Partida Rol por web

Retorno al Templo del Mal Elemental

Prólogo. Pesadillas que Evocan una Destrucción sin Límite.

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18/03/2021, 16:21
Orbe de Maligna Oscuridad Primigenia

Llevaba días soñando lo mismo, aunque más que un sueño era una terrible pesadilla. Una sensación de vacío y desasosiego le embargaba cada vez que despertaba bañado en sudor pese a que aquellas noches primaverales eran más bien frescas. La primera vez no le dio importancia. Las pesadillas y los sueños no siempre tienen porqué ser premonitorios. De hecho, los premonitorios son los menos habituales de todos, eso todo el mundo lo sabe. Pasadas unas semanas se repitió aquella pesadilla y a partir de ese día, regresó cada vez de forma más habitual hasta que finalmente aquel terrible sueño recurrente, se hizo casi diario y en ocasiones se repetía dos y hasta tres veces en una sola noche.

El sueño era confuso, pero si algo tenía claro era que él se encontraba en el medio de un campo de batalla destruyendo a sus enemigos a base de martillazos. Neegor estaba con él, así como otros fieles guerreros devotos de Gáragos. También se encontraba a su lado Bayne, el caballero oscuro al que servía con devoción. Aquel hombre le había imbuido de profunda oscuridad  le había mostrado el camino de la guerra, la destrucción y el pillaje.

En aquellos sueños, Bayne era siempre el primero en morir. Desmembrado en ocasiones, terriblemente ampollado tras ser expuesto a una extraña radiación, desangrado o simplemente estallando desde dentro y tiñendo con sus entrañas todo en derredor. Luego moría el resto y él, Archeron, sobrevivía simplemente para contemplar el mayor erial vacío y sin vida que su mente nunca pudo imaginar.

Era el fin de Abeir-Toril y por ende de Faerûn, el fin de todo, pues poco después el mismo era destruida. Era brutalmente asesinado, luego quemado y sus cenizas esparcidas, hasta convertirse en la más absoluta nada. El alma de Archeron era igualmente destruida e incluso su pasado era borrado de la mente colectiva, pues los mismos hilos de existencia eran destrozados y no existía ya nadie para recordar que alguna vez existió la propia existencia. 

El causante de todo aquello era una gran esfera de vacío sin forma propia, amorfa, de color negro y su sola presencia era sinónimo de destrucción. Una enorme figura negra incorpórea sin rostro ni aspecto alguno, con el solo propósito de la destrucción del todo incluso del tiempo. Quizás se tratara de un dios primigenio o simplemente de la condenación de un mundo que había perdido cualquier tipo de moralidad. Un castigo divino, místico e inevitable. El fin de los tiempos en definitiva. Pues aquella bola oscura y terrorífica cargada de maldad y de energía negativa, tan solo buscaba la destrucción, la eterna oscuridad, la entropía, la decadencia y la ruina como también la locura y del caos.

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18/03/2021, 16:31
Neegor

De repente la tela que hacía las veces de puerta en la carpa donde descansaba esa noche oscura Archeron, se abrió de par en par dejando pasar una brisa helada al interior de su tienda. Era primavera y con la hoguera en el interior de su carpa se estaba bien, pero era evidente que allí afuera, en aquella campiña dejada de la mano de los dioses, había prácticamente helado. El culpable de aquella interrupción en sus más profundas pesadillas era aquel enano deforme, Neegor.

Neegor se había convertido en su sirviente hacía ya algunos meses y le servía bien. Sabía, aquel depravado violador de anos, que de no portarse bien con su amo, acabaría el mismo ensartado, pero no precisamente con una ridícula polla negra de enano oscuro, sino con una lanza bien afilada y llena de aristas cortantes. Eso lo tenía claro y si había entrado en su tienda, era por algo y no por el mero hecho de despertarle a él de sus más ocuras pesadillas.

Amo... - Dijo el enano. - Estaba usted gritando... - Desveló. - Gritaba en sueños. Lo hace mucho últimamente, pero en esta ocasión... - Murmuró algo en voz baja. - Ha halado la sangre de la tropa. Están asustados. - Y eso era decir mucho. Si los gritos de un enorme hombre acorazado helaban la sangre de una veintena de personas con el corazón lleno de odio y que habían sido protagonistas de las más indecibles atrocidades, es que aquellos gritos eran realmente preocupantes. - Pero no es por eso amo, por lo que le he despertado. Está aquí el amo Bayne y requiere de su presencia...

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18/03/2021, 19:21
Acheron

Jadeó durante unos breves segundos, confuso por la naturaleza de sus sueños. Que se reiterasen en las últimas noches no implicaba que tuviesen un sentido claro. Y lo que no tenía un sentido claro irritaba sobremanera al guerrero de piel cenicienta.

Su musculoso pecho estaba perlado de sudor y se agitaba ligeramente. 

Gruñó al tiempo que se percataba de que alguien le hablaba con un molesto eco, una silueta de baja estatura que se intuía en el umbral de su tienda de campaña.

Neegor.

Aquel desecho, un infeliz depredador sexual reconvertido en dócil sirviente, le trataba como si de un dios se tratase. Un perrito faldero que él no necesitaba y al que no había aplastado el cráneo por sugerencia de Bayne. "Todo conquistador necesita conquistas, esclavos y concubinas", le dijo. "Disfruta de ellas. Te las has ganado".

Acheron se mantenía fiel a su filosofía: fuertes y débiles. Nada más. Neegor era un triste despojo cuya miserable existencia dependía de los designios del Asolador. El día que quisiera arrancarle la lengua, incluso, la tráquea, lo haría gustoso porque, según había advertido el Martillo Negro a lo largo de su periplo como azote de las llanuras, los mudos le resultaban sirvientes más tolerables. Y ese día estaba próximo para el infeliz Neegor.

Sin embargo, aún no sabía bien por qué no había aplastado a ese insecto. Quizás su ciega obediencia pudiera resultarle útil.

Pero no en aquella noche.

-Fuera...-, deslizó con voz ronca y cavernosa.

Era una advertencia en toda regla.

Neegor sabía bien que había muchos motivos para temer a Acheron y que uno de ellos, quizás el que constituía el indicio más claro de una muerte inminente, consistía en que el Martillo Negro te dirigiese la palabra directamente. Cualquier palabra.

El Asolador chasqueó la lengua notando la garganta seca y buscó un odre de agua con el que refrescarse. Inspiró profundamente y fijó sus ojos del color de la sangre coagulada en su coraza. Emitió un último gruñido y se atavió con su armadura, sus grebas y sus brazaletes. Tomó su icónico yelmo, Eclipse, con reverencia y se lo ajustó en la cabeza. Le ocultaba la práctica totalidad del rostro, algo que le otorgaba un aura aterradora e imponente, casi inhumana y sobrenatural. Finalmente agarró su pesado martillo de batalla y salió de la tienda al encuentro de Bayne.

Afuera, además del helor de la noche, había ahora algo más, capaz de encoger los genitales de los brutales guerreros que allí acampaban.

ÉL.

El Heraldo de Gáragos.

Notas de juego

Acheron entra en escena ;)

Iré liquidando la ficha este finde.

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19/03/2021, 11:55
Narrador maligno

Llovía a cántaros en aquel campamento y las gotas repiqueteaban contra el casco y las piezas de la armadura de aquella figura oscura. Algunos hombres trataban de mantener las hogueras encendidas, aunque el viento y la lluvia dificultaban mucho su trabajo. La batalla del día anterior había sido muy salvaje y de no ser porque los hombres de Bayne habían combatido hasta su último aliento, más por temor a las represalias que por otra cosa, hubieran sucumbido. 

Archeron causaba temor en aquellos con los que se cruzaban. El lugarteniente de Bayne tenía la fama de ser un hombre de pocas palabras, pero precisas y cuando decretaba una sentencia, la cumplía siempre, por lo que era mejor no meterse con él o con su martillo, pues podía ser lo último que uno hiciera. Si, Bayne era un ser solitario y sombrío al que pocos se acercaban, pero lo que lo lograban, mientras no traicionaran su confianza, se convertían en sus protegidos. Y es que Archeron no hacía el mal por el mal, no. Tenía un objetivo último y sabía que para obtenerlo, necesitaba de otros.

Avanzó a través del campamento dando pesados pasos y armado con su inseparable martillo negro. Se dirigía al centro del campamento, donde se alzaba la tienda de Bayne. De Neegor no había ni rastro. Sabía cumplir las órdenes de su amo. Aquel enano oscuro había desaparecido de la vista de Archeron cuando éste se lo pidió, pero regresaría en el preciso instante en el que su amo requiriera de sus servicios. Quizás gracias a aquella habilidad, estaba todavía vivo.

Y llegó entonces a la carpa de Bayne. Para conformar los aposentos del Señor de la Guerra, no eran muy diferentes al resto de tiendas, aunque la diferencia estaba en el interior. Aunque a decir verdad, aquella tienda era la única que estaba defendida por cinco miembros de la guardia personal de Bayne, de la cual Archeron era uno de sus capitanes. Dos de ellos se encontraban en la puerta armados con dos bisarmas cruzadas sobre la misma y los otros tres rodeando al carpa. Al ver llegar a su capitán separaron las bisarmas dando paso a su capitán hacia el interior de la carpa.

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19/03/2021, 12:15
Bayne el Destructor

El interior de la tienda estaba bien iluminado con antorchas y un brasero en el centro caldeaba todo el ambiente. Una alfombra sureña adornaba el suelo, para que Bayne no tuviera que ensuciarse sus botas, un par de baúles con sus pertenencias reposaban en un lateral y una enorme cama con dintel, se hallaba en el centro de la estancia, junto a ésta, una estructura de madera sujetaba la armadura de líder, y junto a ella, se hallaba "Matadora", su enorme mandoble.

Y allí estaba Bayne. Limpio, peinado, sonriente. Su pelo canoso y las incipientes arrugas de su frente podían hacer que uno se llevara una impresión equivocada de aquel hombre. Era viejo si, pero no era un anciano. No física ni mentalmente, pues aún superando casi tres veces la edad del hombre que portaba aquel siniestro casco y que acababa de entrar en su tienda, podía derrotarle todavía con cierta facilidad y usando su mandoble a una sola mano.

Acheron... - Pronunció el hombre del capitán de su guardia. - ¿Vino? - Le pregunto ofreciéndole una copa. - No es el mejor que he bebido, pero se puede beber. - La entregó la copa. - Bebe... - Insistió. 

Acheron no pudo hacer otra cosa que beber. Sabía bien, amargo, áspero y firme. Vino en definitiva. Bayne se sirvió otra copa para él y probó aquel líquido con color sanguíneo. Lo saboreó unos instantes antes de tragar y acto seguido cerró los ojos. 

Tendremos que pasar por una bodega... - Vertió el contenido de su copa en el suelo, en una zona descubierta de la alfombra.

Acheron sospechaba que no estaba allí por el vino, pero como siempre Bayne se hacía derrogar y él se mantenía en silencio, escuchando lo que tenía que decir y expectante.

Los hombres murmuran sobre ti. - Le dijo entonces. - Dicen que estás maldito. - Sonrió. Se acercó a Acheron y colocó su boca junto a su oreja. Los hombres de verdad no tienen pesadillas, sino que son la pesadilla de otros. - Se alejó sonriente. - ¡Bebe, bébete el vino! - Insitió. - Y háblame de esas pesadillas tuyas. ¡No seas tan reservado!

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20/03/2021, 10:48
Acheron

El anciano tenía gracia.

No cayó en su provocación.

Décadas de vidas y varias lunas más separaban a ambos guerreros, y aunque no consideraba a Bayne una figura paterna de alquiler, Acheron sabía bien que el viejo guerrero había templado con sus enseñanzas el acero al rojo que antaño fue su corazón de juventud. Ahora, convertido en hombre y en un temible asaltante de las llanuras, el Martillo Negro sabía canalizar su ira en el momento justo, sin precipitarse.

Y eso, en parte, se lo debía a las cicatrices que le había dejado Bayne durante el aprendizaje.

-¿Sabes quién murmura a espaldas de un hombre, anciano...?-, espetó de pronto el Asolador con su voz cortante, dejando la copa en la mesa y evidenciando que beber aquella parodia de elixir no le estimulaba lo suficiente como para compartirla con el viejo Bayne.

-Las putas-.

Mantuvo firme su mirada sanguínea en Bayne, dándole a entender que, con sus insinuaciones, había condenado a muerte a varios de sus guerreros en aquella gélida noche. Pues, tal y como he dicho, una forma rápida de que tu alma viaje a la Rueda es atraer la atención del Martillo Negro. Aunque sea con habladurías entre susurros en un campamento perdido en ninguna parte entre la lluvia.

-¿Acaso sabes interpretar sueños?-, inquirió desafiante a Bayne con un brillo peligroso en sus ojos.

Claro que no sabía interpretar sueños. Los sueños no tenían sentido. Solo eran... sueños.

Permaneció un instante en completo silencio, el pesado cabezal del martillo apoyado en el suelo, el rostro oscurecido al completo por su yelmo, a salvo de sus labios cuarteados, congelados en un rictus inexpresivo.

-Tú mueres el primero, anciano. Lo haces de mil formas. Lloras de dolor como si fueses una mujer-, deslizó al cabo, sin miramientos. -Luego caen tus hombres. Mueren como perros. Un extraño orbe negro se alza en el cielo. Y yo veo el final del mundo, antes de caer-.

Desde luego, cuando quería, Acheron era todo un poeta oscuro.

-El fin de los tiempos-, sentenció.

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21/03/2021, 16:13
Bayne el Destructor

Una vez conocía a un tipo que sabía interpretar lo sueños. - Desveló el Destructor. - Se hacía llamar... - Se mantuvo pensativo. - ¿Servidor de la perdición? - Miró a Acheron fijamente. - ¿Soñador de...? - No acabó la pregunta. - ¡No importa! - Exclamó. - Lo que si que sé es que estaba completamente loco... - Afirmó. - ¿Y dices que yo era el primero en morir? Eso sería un inconveniente realmente. Si, sería muy inconveniente. No estoy listo para morir, ¿sabes?

Bayne se puso en pie y con las manos a la espalda comenzó a caminar por la carpa. Se le notaba preocupado pero, ¿por qué? No eran más que unas malditas pesadillas. Algo normal dado su forma de vida, lo raro sería que no tuviera pesadillas aunque, que se repitieran tanto, eso si era algo perturbador y no obstante, ¿creía aquel hombre que podían ser algo así como una revelación, una profecía, una pesadilla premonitoria?

¿Y que piensas hacer, Acheron? - Le preguntó. - ¿No crees que deberías... hacer algo al respecto?

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22/03/2021, 13:50
Acheron

Acheron rio por lo bajo. Una risa breve, lúgubre.

-¿Qué te preocupa, viejo? Cualquier guerrero que se precie de serlo acepta la muerte, Bayne. Lo sabes bien. me lo enseñaste-.

La mirada del Martillo Negro era inclemente, ausente de toda empatía.

-No tengo por qué hacer nada al respecto. No creo en el Destino. Y todos los que interpretan sueños no han vivido los míos. ¿Qué sabrán ellos...?-.

Pareció mirar ensimismado la curtida palma de su mano, marcada por la sombra de la empuñadura de su martillo. Al cabo, empezó a cerrarla lentamente, convirtiéndola en un puño de acero y hueso.

-Sembramos muerte en nuestro avance. Cosechamos desdicha y aniquilación. La tierra tiembla ante nuestro paso. Las aldeas arden. Los campos arden. Los cadáveres de los que se mantienen en pie ante nuestro estandarte arden. Tú y yo, anciano, somos perros de la guerra. Algún día, con suerte lejano, recibiremos una pizca del infierno que hemos dejado a nuestro paso. ¿Y sabes qué...?-.

Alzó la mirada, y aun a través de la visera de Eclipse, Acheron pareció atravesar con su mirada carmesí al caudillo.

-Lo merecemos-.

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22/03/2021, 15:41
Bayne el Destructor

Bayne sonrió irónicamente. Desde luego no era la respuesta que esperaba. Hacía a Acheron alguien más inteligente, más calculador. Cierto era que era un perro de la guerra, pues sólo sabía sembrar caos y destrucción por allí por donde pasaba y luego hacía arder el terreno que dejaba atrás. Pero él, Bayne, no era únicamente un perro de la guerra. ¡Él era el maldito cancerbero! 

Harás lo que te plazca, como siempre hacer Archeron. - Le dijo dándole la espalda. . Tú mismo... - Caminó varios pasos hasta el fondo de la carpa y entonces se giró hacia Acheron y se sentó sobre un butacón. - Pero no creo que Gárgaros esté muy contento si ignoras de esa manera sus designios. - Sentenció.

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22/03/2021, 19:50
Acheron

El Asolador entendió que la conversación quedaba terminada y agarró su martillo al tiempo que se dirigía al umbral de la tienda de campaña.

-¿Desde cuándo habla el Señor de la Destrucción con enigmas, anciano?-, masculló, molesto con el súbito interés del viejo Bayne en todo aquel asunto. -Puede venir a verme cuando le plazca y explicarme esos... designios suyos-, espetó girando desafiante la vista antes salir.

No entendía a qué venía tanta preocupación por unos malditos sueños.

Aquel viejo supersticioso había espoleado su ansia de matar algo.

Deseando aplacar más que su rabia su ingobernable sensación de vacío y alejarse de todo contacto con sus hermanos de batalla, Acheron se alejó unos metros del campamento buscando solaz y un instante para reflexionar sobre el significado de aquellos extraños sueños.

En mitad de la oscuridad, al abrigo de la noche y con el leve repicar de la lluvia contra su piel y su armadura, el guerrero rememoró lo soñado, tratando de buscarle algún sentido, por mínimo que fuese.

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23/03/2021, 15:49
Bayne el Destructor

¡Muy valiente te crees tú dándome la espalda! - Le advirtió el anciano líder de la tropa. - ¡Si, vete de aquí antes de que me arrepienta de dejarte marchar! - Alzó la voz cuando Acheron salió de su carpa. - ¡Pero ten por seguro que esos sueños te acosarán y acabarás siendo tú quien los persiga y no al revés!

Finalmente dejó atrás la carpa de Bayne sin decir nada más. Casi iba a ser lo mejor, pues de lo contrario aquello podía acabar con un miembro menos de aquel ejército y Acheron no tenía claro cual de los dos caería y eso que Bayne era viejo ya, pero no había perdido ni ápice del vigor y la fuerza que demostró en el mejor momento de su madurez como guerrero.

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23/03/2021, 15:58
Akona, "El Azote"

Algo golpeó contra su casco y resonó en la oscuridad de la noche. Acheron se puso en pie agarrando su martillo y miró en derredor en busca del origen de tal inadecuada intromisión. Daría buena cuenta de aquel que le hubiera disturbado mientras pensaba y sin embargo, no vio a nadie. Confundido y malhumorado, se sentó de nuevo y siguió sus cavilaciones. Entonces otro golpe en su casco. ¡Alguien se estaba atreviendo a lanzarle piedras!

- ¡Ji, ji, ji! - Escuchó una risita traviesa y sus ojos se clavaron sobre quien fuera que estaba oculto riéndose de él.

Al ver a Akona, a la que llamaban "El Azote", se tranquilizó, aunque seguía bastante enfadado, no sólo por la travesura de aquella mujer de ojos dorados, sino que también por lo sucedido con Bayne. Al fin y al cabo, era difícil enfadarse con Akona. Lo que hacía en la cama con su boca y lo que se dejaba hacer impedían en gran medida que nadie que hubiera yacido con ella, se enfadara fácilmente por una tontería como aquella.

¿Qué te preocupa, Heraldo de Gárgaros? - Le preguntó mientras se acercaba contoneando las caderas de forma felina y sensual.

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23/03/2021, 20:36
Acheron

El Asolador deslizó con un fugaz arrebato de cólera su mirada de lobo a la espesura, a la sombra que se contoneaba mientras se le acercaba con rostro risueño y un grácil caminar.

Silenciosa como la bruma nocturna, la pálida piel de Akona relucía por efecto de la lluvia, otorgándole un aura espectral, enfatizada por la pintura de guerra que marcaba sus penetrantes ojos ambarinos.

-Siempre te ha gustado jugar con fuego, Akona...-, dijo el guerrero alzándose en imponente apostura del tocón en el que había tomado asiento y agarrando su martillo por acto reflejo. Su voz era similar a un gruñido animal, hostil y suspicaz.

La charla con el supersticioso de Bayne no había hecho más que aflorar la desconfianza natural que el Martillo Negro sentía hacia cualquier ser vivo.

-¿Te envía el viejo?-, escupió Acheron en tono cortante, encarándola de frente, sus ojos de sangre posados en los suyos, en clara advertencia de que esa noche estaba de un humor peligroso.

A veces, responder con preguntas a otras preguntas era respuesta suficiente para un oyente atento.

-¿O acaso andabas siguiéndome...?-, siseó mientras su puño se cerraba con fuerza alrededor de su martillo de guerra.

No albergaba esperanzas de amedrentar a Akona y recuperar la soledad necesaria para la meditación. La mujer que viviese entre aquellos vástagos de la barbarie y el salvajismo había de ser correosa como la cecina de huargo para sobrevivir. Y Akona, voto a bríos, lo era. 

-Contesta-, espetó Acheron, notando como la poca paciencia que le caracterizaba comenzaba a agotarse drásticamente.

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23/03/2021, 22:48
Akona, "El Azote"

Akona sonrió ante las duras palabras de Acheron. Siguió acercándose a él, sensual y sonriente. Cuando llegó a su lado él permaneció inmóvil esperando una respuesta y ella le miró a los ojos sin que el gesto de aquel hombre variara un ápice. Akona le acarició el hombro y deslizó la mano por su cuello hasta encontrar su mentón y con dos dedos lo elevó un par de centímetros. Sus miradas se cruzaron y los ojos dorados de Akona le miraron con deseo. Entonces dejó atrás a Acheron y se colocó contra su espalda, bien arrimada a él y empezó entonces a masajearle los hombros.

Estás muy tenso... - Le susurró a escasos centímetros de la oreja, la cual permanecía bajo ese feo casco metálico. - Necesitas relajarte. Yo puedo hacer algo por ti... - Se separó entonces de él y de un salto felino se encaramó a un murete. - No he hablado con el viejo. - Le desveló. - ¿Pero tú si, no es así? No parece demasiado contento contigo. ¿Qué has hecho para enfadarle?

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24/03/2021, 17:19
Acheron

Acheron se tomó su tiempo en replicar a Akona. Y antes de hacerlo, una risa amarga y ronca precedió a sus palabras.

-A veces olvida que no tengo padre... Y que tampoco lo quiero-, dijo al tiempo que hundía con un simple gesto el cabezal de su martillo en tierra y cruzaba los brazos, dando la espalda a la joven.

-Tiene miedo. Eso es todo. Miedo de lo que no alcanza a comprender-. Se guardó para sí el hecho de que él tampoco entendía la naturaleza de sus insidiosas pesadillas, el maldito motivo por el que, de nuevo, no podía conciliar el sueño esa noche.

El Asolador mantenía la mirada perdida en el campamento mientras la lluvia atería su piel, dejándole una húmeda sensación que relajaba sus músculos, tornándolos insensibles.

-No has contestado a mi pregunta, Akona...-, advirtió a la mujer mientras permanecía inmutable. Aunque a decir verdad, ya no necesitaba respuesta. -¿Acaso no puedes dormir?-, inquirió mientras una afilada sonrisa de dibujaba en su sombrío rostro.

Notas de juego

la cual permanecía bajo ese feo casco metálico.

Cacho de tontaco xDDDDDDDDD 

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24/03/2021, 19:05
Akona, "El Azote"

¿Dormir? - Soltó una risotada. - Yo nunca puedo dormir. - Le respondió.

Akona se quedó mirando hacia el cielo. Era una noche especialmente despejada y se veía todo el firmamento con gran claridad. Durante unos instantes se mantuvo en silencio y finalmente, sus ojos dorados devolvieron la mirada al enorme guerrero del casco oscuro.

Se le ve últimamente un poco... - Se mantuvo pensativa. - Está muy envejecido. Creo que empieza a perder la cabeza y todos esos miedos... - Negó con la cabeza. - Nos llevará a la perdición. - Miró entonces muy seriamente a Acheron. - Tienes dos opciones, ¿verdad? - Le preguntó acercándose a él. - Retarle por el mando del clan o... marcharte en busca de sus miedos. ¿Me equivoco mucho?

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24/03/2021, 19:37
Acheron

Acheron dedicó una mirada de soslayo a Akona. Aquella mujer tenía la lengua muy larga y la sonrisa muy descarada. No le gustaban las mujeres demasiado inteligentes, entendiendo por tales aquellas que sabían hilvanar un par de frases coherentes. La inteligencia en la mujer era perjudicial para su propia salud. 

A pesar de ello, Acheron venía comprobando que hasta la más tarada de las hembras tenía una rara intuición o habilidad para manipular a un hombre, motivo por el que el coloso de piel cetrina no se fiaba de ninguna, fuera humana, elfa, enana o una zaína yegua. Akona, por supuesto, captaba su interés animal y primitivo como haría con cualquier integrante del clan, pero a diferencia de los vándalos de Bayne, Acheron se cuidaba de remarcar que cualquier paso en falso con él acabaría en sangre. Y aún así, esa noche estaba siendo en extremo indulgente con la lenguaraz guerrera.

Reflexionó sobre las opciones que le ofrecía Akona. ¿Existían tales opciones? Él jamás traicionaría al viejo. Si le viese flaquear, acabaría con él para evitarle la deshonra de ser asesinado por uno de los rufianes que le rodeaban. Incluso un corazón tan negro como el suyo, tan desprendido de emociones, guardaba un lejano vestigio de gratitud al Destructor.

-No soy un líder. Esta manada de perros famélicos morirá con el viejo. Son demasiado supersticiosos y cobardes para hacer otra cosa. Bajo la sombra de Bayne, gruñen como si fuesen depredadores hambrientos, pero no son más que despojos, asesinos traicioneros... Parásitos.

>> Matar es muy fácil cuando tu rival es un aldeano de rostro curtido por el sol con la espalda quebrada por la siega. Cualquiera con un mínimo de agallas y un cuchillo de filo romo puede matar a un cordero. Bayne les da una excusa, pero no son guerreros. No auténticos.

>> Además... Bayne puede ser un alfa para la manada... Pero yo...-. El Martillo Negro frunció el ceño, su voz tornándose un cavernoso susurro. -Yo soy un demonio-, dijo plenamente consciente de que su última frase podía ser literalmente cierta.

El Asolador tensó la mandíbula. No le gustaba hablar tanto.

-Y tampoco soy el perro faldero de nadie. Si el viejo tiene miedo, tiene formas muy sencillas de acabar con todo-. Se giró sobre sus pasos con la indolencia grabada en su siniestro rostro. -Es él el que tiene dos opciones. Si no tiene valor para afrontar el futuro, que aguarde su final en la cama... O que lo afronte como un hombre-, zanjó visiblemente irritado.

Espiró una bocanada de aire frío.

-Nuestros caminos se bifurcarán pronto. Lo sé. Puedo sentirlo-, deslizó el guerrero, su vista sumiéndose en las sombras del interior de su aterrador yelmo.

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24/03/2021, 22:43
Akona, "El Azote"

¿Eso quiere decir que te marchas? - Le preguntó. - ¿Y me vas a dejar aquí sola, rodeada de infinidad de perros sarnosos? - Negó con la cabeza mientras chistaba con la lengua. - Eso no estaría nada bien, ¿sabes?

En ese momento Acheron se percató de algo. El campamento estaba despierto. Akona también lo notó y se le quitaron las ganas de reír y también de bromear. Miró muy seria a Acheron y luego miró hacia el campamento. Antorchas y ruido metálico, eso era lo que provenía de las tiendas de los que acababa de llamar perros sarnosos. ¿Tanto había molestado Acheron a Bayne?

¿Qué demonios le has dicho al viejo? - Le preguntó asustada. - ¡Te has metido en un buen lío!

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25/03/2021, 08:39
Acheron

-Que él morirá primero-, sentenció impertérrito.

Tomó el martillo y, de alguna forma, supo que la bifurcación, la encrucijada que intuía le aguardaba próxima en el camino, quizás había llegado.

-Si me sigues, el viejo encontrará una retorcida forma de concluir que estás de mi lado-. El Asolador clavó su mirada sanguínea en Akona, poniéndola a prueba. -Parece que, al final, eres la que tiene dos opciones-, dijo mientras una tenue sonrisa, un amago de cierta complicidad, se vislumbraba a través de su yelmo.

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25/03/2021, 10:01
Akona, "El Azote"

¿Dos opciones? - Sonrió. - No, mi buen amigo. Aquí sólo hay una opción para mi, marcharme y marcharme contigo. - Le dijo a aquel enorme bárbaro acorazado. - El mundo se está moviendo, Acheron y no quiero quedarme en el lugar equivocado. El tiempo de Bayne ha pasado y pronto, más pronto de lo que esperas llegará el cambio. No quiero estar entre esos perros de la guerra cuando eso suceda. - Hizo una pausa. - Vas a necesitarme ahí afuera. ¿Lo sabes? Y si no lo sabes lo intuyes. - Soltó una risa traviesa. - Así que, ¿por qué no recoges tus cosas, haces un hatillo y salimos de aquí antes de que las cosas se pongan peor? - Y dicho aquello se le quedó mirando con aquellos hipnóticos ojos dorados esperando una respuesta que ya conocía de antemano.