Partida Rol por web

- Finite incantatem - las palabras de la profesora surgen milésimas de segundo después de las de Mathew. Esta vez, la lluvia sí que para al instante. - Buen hechizo señor Trial. Algo oxidado, pero lo ha conseguido. Tras sus palabras, pasa su mirada por toda la clase. Todavía no habéis empezado ninguno con la tarea encomendada. - Sería interesante que acabásemos antes que la hora de clase - Sus palabras no son bordes pero sí secas y directas. Es hora de que comencéis.

Se levanta y comienza andar hacia la tercera fila para formar pareja con Sarah. Justo antes de tomar asiento nota unas gotas de agua caer sobre su cabeza y se apresura a meter los periódicos, que llevaba en la mano, en la mochila. Lo último que le apetece es que sus libros acaben chorreando agua. Mira a su alrededor buscando al causante del hechizo y cuando sus ojos se posan en Mathew lo acribilla con la mirada. Podrías haber esperado un poco. Cuando está a punto de decirle que lo pare, la profesora se le adelanta poniendo fin al hechizo.

Arianna saca un pañuelo del bolsillo y tras secar el asiento contiguo al de Sarah se acomoda en él y deja la mochila, bien cerrada, en el suelo. Apoya un codo sobre la mesa y la barbilla sobre la misma mano y mira a su compañera. - ¿Empezamos?- Seguidamente echa un vistazo a la lista. Ya que está todo mojado, creo que lo mejor será empezar también por el Encantamiento atmosférico.

Viendo la larga lista de hechizos, el movimiento de varita de Arianna es demasiado rápido y la nube que empezaba a formarse en el extremo de su varita es rápidamente absorbida de nuevo por la misma. Sin prisa, Ari...que tienes tiempo. Cierra los ojos e intenta encontrar la calma dentro de ella. Susurrando las palabras del hechizo, abre los ojos para encontrarse con que esta vez un par de nubes de tormenta empiezan a formarse ante sus ojos. Sin embargo, todavía no llueve. Venga, un poco más.

Por tercera vez, Arianna intenta hacer el hechizo pero al sacudir la varita ésta choca con el extremo de la mesa y rebota de tal manera que uno de los extremos queda apuntando a Arianna justo en el momento en que un chorro de agua sale de él y la deja empapada. Boquiabierta, separa los brazos del cuerpo dejando que el agua se escurra por las mangas hacia el suelo y durante unas décimas de segundo es incapaz de reaccionar. Cuando se da cuenta de lo ocurrido, el color empieza a asomar en sus mejillas a causa de la vergüenza. Se vuelve hacia la lista e, ignorando al resto de la clase, intenta recordar las palabras del siguiente hechizo.

Mi expresión se vuelve mucho más peligrosa y áspera. ¿Samantha venir a por mí con ganas de cantarme las cuarenta solo porque confisqué, en mis funciones de prefecta, la nota de su amado "señor Malfoy"?

Lo que me faltaba por escuchar.

- No te pre...

Pero la profesora llega cortándome la frase y me quedo a atenderla, viéndola caminar con esa ligera cojera de siempre. Explica lo de los Encantamientos y en cuanto da las instrucciones, aprovecho el momento de revuelo para responderle a Liam.

- No te preocupes. Tengo mucha más clase que ella, sea de la familia que sea. Si viene no pienso entrar en conflicto y si va a los profesores me facilita el acceso, pues tengo que hablar con ellos de los quince puntos que me quitaron injustamente y del incumplimiento de las normas por parte de una prefecta que parece haber olvidado los modales.- Saco la varita y realizo el primer encantamiento después de mirar de reojo cómo el agua hechizada por Mathew cayó sobre la cabeza de Arianna quien le fulmina con la mirada. En otro momento habría hecho un comentario gracioso o le habría echado un ojo cómplice a mi mejor amigo, pero realmente las palabras de Liam me tienen bastante mosqueada. De hecho intento realizar el encantamiento atmosférico y resulta que ni siquiera hay efecto. Suspiro.- ¿Qué clase de cosas malas ha dicho de mí?

Está claro que las apariencias me importan muchísimo con respecto a las demás personas y necesito saber qué ha podido decir la arpía de Samantha sobre mí. Algo que obviamente es mentira.

La profesora pasea por nuestra zona y por ello me intento esforzar para el siguiente encantamiento.

Concéntrate Kate. Piensa... en el lado bueno.

Carraspeo y apunto con la varita.

- Avis.

Nada ocurre de nuevo y empiezo a molestarme también por esto.

Liam está preocupado por ti. Y es...

- ¡Avis!

Consigo que aparezca un pájaro pequeño de colores vivos que sobrevuela la clase y me tranquilizo terminando la frase en mi mente.

...es muy dulce.

Dejo que el pájaro continúe su trayectoria y lo sigo con la mirada, hasta que, dándome pena, debo hacer el finite.

- Finite Incantatem.- digo con voz segura.

El pájaro vuelve a desaparecer y yo miro a Liam, expectante. Siempre elegante y sin perder la compostura.

Mi conversación con Kate se ve interrumpida, de repente por la profesora. Guardo silencio de inmediato, asintiendo, al ver que ella también se calla. Lo cierto es que me siento mucho mejor, más liviano que antes.

Cuando me giro para ver cómo viene la profesora, veo que todos mis compañeros ya están en sus lugares. Aprovecho que Vinny ya no parece ocupada en su conversación con Isaac para dedicarle un guiño, acompañado de una media sonrisa. Uno de esos que dice "Gracias". Lo cierto es que su nota me alegró bastante antes. Después miro a Sarah, sentada al lado de Ari y le sonrío también, como gesto de agradecimiento por haber estado a mi lado prácticamente todo el rato que estuve en la enfermería. Y, cuando voy a buscar a Lucas, veo que está sentado con Mat.

¿Qué hace allí? ¿Por qué no se ha sentado con Kate, ahora que lo pienso?

Tomo nota mental de lo sucedido, adquiriendo una expresión de extrañeza. Y decido que después hablaré con él o con Kate sobre el asunto. La verdad es que resulta de lo más extraño. Sin embargo, cuando voy a seguir saludando, me percato de la cojera de la profesora, y eso me hace fruncir el ceño, y dar un ligero codazo a Kate. Un codazo que me recuerda que tengo ese codo dolorido e hinchado.

-¿Te has fijado en eso...?- me inclino hacia ella para preguntarle y llamo la atención a Kate sobre el detalle de la cojera de la profesora. Seguro que aquello ha sido otro "accidente". Está empezando a haber demasiadas coincidencias y demasiadas ausencias en Hogwarts.

Sin embargo, dejo es tema para luego. No es seguro hablar de eso allí, en medio de la clase. La observo conjurar, en silencio, mientras me habla de Sam. Y no puedo evitar sentir una punzada de orgullo cuando me habla de la clase que tiene.

Por supuesto que tienes más clase que Sam y que medio colegio junto.

La observo, estudiando sus gestos, cruzándome de brazos, con gesto dolorido. Aún tengo la extremidades entumecidas y me cuesta cruzar los brazos. Y, a pesar de las molestias, en mis labios se dibuja una media sonrisa.

-Bueno, yo solo quiero que tengas cuidado. ¿Vale? - le digo, en un susurro, justo cuando su conjuro atmósferico falla -Shhh.. no te irrites... - añado, cuando veo que le están comenzando a fallar los nervios, mirándola con un gesto tranquilizador- Despacio... concéntrate. - le indico, aunque parece que mis palabras siguen sin tener resultado en su segundo y tercer intento. Parece mosqueada, y es posible que eso influya en su conjuro. Es entonces cuando llega su pregunta y cuando mi gesto cambia, a uno más serio. No sé muy bien, como hablarle de aquello- Básicamente... digamos que me dio a entender que eras una zorra. Que siempre estabas con unos y con otros y que tuviera cuidado contigo. Estaba celosa de ti, porque decía que siempre te llevas a los mejores. -le resumo básicamente la conversación del día anterior, obviando el hecho de que todo esto vino a raíz de que Sam me preguntara si sentía algo por Kate.

Me callo, cuando veo cómo la profesora se acerca a nuestra mesa, y observo cómo la expresión de Kate cambia de repente. El primer intento de su Avis no es demasiado bueno pero a la segunda vez, un destello cruza su rostro y allí está aquel pájaro, brillante, con sus coloridas plumas revoloteando por la clase.

-Buen trabajo. Sí señora... -le digo, sonriéndole, ladeando ligeramente la cabeza para mirarla. Está preciosa.

Con ese pensamiento en mi mente y la sonrisa en el rostro, observo como acaba el conjuro, y me dispongo a intentarlo yo ahora, sacando mi varita.

- Bueno, allá voy... - la miro un instante antes de conjurar. Y no sé si es ella, su visión o el feliz pensamiento que ocupa mi mente en estos momentos lo que hace que mi encantamiento sea sencillamente perfecto.  La nube aparece allí, dejando caer una fina lluvia perfectamente estable junto a nosotros. Sonrío ampliamente, al ver que lo he conseguido. Y me dispongo a acabar el conjuro cuando un pensamiento cruza mi mente.

Esto es lo que quieres, Liam. Tienes que hacer algo.

El pensamiento me distrae, y soy incapaz de hacer que el hechizo pare. El agua sigue cayendo, a nuestro lado, y alzo una ceja, descolocado.

-Joder, qué ha pasado... - ahora mismo estoy desconcentrado. Estaba tan seguro de que el agua pararía de inmediato que ver cómo el hechizo sigue surtiendo efecto me descoloca por completo. Ha sido ese pensamiento, esa abrumadora verdad que ha acudido a mi mente, la que me ha desconcertado.

De repente, mi felicidad parece esfumarse de un plumazo. Imagino a June, en la enfermería, y ese pensamiento, lejos de preocuparme esta vez, me hace sentir enjaulado, encadenado. Me preocupa, claro que me preocupa. Y no quiero que le suceda nada... Pero eso no es suficiente para obligarme a seguir queriéndola.

-¡Avis!- pruebo entonces suerte con el siguiente conjuro. Nada, ni pájaro, ni huevo, ni nada. Sencillamente mi varita parece inerte. Como June en aquella camilla.

De repente frunzo el ceño. No quiero seguir con aquello. No puedo seguir con aquello. Ryan tiene razón. Tengo remordimientos. Y si tengo remordimientos es porque ya no hay dudas. Sé lo que tengo que hacer.

-Avis...  - mi conjuro va perdiendo fuerza ante aquel pensamiento. Quizás porque sé cuáles pueden ser las consecuencias de todo aquello y eso es lo que más temo. 

-Avis... -la última vez, pronuncio el conjuro con un susurro apagado y una expresión grave en el rostro. Estoy lo suficientemente desconcentrado como para no dar pie con bola.

Acabo por bajar la varita, mirando a Kate, más serio ahora. No es que esté enfadado o decepcionado. Ni siquiera es porque el conjuro haya fracasado. Mi expresión ahora tiene un único motivo.

He tomado una decisión. Voy a dejar a June.

Cuando Ryan me cogió de la cintura le miré a los ojos, respondí a su pregunta con una leve sonrisa y me encogí de hombros, no estaba ni bien ni mal, aunque seguía algo mareada. Realmente mis mareos y dolores de cabeza iban y venían, lo mismo en un rato acabaría desmayándome. A saber. Parecía que Ryan iba a susurrarme algo cuando entró la profesora. Parecía que tocaba practicar encantamientos, por lo que me levanté y me puse al lado de mi pareja. Empecé a practicar, lo primero era el encantamiento atmosférico. Alcé la varita mientras pronunciaba el hechizo, las primeras dos veces solo unas leves gotas cayeron pero no fue hasta el tercer intento, cuando elevé un poco más la voz, que conseguí el efecto deseado. Las gotas cayeron sobre mi rostro mientras sonreía, adoraba la lluvia, pero no iba a dejar también a Ryan empapado, por lo que un seco finite consiguió que dejase de llover.

Suspiré, aunque las gotas de agua me habían relajado por un leve instante, mi cabeza decidió contraatacar. Alcé la varita, una, dos y tres veces, con la misma palabra en los labios.

- ¡Avis! - pronuncié tres veces con la voz temblorosa. No tenía más oportunidades, solo me quedaba respirar profundamente y volver a ello.

Me centré, respirando lentamente, dejando que mi cabeza se estabilizase un poco más. Miré a los objetos a los que teníamos que encantar. Me acerqué al botón. Esta vez no fue tan difícil, solo en el segundo intento, con un suave toque de varita conseguí hacer crecer el objeto, hasta me entró hambre. Sonreí y me deslicé levemente hasta ponerme delante del barreño de agua, solo alzar la varita y decirlo con voz firme lo logré, ahora el barreño estaba vacío. Miré a Ryan con una sonrisa en el rostro, sabía que estaría orgulloso de mí. Ahora observé la manzana, desde cierta distancia, y lancé el hechizo duro, y "voilà", la manzana se había convertido en piedra. Volví a sonreír, no siempre lograba las cosas a la primera. Vamos, Regina, ya queda menos, cuanto antes termines, antes podrás descansar. 

Quedan tres. Miré la copa de cristal, quizás podría utilizar engorgio con ella ¿Por qué no? Aunque me costó más de lo previsto, una, dos... Apreté los dientes. Vamos... jodida copa de las narices...

- ¡Engorgio! - pronuncié con fuerza.

Reí cuando lo logré. ¡Claro que sí! Venga, dos más... No sabía qué objeto utilizar para el encantamiento irrompible. Apreté los labios. Veamos... dije mientras observaba a mi alrededor. Me encogí de hombros y volví a mirar a la copa de cristal. Pues nada... te lo haré a ti otra vez. Respiré profundamente, dejando que el aire saliese con lentitud de entre mis labios y con un leve gesto firme de mi varita lo logré. A la primera, otra vez. Sonreí para mí misma, sin mirar a Ryan esta vez. A por el último. Cogí la pluma con delicadeza y la posé sobre la mesa. Formulé el hechizo, pero ni siquiera se levantó. Fruncí el ceño y me acerqué algo más a la pluma. No me hagas quedar mal ahora. Cogí aire y finalmente lo hice.

- ¡Wingardum Leviosa¡ - con tono sereno y firme lo pronuncié, mientras observaba y guiaba a la pluma durante su levitación.

Una vez elevé lo suficiente la pluma la bajé suavemente hasta posarla sobre la mesa. Con una sonrisa miré a la profesora, esperando su valoración y me senté, esperando a que los demás terminasen. Sonreí a Ryan. Ánimo, cariño. Le deseaba la mayor suerte del mundo. Posé mi mano sobre mi frente y cerré los ojos un momento, no tenía fiebre pero la cabeza me daba otra oleada de dolor. Me relajé, apoyando mis brazos sobre la mesa mientras observaba a mi pareja practicar los encantamientos.

Capto la mirada hostil de Arianna y miro a la mesa avergonzado. Espero que no me lo tenga muy en cuenta, solo era una broma... Una vez Arianna aparta la mirada y se pone a lo suyo miro a Lucas y contengo la risa. -No se lo ha tomado muy bien.-Bromeo.

Miro a la pizarra. Avis... También complicado, pero si me sale bien puedo disculparme con Arianna... Igual es complicarse demasiado pero... Lo voy a intentar. El mero echo de plantearme la idea que me ha surgido hace que me ruborice y me empiezo a poner nervioso. Quiero separar un pájaro de la manada y enviárselo a Arianna con una nota de disculpa. 

-A...Avis!-Mi voz es apenas inaudible y es más parecido al maullido de un gato que a un conjuro.

Mathew, concentrate! El primer fallo hace que me apresure en intentarlo por segunda vez y no consigo que salga nada de mi varita. -Avis!

Tomo aire otra vez y me concentro al máximo. Último intento. Venga, no es la primera vez que lo haces, el año pasado ya lo conseguiste. La floritura es complicada. La repaso mentalmente antes de intentarlo por tercera y última vez. De tanto concentrarme se me olvida mi intención de separar uno de ellos de la bandada y me armo un lío en el último momento.

-Avís!-Pronuncio, equivocándome hasta en la pronunciación.

La profesora Rouvin interrumpió por primera vez para ella lo que consideraba una conversación importante y no pudo evitar una ligera molestia por ello, algo que pronto se le pasó al ver la cojera de la profesora. Contuvo un gesto de sorpresa. ¿Estaba así esta mañana y no me fije? Intentó hacer memoria de todo el rato que habían estado juntas pero, a decir verdad, no la había visto de pie. ¿Otro "altercado"?

Pronto les puso una lista de tareas con diferentes dificultades y la conversación con Isaac quedó irremediablemente aplazada mientras se arremangaba la túnica y empezaba con los aspavientos de varita. Por desgracia, su estado emocional afectaba a su magia y tras la fachada serena de Berenice se hallaba una profunda ansiedad, lo que hizo que su encantamiento atmosférico echara aguas por todas partes menos por donde debía: ni Isaac ni ella se salvaron de acabar chorreando y, por desgracia, tampoco Jay y Moses.

Cada fracaso en sus intentos no dejaba de confirmar el lúgubre pensamiento que se había ido apoderando de su mente desde que había llegado a Hogwarts: había perdido la concentración. ¿Ella era una buena bruja, por qué no podía aparecer un mísero pájaro como el de Kate? No vales para nada, Vinny, le dijo una voz cargada de desprecio, igual que la de su hermano. Negó con la cabeza a la vez que apretaba los labios con esfuerzo, palideciendo. No, no, no es verdad.

El esfuerzo de luchar contra si misma a la par que se esforzaba por hacer los hechizos sin pronunciar palabra sólo hacía que aumentar la dificultad. Con el encantamiento de crecimiento pudo ver como el botón con el que hacía la prueba se deformaba ante sus dos primeros intentos para aumentar hasta el tamaño de un donut en el último. Pero algo más aliviada por ese pequeño paso adelante dio dos atrás al intentar realizar un finite, así que no le quedó otra que dejarlo a un lado mientras pasaba al siguiente hechizo de la lista.

Sin darse cuenta, se secó la frente perlada de sudor mientras echaba un vistazo a los demás. Lo hacen mejor que yo, se dijo mortificada, en un estado autocrítico al que no estaba acostumbrada, puesto que siempre le salía todo bien. En ese momento, empezó su enfrentamiento personal con el encantamiento desecador y el pequeño cuenco de agua que tenía delante, fallando el primero al meter la punta de la varita en el agua y esta empezar a burbujear y el segundo al volcar la totalidad del cuenco sobre Isaac.

- Lo siento - musitó con sequedad mientras por fin lograba secar el agua de un nuevo cuenco.

Sólo le hicieron falta dos intentos para que la pluma que había cogido entre sus dedos dejara de doblarse al tacto y resonara con un sonido contundente al golpear la mesa. Sólo dos esta vez, se dijo, mírame Andelin, y yo quería demostrarte lo buena bruja que soy, mucho mejor que tú, merecedora del premio anual, estaba llena de desprecio hacia sí misma, distraída como nunca en un dilema interno, como demostró el hecho de que fuera incapaz de devolver a la pluma a su estado anterior.

De nuevo, el hechizo engorgio recayó, por segunda vez, sobre el botón, el cuál aumentó aún más de tamaño a su segundo intento. ¿Es que no puedo hacer nada a la primera? De nuevo, no pudo finalizar el hechizo así que tuvo que dejar un botón del tamaño de una rueda en el suelo.

Asqueada, irritada, evitando la mirada de Isaac por miedo a ver la sorpresa, el desengaño o el fracaso en su mirada, le realizó un hechizo irrompible a su manzana. Para su sorpresa, parecía que había salido bien, pues la pluma endurecida no conseguía penetrar su dura piel. 

¡Por fin, a la primera! Espera, un momento...

De la varita de Mathew salen numerosos pájaros. Pero no son pájaros normales. A todos ellos les falta el pelo y, los que tienen menos suerte, hacen gala de alguna extremidad de menos. Los chillidos que salen de su interior son tan molestos que todos os véis obligados a parar lo que estáis haciendo. Os ponéis a buscar al causante de todo ese estropicio con intención de dedicarle una odiosa mirada cuando, de repente, uno de los pájaros cae en picado en dirección a Arianna. Y al parecer, no tienen intención de parar ni cambiar el rumbo.

Observo a mi alrededor, en silencio, varita en mano estudiando lo que sucede a mi alrededor, hasta que veo la... Aberración contra la naturaleza salir de la varita de Mathew. Y sobre todo, como uno de ellos se lanza a por la pelirroja. Estiro el brazo, con lentitud y elegancia ¡DEPULSO!  Alzo la voz, apuntando al animal con la varita.

Patético. Y patética ella. Los motivos por los cuales había "protegido" a Arianna eran personales. Sin más, me vuelvo hacia Regina, esperando a que comience las prácticas.

Mira el siguiente hechizo de la lista. Avis...buff, ¿para que necesitamos convocar una bandada de aves? No son más que bichos alados que destruyen todo lo que encuentran. Refunfuñando en voz baja, Arianna se dispone a intentar el segundo hechizo.

- Avis- susurra, esperando que al poner poco entusiasmo en la realización del hechizo, sólo aparezca un pájaro. Una bandada acabaría con sus nervios.

Sin embargo, lo único que aparece ante su mesa son plumones grises con aspecto de haber salido de un nido. Suspira y lo intenta de nuevo, esta vez con algo más de fuerza en su voz. - Avis- Una forma con aspecto de pollo desalado se forma ante ella y empieza a correr de lado a lado de la mesa. - Menos mal que no tengo nada sobre la mesa- piensa, aliviada al saber que sus pertenencias están a buen recaudo en su mochila. Haciendo acopio de valor, Arianna agarra al intento de pollo para evitar que se escape y repite el hechizo.

- Avis- Esta vez, al pollo, que sigue en su mano, le salen alas. Dándole un picotazo, escapa de su mano y empieza a correr por la clase.

Llevándose el dedo herido a la boca, Arianna apunta su varita al pollo fugitivo y comienza las palabras del hechizo que detendrá su fracaso anterior- Finite incan...- En ese mismo instante unos sonidos estridentes llenan la sala. Al levantar la mirada en busca del culpable, esperando que eso no sea cosa de su pollo, le da el tiempo justo para ver una forma amorfa precipitándose hacia ella. En un acto reflejo, se cubre el rostro con el brazo, lugar en el que rebota el pájaro de Mathew para caer sobre su túnica. Como impulsada por un resorte, se levanta del asiento sacudiéndose la túnica con las manos en un gesto nervioso, tirando la silla al suelo por la fuerza del impulso y con una expresión de asco en el rostro. Buscando al culpable, sus ojos vuelven a toparse con la cara de Mathew.- Te mato...- susurra, al tiempo que intenta calmarse y recuperarse del susto. Estar rodeada de pájaros amorfos y estridentes no le facilita la labor.

El hechizo de Ryan resulta exitoso y el pájaro sale volando hasta chocar contra una de las paredes de la clase. Tras el golpe cae directamente al suelo. Como si algo les uniese, el resto de pájaros comienzan a volar a mayor velocidad y, poco a poco, van descendiendo de altura hasta que, sin previo aviso, descienden en picado hacia vosotros.

Podría explicárselo algún día. Aunque quizás sea evidente para todos los demás. Lentos. Patéticos. Así aprenderéis quien está por encima. Quien es mejor.

....paletos.

Al ver lo sucedido, giro la varita con elegancia y tranquilidad, y trazo un arco con la varita con intención de afectar a todos los pájaros de forma simultánea. ¡INMOBILUS! Grito, con fuerza. Parece que el haber pasado por la enfermería, lejos de dejarme débil, lo único que ha conseguido ha sido herir a la bestia.

Apreto los dientes, comenzando a cansarme de aquella situación... porque lo siguiente era algo mucho más contundente.

El hechizo de Ryan consigue acabar con la amenaza y los pájaros caen uno por uno al suelo. Salvo en el caso de Arianna y Sarah y Kate y Liam, que tienen la mala suerte de que caen sobre su mesa un par de esas criaturas. Antes de que hagan nada, la profesora Rouvin se encarga de hacerlas desaparecer. - Bien hecho Jackson - concluye tranquilamente. Después, se gira hacia Mathew. Lo hace con una mirada fría que, por suerte, es endulzada por una ligera sonrisa. - Parece que el verano ha hecho estragos en algunos de vosotros. Por suerte, todavía tenemos mucho tiempo para enmendarlo. Continuad con el ejercicio.

Jay miró a su compañero de la clase de encantamientos, el chico de rasgos asiáticos. Parecía como si no hubieran reparado el uno con el otro. Súbitamente la clase estalló en encantamientos realizados por los diversos alumnos y no tardó mucho en llenarse de pájaros que volaban en picado hacia algunos de los alumnos. Fueron dos veces las que el chico de Slytherin salió cual caballero andante a poner fin a tan divertida estampa.

Después de lo estúpido de su actuación aún se permite ir con esos aires...

Levantó su varita y susurró uno de los encantamientos de la lista mientras apuntaba a uno de los pupitres vacios.

-  Wingardium leviosa.

La mesa apenas se movió, Jay sacudió la varita volviendo a intentarlo y esta vez la mesa se levantó hasta llegar al techo del aula. No satisfecho, Jay pronunció otro encantamiento.

- Duro!

El pupitre se volvió de piedra maciza y ésta bajó medio metro en respuesta al cambio de material. Jay sonrió satisfecho, ya llevaba dos encantamientos de la lista encadenados...

Jay levantó la varita una vez más, ésta vez habló, tan sólo pensó en el hechizo y trazó en el aire la forma para conjurarlo.

Encantamiento irrompible

Tal vez fuera la falta de poder escuchar su voz entre tanto jaleo, pero Jay pudo sentir, o mejor dicho, no sintió fluir el encantamiento. Cansado bajó la varita con un golpe susurrando las palabras para finalizar el encantamiento de levitación... El pupitre de piedra bajó la distancia que le quedaba a toda velocidad hasta golpear contra el suelo...

Espero a que el chico nuevo haga los honores. Es poco hablador. Es una virtud que pocos saben apreciar, salvo yo. De mientras, observo al resto de mis compañeros y me percato de la obra de Mat. Algunos pensarán que no ha debido de estudiar lo suficiente en vacaciones. Y es posible. Pero creo que la magia debe ser creativa. Si alguien me escuchara diría que solo digo gilipolleces, pero me repatea no poder versionar "x" conjuro o mejorarlo, todos repitiendo lo mismo una y otra vez.

Trato de alejar mis maravillosos pensamientos echando un vistazo a la lista de conjuros y trato de recrearlos lo mejor posible. Jay ya ha empezado con los suyos y yo empiezo con los que más me gustan.

Asentí a la felicitación de la profesora. Bajé la varita, y me separé de Regina un solo paso, moviendo la mano en su dirección, ofreciéndole que comenzara ella. Cuando veo que tras dos intentos, no lo consigue, me la quedo mirando. Un guiño, apenas perceptible, escapa de mi mascara de insensibilidad para darle ánimos. Y al ver que a la tercera lo consigue, mis labios van formando una sonrisa orgullosa, mientras aplaudo lentamente, felicitándola. Dos o tres palmadas son todo lo que doy. Las gotas de lluvia comienzan a caer. Me gusta la sensación de la lluvia, aunque es algo que jamás se lo confesaría a nadie... a pesar de saber que Regina lo sospecharía ampliamente. Las gotas comenzaron a resbalar por mi rostro, mirándola fijamente, viendo como la lluvia también caía por su cara. Olvide donde estaba por un momento, y fue el finalizar de su conjuro, lo que me devolvió a la realidad. Estaba disfrutando de esto...  Le confieso, en un susurro, cuando finaliza el conjuro.

¡Encantamiento Atmosférico! Alzo la voz, y alzo la varita, volviendo a producir el mismo efecto, de esa fina lluvia cayendo sobre nosotros dos. La escena, acaba por arrancarme una sonrisa, al recordar que fue precisamente bajo la lluvia cuando le pedí salir. ...Finite Incantatem. Digo, volviendo a alzar la varita, cuando el agua comienza a calar.

Me crucé de brazos mientras Regina intentaba convocar a los pájaros. No comprendía que fallaba de su conjuro, pero no conseguí que le salieran. No estaba dispuesto a que se quedara sin espectáculo, y señale a un lado. ¡Avis!  Pero el gesto me arranco una mueca de dolor. Alguna herida había vuelto a abrirse, podía notar la sangre empapando la venda. Cogí aire, llenando mis pulmones, y a pesar del dolor, repetí el gesto. ¡Avis!  Esta vez sí, apareció una bandada de pájaros que comenzaron a revolotear, piolando. Los favoritos de mi novia. Fui a hacer desaparecer* los animales, cuando me replantee dejarlos estar un rato.

Ver como Regina conseguía sus objetivos me arranco una sonrisa orgullosa. Seguía sus movimientos con la misma curiosidad que un padre observa a su hijo, vigilando que no tenga ningún accidente, vigilando que no sufra y aprenda cuanto debe hacer. Soy yo ahora quien mueve su varita, golpeando con la punta de esta la manzana. Encantamiento de crecimiento. Pronuncio lentamente, y la manzana aumenta de tamaño.

Vuelvo la vista hacia el siguiente objeto, el barreño. Desecador. Digo, con seguridad, y no sé si es por haberme dejado una palabra, o porque la varita toca el agua, que nada sucede. Maldición Encantamiento Desecador. Repito, y esta vez, si, el agua del barreño, desaparece. A pesar del primer intento fallido, no estaba llevando un mal recuento de hechizos. Aun me quedaban cuatro. Las heridas me dolían, los gestos, sobre todo los iniciales, habían sido demasiado bruscos y podía notar los vendajes tirarme y presionarme bajo la túnica.

Duro. Pronuncie con tranquilidad, mientras pasaba la varita sobre el botón, y le daba un golpecito final, convirtiéndolo en piedra al instante. Demasiado fácil. Pensé para mí mismo, mientras negaba con la cabeza. Decidí darle una vuelta de tuerca, y apunte al botón, ahora convertido en piedra. Engorgio. Nada sucedió. Maldición. Me confié. Alzo el mentón, cogiendo aire, y lanzando un suspiro, apuntando con la varita una vez más al objeto. ¡Engorgio! Dije, con mas energía, haciéndolo crecer de tamaño.

Tome la copa, seguro de mi mismo, y lancé la copa al aire. Como si se tratara de un duelo, tome la posición de duelo, y gire sobre mí mismo, como aquel gesto que había hecho cuando estaba combatiendo con Liam horas atrás. Apunte con la varita a la copa antes de que tocara al suelo, y alce la voz ¡Irrompible! La copa se estrello contra el suelo... pero reboto, sin romperse. Éxito, por supuesto.

Wingardium leviosa. Apunto a la copa en el suelo, pero no se eleva. Lo que si se eleva es mi ceja, ante la sorpresa de que nada ha sucedido. Ah, claro. Es Leviooosa. Como decía Regina en segundo curso... Windardium leviooosa. Esta vez, mas exagerado, si consigue elevar la copa hasta mi mano, recogiéndola, y dejándola sobre la mesa.

Algo hizo que me mirara la mano con la que manejaba la varita, y vi un pequeño hilo de sangre que colgaba de mi mano, y amenazaba con gotear en el suelo. Rápidamente me lleve la mano contraria a la manga, limpiándome mientras miraba a mi alrededor, con disimulo. Alguna herida se habría abierto con algún mal gesto, y no me apetecía volver a la enfermería. Era, simplemente, una herida. Nada a lo que Ryan Jackson no pudiera sobreponerse.

Observé a Regina, y le ayude a sentarse en su silla cuando acabe. Estaba preocupado por ella, y llegue a ponerme de cuclillas a su lado, posando la mano en su rodilla, sin decirle nada.

Miro alrededor horrorizado por lo que sale de mi varita. Soy incapaz de reaccionar, de mi boca solo sale un quejido solo audible por Lucas. Observo horrorizado el pájaro que había intentado desviar hacia Arianna. Va hacia ella... Pero no como había planeado. Dejo la varita en la mesa y me llevo las dos manos a la boca. Tierra trágame.

Cuando Arianna se gira veo la furia en su mirada y sus palabras hacen que me sienta aún peor si cabe. Intento articular palabra pero de mi boca no sale nada inteligible. Es entonces cuando los pájaros que he creado van en picado contra nosotros. Lo que faltaba. No soy capaz de reaccionar a tiempo. He dejado la barita en la mesa y no me da tiempo ni a hacer el amago de cogerla pero por suerte mis pequeñas creaciones paran de golpe y caen al suelo... casi todas. Veo a Ryan con la barita en algo. Tenía que ser él. Gracias a mí ha quedado como un héroe.

Miro con cara de cordero degollado a Erika Rouvin, esperándome el peor de los castigos. Cuando sonríe y nos anima a proseguir doy un suspiro de alivio y decido tomarme un tiempo antes de proseguir. Si es que así no se puede... Espero que Kate entienda ahora porque no quería ponerme en primera fila. Tengo demasiadas cosas en que pensar como para ponerme a pensar en pajaritos.

Los demás siguen con sus tareas así que yo también decido probar suerte haciendo las florituras para el encantamiento de crecimiento. A la primera, mi botón crece considerablemente de tamaño. Una sonrisa se dibuja en mi cara. Esto ya está mejor.

Paso al siguiente más animado. Cojo el barreño con agua y doy un golpe seco tras hacer una floritura. El barreño queda seco al instante. Esto ya es otra cosa!

Me giro a Lucas. -Bueno, parece que al final solo es cuestión de práctica.