Partida Rol por web

Retorno

Capítulo 14. Calma

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31/05/2020, 08:40
Director

Habían pasado seis meses desde vuestra misión suicida a Bulgaria. Seis meses desde esa vertiginosa puesta al día bajo el techo de Hogwarts. Fuera de todo pronóstico os habíais reencontrado y la alegría había quedado eclipsada por un sentimiento mutuo: las ganas de acabar con Rebecca Maclaggen y Frederick Clarks. 

Pero eso nunca llegó a pasar. Sin saber muy bien por qué, todos fuisteis mandados a vuestra casa. El gobierno búlgaro había paralizado el ataque y, por algún motivo diplomático que se os escapaba, había ocurrido lo mismo con el ministerio inglés. Y allí estabais vosotros, 'disfrutando' de una pasmosa tranquilidad que os estrangulaba por dentro. 

La vida continuaba, y antes o después todos vosotros habíais conseguido vuestro primer empleo. 

- Arianna Weasley: fue una de las primeras en colocarse. Y es que la oficina para la Ley Mágica Internacional es una de las áreas que más ha crecido. Está en el equipo de trabajo de Valentin Grey. 

- Liam Nathiel: lleva dos meses en la academia de entrenamiento para aurores. Por el momento mucho estudio y poca acción. Al mismo tiempo que él entró en la academia Nicky Dupeaux. Un mes más tarde, alguien con quien Liam no esperaba volver a coincidir: Lucas Reedmon.

- Ryan Jackson: ayudante en el departamento de seguridad mágica. Lleva apenas una semana, pero ya ha tenido su primer encontronazo con su 'pareja' profesional: Cassandra Williams.

- Verónica Stein: continúa como becaria en el departamento de Cooperación Internacional. Su compañera es Andrea Fabrizzi y su jefa la inflexible Lili Reedmon.

- Vinny Blair: tras varios meses sin encontrar trabajo, acaba de conseguir una plaza como periodista en el Quisquilloso. Hoy es su primer día. Junto a ella entra Oliver Teason.

Los principales cambios en el ministerio han sido el ascenso a personal del ministro de Dorian Strauss y Andelin Blair. Además del nombramiento como viceministra de Mencia Vaionalli, y el de Jefe Supremo del Tribunal Wizengamot de Cassandra Black.

Es 1 de septiembre y son las 7 de la mañana. Seguís en vuestras casas, unos más listos que otros para comenzar el día. Mientras desayunáis, no quitáis ojo al titular del profeta: "Comienza el inicio de curso y Hogwarts sigue cerrado".

Notas de juego

Vosotros me indicáis dónde y con quién vivís. Podéis estar todavía en casa de vuestros padres, viviendo solos o con compañeros de piso. Haced una descripción del lugar y una ubicación aproximada por favor.

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31/05/2020, 18:07
Berenice Blair

Habían pasado seis meses. Seis largos y tediosos meses en que la trepidante vida de Berenice Blair desde la muerte de Faye había sufrido de una pausa. El problema de las tragedias y de los traumas era que una los mantenía bien bajo control cuando se mantenía ocupada, tenía un objetivo y tenía alguien a su lado. Esos seis últimos meses, había perdido todo lo que la había sostenido previamente.

No había vuelto a la Berenice depresiva o maníaca. Pero su ánimo tampoco había sido especialmente bueno, sintiendo que se asfixiaba en aquel intento de jugar a las casitas. Además, estaba preocupada por Isaac. No era echarle de menos, que también, pero aquel concepto palidecía ante la magnitud de las circunstancias. ¿Estaba seguro en Azkaban? ¿Acabarían con él uno u otro bando? ¿Seguía siquiera vivo? Aquella pregunta la reconcomía mientras se devanaba los sesos y la había dejado más de una noche en vela.

Por supuesto, no era lo único. Nuevamente se había sentido prescindible en el mejor de los casos. Sin empleo, sin deberes, sin apenas contacto con el exterior, había sentido que volvía a estar a oscuras, salvo que en esa ocasión ya no tenía a nadie con quien hacer equipo. Ahí había cometido su primera estupidez y había sido mudarse para vivir sola pero en el mismo bloque de pisos de Andelin. Escogerle como equipo había sido, desde luego, un acto penoso por su parte y tampoco era como si su hermano hubiera decidido estrechar lazos familiares. Pero al menos, sentía que al tenerle cerca podía llegar a sacarle información. Y, secretamente, se sentía más segura al estar cerca de él a sabiendas de que cualquier día podrían decidir que había llegado el momento de acabar con su vida para activar sus poderes, fueran estos cuales fueran.

De todos modos, no se había quedado quieta mientras esperaba que el Dream Team la colocara en uno de aquellos trabajos que les ayudarían a tener control sobre la situación, algo que, a decir verdad, se les daba de pena. Durante aquellos meses de impasse, se había dedicado a tratar de mantener vigilada a Sara, sin decidirse acerca de si debería tomar o no acciones drásticas sobre el embarazo de la chica. Y, por supuesto, había estado buscando información aquí y allá, de modo discreto, sobre la supuesta impenetrabilidad de Azkaban. Por contra, ni siquiera le había escrito una carta a Isaac. Necesitaba que los demás pensaran que estaba intentando procesar su traición.

Sin embargo, al final el desempleo había llegado a su fin y había tenido que enfrentarse a la frustrante situación de forzarse a vivir una vida normal y corriente, a pesar de que sabía que respiraban una frágil paz, a pesar de que Rebecca seguía viva y Frederick estaba esperando su momento. Todo le parecía un engaño. Aunque debía reconocer que vivir su desidia desde El Quisquilloso había activado algo en ella: la decepción de estar en un empleo de segunda fila.

Que la maldita prepotencia la asaltara en aquellas circunstancias le resultaba superficial a su lado más cínico, así que desde su profesionalidad, intentaba sobrellevar tan bien como podía su nuevo trabajo.

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01/06/2020, 00:05
Veronica Stein

Una brisa fina y fría mecía las cortinas de gasa gris del pequeño comedor mientras la cafetera borboteaba en el fuego de la cocina americana. La luz mortecina de la mañana londinense iluminaba el escritorio en el que aguardaban los últimos números del Times, The Guardian, el Daily Mirror, el Profeta y el Qusquilloso y junto a ellos, el piloto de un portatil indicaba que la batería se había agotado. No parecía ser un problema, en cualquier caso, a pesar de no estar conectado a la red eléctrica, el ordenador continuaba funcionando con normalidad por alguna suerte de maravilloso sortilegio y mostraba, además de varios enlaces, una ventana con diferentes carpetas ordenadas, algunas asociadas a lugares como Berlín, Londres, Bulgaria, otras a fechas y otras a nombres. La tosatada a medio terminar que había sobre el plato seguramente se quedaría así, sin terminar, mientras ella hacía levitar hasta la mesa la segunda taza de café del desayuno. Después hizo doble click sobre la carpeta titulada Reedmon y viajó con el teclado entre varios documentos.

Verónica había pasado por varias fases en los últimos seis meses. La primera había terminado con una botella de vodka y una catárquica fogata de fotos, cartas y otros recuerdos en una papelera. Después había hecho una maleta con las escasas pertenencias que habían sobrevivido a la purga y había comprado un billete de avión, solo de ida. De no ser por William y Andrea, quienes habían unido fuerzas en una extraña alianza para hacerle chantaje emocional, ahora mismo estaría desayunando remordimientos y bilis mientras leía el Berliner Zeitung.

Como siempre había considerado la autocompasión una perdida de tiempo, tras el torpe intento de fuga fallido había iniciado una estricta dieta de café y hot-pockets y había dedicado las siguientes semanas a redecorar su apartamento con un bonito corcho, recortes de periódico, post-its, fotos, otras notas y un laberito de hilo rojo que unía diferentes puntos en un mapa con chinchetas. Durante un tiempo estuvo siguiendo la pista de Greg, pero si Greg no quería ser encontrado, Verónica no tenía ninguna oportunidad. Después de haber descartado su muerte, había llegado a la conclusión de que Gregory había pasado página. Eso no hacía que le echara menos de menos, claro.

Sentirse sola era una mierda, pero sentirse traicionada era todavía peor y como todo lo que hacía Verónica era terriblemente eficiente, deprimirse, no iba a ser una excepción. Se enganchó a varias telenovelas muggles y durante unas semanas pasó más tiempo del que debería en pijama dedicando su atención a nuevos experimentos culinarios que solían incluir más helado de chocolate y vino de lo que suele ser socialmente aceptable. Andrea claro, tuvo sus objeciones a su nueva vida de asceta contemplativa y cuando consideró que ya era suficiente, se presentó en su casa y no tuvo más remedio que salir de la cama bajo la amenaza de ser sacada a rastras. Después de la experiencia terminó cortandose el pelo porque como ocurre con los enredos del alma, es más facil lidiar con ellos con unas tijeras y volvió a volcar su obsesiva determinación en el trabajo, que aunque tampoco era la actitud más saludable del mundo, al menos era mucho más productiva.

Para cuando llegó al final de lo que se había convertido en su nuevo ritual matituno;  Buscar nuevas pistas - Café – repasar los últimos informes – Café – Desechar teorías fallidas; el I-Phone zumbó sobre la mesa con un mensaje entrante. No necesitaba comprobarlo para saber que era de William, principalmente porque era la única persona que conocía en el mundo mágico que tenía un móvil y sabía usarlo, aunque solo fuera porque ella se lo había regalado. A veces se preguntaba qué pensaría si supiera que tenía una carpeta con su nombre en el ordenador (bueno, él y la mitad del Ministerio). Claro que después se acordaba del hijo de la gran puta de Clarks, y se le pasaba.

Apuró la taza de café y desbloqueó el movil para leer el mensaje mientras daba salitos para meterse dentro de los pantalones.

Notas de juego

Me he tomado algunas licencias con algunos pnjs para darle un poco de vidilla, si no te parece bien dime ^^

pd: Ay que emoción estar de vuelta *o*

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03/06/2020, 00:58
Arianna Weasley
Sólo para el director

     - ¿Qué tal hoy en el trabajo, papá? ¿Habéis hecho algún avance con el acercamiento?

Anthony Weasley, quien se encontraba acariciando distraído la espalda de su mujer, sonríe ante la pregunta de su hija. Está orgulloso de ella y la pasión por los muggles que de él ha heredado. No puede esperar el momento en el que empezarán a trabajar codo con codo, cuando le revele, en su mayoría de edad, el puesto que tiene reservado para ella en el departamento. Ya puede hasta imaginarse la cara que pondrá. Está a punto de responderle pero alguien se le adelanta.

- No sé para qué preguntas, Arianna. Sabes de sobra que aquí el único que trabaja soy yo. – bromea Thomas Spence, dándole un codazo al pelirrojo sentado a su derecha.

A su lado, Clarissa y la madre de ésta permanecen ajenas a la conversación, inmersas como están en la nueva técnica de manicura mágica que han ingeniado entre ambas.

Pi pi pi pi, pi pi pi pi, pi pi pi pi.

Un molesto sonido diluye la agradable escena que está reviviendo Arianna en su cabeza. Desde la muerte de su padre, no es capaz de recordar ni una sola noche en la que no haya soñado con tiempos pasados. Con tiempos mejores. Por lo menos, cada vez son menos las noches tras las que en lugar de despertar con una lágrima cargada de nostalgia lo hace con un grito lleno de terror por haber revivido una a una en sus sueños las muertes de sus seres queridos. Alarga su mano, tanteando a ciegas en la mesilla de noche hasta topar con su móvil y deslizar su dedo sobre la pantalla para posponer la alarma diez minutos más. Inconscientemente, su otra mano se desliza hacia su espalda sin encontrar ni rastro del calor que desprende el cuerpo de Liam. Esboza una mueca apenas perceptible. Aunque no quiera admitirlo, su cuerpo se ha acostumbrado a la presencia del exGriffindor y su presencia incluso ha ejercido un efecto mitigador en las secuelas de sus pesadillas. En ese sentido, ambos comparten una misma fuente de sufrimiento y se ayudan el uno al otro a dejarse llevar por el olvido, a riesgo de que aquella situación pueda desembocar en algo bastante tóxico. Es por esto último, por lo que había rechazado el ofrecimiento que el chico le hizo de irse a vivir con Ryan y él. A decir verdad, la idea de compartir techo con Ryan también había ayudado a inclinar la balanza hacia el no.

Trata de aprovechar los diez minutos extra para volverse a dormir pero hace tiempo que su cabeza se ha empeñado en privarle de esa antigua costumbre. Dándose por vencida, repasa los eventos acaecidos el día anterior.

En el trabajo, habían estado revisando una ley un tanto ambigua que hablaba sobre los momentos y circunstancias bajo las cuales se permitía aparecerse a trabajadores ministeriales en las entrañas del ministerio de un país distinto del de procedencia. Por más vueltas que le habían dado con Grey y por más documentos que habían consultado, habían acabado por marcharse a sus respectivas casas sin avances notables, confiando en que el descanso les aportaría una nueva visión sobre el asunto a la mañana siguiente. Tenía que admitir que Valentin Grey no estaba nada mal como jefe. No sólo se caracterizaba por un perenne buen humor sino que le había ayudado un montón a manejar todos los documentos y destrezas que necesitaba en su nuevo empleo. Y por si fuera poco, estaba de bastante buen ver. Su único fallo era su obsesión por el quidditch. Cuando le daba por ponerse a recordar los momentos más memorables de la liga era para echarle un Silencius y dejarlo en mute.

Al volver a casa, Lucas y Sarah estaban ya ahí, esta última embarazadísima. Tras seis meses el cambio era notable y cada vez que veía la barriga de su amiga, Ari no podía sino preocuparse por lo que ocurriría cuando se acercase el momento de su salida de cuentas. ¿Qué sorpresas le depararía Clarks? ¿Volvería a secuestrarla? ¿Se llevaría al niño y lo convertiría en su siguiente rata de laboratorio? A pesar de lo feliz que había sido durante esos últimos seis meses, dejando a un lado los altibajos emocionales provocados por los recuerdos, no dejaba de preocuparle esa tranquilidad. Como decía aquel dicho muggle: “la calma precede a la tempestad”. Y estaba segura de que la que estaba por caer sería de todo menos pequeña. Apartando esos oscuros pensamientos, se había acercado a su amiga y le había posado una mano sobre el hombro y la otra en la barriga, saludando al ser que crecía en su interior. Seguidamente había levantado la mirada hacia Lucas para preguntarle por su hermano. El chico le había respondido sonriente que estaba en el baño pero que estaría con ellos enseguida. Lucas parecía otro. Su preocupación por el control mental de Rebecca, quien no había dado señales de vida desde su último encontronazo en Bulgaria, parecía haber desaparecido por completo. O, al menos, se esforzaba mucho por disimular su malestar. En esos últimos meses, además, había crecido mucho la relación entre William, el hermano de Lucas, y Arianna, por el interés de éste por los muggles. Arianna había pasado tardes enteras contándole anécdotas de su experiencia con la parte materna de su familia. A estas alturas, ya todo el mundo sabía que Arianna era sangre mestiza. Y, hablando de madres, la madre de Ari también había desarrollado una ligera obsesión por el mayor de los Reedmon. Había insistido tanto en que lo trajera a cenar un día que, por fin, Will había accedido. Esa noche acompañaría a Arianna a cenar a casa de su madre. A pesar de que le alegraba que su familia y sus amigos tuviesen una buena relación, aquello de llevar a un chico a cenar a casa le incomodaba. Ni que fuera su pareja. Gracias a Dios, su madre no sabía de la extraña relación que mantenía con Liam, ni tampoco había necesidad. Por otro lado, estaba la sensación de inquietud que le invadía cada vez que la magia se aproximaba a su progenitora. Quería mantenerla lo más alejada posible del mundo mágico para evitar que acabase como su padre, pero estaba claro que no lo estaba consiguiendo.

La cena había resultado bastante monotemática. Wiliam Reedmon y Helen Weasley, ambos amantes de la historia, enfrascados en las batallitas más significativas de ambos mundos mientras Arianna se distraía mensajeándose con Alex. En los últimos meses, a Alex y Arianna les había vuelto a unir su afición por las plantas. Habían dedicado parte de su tiempo libre a investigar sobre los usos mágicos de una gran diversidad de plantas, con la esperanza de encontrar una manera de bloquear el control mental de Rebecca sin que ella se percatase. Ari incluso había consultado a su jefe, antiguo profesor de pociones, para que les llevase por el buen camino. De momento, sus esfuerzos no habían dado fruto. Pero no cejaban en su intento. De hecho, esa misma mañana habían quedado para experimentar con una nueva planta que iba a traer Alex…

- ¡Joder!- sale disparada como un resorte, tirando el móvil al suelo a su paso justo en el momento en el que volvía a sonar la alarma. Ya se había olvidado de su cita con Alex.

Recogiendo el aparato, se dirige a la ducha y cinco minutos después aparece vestida por la puerta del salón, con el pelo semirrecogido de manera descuidada con una pinza y el anillo protector de su abuela, el que su padre le había regalado durante una cena de Navidad, colgado al cuello como de costumbre. Alex ya está esperándola en la mesa, con el desayuno que él mismo se ha servido y otro idéntico para ella esperándole en el lado contrario de la mesa. Tiene el periódico abierto en una página donde el titular reza con grandes letras que Hogwarts sigue cerrado.

- ¿Cómo has entrado?- pregunta, con cierto desconcierto. – Bueno, da igual. – hace un gesto de abanico con la mano, quitándole        importancia al asunto. Seguramente, le habrá dejado pasar Lucas antes de marchar a la academia. Siempre se levanta antes que ella. - ¿La has traído?- le pregunta, buscando con mirada inquieta la nueva planta de la que le había hablado, mientras se sienta a dar buena cuenta del café y las tostadas que llevan su nombre.

El piso que comparte con Lucas y Sarah en Londres está bastante céntrico y no queda lejos del que comparten Liam y Ryan. Gracias a contactos de Lucas, que a pesar de estar asistiendo a la academia no ha dejado del todo su faceta periodística, lo consiguieron bastante bien de precio con hechizo protector incluido. Desde fuera no es sino otro piso muggle más. Cada uno tiene su propia habitación, con sus respectivas camas King size, cuyas puertas dan a una sala común con cocina comedor separados por una barra americana. En el ático, hay un pequeño invernadero, camuflado con un hechizo que lo hace pasar por un depósito de agua, lugar al que tiene pensado dirigirse Arianna con Alex después del desayuno, para hacer unas rápidas observaciones antes de marcharse a trabajar.

 

Notas de juego

La parte que he dejado subrayada está así porque puede cambiar en función de lo que me diga Liam en el offtopic sobre el despertar. :)

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05/06/2020, 11:05
Ryan Jackson

No hacía falta que se lo recordara nadie, hoy era uno de septiembre. 

Apenas seguía sentado en la cama, recién levantado, y la mecánica misma mecánica de todos los días como si se tratara de algún tipo de ritual, o mantra. Deslizó la mano por debajo de la almohada y tomó la varita, comprobando su alrededor aun estando prácticamente a oscuras. 

Solo con la confirmación de que estaba solo, que no había ninguna amenaza inmediata, movió la varita en dirección a las cortinas para correrlas y dejar que la tenue luz matinal entrara e iluminara la habitación. No era tan grande como la que tenía en casa de sus padres, ni tan lujosa. Pero tenía todo lo que quería y necesitaba ahora mismo. 

Quizás, la peor parte era compartir piso con quien, a su pesar, debía llamar uno de sus mejores amigos, Liam. Y esta afirmación no debía tomarse demasiado a la ligera, no es que recuperaran la feliz relación que tenían cuando eran críos, simplemente se habían limado las asperezas lo suficiente, el objetivo común era lo suficientemente poderoso y lo más importante: La inmensa mayoría de gente que conocía y podía calificar de "amistades" habían muerto, desaparecido e estaban tan horriblemente mutiladas y desfiguradas que la idea de que estuvieran muertos resultaba una idea tranquilizante. 

Pero este era el momento de retroceder seis meses atrás, tras la vuelta de Bulgaria, de aquella misión que había concluido con el rescate del inadaptado e incompetente de Amycus, el Ministro. Una pequeña celebración en pequeño comité sobre nuestro gran trabajo, las clásicas menciones al valor y las medallitas. Cassandra, su suegra, le pidió de forma explicita que no diera su opinión y la realidad de sus actos: Que había terminado el trabajo de Viny, quien no había sido capaz de hacer lo que debía hacer. 

Después el entierro de su suegro, Ayrton Black, asentó su relación con Isabella, con quien después de casi un año de relación está planteándose llevar la relación al siguiente nivel. Por recomendación de Evens, una de las pocas personas que respeta que todavía viven, se ha tomado un tiempo antes de ingresar en el mundo laboral. 

Los objetivos de Ryan no han cambiado en ese sentido, si no puede alcanzar la posición de Ministro de Magia, se agarrá como un animal de presa al puesto de Jefe del departamento de seguridad mágica, o sustituir en un futuro a su suegra como Jefa del Tribunal del Wizengamot. 

Pero una vez más, de vuelta a la realidad sentado en su propia cama, se estiró. Cada vez que hacia aquel gesto podía notar las muchas cicatrices que el anterior año había dejado en su cuerpo, y que tampoco se preocupaba mucho en ocultar. Ni las cicatrices provocadas por las heridas en combate, ni aquellas que habían sido hechas bajo tortura. 

Dejó escapar el aire de sus pulmones, y se puso en pie. Como parte de aquel ritual, hizo la cama y comenzó a preparar la ropa, y pasó una mirada por la habitación. Lo cierto es que la decoración de aquella habitación no había variado mucho de la habitación que tenía en Hogwarts. 

Fotos de él e Isabella, los diferentes premios que había conseguido, el estandarte de Slytherin del campo de quidditch (sí, se lo llevó antes de dejar el colegio por última vez), paquetes de cigarrillos y no pocas estanterías de libros, ahora llenos de libros sobre historia reciente, sobre conjuros de combate y algunos libros muggles para entender su mundo, si ahora tenía que convivir con él. 

Por que en ese sentido, algunas cosas habían cambiado. Por supuesto que seguía odiando a los muggles en su conjunto, y evidentemente estaba total y absolutamente en contra del acercamiento muggle. Pero habían hecho algunas herramientas útiles, que podía usar en su propio beneficio. El teléfono móvil era una de esas herramientas que Liam, en su estupidez, tanto se había esforzado en convencerle de que debía tener uno. 

Y tras aquel repaso mental sobre su vida actual, se fue a la ducha, donde tendría que lidiar no solo con la suciedad, si no con sus propios demonios. 

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05/06/2020, 12:14
Ryan Jackson

Salió de la ducha, una vez aseado, afeitado y aseado. Ahora tocaba la segunda parte de toda buena mañana en aquella casa, y se acercó a la mesa del comedor. Zarandeó el paquete de tabaco, para comprobar que estaba vacío. La mueca en su rostró reveló que aquello, no le había hecho ni puta gracia, y que posiblemente Liam se lo hubiera fumado mientras jugaba a algo de niño rata en la consola hasta altas horas de la noche.

Como el Fornite o el Minecraft. 

Se acercó a otro paquete de tabaco, para comprobar que aquel también estaba vacío, y con este si que chasqueó la lengua molesto. Principalmente, porque todavía no entendía como podía fumar y jugar a las maquinitas muggles siendo un puñetero manco. Pero manco literal, además. 

Por lo que le había escuchado gritar a la pantalla "manco" era el calificativo usado para definir a alguien sin habilidad en un juego. Cosa que le jodía que llamaran a Liam, no por que lo llamaran manco, claro, si no porque entonces él perdía la exclusividad, y eso no le gustaba lo más mínimo. 

Continuó con aquella búsqueda del cigarro matutino, y tras comprobar que Liam todavía no había salido de su habitación, pasó la mano por detrás de una de las fotos de Isabella, elemento que sabía que Liam jamás en su sano juicio tocaría, o simplemente se atrevería a mirar o acercarse. Allí estaba un paquete de cigarrillos ocultos, escondidos para estos casos de emergencia. Y ahora sí, con aquel placer matutino se acercó a la chimenea a recoger el periódico, El Profeta. 

Ahora si, tenía todos los elementos necesarios para dejarse caer en el sofa, cruzar una pierna sobre la otra, encenderse el cigarrillo y abrir el periódico. Arrugó la nariz al comprobar que los platos de la cena de la noche anterior seguían allí. Casi serían una novedad, si no fuera porque en general, toda la casa estaba hecha un pequeño desastre. 

No es que vivieran en un lugar insalubre, propio de un cierre por parte de servicios sociales, pero cualquier amante del orden se suicidaría solo con entrar allí. Quizás deberían invitar a Vinny a cenar un par de noches y dejar que sus diferentes manías, sentimiento maternalista y TOC's entraran en juego y dejar que la magia se obrara por si misma. 

También podrían comprarse un elfo doméstico, pero Liam decía que mejor que un elfo doméstico, tenían que comprar una Roomba. Ryan no sabía que raza de bicho era aquella, ni donde se capturaba o compraba una de esas. Fuera cual fuera cualquiera de las posibilidades (Vinny-elfo doméstico-Roomba) comenzaba a plantearse que empezaba a ser una necesidad imperiosa. 

Una larga calada al cigarro, dejandoq ue el humo llenara sus pulmones y comprobó el reloj. Las siete de la mañana y Liam seguiría holganazeando, durmiendo o quien sabe qué. A saber a que hora se iría a dormir la noche anterior. - ¡LIAM! ¡LEVANTA YA! ¡LLEGARÁS TARDE A TU PUTA CLASE DE INADAPTADOS! - Levantó la voz, con un tono que rozaba el gruñido. - Parezco su puto hermano mayor.. Se quejó para él, mientras bajaba la mirada hacia el periódico y comenzaba su lectura ligera matutina, mientras se "desayunaba" el cigarro. 

Hogwarts sigue cerrado. No me extraña que la incompetente e inútil de Mencia se fuera corriendo a seguir ordenes de otro cuando las cosas se complicaron. Diría que debería darle vergüenza, pero teniendo en cuenta quien es... estaría de más. 

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05/06/2020, 20:30
Liam Nathiel

Las siete de la mañana.

Aquella inconfundible forma en la que el bueno de Jimi desgarraba el aire con cada nota de su guitarra sonando en mi despertador me arrancó de aquel sueño que tanto me había costado conciliar la noche anterior.

There must be some kind of way outta here, said the joker to the thief.

Me di la vuelta sobre mi mismo, hasta quedar bocarriba, con los ojos abiertos y esa desazón que casi siempre me acompañaba al despertar.

There´s too much confusion. I can´t get no relief.

No recordaba cuando había sido la última vez que habia conseguido dormir bien. O para ser más exactos, en los últimos seis meses, sólo recordaba haberlo hecho con ella durmiendo a mi lado.

Business men, they drink my wine. Plowman dig my earth.

Ella.

Mi mano humana fue inconscientemente hacia el lado vacío de mi cama y una sonrisa con un deje de tristeza asomó a mis labios. En los últimos meses, después  de aquel fugaz beso en medio del parque, justo cuando pensábamos que nuestro fin estaba a punto de llegar, me había acostumbrado a ella, a su aroma, al ritmo de su respiración al dormir, al calor de su piel mucho más de lo que estaba dispuesto a reconocer.

None were level on the mind, nobody up at his word.

Hacía tiempo que había llegado a la conclusión de que ella no merecía a un medio mierdas como yo. Era un asesino. Había hecho cosas terribles durante todo aquel tiempo, y los fantasmas de todos los cadáveres que había ido dejando a mi paso me atormentaban noche tras noche, llenando mis sueños de pesadillas que solo ella era capaz de calmar.

No reason to get excited, the thief kindly spoke.

Quizás por eso, a pesar de haberle propuesto en uno de mis impulsos que viniera a vivir con Ryan y conmigo había llegado a la conclusión de que era mejor así. Y es que tenía aquella extraña sensación de que mientras los dos mantuviéramos aquella relación clandestina e indefinible, mientras que no pronunciáramos aquellas palabras en voz alta, podría mantener la situación y mis sentimientos bajo control.

There are many here among us who feel that life is but a joke.

Estiré mi brazo metálico en dirección a la mesita de noche, solo para palpar en busca de un paquete de tabaco prácticamente vacío del que saqué un pitillo, llevándomelo a la boca al tiempo que acababa por incorporarme, con un largo suspiro. ¿A quién quería engañar? A mí mismo, por supuesto. Y, por mucho que supiera que la realidad era otra, jamás lo reconocería. No, no iba a joderle la vida más de lo que ya se la había jodido. Merecía una oportunidad, la de aspirar a algo más que a alguien como yo.

But, uh, but you and I, we´ve been through that and this is not our fate

Me incorporé, al tiempo que encendía el cigarrillo, dándole una larga calada. El primer plato del día. Y así, sentado en la cama, me pase la mano humana por la nuca y miré un instante hacia aquella ventana, la que daba a la escalera de incendios, como si fuera a materializarse allí mismo si miraba lo suficiente.

So let us stop talkin´falsely now, the hour´s getting late, hey.

Deje escapar el humo, sacudiendo ligeramente la cabeza, al tiempo que acababa por levantarme, con aire cansado. Apenas había dormido dos, tres horas a lo sumo la noche anterior. Había pasado la noche jugando al Fornite, intentando alejar aquellos fantasmas entre tiros e insultos al resto de jugadores. El juego era una mierda, estaba claro, pero mantenía mi mente lo suficientemente lejos de toda aquella mierda como para ayudarme a seguir manteniendo la cordura.

All along the watchtower, princes kept the view.

Di una nueva calada, mientras me dirigía al espejo, echando un vistazo a las pronunciadas ojeras que habían ido afianzandose en mi rostro desde que volvimos de Bulgaria. Aquellos meses habían sido demasiado tranquilos para mi gusto y, aunque sabía que pasar por aquel suplicio de la academia de Aurores era necesario para alcanzar mi objetivo, la falta de acción estaba comenzando a hacer mella en mi. Aunque me jodiera reconocerlo, Ryan tenía razón: aquello era una puta mierda.

While all the women came and went, barefoor servants too.

Quería volver a ser útil, estar ahí, donde estaba desarrollándose todo. No quería seguir siendo un mero espectador y estaba hasta los cojones de estudios y más estudios. Necesitaba volver a la primera línea, o acabaría por volverme loco. Además, sabía que Rebecca seguía estando ahí afuera y que había mucha gente que aún debía pagar por sus crímenes.  Por suerte, sabía que, incluso cuando todo lo demás fallase, ni Ryan ni yo estaríamos dispuestos a olvidarlo.

Outside in the cold distance, a wild did growl.

Fue precisamente la voz de Ryan la que interrumpió mis pensamientos, en medio de aquella nueva calada, haciendo que dejara escapar una media sonrisa. El puto Ryan. Quién iba a  decir que después de todo el tiempo que pasamos intentando matarnos literalmente el uno al otro, al final acabariamos compartiendo piso y que, contra todo pronóstico, aquella convivencia iba a funcionar. A nuestra manera, eso sí. Dejé escapar el humo y con medio cigarrillo aún humeante y tan solo el pantalón del pijama, me acerqué hasta la puerta, girando el pomo con mi mano humana, dispuesto a recibir el "chaparron" con el que Ryan estaba a punto de darme los buenos días, al más puro estilo Jackson.

Two riders were approaching, and the wind began to howl.

 

 

Notas de juego

1/2

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05/06/2020, 21:00
Liam Nathiel

-Buenos días Ryan. - la puerta de mi habitación se abrió y salí, ataviado aún solamente con un pantalón de pijama de lino azul grisáceo y medio cigarro en mi mano metálica. A juzgar por las ojeras con las que me había levantado, efectivamente, la anterior había sido una larga noche para mí.- ¿Un café? -dije, mientras me dirigía descalzo hacia la cafetera, eligiendo una cápsula de Ristretto, lo único capaz de espabilarme mínimamente a aquella hora.

Mi mirada se cruzó con la cena del día anterior y un "oh, sigue ahí" pasó por mi cabeza. No estaba a favor de los elfos domésticos, y tampoco nos apañábamos tan mal, pero quizás la idea de Ryan de invitar a Vinny a casa y dejar que se desatara la magia no era tan mala, después de todo.  - Tranqui, voy bien de hora. No te estreses papi. - di una calada al cigarro, mientras esperaba a que el café saliera y a que Ryan me saltara a la yugular por llamarlo papi, dejando que el aroma del café se mezclara con el del tabaco saliendo ahora de mis pulmones. Una mezcla que, desde siempre, me había parecido especialmente fascinante. - ¿Hay algo nuevo? - pregunté entonces, refiriéndome claramente a si había algo en las noticias relacionado con toda la mierda en la que nos habíamos visto envueltos en los meses anteriores, dando una nueva calada, apoyado aún en la encimera, con una cara que dejaba claro que no tenia ni puta gana de ir hoy a la academia.

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06/06/2020, 17:17
Ryan Jackson

- Sí, buenos días. - Bajó ligeramente el periódico para seguirlo con la mirada. Si la mitad de tías que se les habían caído las bragas con él lo vieran como lo estaba viendo ahora, se le subían de golpe. Resopló pesadamente, dejando escapar el humo por la nariz sin decir nada, limitándose a seguirlo con la mirada a la espera de que abriera la boca para ladrarle. 

Pero no empezó con mal pie -no podía decirse lo mismo de la mano- - Claro. - Y es que ciertas viejas costumbres no se perdían nunca, como por ejemplo, que le sirvieran. Llámalo malas costumbres o manías del destino, pero uno tenía sus gustos, y desde que terminó Hogwarts y se había emancipado, esta situación tampoco se daba demasiado. - Con mucha leche, y mucho azúcar. - le puntualizó, por si la cagaba como de costumbre. 

Así, volvió a bajar la mirada al periódico para seguir leyendo el periódico cuando Liam soltó aquella frasecita, con la que le hizo bajar el periódico nuevamente y fulminarlo con la mirada -esa misma que solía utilizar para mirar a Hufflepuff, sangre sucia, muggles y demás derivados de la escoria social. - Al final no han abierto Hogwarts. Tu querida y bienamada Vaionali ha salido corriendo del colegio en cuanto le han dado un puesto en el ministerio donde poder utilizar las rodillas, y nadie ha sido lo suficientemente imbécil como para abrir el colegio después del año pasado. Un punto para la inteligencia humana colectiva. Menos un punto para el Ministro, quien podía haber escogido a alguien más guapa y joven para el trabajo que tiene que desempeñar Vaionali. - Escupió las palabras. Esa mujer le cabreaba un montón. 

Por cierto. - Señaló con un cabeceo hacia la mesa. - Te he dejado diez libras ahí... ¿Por que no te vas al cine o a algún lado esta noche y no vuelves hasta que te envíe un mensaje? Hoy es día impar.  - Con aquella última puntualización quería dejarle claro que tenía intención de invitar a Isabella a casa.

Un deporte de riesgo, dicho sea de paso. 

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07/06/2020, 12:34
Liam Nathiel

Dejé mi café, largo, solo, y sin una pizca de azúcar a un lado de la encimera mientras preparaba el segundo café, que parecía ser la completa antítesis del mío. Real como la vida misma.

-Te juro que no sé a qué cojones están jugando. Es como si desde que vinimos de Chaladolandia a todo el mundo se la soplara, pero joder... ¿llegar hasta el punto de ni siquiera abrir Hogwarts? - dije, dando una nueva calada al cigarro, poniendo los ojos en blanco cuando Ryan habló así de Vaiolani, acabando por dejar escapar una irremediable carcajada. ¿Pero cómo podía ser tan animal?-  Lo que me pregunto es como no te ha fichado a ti ya el Ministerio para hacer los discursos oficiales, con la labia y la diplomacia que tienes... - reí, acabando por apagar el cigarrillo en uno de los muchos ceniceros que había distribuidos por toda la casa. - No sé... lo único que se es que estoy hasta los cojones de esto. Me esta consumiendo esta puta espera. - le reconoci, justo antes de dejar su taza de café junto a él, y dejarme caer en una de las sillas, buscando con mi mirada algo más de tabaco, en busca de un nuevo cigarrillo que encender. Un gesto de búsqueda que por supuesto Ryan tendría identificado de sobra.

Sin embargo, cuando me dijo lo de las diez libras, alce una ceja, interrumpiendo mi búsqueda, esbozando una media sonrisa divertida en los labios- ¿Has avisado también a los bomberos, por si la casa sale ardiendo? - bromee con la presencia de Isabella en aquella casa, asintiendo lentamente, mientras daba un sorbo al café-  Hecho.  Pero a cambio te traes un carton de tabaco cuando vuelvas para casa. - le dije, mientras oteaba a su alrededor, en busca de aquel cigarro perdido. El paquete que habia en mi habitacion quedaba lejos, muy lejos ahora mismo. Tanto como el movil que estaba deseando coger tras saber que aquella noche no podría pisar casa hasta bien tarde.

A decir verdad, puede que en mi cabeza estuviera dando forma a mis propios planes, a juzgar por la media sonrisa que habia en mis labios cuando di el siguiente sorbo a la taza de te.

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08/06/2020, 19:40
Director

El sonido de la puerta te molestó mucho más de lo que hubieras imaginado. Nadie había llamado a través de ella desde que te habías instalado allí. Nadie. Ni siquiera Andelin. Tu hermano te había honrado con con su visita un par de ocasiones, en las que no se dignó a llamar ni una sola vez.

La puerta volvió a sonar tres veces. El golpe era seco, firme y sereno. Quien estuviera al otro lado no parecía tener prisa, pero no le gustaba perder el tiempo.

Pasaron unos segundos en los que permaneciste sentada. Te resistías a salir de tus pensamientos.

- ¿Es que vas a tenerme aquí esperando todo el día?

Esa voz era inconfundible. Al otro lado de la puerta estaba Romy Blair.

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08/06/2020, 20:13
Director

Nica no te olvides mi regalo. Y date prisa que llegas tarde!

Llevaba semanas pidiéndote un dispensador automático de comida para gatos. No entendías para qué lo quería, ni por qué no se encargaba él de buscarlo. Pero al final, como siempre pasaba con William, habías acabado aceptando. 

Bip bip bip

No habías terminado de abrocharte los pantalones y recibiste un nuevo mensaje. Cuando Will cogía carrerilla te podía fundir el móvil.

Hoy es el cumpleaños de Andrea. Acuérdate de llevarle otro a ella.

Notas de juego

:)

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09/06/2020, 07:44
Alex Connely

Alex parecía un compañero de piso más. Cuando apareciste, se limitó a dedicarte una sonrisa despistada. Pronto su atención volvió a centrarse en ese cuarto de tostada que seguía en la mesa. No fue hasta que empezaste a comer que sacó un pequeño frasco de su bolsillo.

- Aquí está.

En vuestro laboratorio privado habíais probado con gran cantidad de plantas. Era difícil saber cuál era su efecto, teniendo en cuenta que no teníais forma de probarlo. Pero valía la pena seguir investigando. Os jugabais mucho si Rebecca volvía a aparecer.

- Podré conseguir más si lo necesitamos.

El ático estaba lleno de ligúsico, coclearia y tármica. Todas ellas conocidas por ser utilizadas en los filtros de confusión.

Habíais llegado a la conclusión de que un cerebro confuso y ofuscado iba a ser más difícil de controlar por Rebecca. Habíais probado vuestras pociones en varias ocasiones. En todas ellas habíais terminado tirados en el sofá durante horas mientras os cuidaba una embarazadísma Sarah, que se debatía entre disfrutar de la situación o sentir pena. 

- ¿Te dará tiempo de ir a trabajar? 

Había un gran problema con esas pociones, y es que os neutralizaban. No tenía sentido proteger vuestro cerebro si luego ibais a ser incapaces de luchar. Había que buscar un equilibrio, y estaba resultando de lo más complicado.

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09/06/2020, 12:27
Ryan Jackson

- La gente no está lista para que mi magnetismo animal irrumpa en sus tristes vidas. - Calada de rigor al cigarro. - No todavía. Quizás, cuando sea Ministro de Magia - lo señaló con el cigarro. -  ya te contrataré por el sueldo mínimo, para que moderes mis fantásticos discursos. - bajo el cigarro, y dejando el periódico en el regazo, cogió el café que le tendía. -  Necesitaré alguien que compense mi sotisficación y buenas maneras. - Le dió un sorbo, demasiado caliente por ahora. Así que lo dejó sobre la mesa más cercana, y retomó su lectura superficial del periódico mientras seguía hablando con Liam. 

- ¿Espera? ¿No estás haciendo nada? - centró su mirada en él, con aquel clásico gesto de decepción por la vida ajena que tanto le gustaba. - Puede que fuera demasiado pedirte que hociquearas en tu nuevo colegio. Un poco. - Le dejó caer, mientras le mantenía la mirada hasta que le vio alzar la ceja. 

Por fin, un brillo de inteligencia en el rostro de Liam, este sería un día de celebración. - No será necesario avisarles, siempre y cuando no vengas antes de que te llame. Además, no te preocupes... creo que estos días le toca la regla, lo que lo convierte todo en algo mucho más divertido e impredecible. Y no queda más tabaco, lo gastaste ayer ¿Qué se supone que pasó ayer? - señaló el lugar con la cabeza, estaba todo hecho un desastre -más que de costumbre- 

- Traigo el cartón de tabaco, pero a cambio limpias el comedor. - levantó la mano con el cigarro, o más bien lo poco que quedaba de él. - No es negociable. - le cortó antes de tiempo. Pero cuando le vio sonreír así, frunció ligeramente el ceño, inclinando la cabeza. Ahora es cuando tocaba dar la puntillita final para ver como estaban las cosas. 

- Resuélveme esta duda... ¿Ari es pelirroja natural? - Y para que entendiera, porque a buen entendedor pocas palabras hacen falta, señaló su cuerpo con la mano con la que sujetaba el cigarro, señalando desde el vientres hasta la rodilla, y de la rodilla hasta el vientre. 

La respuesta sería... muy reveladora en todos los sentidos. 

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09/06/2020, 15:03
Sarah Clarks

No habías llegado a contestar cuando se anticipó una malhumorada voz.

- Espero que me hayáis dejado algo de desayuno. 

Sarah estaba muy gorda. Increíblemente gorda. Vosotros, que habíais vivido toda la evolución, podíais notar cómo cada día le era más difícil moverse con esa enorme bulto. La tripa engordaba al mismo ritmo que se le agriaba el carácter. 

- ¿Te quedarás hoy?

La pregunta iba para Alex. Su flexibilidad horaria le había permitido avanzar en vuestras investigaciones mientras tú estabas en el Ministerio. De paso, hacía compañía a Sarah. Era curioso el vínculo que se había formado entre esos dos. 

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09/06/2020, 18:27
Liam Nathiel

Negué lentamente, dando un sorbo a mi taza de café, mientras escuchaba los "maravilloso" planes de futuro que Ryan tenía para mi- Que magnánimo, Ministro Jackson.- bromeé, negando nuevamente, solo para acabar inclinando la cabeza a modo de reverencia- Intentaré estar a la altura de sus expectativas... - exageré, ocultando una sonrisa, la misma que acabó convirtiéndose en un bufido cuando me acusó de no estar haciendo "nada".

-Yo no he dicho eso. - dije, señalándolo con mi dedo metálico, con el ceño ligeramente fruncido- Sabes a lo que me refiero. Joder, parece que estamos metidos en un puto programa de protección de testigos. - me quejé, al tiempo que daba un nuevo sorbo al café,buscando aún el tabaco con la mirada.- En fin... - acabé por resoplar, devolviendole la mirada, alzando aún más la ceja cuando afirmó que Isabella estaba con la regla- Creo que tenemos conceptos diferentes sobre el término "divertido"- dije, imaginándome por un momento como debía ser Isabella en pleno periodo menstrual. Lo que le faltaba encima, tener las hormonas revueltas. Por si no estuviera ya lo suficientemente chalada de serie. Joder, si al final me iba a dar cosilla el pobre Ryan y todo. Era un puto héroe.

-Vaya, que me dan igual vuestros jueguecitos creepies y sanguinolientos, pero no quiero luego goterones en el sofá, que me siento ahí todos los días -le señalé de nuevo, agitando una mano en el aire, con aire distendido y una media sonrisa en los labios. La misma que se borró de un plumazo cuando me confirmó que no había más tabaco y me preguntó por lo que había sucedido la noche anterior.

De repente, algo cruzó mi mente, tan solo durante un instante, ensombreciendo mi semblante. Mis problemas para conciliar el sueño no eran algo que fuera aireando normalmente, ni siquiera entre mis amigos - No podía  dormirme y me conecté un rato para partir un par de caras. Y me encontré con un puto niño rata chino coreano que te juro que si lo llego a tener delante se come el puño hasta el codo. -dije, haciendo el gesto con el puño metálico de golpear el aire, con cierta expresión de mosqueo- Si quieres mañana echamos los dos un rato, cuando no esté la chalada de tu novia, y le amargamos un poco la vida. - le propuse, acabando por apurar la taza de café, notando ese gusanillo en mi estómago que seguía pidiendo algo más de nicotina.

-Venga, trato hecho. Yo recojo, no te preocupes. Pero sigo diciendo que una Roomba nos ahorraría un huevo de trabajo. Piensa en eso, Ryan Jackson - acabé por aceptar, cuando el por su parte acordó comprar tabaco, dandome un par de toquecitos con mis dedos metálicos en la sien. Estaba dispuesto a acabar comprando un cacharro de esos para la casa. Era la clave, a falta de un elfo doméstico, claro.

Y estaba a punto de decirle que iba a prepararme para lagarme a la Academia cuando, de repente, lanzó un dardo mucho más envenenado de lo que Ryan habría imaginado, teniendo en cuenta las circunstancias- Vete a tomar por culo, Jackson. - dije, sencillamente, poniéndome en pie y haciendole la peineta con mi mano humana, casi como un resorte,  dandome la vuelta para dirigirme de nuevo a mi habitación, sin contestar a su pregunta. Desde que Ryan comenzó a oler ligeramente que podía tener cierto interés en Ari, meses atrás,  me había acostumbrado a esquivar sus comentarios mordaces y sus provocaciones con algún comentario ingenioso, pero aquel día no estaba el horno para bollos y una huida, en mi caso, podía considerarse toda una victoria.

Necesitaba uno de esos cigarros que había dejado en mi mesita de noche, y quería recuperar mi móvil para mandar un par de mensajes antes de irme a la ducha y prepararme para salir de alli. Algo me decía que aquel iba a ser un largo día.

 

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11/06/2020, 18:53
Arianna Weasley

Genial- contesta con voz animada, tras tragarse el bocado que se había echado a la boca. - ¿Qué le has puesto a esta tostada? ¡Está buenísima!- añade, deseando que no se le haya ocurrido experimentar con alguna de esas especias de dudoso origen y todavía más dudosos efectos sobre el organismo de un ser humano. No sabía cómo se las apañaba Alex para encontrar todos esos nuevos especímenes y mucho menos para afirmar con rotunda seguridad que no tendría problemas en conseguir más de ser necesario. Pero el cómo en ese momento era lo que menos le preocupaba. Sólo esperaba que no tardasen mucho en obtener resultados de verdad. Tenía que ser antes del parto. Porque el parto iba a sacarles con total certeza de esa inesperada calma en la que se habían visto envueltos. 

Su última pregunta actúa como un resorte, devolviendo a su cabeza los recuerdos de lo que pasó la última vez. Recuerdos sumamente borrosos en los que cobran especial fuerza la risa de Sarah, retumbando por las paredes como un eco en un congosto en las montañas, y la visión de unicornios de múltiples colores y tamaños, con sonrisas escalofriantemente  humanas, cabalgando y volando a su alrededor. Quizás no había sido tan buena idea quedar aquella mañana. Claro que, cuando quedaron, no pensaba que le iban a quedar asuntos tan urgentes de atender en el trabajo. 

Justo cuando abre la boca para responder, llega Sarah. Por toda respuesta a su velada amenaza, le extiende una de las tostadas de su plato. - Hay café recién hecho. - dice, para luego arrepentirse. ¿Debería estar ofreciéndole una bebida con alto contenido de cafeína a una embarazada? ¿Era bueno aquello?

Sí. No te preocupes que se queda a hacerte compañía. - responde por el chico, engullendo el último bocado de su tostada y dirigiéndose hacia Sarah para darle un beso en la mejilla, al que probablemente haga ascos, y coger sus cosas del curro para finalmente acercarse a Alex. - Tienes razón. No me da tiempo. Ayer se nos hizo tarde en la cena... - pone los ojos en blanco, como diciendo "ya te contaré". Menuda nochecita de batallitas históricas le habían dado entre Will y su madre. Estaba segura de que había causado tal efecto soporífero en ella que había sido sin duda la causa de que no pusiese el despertador a la hora adecuada para haber podido aprovechar el tiempo con Alex. - Te lo compensaré. - se excusa con una sonrisa. - Pero si llego tarde hoy, Grey me mata. Mantenme informada, ¿ok?- le pide, desordenándole las rastas antes de dirigirse hacia la puerta, camino al trabajo.

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14/06/2020, 12:14
Alex Connely

Como esperabas, Sarah puso su característica cara de asco cuando recibió tu beso. Aun así, fuiste capaz de ver esa pequeña sonrisa que intentaba esconder. Le habíais salvado la vida, le habíais apoyado durante su embarazo y habíais sido el hombro para llorar (o más bien, gritar y golpear) que tanto necesitaba. Eso era algo que nunca olvidaría. 

Alex se limitó a asentir con la cabeza mientras hablabas, sin dejar de comerse la tostada que tenía en el plato. Todo apuntaba a que temía que Sarah se la quitara. Se dejó tocar la cabeza. Siempre se dejaba cuando el gesto venía de ti.

- Al minuto, ya lo sabes. - te contestó por fin - ¡Pero márchate ya!

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14/06/2020, 12:20
Valentine Grey

No tardaste mucho en llegar. Normalmente aprovechabas para pasear por las calles muggles, disfrutando de sus comportamientos y conversaciones. Pero esa vez recurriste a la desaparición. Era un día importante.

- Weasley, justo a tiempo. 

La voz fuerte pero jovial de Valentine Grey te sobresaltó. Ni siquiera habías terminado de cruzar la puerta del despacho. Estaba deseando que llegaras.

- Ayer tuve una reunión de urgencia con Mcnair y su equipo. - Lo sabías. Le había llegado la convocatoria estando contigo. Pensándolo fríamente, en las últimas semanas te habías convertido en la mano derecha de Grey. Allí donde él estuviera también estabas tú. 

- Nos piden trabajar en el nuevo borrador para la ley mágica de responsabilidad penal del menor. - Su tono de voz cambió. Fue como un escalofrío. Algo te decía que no te iba a gustar lo que estaba a punto de decir - Tenemos que endurecerlo y necesito que tú te encargues de ello.  

Te miró fijamente y se quedó en silencio. Sabías lo que eso significaba. Reino Unido se caracterizaba por su permisividad hacia el menor, amparada en la prohibición a la hora de hacer magia. Como si tener prohibido usar la magia evitara la tentación de cometer cualquier delito. Hasta ahora ese argumento había bastado. Pero con la llegada de Rebecca y su ejército de mini monstruos, todos sabíais que las cosas estaban a punto de cambiar.

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15/06/2020, 11:28
Veronica Stein

Era plenamente consciente que en otra época habría tenido que esforzarme por no poner los ojos en blanco, sin embargo, hoy una diminuta sonrisa se dibujó en mis labios tras leer ambos mensajes.

Te estás ablandando Verónica.

No tenía del todo claro si las palabras eran mías o de Greg, pero tenía que admitir que a William le consentía algunas licencias que de ser otro, ni siquiera me habría planteado. Prueba de ello era que continuaba con vida a pesar de ser la única persona en todo el mundo que me llamaba “Nica”. Es más, por mucho que detestara que la gente utilizara diminutivos conmigo, curiosamente este no me disgustaba del todo. O al menos no me disgustaba que lo hiciera él...

Terminé de abrocharme los pantalones, negros e impecables y regresé hasta la habitación. No era un camino muy largo, pues el apartamento era minúsculo y se componía de lo estrictamente necesario: una cocina-comedor donde tenía el escritorio en el que prácticamente vivía, una habitación donde dormía cuando no me quedaba frita encima del escritorio y un lavabo en el que solo dos contorsionistas podrían lavarse los dientes a la vez. Espartano y sin adornos, continuaba dando la impresión de que solo estaba en ese sitio de paso.

Abrí el armario y escogí una blusa blanca, perfectamente formal y adecuada para la oficina. La americana colgaba del respaldo de una silla esperando, como cada mañana, a que la cogiera al vuelo y saliera corriendo sin acabar de desayunar.

¿Para qué puñetas quería un dispensador automático de comida para gatos? ¡Si William ni siquiera tenía gatos! Hacía días que me había dado por vencida, aunque tenía algunas teorías interesantes que incluían una jaula diminuta y un duende de Gringotts. ¿Sabes qué? No quiero saberlo...

Cogí el paquete apropiadamente envuelto en un papel de regalo de color rosa con motivos de alegres gatitos jugando con ovillos de lana y lo guardé en el bolso, cuyo espacio interior estaba mágicamente hechizado para saltarse todas las leyes de la física. También tenía preparado el regalo de Andrea: Una edición especial del clásico “Rebelión en la granja”, que esperaba que al menos mereciera uno de sus gruñidos especiales de afecto.

Gracias por el recordatorio, serías un gran secretario ;)

Estoy en camino. Por cierto, la tarta es cosa tuya.

Tecleé rápidamente la respuesta. Con el dossier que tenía sobre cada uno de los miembros del ministerio, era imposible que me olvidara de algo como el cumpleaños de Andrea. Claro que eso, William, no tenía porqué saberlo.

Un último vistazo frente al espejo y tras comprobar que seguía siendo la misma Verónica de siempre, me puse la americana, cogí el bolso y salí como una flecha en dirección al ministerio.