Partida Rol por web

No intento convencerle simplemente sonrió a Ariarkus el tomaría la decisión de de verdad estaba bien o no.

-Es el momento -busco un posición resguardado donde poder echar el tarot del emperador y así lo hizo. Una carta en el centro y a su alrededor un circulo de cartas boca abajo, fue levantando una por una, carta tras carta se iba revelando un futuro incierto y lleno de interpretaciones, el tarot del emperador nunca fallaba tan solo la interpretación de este.

Todos fueron testigos de como Asteron, tratando de concentrar sus poderes para vislumbrar el futuro y lo que iba a acontecer en los días venideros, pero nuevamente surgió ese dolor de cabeza, más intenso que antes que obligó a Asteron hincar la rodilla sobre el embarrado suelo. El bibliotecario apenas pudo hacer una apreciación del futuro ya que en sus cartas salía siempre reflejado dos pares de cartas, el escarabajo necron y la masacre, la muerte pero en su peor representación... fuere lo que fuere, era confuso y un mal augurio.

Sin duda alguna a Asteron si que le pasaba algo... y grave.

Que a los Templarios negros no les gustaban los psíquicos era algo de sobras conocido. Que Castor no congeniaba con Asteron era evidente, por eso era más sorprendente escuchar escuchar lo que dijo.

- Hermano bibliotecario, ¿está en condiciones de continuar? - Era lo más parecido a preocupación que podia demostrar Castor por el psíquico.

Laocastus esbozó una sonrisa ante la actitud de Nulgom.- Siempre preparado. Me gusta esa actidud.- La sonrisa se borró. Asteron empezaba a preocuparle. Podría la exposición al interior de la nave necrona haberle corrompido de alguna manera? Su actitud errática y casi siempre innecesariamente arrriesgada empezaba a preocupar a Laocastus.

Ariarkus no había tenido gran contacto con Bibliotecarios de su Capitulo, pero a pesar de ello sabia que las fuerzas de la disformidad eran tremendas y ese color necron sin dudas, le había puesto los pelos de punta. La sensación de que algo estaba por suceder se había aumentado. Mientras desenfundaba su Bolter miro a su alrededor y solicito por radio confirmación de los puestos de vigilancia.

- Mas vale que podáis decirnos que le sucede a vuestro Hermano Asteron. Porque la verdad no confió en los Psíquicos. Y el esta causando más malestar que otras cosas. – termino de decir mientras amartillaba el Bolter de su mano. Dando un paso atrás se preparo para lo que fuera a pasar, aun no había recibido una respuesta que le eliminara la sensación de agobio proveniente del Psíquico. Y prefería estar preparado.

Sus signos vitales son correctos, latido correcto, pulso normal, no hay toxinas presentas en su sangre, huesos en buen estado, músculos también, actividad neuronal normal... lo único raro es un repunte de actividad en las sienes, sin duda eso es una jaqueca bastante severa.

La verdad es subjetiva -dijo mientras levantaba la cabeza para mirar directamente a los ojos de Ariarkus -es mejor que un hombre tenga miedo a que viva en una falsa felicidad -toco la insignia de su brazo donde mostraba el capitulo al que pertenecía -no hay nada que temer, tan solo el fracaso -indico en una clara evidencia de que la misión era mas importante que todos ellos juntos -son citas de los Codex como deberías saber -dejo clara su posición -la ignorancia no exime de la herejía -volvió a decir mientras recogía sus cartas ignorando la posible respuesta del ultramarine.

Deuteros se acercó a su hermano de capítulo y le poso la mano en el hombro del brazo con el que estaba desenfundando el bolter, con ánimo de tranquilizarlo.

- No temas por el bibliotecario, de haber presentado síntomas graves de corrupción, ya lo habrían detectado en la nave antes del ataque Tau.

    Los recientes sucesos en torno a Asteron preocupaban ciertamente a Numaios. En su capítulo se reverenciaba a los bibliotecarios, pero tampoco podía hacer oídos sordos a los señales que se le presentaban. Aquella aparición demoníaca en el hangar, los ojos con brillo fantasmal necron... Aun así aun confiaba en él y no quería echar mas leña al fuego. El ambiente se estaba caldeando y mas de uno comenzaba a desconfiar. No podía permitir disensiones pues la situación ya era lo bastante grave sin peleas internas. Ya habría tiempo de esclarecer el porqué de aquellos hechos y hacer preguntas, pero ahora había cosas mas importantes en juego. - El bibliotecario es un hermano de batalla y a mis ojos es tan leal como cualquiera de nosotros. Si se extralimita dará cuentas de sus actos como haría cualquiera de nosotros. No es tiempo de litigiar entre nosotros sino con el enemigo. 

Ariarkus no sabia que hacer, parecía que incluso su hermano estaba defendiendo al Bibliotecario. La respuesta de este no había tranquilizado lo mas mínimo al Devastador Ultramarine. El Serpiente de hierro Numaios, comento que el bibliotecario partencia a los suyos, pero aun estaba el tema de los ojos necrones y el malestar general.

Decidiendo al final mantener un ojo sobre este en caso de que la Disformidad le hubiera afectado de más, miro al Marine encargado del reconocimiento aéreo. Sus palabras aun seguían persistentes y tras la perdida de su Capitán y del resto de sus hermanos, Ariarkus no sabia que mas esperar del planeta y de la Esfera que debían proteger.

- Por cierto, al final sabemos algo más de la maldita esfera en cuestión. ¿Algo que nos pueda ayudar a sobrevivir a este nefasto estado en el que estamos? – la crispación que notaba por la situación estaba comenzando a minar su moral.

-La presencia de esa esfera se hacia notar desde la misma nave, no hubo ni un solo momento en que no la sintiera aun estando a miles de kilómetros de ella -señalo con el pulgar hacia la esfera, que quedaba a su espalda y acto seguido guardo la baraja del tarot en el interior de su armadura y comenzó a ponerse los guantes -por eso no hay forma de encontrarla diez años hemos pasado custodiándola desde nuestra llegada al planeta muerto CCP-ß292 y nosotros sabemos realmente poco de ella, nunca me he acercado mas de lo necesario -dijo mientras estiraba los dedos de su mano derecha para adaptar al guante recién puesto -y debería seguir así

Al decir eso el Hermano Asteron, Deuteros no pudo evitar mirar sus manos, que sí habían tocado la esfera, un recuerdo que le producía un extraño sentimiento entre el éxtasis de la aparición divina del Emperador, y el recuerdo de que poco más tarde perdieron a su capitán y a otro de sus hermanos de capítulo.

Tras ello, Deuteros se acercó a la zona de aterrizaje de la valquiria.

- Piloto, en tu próxima expedición, quiero que mires con detalle los accidentes del terreno, túneles, cuevas, cualquier cosa puede valer. - Deuteros estaba ya planeando lo que podría la salvación de muchos de los que se encontraban en la diana en la que se había convertido aquella fortaleza improvisada.

Hermano Deuteros - comentó alejándose unos metros de Asteron, desconfiado - esas secciones ya se han explorado, las montañas del noreste estan infestadas de orkos, y las otras... bueno, hay necrones o tiranidos, dependiendo de la zona... no hay nada de lo que preocuparse... de momento, las montañas no se mueven

- Las montañas no, pero nosotros sí, estaría bien trazar una ruta de escape por si las cosas se ponen feas aquí y poder evacuar la esfera. - contesto al hermano Nulgom

- Respecto a esas secciones, si es posible proporcionenme toda la información que ha sido recopilada hasta el momento.

Mientras el grupo hablaba distraídamente y Asteron recogía las cartas, la radio chasqueó dejando paso a una comunicación general - Al habla el Capitán Regulus, avistada horda pielverde por el noreste, todos en sus puestos todos en sus puestos. Tactica Primari y Clementer, a las murallas, Vulnificus apoyen. - nada más oír eso, en el parque móvil salieron dos razorbacks directos hacía la muralla noreste mientras que de uno de los pabellones salió la escuadra de asalto Vulnificus con su Sargento Eivander al mando, era el segundo al mando de la compañía, pero también comandaba una unidad de asalto con la que ha luchado codo con codo con los marines de la deathwatch y los dos ultramarines supervivientes. Iban corriendo a buen ritmo, hacía Numaios y compañía, pero a unos escasos veinte metros pararon en seco la marcha, Eivander saludó con un gesto militar a todos los miembros de la inquisición mientras que se iba acumulando energía en sus retros, el silbido casi musical empezó a hacerse notar hasta que un destello anaranjado surgió de sus espaldas y empezaron a elevarse en el cielo, siguiendo a Eivander, el resto de marines de asalto fueron despegando en una coreografía perfecta de despegue, pronto estuvieron elevándose con velocidad trazando una parábola perfecta para cubrir la distancia más rápido... caían unos metros, volvían a accionar los retros haciendo que el aterrizaje fuera lo más liviano posible.

- Comandante general Halfan, Primogenitos de Macharius, Secciones 1º y 4º, movilicen hacía la sección noreste de la muralla, Heraldos de ultima, sección de mando y 2º, en reserva, posiciones en la segunda muralla. - más ordenes y de las tiendas de campaña salieron a escape decenas de guardias imperiales siendo arengados por sus sargentos. Los cansados soldados imperiales iban corriendo pasando cerca vuestra, muchas os miraban cansados, otros inspirados, pero fuere como fuere, todos marchaban al frente y todos con determinación.
Eran demasiados días de lucha ininterrumpida, sus cuerpos estaban agotados, extenuados, la comida racionada, la munición también, pero el coraje de la humanidad estaba tan presente en ellos que era lo que les daba verdaderas fuerzas para seguir luchando; muchos amigos caidos, demasiados, pero ahí estaban, esos hombres y mujeres que realmente mantenían vivo y unido el imperio, unos mundos producen comida, otros minerales, otros suministran armas... pero todos y cada uno de los mundos imperiales aportaba soldados, aportaba guerreros, aportaba almas dispuestas a morir por su especie.

- Tránsito aéreo abierto, EVA al habla, todos los vehículos de combate aéreo que despeguen, orden inquisitorial alfa dos, luz verde para despegue Nulgom - dijo la voz sintética de EVA, el control aéreo automatizado del campamento imperial - Detectadas aeronaves enemigas aproximándose desde el noreste, bandidos treinta más - siguió informando, pero Nulgom ya estaba en la camina accionando los protocolos de despegue, en escasos dos minutos el cielo sobre el campamento estuvo cubierto de escuadrones de valkirias y varias thunderhawks que formaban un improvisado escuadrón... Nulgom y el resto de pilotos lo tendrán muy difícil, tan solo son ocho naves artilladas, nada que compararse con treinta caza bombarderos orkos, que por muy faltos de tecnología, volaban y ametrallaban como cualquier aeronave atmosférica.

- Numaios, Capitán Regulus, manténganse en espera, en su posición, protejan las unidades de morteros y de artillería, es una orden directa ¿Comprendido? - se cruzaron dos comunicaciones, una privada con vosotros y otra general ordenando a la escuadras de morteros que estuvieran listas para recibir coordenadas de bombardeo... curiosamente se posicionaron cerca vuestra. Los guardias y artilleros cargaban los pesados tubos, un asistente colocaba la placa en el suelo, otro la estructura de barras metálicas regulables y el tercero el tubo del arma, un chimera se acercó con la portilla abierta mostrando las cargas de munición para los guardias

Vio a Nulgom partir con una mirada triste, tal vez seria la ultima vez que vería a su hermano de capitulo. No se había podido hacer mucho por establecer defensas antiaeras, simplemente no tenían suficientes materiales:

-Bien, deberíamos intentar establecer un perímetro defensivo alrededor de los morteros.

     Aunque el capitán Regulus no tenía autoridad real de mando sobre la escuadra de la Deathwatch, Numaios tomó nota de su orden por respeto a su rango. Además, de momento no tenían una posición preferente de cara a la batalla que se avecinaba. Se puso el casco y activó la runa del vox para comunicarse con la escuadra. - Hermanos, formación defensiva en torno a los morteros. Retros al centro, tácticos y devastadores en anillo. Era una formación clásica, con las tropas más móviles en el centro para cubrir el flanco que fuese necesario en un momento dado y el resto de hombres dando algo en que pensar a los atacantes para que no escogiesen a los morteros como blanco primario. Todo conforme al codex.

La batalla iba a comenzar, Asteron respiro hondo por ultima vez antes de ponerse el casco, esta era una misión de defensa no de ataque así que tenia que controlar la furia interior que asolaba a todos los hermanos de capitulo. Tomo la espada en su mano comprobó que estuviera perfectamente, luego cogió entre sus manos la pistola bolter, cargador lleno. Todo estaba listo así que se dirigió caminando hacia la posición que Numaios había ordenado, guardo la pistola bolter y la espada psíquica y de su espalda tomo el bolter y la se cruzo la correa sobre la cabeza.

Por la comunicación internar -Listo para el combate -a su memoria llegaron historias de viejos combates de viejas historias de cuando aun era un joven marine, una sonrisa se dibujo bajo el casto -Como en Armagedon -aquella campaña fue dura y muchos de sus hermanos murieron