horda que se les acercaba corriendo de termagantes, la batalla por la pista de aterrizaje acababa de empezar...

Ariarkus corría junto a sus conocidos y su hermano. Parecía que la situación iba a ser mas critica de lo que ellos habían considerado. El apoyo que les estaba llegando corría la suerte de ser eliminado antes de tomar tierra, y para dar énfasis a sus palabras una valkiria tomo tierra de forma contraproducente y sus supervivientes tenían que hacer frente aun horda de termagantes.

Pero fue la visión de un Carnifex lo que incendio el espíritu del Ultramarine, sabia que ese debía ser el objetivo de la mayor potencia de fuego y sabia que el era uno de los que podían hacer mella en la dura coraza de esa gran bestia.

-Un carnifex -sus ojos se fijaron en él y un recuerdo de años atrás llego a su mente -acordaros de aquel día donde nuestro líder se sacrifico por nosotros -preparado para el combate la ira le inundo con el recuerdo de sus compañero muerto -Benahia te vengaremos

Pía alzó la cabeza tras lo que creía y esperaba hubieran sido solo unos segundos de inconsciencia por el brutal "aterrizaje". Las pequeñas manos de la doctor trastearon con el enganche de su cinturón de seguridad, que se libró dejándola caer casi contra el suelo.

Por el Trono que si conservaba todas las costillas era de puñetero milagro. 

Ya liberada, alzó primero la vista hacia sus compañeros y luego hacia el ruido infernal. Sus ojos se abrieron de golpe y, por primera vez en muchos años, la cara de la doctora mostraba sorpresa. Delante de la nave caída un grupo de marines luchaba contra una marea de tiránidos con una fiereza casi sobrenatural. Gigantescas moles metálicas de tres metros, colosales golems de acero bajo sus servoarmaduras y sus cascos. 

Hacía tiempo que no se sentía tan pequeña. Con rapidez y determinación se acercó a sus compañeros y fue ayudándoles a abrir el cinturón. Primero el sargento, y luego los que fueran despejándose antes: había que tener claras las prioridades.

- FRANZ- gritó, su voz resonando por el cajón metálico de la nave y mezclándose con el rugido voraz del enjambre de enemigos- DESPIERTA, CAPULLO.

Deuteros observó a los Xenos con un profundo desprecio y rencor por lo que sucedió en Macragge.

- ¡Hermano! - dijo dirigiéndose a Ariarkus, - ¡parece que el Emperador hoy nos sonrie, podremos desquitarnos de la herida en el orgullo de nuestro capitulo aquí y ahora!

Deuteros entonces desenfundó su rifle de fusión, listo para deshacer la quitinosa piel de aquella inmunda criatura y hacerla morder el polvo.

Emil alzó la cabeza, más bien la ladeó, tal y como estaba la cabeza le colgaba hacia el babor de la nave. Intentó levantarse pero no pudo, del mismo modo que no pudo soltarse las correas de sujección. La doctora se sacó el cuchillo* y cortó las correas, la gravedad le golpeó en forma de suelo.

Se arrodilló y buscó sus armas, las criaturas estaban demasiado cerca. Un plan de mierda, como todos. El sonajero, recordó. Se arrastró al exterior de la nave y se incorporó, debía hacerse una idea de qué estaba pasando. Vio algunas naves sobrevolar la zona, dejando estelas de combustible tras ellas.