Partida Rol por web

Que todos estos individuos asquerosos con cara de hiena terminen sucumbiendo a mis rayos es solo cuestión de tiempo y paciencia. Por desgracia, ni a mí me sobra lo segundo, ni a mis compañeros lo primero. Nos superan en número y por cada uno que matamos, dos ocupan su lugar; algo que considero de lo más injusto.

Decidido a reequilibrar la balanza, levanto de la nada un muro de llamas¹ alrededor de aquellos gnolls que tratan de escapar del templo con la esperanza de que sean lo bastante prudentes como para quedarse donde están y obstaculizar la salida de los aliados que todavía se agolpan en el interior del edificio.

Los tres gnolls, aterrados, miran el muro de fuego que acaba de surgir a su alrededor con temor y desconfianza. Asustados y sin saber que hacer se miran entre sí y tratan de trazar un plan para cruzarlo recibiendo el menor daño posible, aunque lo cierto es que no parecen muy convenidos de querer exponerse a las llamas.

El furor de la batalla, el sabor metálico de la sangre de sus enemigos, los gritos de agonía de los caídos, el olor a sarna y a tierra mojada, todo esto y mucho más le hicieron entrar en éxtasis, sacando sus instintos más profundos y primitivos perdiendo así parte de su humanidad.

Sus ojos se fijaron en el ser vivo más cercano y mostrándole sus peculiares colmillos, hizo un sonido de chasquidos y castañeteos para luego acercarse y clavar sus garras tan profundo en el gnoll que al sacarlas traía consigo órganos, músculos o huesos. Aquello ya no aprecia una batalla entre guerreros si no, la supervivencia de aquellos gnolls contra una bestia sedienta de sangre.

Tras el despliegue de violencia de Krath-Tk y con aquel ilusorio muro de fuego que impedía pasa al ataque a los gnolls que aún conservaban la vida, éstos decidieron simplemente, regresar al interior del Templo, donde desde luego parecían estar mucho más seguros, visto lo visto. 

El combate, al menos por el momento, había finalizado y lo cierto era que con un resultado evidentemente prometedor para aquel disfuncional grupo de compañeros, si es que podían denominarse así. Por otra parte, de Xaod y Questin no había aún ni rastro, aunque ahora que se había hecho el silencio, los tres integrantes de aquel grupo de asedio, empezaron a escuchar gritos y cruce de metal al otro lado de la edificación. Sin duda se estaba desarrollando un combate en la zona opuesta.

—Por esa ventana ya no va a querer salir ninguno —indico desde mi invisibilidad a los dos compañeros que han venido conmigo por este lado—. Tardarán en olvidar la carnicería que han presenciado y el muro de fuego no va a desvanecerse. Lo mejor que podemos hacer es rodear el edificio y ver cómo podemos ayudar a los que se encuentran al otro lado.

Sin esperar respuesta, remonto el vuelo para sobrevolar el templo. La perspectiva debería permitirme descubrir si además de estar saliendo por ambos costados del edificio, lo están haciendo por la parte de atrás.

La ira desenfrenada y las ansias de sangre aún dominaban la mente del insectoide, quien sin esperar un segundo más dirige su atención hacia donde provenían los sonidos de una batalla en curso, y sin mediar palabra con los presentes sale lo más rápido que puede en dirección a esta.

Los tres extraños compañeros corrieron con todas sus fuerzas rodeando el templo para llegar al otro lado del mismo, de donde procedía el ruido de batalla que habían podido escuchar al lograr disipar a sus enemigos. La escena que vieron fue muy similar a la que ellos mismos habían vivido.

En el suelo se hallaban los cadáveres de algunos hombres hiena, a los cuales presumiblemente habían dado muerte Xaod y Questin. Sin embargo, éstos dos parecían estar en apuros, pues estaban rodeados por otros seis gnolls que blandían sus armas contra ellos con ira. El paladín de Torm y su pequeño compañero presentaban algunas heridas, no obstante no parecían incapacitantes por el momento.

Por otra parte, un numeroso grupo de criaturas híbridas estaba a punto de pasar a través de la ventana para sumarse a la defensa del templo en contra de aquellos valerosos asaltantes. Sin duda alguna, de no poner remedio, muy pronto iban a verse contra las cuerdas, pues parecía que no iban a dejar de llegar refuerzos procedentes del interior de aquella demencial construcción.

Descubrir al resto de nuestros compañeros rodeados por los gnolls no es precisamente una sorpresa. Lo sorprendente es que todavía aguanten en pie. No hay duda de que son un par de tipos muy duros pero estoy convencido de que no les vendrá mal algo de ayuda por mi parte.

El pequeño mediano desapareció por un instante de la vista de todos, para volver a aparecer a las espaldas de uno de los gnolls contra los que estaba peleando, el cual quedó rodeado por el propio Questin y por Xaod. Fue entonces cuando le lanzó un espadazo que se incrustó entre sus costillas causándole un gran dolor, aunque no fue suficiente como para tumbarle. 

Por su parte, Glÿnmaer acertó de nuevo con uno de sus poderosísimos rayos explosivos, el cual impactó sobre la cabezota, ahora de pelos chamuscados, de otra de las hienas antropomórficas. 

Krath-Tk aún sumido en su estado frenético arremete contra las dos primeras hienas que ve, da un pequeño paso para quedar mejor ubicado para luego cargar y caer desde arriba con todo su arsenal de garras y mordiscos, el resultado fue devastador, sangre por doquier, desmembramientos, en donde antes habían dos enemigos que amenazaban al paladín y al mediano, ahora solo se erigía el insextoide como una bestia mas que como un humanoide.

Uno de los gnolls lanzó un fugaz ataque contra Krath-Tk al pasar por su lado, sin embargo éste impactó contra su exoesqueleto sin producirle más que un leve arañazo. Momentos después éste recibió toda sarta de ataques de garras y dientes que no dejaron de él más que una masa sanguinolenta que se movía de forma espasmódica en el suelo mientras lanzaba chorros de sangre por doquier. El mismo resultado sangriento obtuvo uno de los gnolls que estaban rodeando a Xaod. El pobre hombre hiena acabó desfigurado y en el suelo cuando aquel extraño ser insectoide le arrancó la cara de un mordisco. 

Tras ver aquella demostración de fuerza y brutalidad, los gnolls comenzaron a dudar si continuar allí era buena idea o todo lo contrario. Lo único cierto era que combatir con miedo no era lo mejor para obtener el éxito en el combate. Un combate, que por otra parte, ya estaba totalmente decantado hacia el bando de los asaltantes, pues la salida por la ventana, parecía estar colapsada y ahora que Krath-Tk estaba cerca, pocos se atreverían a pasar a través de la misma.

- ¡Muere bestia! - Gritó Xaod antes de descarga un poderoso golpe de mandoble sobre la espalda del gnoll al que estaba flanqueando con Questin.

Las heridas que ya había sufrido de manos del mediano, sumadas al poderoso impacto del filo del anciano, acabaron con la vida de la bestia. Rápidamente se giró y lanzó un nuevo espadazo contra otro de los gnolls, el cual sufrió un severo corte en el hombro.

- Nadie más saldrá de ahí. - Dijo entonces el arcano, convencido de sus palabras.

Agarró de una bolsa que colgaba de su cinto, un pequeño frasco de vidrio con lo que parecía manteca de cerdo en su interior. Cogió una pizca de esta y señaló hacia la zona de la ventana.

- ¡Lubricundos pavimentae! - Gritó y entonces y el suelo adquirió una textura grasienta. Los tres gnolls que se encontraban en la zona empezaron a resbalar y dos de ellos acabaron en el suelo, mientras que el tercero pudo mantener el equilibrio.

Mientras los gnolls que se encontraban en el interior de la zona de grasa luchaban por mantener el equilibrio, los otros dos atacaron a Questin y a Xaod sin demasiado éxito. El gnoll que había mantenido el equilibrio en primera instancia, acabó en el suelo al tratar de moverse. Los otros dos arrastrándose salieron de la zona resbaladiza. Uno de ellos hacia campo abierto donde sería presa con toda seguridad del ser insectoide y el otro de nuevo corrió a refugiarse hacia el interior el templo.

- ¡Ya los tenemos! - Exclamó el mediano mientras se desplazaba de forma acrobática para rodear al gnoll contra el que estaba peleando Xaod.

Un espadazo frontal se incrustó en el pecho de la criatura atravesándolo de lado a lado y dándole muerte. Tan solo quedaban tres de aquellos seres a su alrededor y todo parecía indicar que la batalla estaba ganada.