Partida Rol por web

- ¡Trasgos! - Refunfuñó algo molesta la enana. - Son las garrapatas de sus hermanos mayores y de los orcos. Estoy con Unosh. No creo que nos puedan ser de mucha ayuda, Jack... Pero aún así te escucho.

Todavía esperaba la respuesta a su pregunta. Igual después de ésta cambiaba de opinión, aunque lo dudaba mucho. Por primera vez en los últimos tiempos, estaba bastaba bastante de acuerdo con Chatrilon.

Godofredo de pronto se puso tenso como una estaca. Abrió los ojos como platos exclamando -¡¡Recojones!!

Tras parpadear ostensiblemente algunas veces, miró a su alrededor para situarse.

-Creo... creo que he estado en trance, ruego me disculpéis- Se frotó ambos ojos.

-Algunas veces me pasa, cuando llevo algunos días descuidando mi adoración al castigador, caigo en aqueste estado algunos momentos, pero por suerte ya ha pasado todo- aclaró

-Como bien dice Chatrilon, no podremos usarlos como combatientes, pero si como informantes, podemos ofrecerles librarlos de los que los maltratan a cambio de informacion y de paso son menos enemigos a los que enfrentarnos, 2 pajaros de una pedrada, es una idea que os propongo, mejor eso que ir solos contra toda la fortaleza- Tras esto segui con mi idea -Es solo mi punto de vista, pero creo que si podemos aprovecharnos de esta debilidad en su cadena de mando en nuestro beneficio; minar la moral de los de abajo y enaltecerlos de que se revelen a los que estan por encima de ellos conseguiremos avanzar y derrotarlos mas facilmente que tener que combatir con todos ellos.-

Tuve que aprender por las malas de que en esta vida no todo se soluciona con violencia, debido a mi falta de fuerza y estatura tenia que buscar otras maneras para salir situaciones peliagudas que usando los musculos, en mi caso, usar la cabeza.

Si quieres arriesgarte con los trasgos es cosa tuya pequeñín, yo tendré listas mis flechas para acabar con ellos, porque son bestias traicioneras y seguro que algún lío nos harán. Dijo Chatrilon mientras le enseñaba una de sus flechas.

Pero bueno, no voy a negar que eres un tipo capaz de cosas asombrosas, anoche pensamos que habías muerto y horas después aparecistes cabalgando un lobo terrible, y eso no se ve todos los días. Adelante, adelante.

- Sin que sirva de precedente... - Bufó. - Estoy con Chat. No creo que esas ratas verdes nos vayan a ser de ninguna utilidad. - Se encogió de hombros y mostró las palmas de sus manos abiertas con expresión de resignación. - Pero si quieres hablar con ellos, no me opondré. - Desveló entonces. - Siempre nos queda aniquilarlos si no colaboran. Es lo que íbamos a hacer de todas formas...

La falta de confianza que demostraban algunos de los miembros del grupo a mi propuesta no me hizo cambiar de parecer, el fuerte siempre se aprovecha del debil, lo he visto en muchos sitios y lo que alli pasaba era lo mismo, ¿por qué no inclinar la balanza a nuestro favor con una pequeña revuelta?

-Tambien podriamos probar de que se mataran entre ellos, hacer que se peleen entre si y reducir su numero considerablemente; no era mi idea original, pero viendo que no os hacen mucha gracia los trasgos, es otra manera de salir del paso.

La idea seria que uno de los grandes matase a uno de los pequeños a la vista de varios por una tonteria, quizá eso encienda la espita de la mecha para una revolucion. He oido que les obligan a pagar un diezmo para entrar en la fortaleza... ¿y si pasara que uno de un grupo no pudiera pagarla?; viendo lo agresivas que son estas criaturas seguro que lo mataran por ello; luego yo gracias a mis conocimientos del idioma trasgo puedo gritar palabras de protesta por ello y encoraginar al resto de los trasgos para que se revelen en plan "esto no es justo, nosotros los palos y ellos los lujos", o alguna cosa parecida.

No se si veis por donde quiero ir-

Confiaba que mi nueva estratagema les gustará un poco más a Chatrilon y a la dama Dwama.

- Intenta lo que quieras. - Dijo entonces la enana. - Siempre es mejor plan que el que he podido aportar yo, o el de Chatrilon y desde luego, mucho mejor que el de ellos dos... - Miró en dirección a Sheiland y a Godofredo. - Parta entrar por la fuerza siempre estamos a tiempo. 

Ciertamente aquella fortaleza había sido bastante inexpugnable hasta el momento. La enana estaba decepcionada consigo misma por no haber logrado encontrar una sola idea para llevar a cabo una entrada efectiva. Sabía que el sigilo no era su fuerte, sino el de Jack y quizás el de Chat, aunque ya lo dudaba. Por ello, en ésta ocasión trató de confiar en el pequeño compañero, por mucho que le pesase. No le gustaban los piles verdes de ningún tipo y suponía que todo intento de negociación fracasaría, pero le daría esa oportunidad por la duda...

-Me place aqueste ardid asaz astuto, pequeño hombre...-dijo el conde señalando a Jack.

-Aquestas bestias no atienden a razón, más no creo que sea complejo el llevarlos a nuestra trampa...

Pese a ser hombre de acción, lo cierto era que Godofredo de Miramonte gustaba de escuchar planes ingeniosos y alocados y de ayudar a llevarlos a cabo, por lo que actuaría de la mejor forma para llevar la maquinación a buen puerto.

-Más digo yo... ¿No dispone la dama Seiland de brujería que pueda transformarnos a nosotros mesmos en una de aquestas criaturas? Así seríamos nosotros los que levaríamos a cabo la comedia de matar a uno de ellos

-Buena idea señor Conde- Dije al oir sus palabras, seria una manera más facil de llevar a cabo el plan -y si no fuera posible, siempre podemos hacernos invisibles liquidar a uno de los pequeños de manera sigilosa y hacer que parezca obra de los grandes trasgos, seguro que eso tambien valdria-

- Entonces ya sabes lo que tienes que hacer. - Le dijo al pequeño pícaro del grupo. - Ves allí y haz tu magia Jack. - Asintió con su cabeza.

Dwama no confiaba demasiado en la capacidad de Jack para convencer a aquellas ratas verdes de iniciar una rebelión. Simplemente lo veía poco factible. Pero si su pequeño compañero lo veía tan claro, no perdían demasiado por intentarlo. Siempre podían cargar contra aquellos fétidos seres si las cosas se ponían realmente feas. Y casi que así lo prefería. Lo que tenía claro es que no deseaba seguir perdiendo el tiempo con ardides. Era el momento de actuar y empezar a limpiar aquel lugar de entes malignas. Para eso estaban allí realmente.

-Bien, pongamonos en marcha, Sheiland, ¿dispones de algun hechizo que pueda alterar mi aspecto temporalmente, lo justo para acabar con uno de ellos y poder incitar al resto?- Pregunte a nuestra compañera ducha en hechizos.

Pues me temo que no dispongo de hechizos así mi pequeño amigo, puedo encantar a humanoides, quemar cosas,... Ya sabes! Lo que llevo haciendo estos meses juntos! Piensa otra opción.

Dijo la enana haciendo aspavientos con la mano dando a entender que no quería ser molestada por minucias así.

Viendo la negativa de Sheiland de poseer un hechizo capaz de ayudarnos a hurdir mi plan, opté por la idea de Chatrilon y pensé en lo que dijo la dama Dwama, son seres traicioneros, seguro que aun ayudandolos despues nos daran una puñalada por la espalda, asi que haremos lo que se supone que debemos hacer, iremos a por ellos con todo lo que tengamos hasta dar con las respuestas de que hacen y por qué estan aqui.

-De acuerdo, vayamos a por ellos con todo lo que tenemos. Subid y preparad las armas, me adelantaré primero con sigilo a ver si puedo descubrir algo antes de que nos localicen, y si no, los atacaremos por sorpresa. Sheiland, ¿te quedan hechizos de invisibilidad como el que me lanzaste en la incursion al molino?-

Dwama empezaba a cansarse de tanta preparación, de tanta planificación. ¿Era tan complicado realmente? ¡Sólo tenían que asaltar una fortaleza defendida por grandes trasgos! ¿Y ahora también temían a unos pocos trasgos?

- Escuchad... - Dwama reclamó la palabra. - Su mi abuelo nos viera vomitaría de puro asco. - Dijo muy hastiada. - ¿Y si nos dejamos hacer tonterías y entramos allí, nos manchamos de sangre verde y hacemos de una vez lo que hemos venido a hacer?

Entonces descolgó su urgrosh y le dio un beso al mango. La enana había decidido hacer las cosas a su manera. A la manera que las habría hecho el abuelo. Era sin duda la forma más rápida y eficaz.

Y sin más subió aquellas apestosas escaleras con ansias asesinas. Desde allí se olía el hedor a orín de trago y cada vez le entraba más ganas de acabar con aquella escoria. Una vez llegó arriba del todo, desplazó una losa de piedra accediendo a una sala aún más apestosa donde había cuatro catres de paja. Sin duda rudimentarios lechos de pieles verdes y una puerta.

La enana se acercó a la puerta y de una patada la abrió entre una nube de astillas. Dwama se adentró en la sala y observó cómo allí se encontraban unos cuantos grandes trasgos y otros tantos de sus primos más pequeños siete u ocho en total.

- ¡Bueno dias! - Saludó la enana. - ¡Hemos venido a negociar una tregua! - Desveló y entonces cargó contra el primero de aquellos ser que tuvo cerca.

Di que si Dwama! YO ME APUNTO A MATAR TRASGOS!. Dijo el explorador mientras seguía a la enana escaleras arriba.

Una vez en la sala superior, se colocó a un lado de la puerta y sacó su arco, para acto seguido que la puerta se vino abajo disparar dos flechas a otro de los trasgos.

La primera flecha falló, pero no así la segunda, que impactó en la frente del gran trasgo provocando que los ojos se le quemaran con una leve llamarada proveniente de la flecha.

Hola chicos! He vuelto!!. Dijo con sorna a los grandes trasgos.

¡Recojones! ¡Demos muerte a aquestas bestias!-gritó contagiado por el entusiasmo de la enana.

Sin más, ascendió la escala para luego cargar contra el enemigo más cercano a su posición.

Grrrr tanta palabrería para acabar haciendo lo más fácil! Me tenéis harta!!! dijo la maga mientras subía las escaleras tras Godofredo.

Los enanos, en las historias que me contaron en el gremio acerca de ellos se mencionaban muchas cosas, que eran seres de la tierra y la oscuridad, en combate no pensaban en una estrategia sino que confiaban en su fuerza para ganar, maestros forjadores y mineros de gran prestigio, muy reservados... y ciertamente, la dama Dwama era una enana autentica, no pudo contener su necesidad evisceratoria para llevar a cabo mi plan... ciertamente, somo seres de mundos diferentes, yo actuo con estrategias y con la cabeza, ella lo hace sin pensar y con el corazon; ciertamente somos caras opuestas de una moneda. 

Y que decir de mis otros compañeros de grupo; por una parte esta Sheiland, que piensa primero en ella misma y en la recompensa de sus actos, y Sir Godofredo, que lo da todo por los demas y se mueve por puro altruismo a la causa de sus creencias. Otras dos caras de una moneda.

Los dioses tienen unos designios muy extraños, pero lo de juntar a este grupo tan singular con miembros tan dispares... je... es algo que nunca llegaré a comprender.

Mientras tenia este momento de reflexion personal, veia como, uno a uno, mis compañeros iban subiendo la hedionda escalera para lanzarse a lo berserker contra aquellos trasgos; como no, nuestra guerrera enana fue la primera que encabezó la carga contra ellos, seguidos por la reciente incorporacion a nuestro ya tan dispar grupo, Chatrilon, seguido por el conde y tras este ultimo, la maga del grupo, Sheiland.

En fin, si los acontecimientos de esta epica aventura han de desarrollarse de esta manera, quien soy yo para ir en contra del destino.

Tras esto subo las escaleras, desenvaino mi estoque, e inicio la carga junto a mis compañeros de aventura...

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G1, G2, G3, G4, son grandes trasgos.
t son los trasgos
G2 esta muerto de un flechazo en la cabeza.