Partida Rol por web

El pequeño pixi oscuro se detuvo para examinar a los caído. Como pensaba, no portaban nada que le fuera a resultar demasiado útil. No obstante, si tenían algunas "chucherías", que podía valorar saquear. Uno de ellos portaba un colgante y unas pulseras doradas, podían ser de oro. Otro llevaba una pócima dentro de una bolsa, el tercero una bolsa con no menos de veinte piezas de oro y otro de ellos unas botas que parecían de gran calidad, incluso puede que mágicas.

Puesto que no voy sobrado de tiempo en estos momentos, guardo en mi mochila todas las chucherías que atraen mi atención para poder repartirlas adecuadamente entre mis compañeros más adelante. Ahora mismo están de lo más entretenidos atrayendo la atención de unos ruidosos sabuesos y no tienen tiempo para cuestiones tan mundanas.

Por suerte para ellos, yo sí tengo tiempo para ayudarles con sus insignificantes problemas así que me elevo a una distancia prudencial donde no pueda ser alcanzado por los mastines pero sí pueda arrojarles mis mortíferos rayos.

De pronto, tres enormes seles lobunos salieron de detrás del edificio principal aullando y mostrando sus afilados dientes. Aquellos canes de los que emanaba un aura maligna, estaban cargando directamente hacia ellos y fue Xaod el primero en reaccionar, ya que el bueno de Glÿnmaer parecía entretenido todavía rebuscando entre los cadáveres.

Xaod lanzó un portentosos golpe descendente contra el más avanzado de los enormes y rabiosos perros que habían salido a su encuentro y entonces, se escuchó un crujido devastador. El espinazo de aquella maligna criatura había sufrido un severo impacto y sin demasiadas dudas, ya no podría volver a tenerse en pie nunca más.

El temerario paladín cargo contra los lobos que defendían el predio e impactó tan fuerte a uno de estos que lo dejó tendido en el suelo, a su vez el insectoide carga contra dos de estos canes con todo lo que tiene, sus garras que brillaban y emanaban humo como el hierro fundido, buscaban desgarrar la piel de sus enemigos.

El huargo al que Krath-Tk acababa de embestir, fue aniquilado. Las poderosas garras del inesctoide le destrozaron de tal manera que perdió la consciencia antes incluso de saber a que se enfrentaba y momentos después, fue apaleado en el suelo de tal manera que su corazón dejó de latir para siempre.

Los otros dos seres lobunos no se achantaron ante lo que acababa de suceder y se enfrentaron al Thri-Kreen. Sus ataques fueron tímidos y sin la decisión necesaria. Sin duda habían quedado impresionados con la eficaz forma de pelear de sus enemigos, pues aún siendo animales, eran inteligentes, aunque no lo suficiente como para salir corriendo de allí antes de recibir una muerte horrible.

Redrick agarró su ballesta, una ballesta ligera y se movió para coger el ángulo necesario para poder disparar a uno de los lobos. Apuntó y disparó. El virote voló directamente hacia la cabeza del huargo, pero en el último momento éste se movió y tan solo le golpeó de refilón sobre el lomo causándole una herida muy leve.

- ¡Le di! - Exclamó el supuesto arcano orgulloso de su disparo.

Questin se movió rápido, mucho más rápido de lo que indicaba que sus piernas podían hacerlo. Se coló entre las líneas enemigas y un espadazo se clavó en el costillar de uno de los lobos. El animal herido gimió y aunque no había muerto, poco le faltaba. Por su parte, el mediano mostró un gesto de desagrado en su rostro, pues el resultado de su espadazo parecía no haberle complacido lo suficiente.

La situación está tan controlada que tomar parte en la contienda es más una actitud de solidaridad con el grupo que una necesidad. Pero es importante que vean y sepan que pueden contar conmigo en los momentos difíciles.

Así pues, desde la absoluta seguridad que me da el encontrarme media docena de metros por encima del suelo, lanzo un rayo al lobo que tengo más cerca. El proyectil impacta de lleno y casi me sorprende que no lo fulmine en el acto. Vaya, estos dichosos lobos son más duros de lo que parecían.

Xaod se acercó Krath-Tk para luchar junto a él, espalda contra espalda. Un tajo descendente se hundió en su cabeza llegando hasta su cerebro y esparciendo sangre y materia gris por doquier. El huargo simplemente se derrumbó al instante y Xaod, habiendo recupera su arma, trató de ensartar al otro lobo, pero en ésta ocasión falló en su acometida por poco.

- ¡Vamos Sir Galahad! - Le dijo al monstruo inesctoide. - ¡Acabe con esa alimaña!

El lobo contra el que arremetió cayo tan rápido que no le dio tiempo ni de aullar de dolor, y el paladín mató a otro de estos de un golpe, su fuerza era temible y el filo de su espada parecía rebanar a los lobos como si fuesen mantequilla. A batalla parecía estar decidida quedando un solo lobo en pie a quien pronto le daría su final.

Krath-Tk remató de forma extremadamente violenta a aquel lobo. De nuevo el combate se había saldado de forma rápida y sin prácticamente esfuerzo. Se trataba de un grupo disfuncional, pero a la vez y por extraño que pareciera, bastante cohesionado y que se compenetraba a la perfección en el combate.

Todo volvió a la calma. Los ladridos habían cesado y todo sonido de los alrededores con ellos. Que los gnolls de la entrada o los ladridos de los huargos hubieran dado la alarma, era algo que ellos no podían saber. Como tampoco que les deparaba en el interior del templo y a quien iban a enfrentarse. 

No obstante, si iban a hacerlo, debían elegir como y por donde.

Ahora que los molestos ladridos por fin se han apagado, indico a mis compañeros que deben esperarme aquí mientras yo echo un vistazo a los alrededores.

Envuelto en mi invisibilidad natural, intento rodear el edificio en busca de algún hueco o ventana desde la que pueda echar un vistazo al interior. No tengo ningún interés entrar ahí sin saber qué es lo que nos espera al otro lado de la puerta.

Tras acabar con los perros y mientras Glÿnmaer se aleja en dirección a la edificación del templo con la intención de averiguar que les puede deparar en el interior, todos son de nuevo testigos de la grotescas formas del edificio principal del templo. Es evidente para todos que el templo no está completamente vacío, sino todo lo contrario. Se oyen voces que provienen del interior, así como golpes metálicos y pasos. Parece como si de un momento a otro alguien fuera a abrir la enorme puerta de bronce y salir en tromba a por ellos.

Glÿmaner, desde las alturas, se acercó a una pequeña ventana situada en la cúpula del templo. Desde allí y pese a la opacidad de la misma debido a la suciedad y el hollín incrustado por las hogueras que sin duda se encendían en el interior, pudo ser testigo de como prácticamente un ejército de hombres bestia, se empezaban a amontonar junto a la puerta de entrada de aquel edificio, bien armados y con armaduras y escudos listos para el combate.

Aquella ingente cantidad de criaturas antropomórficas y con rostro de hiena, se agolpaban en lo que sin duda era el vestíbulo del edificio del templo. Una área embaldosada con losas cuadradas de color marrón rojizo, en el cual se reflejaba débilmente la luz que se filtraba a través de los cristales teñidos. Las paredes estaban enlucidas y pintadas con escenas de la despreciable naturaleza del lugar, tortura, latrocinio, asesinato, esclavismo y a actos mucho más viles estaban representados en las paredes del templo.

El credo de los devotos de aquella maligna religión se hacía evidente a partir de aquellas ilustraciones: el Mal es lo más grande.

—A las puertas del templo. ¡Ya! —urjo a mis compañeros a la vista de lo que se avecina, sin preocuparme por que mis voces puedan ser oídas por los del interior—. Contened a esos bastardos en la estrada o estáis perdidos.

No tengo tiempo de explicarles que si no lo hacen, una horda de bestias saldrá, los rodeará y los dará caza como a los perros que acabamos de matar nosotros. La única forma de que sobrevivan es que hagan lo que les digo, mitigando así la superioridad numérica enemiga y haciendo valer su propia superioridad física contra los atacantes.

Yo mismo echo a volar, invisible, para situarme sobre la entrada del templo y abatir con mis rayos a quienes traten de abandonar su interior.

La advertencia del pixi no cayó en oídos sordos, Krath-Tk salió corriendo rápidamente hacia la puerta intentando descifrar si bloquearla con el fin de que solo pocos enemigo pudieran pasar, o por el contrario dejarla sin trabas e ir acabando con loa enemigos que pudiera pasar por esta.

No tardo mucho en darse cuenta que dicha puerta abría hacia afuera, así que se plantó junto a una de estas intentando bloquearla lo mejor que pudiera e ir matando todo lo que saliera con la ayuda del grupo recién armado. No sabía que era lo que había visto el pixi, así que ser cautelosos y evitar que saliera tantos a la vez era su mejor opción.