Partida Rol por web

Fue cuando ya se acercaban a aquella villa, cuando se toparon de frente con un grupo de cuatro extraños seres escamosos. Se trataba de reptilianos, los cuales no parecían traer consigo muy buenas intenciones. Nada más verlos desenfundaron sus armas, unos manguales de púas afiladas.

- ¡Alto ahí! - Alzó la voz uno de ellos en común. - ¿Qué sois y que hacéis aquí? - Les preguntó.

Todo eso estaba siendo observando por un curioso ser alado, el cual escapaba a la vista de todos ellos. Un ser esquivo y huidizo que ya había escapado dos veces de una muerte casi segura. Un tipo con bastantes recursos que poco a poco iba agotándolos, tras las sucesivas interacciones con los peligrosos tipos que habitaban por aquellos lares.

Glÿnmaer acababa de salir de la posada donde las dos zorras traicioneras casi se lo cargan y aquel tipo embutido en una armadura estuvo a punto de chafarle de una palmada. Había sobrevolado los tejados de Hommlet y cuando a punto estaba de poner nuevo rumbo hacia su objetivo, se había percatado de algo extraño.

A las afueras de la villa dos extraños grupos caminaban en sentidos opuestos por un camino y a punto estaban de toparse el uno con el otro. Un grupo de seres inesctoides y otro de reptilianos. Por lo que había escuchado, no parecía que fueran a acabar muy bien parados unos u otros tras ese encuentro.

El camino había sido largo, mucho más largo de lo esperado ya que para empezar a quienes buscaban nunca llegaron a Rastor y por alguna razón que desconocían se dirigieron hacia Hommlet, era muy raro que hicieran eso - ¿habrán pensado lo mismo que yo? - se pregunto algo contrariado, si bien él pretendía robarse la mercancía para venderla y quedarse con el dinero, los otros miembros del "clan" eran mucho más obedientes y respetaban la jerarquía, así que no se los imaginaba actuando de esa forma.

Al cruzar el puente el paisaje empezaba a cambiar, ya habían dejado atrás las montañas Lortmil y con ellas el terreno árido y hostil, para dar paso a un ambiente mucho más verdoso con praderas interminables y un bosque en sus limitaciones, fue allí en medio de esas praderas y muy seguramente cerca de Hommlet cuando un grupo de cuatro reptilianos les increpan obstruyéndoles el paso.

Su semblante cambió, aunque muy poco puede discernirse de las expresiones de un insecto, las antenas que sobresalían por entre las rendijas de su casco apuntaron hacia los reptiles, sus cuatro brazos les enseñaron las garras e inclinó levemente su tronco hacia adelante quedando como león a la espera de cualquier movimiento para atacar. Krath-Tk no era de los que hablara mucho y ante cualquier problema prefería resolverlo con violencia antes que con el diálogo, así que si ninguno de sus otros dos compañeros hiciese algo, él arremetería contra aquellos que ya habían desenfundado sus armas. 

El desigual encuentro entre dos fuerzas tan singulares atrae enseguida mi atención. Nunca antes había visto unas criaturas semejantes y su sola existencia ya me parece fascinante. Y el que estén dispuestas a matarse entre ellas solo para mi divertimento ya me parece un regalo de los dioses para compensarme por todos los sinsabores presentes y pasados.

Busco una roca cercana y me instalo allí para disfrutar del espectáculo, sin intervenir por el momento. Y ya veremos si alguno de los dos bandos despierta en mí simpatías suficientes como para decantar la victoria en favor de uno o de otro.

Krath-Tk no era de los que hablaban demasiado, por suerte o por desgracia Thkyth tampoco. Además, el líder Thkyth no sabía hablar común, por lo que no supo interpretar lo que los reptilianos les estaban diciendo. Para más inri, entender el lenguaje corporal de unos seres tan diferentes, tampoco le era fácil. Quién si entendió lo que estaban diciendo aquellas escamosas criaturas fue Khajikktj, no obstante siendo el thri-Kreen de menor rango social, no iba a ser él quien le pasara por encima a sus dos compañeros, más cuando veía claro que Krath-Tk estaba listo para el combate.

Krath-Tk como cazador que era sabía que era mucho mejor iniciar el combate con un ataque rápido, además era imprescindible eliminar uno de los lagartos lo mas pronto posible para no verse superados en número. Después de evaluar a los enemigos detenidamente, sus ojos saltones se enfocan en el que parece ser el líder de estos y sin dar chance a la tregua sale en carrera cargando contra su presa, justo a mitad del camino da un salto con sus poderosas piernas cayendo con una fuerza desmedida con todos sus ataques.

A la serpiente se le mata por la cabeza, sabía que abatir al líder de estos sería un fuerte golpe a la moral de los otros tres, haciendo el trabajo mucho más fácil.

El hábil reptil alcanza a predecir la trayectoria de su primer ataque esquivando este con mucha facilidad, sin embargo quedo en una posición desventajosa contra sus otros ataques. Todo ocurrió tan rápido que no le quedó mucho tiempo para reaccionar, en una fracción de segundo tres de sus garras le cortan su verdosa piel dejándole zanjas a lo largo y ancho de su cuerpo, por las que sangraba a cantaros, una de estas heridas fue tan profunda que alcanzo a cortar una vena importante en el cuerpo de su rival y sin subestimarlo clava sus colmillos, mordiendo y desgarrando con fuerza antes de pueda si quiera protestar. 

Uno de los hombres lagarto vio como aquel insecto humanoide se lanzaba a la carrera contra él y se temió lo peor, no obstante, al verlo pasar a su lado, pudo respirar tranquilo e incluso tuvo tiempo de lanzar un ataque rápido con su hacha, la cual impactó contra la espalda de Krath-Tk, aunque el thri-kreen casi ni se enteró.

Khajikktj se lanzó al ataque siguiendo los pasos de Krath-Tk. Una vez iniciado el combate no tenía sentido quedarse atrás y mucho menos dejar solo a alguien de casta superior a la de uno. Al fin y al cabo, lo importante era la colectividad y no un ser individual perteneciente a la misma. La carga no obstante, tuvo un resultado bastante diferente. Si bien Krath-Tk aniquiló a su adversario, Khajikktj tan solo logró hacerle una leve rozadura al suyo.

Tampoco Thkyth se quedó atrás, aunque eso si, fue quien reaccionó más tarde de los tres. Thkyth decidió atacar con su gykta golpeando sobre el cuerpo de su adversario con violencia. Thkyth miró de reojo a Krath-Tk al ver con la facilidad que había terminado con su adversario y le dedicó un gesto de camaradería, como si estuviera orgulloso de él.

El líder de lo hombres lagarto cayó fulminado al suelo tras el ataque de aquel poderoso thri-kreen. Enseguida, los otros tres reptiloides le rodearon a Krath-Tk, habían visto caer a su líder con suma facilidad, por lo que se unieron por tal de acabar con la verdadera amenaza. 

Uno de los hombres lagarto lanzó un ataque contra Krath-Tk desde su espalda. El hachazo golpeó sobre su hombro. Otro de los seres escamosos le rodeó lanzado un hachazo al bajo vientre que casi le alcanzó los intestinos. Por último, el tercer hombre lagarto, se movió con cautela para asestar un tercer hachazo, esta vez contra uno de sus brazos dejándole realmente malherido.