Partida Rol por web

El viaje comenzó bien, la zona era boscosa y había sombra. En algunas zonas se oía el río pasar. Aprovechando la sombra, Kane indicó a Noah que nada de paradas hasta que empezase a oscurecer. El bosque era peligroso, de día y de noche. Bandidos, apaches y animales salvajes. Si lograban llegar a la linde del mismo, estarían más seguros... o quizás no.

La zona boscosa comenzó a quedar a un lado y al otro se podía ver la orilla del río a lo lejos. Demasiado alejado de vuestro camino para desviaros a descansar a su lado, más aún sin paradas de por medio. Curtis le indicó a Noah donde debía parar y al llegar el hombre detuvo la diligencia.

No había fuente de agua natural cerca. Los árboles ya escaseaban y el sol se ponía sobre ellos. Pero aún habían suficientes horas de luz como para poder continuar la marcha al menos durante una hora más, dejandoos seguramente en medio del desierto, puesto eso era lo que se abría a vuestro frente.

Cuando pararon, Marvin se echó el sombrero hacia atrás y le dio unos golpecitos a Ojomuerto en el cuello. Escupió tabaco y contempló el desierto que se extendía ante ellos a la luz del atardecer.

— Bueno... hacemos un pequeño descanso y continuamos hasta que se nos eche la noche encima, ¿no? El bosque me da mala espina, y además así ya habremos cruzado un tramo del desierto para mañana... — no se había olvidado del recorrido con Santana. Qué maldito calor habían pasado. Y además así llegarán antes al fuerte. Eso significaba estar más cerca de la niñata de las narices y, lo más importante, su jugoso premio.

- ¿Estás seguro de que prefieres descansar en medio del desierto, Marvin? Allí hace más frío por las noches, estamos más expuestos, puesto que no hay nada donde protegernos y una hoguera llamará la atención. Animales salvajes hay en todos lados y los salteadores... - Sonreí. - Si no nos han atacado ya, dudo que lo hagan aquí.

» No saben cuantos somos realmente, las cortinas iban echadas. Podríamos ser seis pasajeros como uno solo. En el desierto harán las cuentas mejor. Pero si quieres adelantarte... no te lo impediré. Yo prefiero que los caballos descansen bien esta noche, pues mañana pasarán calor. Ya sabes que siguiendo el camino se llega al fuerte y que allí está la asquerosa e impertinente hija de Reeves. - Acaricié el rostro de Emma, que seguía recostada sobre mí y con un suave gesto, la indiqué que era hora de levantarse.

Cuando se incorporó me fui a levantar y sentí como me dolía el hombro. Fue solo un segundo, pero lo justo para que me quejase. Rápidamente miré a Jesse para que no dijese nada. No quería preocupar a Emma por una tontería cuando ella estaba peor que yo. Simplemente la postura y no moverlo durante horas y mi vago intento por hacerlo al olvidar que estaba herido me la habían jugado.

- ¿Cómo estás Jesse? ¿Puedes levantarte sola? - Sabía que me diría que sí. - Te toca revisión médica en cuanto nos instalemos. - Le indiqué a la joven para luego mirar a Emma, colocándome delante de ella. - ¿Cómo estás? ¿Te duele? Por aquí suele crecer una planta cuya raiz machacada ayuda a curar cosas como la tuya. Te ayudaré a bajar para que te encargues de tu preciosa yegua y le preguntaré a Noah si la conoce para buscarla junto a él. Esto de no reconocer las plantas salvo cuando están ya convertidas en polvo o viendo sus raices... - Me lamenté. - En cuanto demos con ella, le pediré a Noah que la machaque y te cambiaré el vendaje después de aplicarte el ungüento.

Ayudé a descender a Emma con cuidado de la diligencia y besé sus labios con cariño antes de dejarla ir. Era una lástima que ambos estuviésemos así de heridos, porque no la hubiese dejado escapar esta noche ni las venideras. Mi cabeza tenía un precio y quería ser feliz y vivir lo máximo a su lado antes de que alguien me encontrase y me entregase al sheriff.

Observé a aquella hermosa mujer mientras mimaba a su yegua antes de girarme y buscar a Noah, que ya estaba con los caballos. - En cuanto termines y nos establezcamos, necesito que me ayudes a buscar una planta. Más bien tu buscarás la planta y yo iré a tu lado para conocerla. - Le informé al hombre. - Voy a recoger algo de leña mientras te encargas de ellos.

Noah lo tenía claro. Para él las palabras de Kane eran ley. Le había salvado de convertirse en una de esas cosas, había logrado que Jesse se fuese recuperando. Aún se la notaba débil, pero mejoraba deprisa. Si él decía que acampaban allí, así sería. Por eso no tardó en hacerse cargo de los caballos. Tras soltar a Lucas y a Caspar, los dos únicos de los que se fiaba, cogió a los otros dos y los ató a un árbol a cada uno. Aún había hierba que podían pastar en el lugar y pronto se encargó de suministrarles agua.

Cada poco tiempo miraba hacia la diligencia, esperando a que Jesse saliese y se uniese a cuidar a Lucas y estar un rato juntos, pero quien se unió a él fue Curtis tras responder a Marvin y dejar a Emma con su montura a solas. - Sí, por supuesto. - Respondió a la petición del doctor en cuanto a aquello de buscar la planta. - Sólo dígame cual es y si la conozco no tardaremos en dar con ella, si esta es la zona correcta. - Le indicó con una amable sonrisa.

- Pero antes, quisiera dejar a los caballos limpios y en condiciones para que mañana se encuentren mejor. Ya sabe... limpiarles los cascos, un cepillado... quizás deberías hacerte cargo del frisón. Así irá cogiendo confianza contigo y cuando tengas que montarle no serás un desconocido para él. Con suerte te dirá hasta su nombre. - Bromeó el charlatán.

Su mirada se posó en Emma. - Parece que está mejor... o eso o aguanta muy bien el dolor. - Dijo recordando aquel disparo que hizo por pura chulería delante suya al caminante descerebrado que había sido un indio antaño. - Espero que sea lo primero. Ahora que se recupera Jesse, tener dos heridos no es bueno. - Dijo refiriéndose tanto a Kane como a Emma. - Y menos si uno de ellos es el doctor.

En ese momento puso en la mano de Kane un cepillo. - Creo que podemos hablar mientras se encarga del frisón. Así tardaremos menos en ir a buscar la planta.

Marvin se quedó pensativo. Por mucho que quisiera encontrar ya a la niñata, tenía en alta estima su sucio pellejo. Meterse él solo en el desierto con esas cosas muertas que podían estar rondando en la oscuridad... Era posible que se despertara con uno de esos mierdas mordisqueándole un pie, en el mejor de los casos. No, no iría el solo ni loco.

Miró a Kane. Si estaba con esos depravados que se habían emparejado con una facilidad pasmosa era por puro interés e instinto de supervivencia. Algo que Marvin tenía especialmente desarrollado, y el motivo por el que él seguía vivo y los estúpidos de Dan y Kezia no.

Suspiró con una mueca de fastidio.

— Está bien, señor Kane. Si todos los demás están de acuerdo, acamparemos aquí... — escupió tabaco. Por supuesto que estarían de acuerdo... — Por mucho que quiera terminar con este asunto y cobrar lo mío, no tengo intención de separarme de vosotros y andar solo por ahí. No con esas cosas muertas pululando... — echó un vistazo al cabestrillo de Kane — Además, está claro que necesitáis a alguien que sepa andar con el caballo y manejar un rifle como Dios manda. — dijo con una sonrisa fanfarrona. — Alguien como yo — añadió, por si no había quedado claro.

¡En fin! Mejor estar juntos. Más seguro para todos, ¿eh?  Acampamos aquí entonces, ¿no? — añadió dando por hecho que acamparían, y se bajó del caballo para desengancharle las pesadas alforjas y darle un poco de beber.

Estaba claro que todos se iban a quedar allí, dijese lo que dijese Marvin. De alguna manera, Kane se había convertido el líder de aquel variopinto grupo y ahora Rata debía tragar con ello. Jesse salió cuando Noah y Curtis hablaban y se acercó a Lucas.

En ese momento intervino Marvin y Jesse sonrió ante sus palabras como buen jinete y tirador que decía ser. - Cuidado con lo que dices, vaquero. No he sobrevivido tantos años siendo la ayudante del sheriff precisamente por saber disparar y montar.

- Y con una carabina, con el largo alcance que tiene, te aseguro que soy capaz de derribar a más cosas de esas que tú. Aun estando cansada como estoy. - Dijo con cierto aire de chulería. - Si es que queda alguna.

Tras esas palabras miró a Kane. Quizás él lo supiese, pues a fin de cuentas, parecía saber más de lo que les decía a todos y que estaba empezando a volverse como Emma, bastante callado y reservado.

Jesse sabía que él no era así, no al menos el hombre que conoció años atrás. Pero quizás la pérdida de su familia, sus siguientes acciones, como matar al hijo de Reeves y pasarse tantos años ocultándose de todo y todos, le hicieron cambiar.

La mujer necesitaba hablar con él y saber que seguía siendo el mismo. Al menos su buena fe para ayudar a los demás seguía ahí, lo demostró cuando quiso curar a Vincent y su confianza hacia ella también, al no intentar escapar y salvarla de nuevo.

- Solo tiene que volver a adaptarse. - Pensó Jesse. - Como yo con Noah, solo debo hacerme a él y todo vendrá solo...

En silencio, cogió un cepillo y se encargó de Lucas, quien relinchó agradecido por los cuidados de su dueña, quien le había tenido abandonado un tiempo a causa de su estado de salud.

- Ya Lucas ya... - Susurró al caballo cuando este no cesaba con sus golpes cariñosos con su cabeza sobre la de Jesse. - ... o me acabarás tirando... - Le dijo divertida y sus ojos se clavaron en Noah durante unos segundos.

En su mirada habían muchas dudas, muchas preguntas sin respuesta y muchos sueños e ilusiones que no sabía si podría cumplir con él. Solo el tiempo lo diría y sin William cerca, Noah podría llegar a ser el hombre de su vida.

Si es que no acababa marchado antes cansado de esperar.

- Luego veré que tal está. Pero me he dado cuenta de que necesita su espacio al igual que yo necesito el mío de vez en cuando. - Le respondí a Noah en cuanto a Emma se refería. - Y a Jesse la veré luego también. Que esté tan animada es buen síntoma. - Claro que no le había dicho a ella ni a nadie que llevaba un calmante en la infusión, para que su corazón no se pasase y no sufriese otra recaída. Ese era uno de los motivos por los cuales la joven podía dormir tanto sin problemas.

En ese momento Jesse se unió a nosotros en silencio. Justo a tiempo para responder a Marvin. - Esa es mi chica. - Dije con una sonrisa a Jesse para luego cogerla de la cintura y atraerla hacia mí y besarla en la sien con una amplia sonrisa en mi rostro. Verla bien me animaba a pesar de que saber como iba Emma no tanto.

Luego me centré el en frisón. Cuanto más le miraba, mejor caballo me parecía. - Ha tomado la decisión correcta. Además, las guardias se harán mejor cuantos más seamos. Y parando tan pronto, quien esté cansado puede ponerse a dormir antes.

» Que yo tenga un brazo inmovilizado no es problema. No uso rifle. Prefiero la pistola. - Dije aludiendo a mi lesión. - Y espero que al menos de aquí a que encontremos a la maldita pu.. hija de Reeves, no tengamos más percances. - Guardé silencio antes de seguir hablando.

- Yo tengo que cumplir con una cosa más que me pidió el chamán a parte de acabar con la maldición en aquellos que la tuviesen... debo eliminar también su fuente. - En ese momento miré a Jesse. - Y tú sabes donde está su origen, Jess. - Guardé silencio de nuevo, observando la reacción de los presentes. - Tranquila. No tienes que acordarte de eso ahora... pero sí cuando cumpla mi palabra y tengáis a la chica con vosotros. - Comencé a cepillar el pelo del frisón, que parecía estar agradecido por ello y no dejaba de olfatearme.

- Pero ya lo hablaremos más adelante. Tiempo tenemos. Estamos a casi un día de camino al fuerte... y yo os acompañaré parte del camino a Tombstone, pero creo que es más que evidente que no iré a la ciudad. - Miré a Marvin con esas palabras, dejando claro que no iba entregarme ni a dejar que me entregasen. - Pero hablemos de cosas más importantes, las guardias. Somos cuatro. Emma tiene que descansar del tirón si quiere recuperarse pronto. ¿Las hacemos por parejas? ¿De uno en uno y confiamos en que quien esté despierto no se duerma?

Avanzar a través de los bosques resultó agradable, dejando atrás el desierto y transmitiendo la idea de que por fin estábamos en la última etapa del camino. Todos sabíamos que aquellas zonas eran peligrosas, puesto que podían esconder a hombres detrás de cualquier lugar y encontrarnos con problemas,

Cuando llegamos a los lindes del desierto, nos detuvimos a considerar nuestras opciones. Marvin prefería seguir y detenernos en mitad del desierto, pero para Kane, era mejor aprovechar aquel lugar, en donde todavía teníamos cierta protección.

Todo era posible, ser atacados ahora o después, pero el frío del desierto y la visibilidad del fuego, eran dos elementos negativos a tener en cuenta. Empecé a bajar de la diligencia con cuidado, toqué el hombro de Marvin, señalé al desierto y negué con el dedo índice.

Me di cuenta del gesto de dolor de Kane e instintivamente me acerqué a él con preocupación. Él se acercó también a mí y me preguntó por mis dolores. Éramos una extraña pareja, ambos heridos en nuestro interior y también en el exterior, y eso me hizo adoptar un gesto de cariño poco habitual para mí.

Asentí con la cabeza para indicarle que estaba bien y dejé que me ayudase a terminar de bajar, rodeándole con mis brazos y le di un beso en los labios, antes de permitir que siguiese hablando.

Una vez abajo, atendí a Hantaywee. Sin silla, parecía otra; la acaricié y acicalé un poco; le di una manzana que aún llevaba, y me aseguré que bebía un poco de mis manos, usando el agua de la cantimplora.

Me dolía, así que procuraba hacer movimientos lentos y cuidados, pero lamentaba mi caída y las consecuencias que había tenido para mí. No poder hacerlo sin problemas suponía que quizás podía poner en peligro a los demás… a Kane, algo que sabía no iba a permitir.

Ya había tomado mi decisión y él era una prioridad, no yo. Pero aún no habíamos llegado a eso. De momento, haría caso de sus recomendaciones, pero si llegaba el momento… dispararía y cabalgaría lo que fuese necesario para protegerle.

Cuando acabé, me acerqué a él y lo abracé. Necesitaba sentir sus brazos y el calor de su cariño, algo que no había tenido jamás y que sabía podía perder en cualquier momento, no porque él se alejase, sino porque el destino me lo arrebatase.

No había terminado de realizar aquella última pregunta, cuando sentí como unos brazos tomaban posesión de mi cuerpo. Miré a su dueña y no podía ser otra que mi Emma. Sonreí abiertamente a la mujer y dejé caer el cepillo al suelo para abrazarla con mi único brazo útil en aquel momento.

Acaricié su espalda con suavidad dejando que nuestros cuerpos se fundiesen en uno solo y cerré mis ojos sintiendo como mi corazón se aceleraba al tenerla tan cerca y oler su piel entremezclada con los olores de las plantas secas que llevábamos en la diligencia. Mi mano ascendió y buscó su barbilla para que me mirase a los ojos. «¿Tanto me has añorado en este rato?» Le pregunté en silencio.

Quizás aquello era lo más hermoso que había entre ambos, que éramos capaces de entendernos incluso sin mediar palabra. Y antes de que me respondiese, besé sus labios con dulzura, para volver a abrazarla y mantenerla pegada a mí todo el tiempo que pudiera. A fin de cuentas, no sabía si saldría de esta. Estábamos muy cerca de Tombstone, pronto del fuerte y allí tendrían carteles de "Se Busca" con mi cara en ellos.

Entre las patrullas de los soldados y las del sheriff, iba a estar complicada la cosa para mí. Pero no quería que esa preocupación se reflejase en mi rostro. No porque ella sabía leerla al igual que era capaz de leer mis labios. Labios que no querían dejar de besarla. - Tengo que acabar con el frisón para luego buscar con Noah una planta cuya raíz aliviará parte de tu lesión. - Dije al fin sin separarme de su abrazo, puesto que realmente no quería hacerlo.

- Puedes encender un fuego mientras que Marvin y Jesse recogen algo de leña. - Acaricié el rostro de aquella hermosa mujer que me había robado el corazón y sentía que también el alma. - Se que quieres ayudar más, pero no puedes hacer esfuerzos. No solo te lo dice el médico, sino el hombre que te quiere y que no quiere que te pase nada malo. Cuanto más caso me hagas, antes te recuperarás. - Mi mano se deslizó por su cuello, el cual acaricié con suavidad, mientras que mi dedo pulgar acariciaba su mentón.

«Me va a resultar difícil, tenerte tan cerca y no poder pasar de caricias y besos. Pero te regalaré todas las que pueda hasta que te recuperes.» - Volví a decirla sin articular palabra alguna, solo vocalizando para ella y volviéndola a sonreír. Pero mi cuerpo ansiaba más y volví a abrazarla y la mantuve pegada a mí en silencio. Esa noche sería igual. No iba a separarme de su cuerpo hasta el amanecer. Simplemente es que no podía hacerlo.

Una carcajada que más parecía un rebuzno brotó de la garganta de Marvin. Se echó el sombrero para atrás y miró a Jesse divertido, como si tratara con una niña pequeña.

— ¡JA JA! ¿Eso cree? ¡Vaya, señorita Jesse, parece muy segura de su puntería! Vaya... — dijo rascándose la cabeza — ¡Debimos haber apostado algo a eso esta mañana, a ver quien liquidaba más de esas cosas! Habría sido una buena forma de medirnos, ¿eh? Aunque por supuesto yo habría ganado la apuesta... — dijo con una sonrisa de superioridad.

Marvin se giró cuando Emma le tocó el hombro y le dijo que no con el dedo.

— De acuerdo, de acuerdo... Nada de desierto por la noche... — Marvin no se atrevía a contrariar en absoluto a esa mujer. De ningún modo. Cerca de Kane Emma parecía más tranquila, pero aún no se fiaba del todo. Se giró entonces hacia Jesse de nuevo. Jesse sí le caía bien. Al menos no le daba miedo, y hacía un café cojonudo. — En fin, Jesse, acompáñeme a recoger leña. ¿Sabe? La retaría ahora mismo a disparar a alguna botella vacía o algo. Pero supongo que tenemos que esperar. Sería de idiotas hacer algo así... — se puso a recordar, mientras emprendía el camino — ¿Le he contado la historia de la apuesta que hizo mi primo con Burt 'el Feo'? Resulta que se puso a disparar a unas botellas jugándose nada menos que cien dólares, ¡cien dolares! Pero los idiotas no se dieron cuenta de que se habían metido en la propiedad del viejo Joe. El caso es que mi primo iba ganando, pero Joe salió con la escopeta y, bueno, no terminó bien la apuesta. Estuvieron sacándoles perdigones del trasero una semana, y creo que alguno le debieron dejar, porque todavía le molesta al sentarse. ¡Je je je...! ¡Hay que tener cuidado dónde se hacen estas apuestas!

Y dicho eso, se puso a mirar el suelo a ver si había algún tronco medianamente gordo que pudiera aprovechar y algunas ramas secas.

- No es crea, lo afirmo. Me apostaría mi vida en ello. - Dijo la joven con seguridad. - Y sí, seguramente hubieses ganado la apuesta por la posición ventajosa que tenías, no por otra cosa.

- Pero nada puede compararse a la distancia y efectividad de una carabina con la de un rifle. Y menos aún con mi carabina. - Miró a Kane y le sonrió. A fin de cuentas, fue un regalo suyo. - El alcance es mayor que el de un rifle.

Sonrió a Marvin. - Y mi puntería es excelente. Los tumbaría antes de que llegasen al alcance de su arma. No lo olvide nunca. Así que borre esa sonrisa, porque lo tendrá todo perdido como apostemos. - Y le guiñó un ojo a Marvin.

Curtis los mandó a ir a recoger leña juntos. Quizás se estaba cansando de escucharles decir chorradas o más bien a Marvin, pues sabía de sobra como se las gastaba Jesse con un arma. Antes de seguir al hombre, la joven cogió un hacha de la diligencia.

- No vamos a estar cogiendo palitos todo el rato. - Dijo a Marvin para luego girarse y mirar a Noah antes de comenzar la búsqueda. Por dentro sentía que no quería separarse de aquel hombre. Estaba cómoda y segura a su lado. Lo que necesitaba.

- De muy idiotas. - Respondió a Rata. - Solo me quedan doce balas en la carabina. Así que no las pienso malgastar por una apuesta. Cuando estemos en igualadad de munición hablaremos. - Le replicó enseguida.

Con Marvin daba igual responder sí o no a si había contado una historia. Él lo hacía de todas maneras. Pero esta no la repitió. - Pues como hacerla aquí y atraer a todo lo indeseable a nuestro alrededor. - Respondió avisapada la mujer.

De pronto Jesse guardó silencio y señaló con el dedo hacia el frente. - Allí- Habían tenido suerte. Un árbol había caído al suelo y a juzgar por el estado de sus ramas llevaba semanas o meses muerto.

- Cortemos las ramas más gruesas y largas que podamos y llevémoslas al campamento. Luego las haremos más pequeñas allí. - Dijo tendiéndole el hacha a Marvin. - Lo siento... yo no puedo hacer esfuerzos... - Le indicó con una sonrisa.

— Vaya, sabe usted mucho de armas de fuego, ¿eh? — respondió conforme se acercaban al tronco caído — No es muy común eso en, ya sabe, una mujer. — dijo bajando la voz un poco — Y desde luego esa carabina Sharps que lleva usted es buen material, sí señora. Podría volarle el melón a alguien desprevenido a una buena distancia si se tiene buen ojo... Pero al final un Winchester es un Winchester. — se encogió de hombros. — Lo veo más práctico...

Miró el hacha que le ofrecía y la cogió sin dudar. Siempre era un buen momento para demostrar su poderío masculino.

— Algún día, cuando terminemos con esto, tendríamos que hacer esa apuesta. A igualdad de armas, ¿eh? Ya veríamos quien ganaba... — se desabotonó la camisa y arremangó. — Apártese, señorita Jesse. No sea que le salte alguna astilla... — le dijo como si fuera una cría enclenque y se dispuso a dar los hachazos, apretando los músculos de los brazos y metiendo bien la barriga para demostrar lo fuerte que era.

Después de unos cuantos hachazos utilizando su fuerza varonil hizo una parada para descansar. Se secó el sudor de la frente y, echando un vistazo previo hacia donde estaba la diligencia y especialmente Noah, comentó a Jesse en voz baja:

 — Señorita Jesse, ¿sabe? Venía yo pensando... Tenga usted cuidado con Noah. No digo que sea mal tipo, pero es perro viejo y, bueno, según dice era un estafador. He visto muchas cosas y usted me cae bien, por eso le digo... Vaya despacio y asegúrese antes de que se lleve un mal rato, ya que está delicada de salud... no se si me entiende...

Lo cierto era que los demás de aquel grupo le daban un poco igual, pero Jesse le parecía tan inocente y tonta que despertaba en él cierta compasión. Además sabía un montón de armas y de hacer café, y eso agradaba a Marvin. Y Noah, sí, tal vez parecía enamorado, pero él sabía que la cabra siempre tiraba al monte. Lo sabía bien, sí... Tanto que se preguntó fugazmente si las prostitutas de Tombstone lo recibirían igual cuando volviera a verlas con los bolsillos llenos de dinero. Y el pensamiento le hizo sonreír antes de volver a la tarea de cortar leña.

- Fui esa hija que unos padres nunca querrían tener. Me gustaba correr, subir a los árboles, usar armas de fuego. Odiaba los vestidos e ir a misa. Recibía palizas a diario tratando así de que mi conducta cambiase. - Le dijo a Marvin.

- Mi padre parecía estar convencido que si me golpeaba lo suficientemente fuerte, me volvería una señorita, me casaría con alguien adinerado y sacaría a la familia de la miseria. Pero gané yo... - Le explicó a Marvin.

- No tenía amigos, ni hermanos. Nadie quería juntarse conmigo en el pueblo, hasta que llegó Kane con su mujer. Una india. Nunca había visto una antes. Tenía curiosidad. - Continuó contando al hombre mientras este cortaba las ramas.

- Así que, como era mejor que mi padre cazando, salía todas las mañanas y una de ellas paré en la casa de los Kane. Curtis me pilló mirando por la ventana y... me invitó a pasar, me presentó a su mujer y... fueron mi familia.

- Mi padre seguía dándome palizas, pero ya no me importaba. A Curtis le decía que me había caído de algún sitio...  como no paraba y todos los días les llevaba una pieza de caza. Vi crecer a sus hijos... y los vi morir, junto a su mujer. - Los ojos de la joven se empañaron de lágrimas.

- Y sabía disparar, tenía la carabina que me había regalado Kane en mis manos y no fui capaz de hacer nada... solo correr lejos y llorar. Me perdí en el bosque y llegué al oscurecer a mi casa. Mi padre me dio tal paliza que estuve tres días en cama sin poderme mover. Kane lo es todo para mí ahora. Mi hermano, mi amigo... mi salvador.

Guardó silencio y dejó a Marvin hacer su trabajo. Luego este se detuvo y miró al grupo para susurrarle a Jesse sobre Noah. - Más despacio no puedo ir. - Susurró lamentándose por ello. - Mi corazón pertenece a Will.

Sus ojos se clavaron en Noah. - Y dudo que nadie me quiera más que Noah. Will me dijo que me quería... me desfloró y me dejó tirada. Noah no tenía que quedarse y aquí sigue, cuidando de mí. Si pudiese, créeme que iría más deprisa con él. Se lo merece por como se está portando conmigo.

- Y estaré bien en unos días, siempre que no me pase haciendo esfuerzos ni aparezca de nuevo alguien a joderme de nuevo. Tengo suerte de tenerles... - Añadió mirando a los tres. - Y tú elegiste mal, pero aún puedes ganar.

Marvin dejó de dar hachazos y observó a la mujer de pelo estropajoso y mirada triste.

— Vaya... — dijo quitándose el sombrero y rascándose la coronilla — Qué historia más triste la suya, señorita Jesse. Aunque no lo crea la entiendo, ¿sabe? Es duro criarse en una casa miserable... — dijo Marvin, súbitamente enternecido y perdiendo su mirada en el infinito, recordando. Él lo sabía bien, siendo como había sido su propia madre una fulana barata y habiendo visto tantos hombres entrar y salir de su casa que era imposible llevar la cuenta. Con esa historia que le contaba Jesse medio entendía que la pobre chiquilla estuviera hecha un lío y como una regadera. Carraspeó y recuperó la compostura. Así era la vida y había cosas que era mejor no recordar, por lo que se centró en algo que la muchacha le había dicho y que había llamado su atención.

— ¿Estuvo allí cuando murió la familia de Kane? Vaya, ¿y qué diablos fue lo que ocurrió? — le preguntó antes de volver a la tarea de cortar leña — A estas alturas ya se que no fue Kane, y que le pusieron precio a su cabeza injustamente, pero no entiendo por qué. No es la primera vez que oigo que alguien acaba achicharrado en un incendio, y los que sobreviven no acaban por ahí ajusticiados, bastante tienen... — hizo una mueca y volvió a descargar el hacha.

Bueno, tal vez me equivocara con el negro y la gitana... Ya sabe, nos metimos en esto por el dinero, y me parecieron bastante centrados en eso... — dijo encogiéndose de hombros. Por supuesto, aún era su principal motivación, pero pasar tiempo con ese grupo de idiotas sensiblones hacía que en ocasiones perdiera un poco el norte — Pero está claro que se les fue la cabeza, yo soy mucho más listo que lo que eran esos dos juntos. Pero bueno, en cualquier caso, tenga usted cuidado señorita Jesse. Conoce a Noah de muy pocos días... hace falta tiempo para conocer a alguien. O eso creo...

Noah miraba con cierto recelo a Jesse y Marvin, cuando les vio parados frente a algo y hablando con normalidad. Más aún, cuando vio que ambos miraban hacia el grupo. Se volvió hacia Emma y Curtis. - ¿Creéis que Marvin podría hacer que ella... ? - No se atrevió a terminar la pregunta, al sentir el pinchazo en el corazón que le hizo comprender que un sí le rompería por dentro. - Se les ve tan cómodos hablando solos que...

Celos. Eso era lo que tenían. Te volvían paranóico y más aún cuando la persona que amabas no estaba contigo porque amaba a otro. Él se estaba esforzando en que ella estuviese bien, se curase, se recuperase y ahora tenía miedo de que ella empezase a encontrarse mejor y optase irse con otro que no fuese él.

Noah bajó la mirada al tener aquellos pensamientos y suspiró. - Vamos Caspar. Te repasaré los cascos y te dejaré pastar tranquilo. - Le dijo a su caballo, quizás tratando así de evitar que Curtis y Emma le respondiesen lo que no quería oír. No sabía como había perdido la cabeza por ella de aquella manera. Fue como si la mujer llevase un ariete y tirase abajo las puertas de su corazón para quedarse en él cómodamente.

Volvió a mirar nervioso a Marvin y Jesse y por su cabeza se le pasó que en ese momento ambos se besarían y tuvo que esforzarse por controlar sus emociones dentro de sí mismo. Le invadió una sensación de rabia y de impotencia que no era capaz de despejar. Apretó los puños y de golpe una lágrima surgió en uno de sus ojos. - Vaya, Caspar, si tenías algo en la herradura. - Dijo llevándose la mano a la cara. - Y creo que ahora la tengo yo en el ojo... si me disculpáis, voy a lavarme... - Añadió nervioso y se acercó a la parte trasera de la diligencia y cogió un odre con agua para limpiarse las lágrimas que no pudo contener al quedarse de espaldas a Emma y Kane.

Cuando fue a cerrar el tapón, descubrió que sus manos temblaban y volvió a mirar a Jesse y Marvin por última vez. Regresó junto a Emma y Curtis.  - ¿No tenías que buscar una planta? Creo que será mejor hacerlo ahora. Los caballos pueden ir descansando y esperar. Así podrás ocuparte de Emma antes.

No quería ponerme empalagosa, pero la verdad es que nunca antes había estado enamorada y eso me hacía estar, sobre todo cuando me encontraba cerca de Kane, llena de inseguridades y deseos que hasta entonces, no me habían preocupado. Era como si de repente, solo con él pudiera sentirme completa.

Podía ser un espejismo, igual que el de los desiertos, y acabar desapareciendo, pero me resistía por primera vez en mi vida a pensar de aquella manera y me obligaba, una y otra vez, a ser optimista.

¡Quién lo diría!

Sin separarse de mí, empezó a decirme todo lo que debía hacer, a lo que yo respondía mirándole con ojos lastimosos, puesto que no me apetecía alejarme de su lado. Al insistirme para que me cuidara, asentí con la cabeza y decidí no discutir más. Él también sufría y no podía ponerle las cosas más difíciles. Sabía que estaba arriesgándose por una promesa, y lo mismo que le convertía en el hombre que amaba, podía perfectamente destruirle. 

Pero jamás se me ocurriría cambiarle.

Deslicé el dedo índice por su nariz, como si se tratara de un juego infantil, le di un beso y a continuación, me separé de él para ir a encender el fuego.

Al ver que Jesse y Marvin se dirigían hacia un árbol caído, decidí dejarles y marchar en otra dirección. Parecían estar hablando con bastante fluidez, por lo que supuse que aunque no pudiese oír, ellos se sentirían incómodos con mi presencia. Había pequeñas ramas en una zona algo más alejada del campamento, así que me decidí a ir por ellas, y conseguir una buena base para la hoguera. 

Vi también como Noah se volvía hacia Curtis y entendí su gesto sin necesidad de leer sus labios. Era un hombre que sufría por algo que no podía controlar ni decidir, puesto que ya había mostrado sus cartas y ahora solo dependía de Jesse. Al mirarle directamente a los ojos, entendí a la perfección las emociones que pasaban por su cabeza. Así que a pesar de estar algo alejada en aquellos momentos, me acerqué a él, solté la leña, le abracé y le di un beso en la mejilla.

No podía hacer mucho más. 

Después, me retiré de nuevo a seguir buscando leña, lamentáado de que Jesse quisiera al hombre equivocado.

- No te angusties Noah. Ella está tranquila y a gusto contigo. Eres su mejor medicina contra Will, pero necesita saber que es una persona y que no la van a rechazar por ser como es. Cuando la conocí, esa era su cruz. En el pueblo nadie quería nada con ella y se que tenía problemas en casa con sus padres, aunque nunca quiso contarme nada al respecto. Por eso, en cuanto la tratamos como a una persona más y quizás nos volcamos un poco más ella, puesto que ni mi mujer ni yo éramos bien vistos en Tombstone al ser ella una india, creamos nuestra propia familia, donde ella se convirtió en nuestra yázhí hádí, nuestra hermana pequeña. - Dijo Kane a Noah tratando de calmarle un poco al respecto cuando el hombre regresó de quitarse aquellas lágrimas de los ojos.

- Ella buscará tu abrazo y protección cuando la necesite, no la de Marvin. - En ese momento Emma se acercó a Noah y le besó en la mejilla tras abrazarle. Golpeé el hombro de Emma. - ¿Te vas con otro delante mía? - Bromeé, sabiendo que ella había debido de leer sus labios o sentir algo en aquel momento. No sabía bien como funcionaban los sordo-mudos, solo que desarrollaban capacidades que los demás no teníamos, como leer los labios, los gestos, los rostros y para mí que hasta sabían leer el alma. - Y si no, mirá... ya me has levantado la novia. - Continué con la broma.

Lo cierto era que no sabía lo que éramos, salvo dos almas perdidas que parecían haberse encontrado en el que quizás era el peor momento para ambos, puesto que quizás no saliesen de vida con esta. Sobre todo yo, quien tenía puesto precio a mi cabeza y acercarme a ese fuerte era casi como ahorcarme yo solo.

- Sí, busquemos la planta. - Luego miró a Emma. - Y no hagas muchos esfuerzos o todo lo que he hecho hasta ahora no habrá servido para nada. - Le dijo a la mujer antes de besar sus labios. - La raíz ayudará a curarte antes si esta noche descansas del tirón... ya lo verás. - Lo que quería decir que nada de guardias para ella.

Y con esas palabras me retiré con Noah en busca de la planta. - La llaman garra del diablo y suele estar más en el desierto, pero en zonas donde escasea el agua y empieza a faltar suelen ser frecuentes. La trajeron los esclavos en su ropa y ahora crece por casi todo el desierto...

Noah miró a Kane agradecido por las palabras que le había dedicado, aunque seguía sintiendo celos por ver a Jesse con Marvin, empezaba a entender muchas cosas. Lo que no se esperaba era el abrazo de Emma ni aquel beso en la mejilla. Eso le dejó descolocado y no se atrevió a abrazarla por si acaso recibía un puñetazo por parte de Kane.

Cuando este bromeó con Emma, Noah se puso colorado de golpe. - Yo... no es mi intención... no debí afeitarme... - Dijo nervioso pensando por un momento que había habido un cambio por algo. Pero el gesto de Curtis enseguida le delató como que era una broma y Noah respiró más tranquilo.

Dejó los aparejos que tenía en sus manos en el suelo cuando Curtis le dijo que buscasen la planta. - Gracias Emma. Supongo que las palabras de Curtis y tu gesto era lo que necesitaba. - Miró de nuevo a Jesse. - Ahora solo la necesito a ella. - Tensó su mandíbula sabiendo que su corazón pertenecía a otro hombre y escuchó el nombre de la planta que decía Kane.

- Sí, la conozco. Es verdaderamente desagradable. No me sorprende que se haya extendido tan rápido con esas semillas como garras que se sujetan en cualquier sitio. Vamos, en cuanto encuentre una, te mostraré cual es. Y si te parece bien, podríamos acercarnos al río... si hay algún sauce sus propiedades antinflamatorias podrían ayudar también... - Dijo Noah mientras se alejaban y comenzaba a buscar la dichosa planta.

- Parece que por aquí no hay... sigamos mirando...

- Reeves. - Pronunció Jesse cargada de ira en aquel momento. - Su maldito y malcriado hijo. Odiaba a los indios, pero deseaba a la mujer de Kane. Así que no podía robársela porque estaban profudamente enamorados.

- Tampoco podía salir con ella aún matando a Curtis, puesto que en su familia estaría mal visto y él mismo odiaba a los indios de una manera exagerada. Así que solo tuvo una salida para aquello.

Jesse miró al frente y comenzó a relatar todo como si estuviese allí de nuevo. Y es que en su mente así era. - Ató a Nasha a la cama y a Kane y a sus hijos pequeños frente a ella para que lo viesen todo.

- Cuando llegué yo, él estaba sobre ella. No se si solo lo hizo una vez o si aquello duró más. Oía a los niños llorar y a Curtis gritar y me quedé helada. Nunca había disparado a algo que no fuese un animal y para comer.

- John se bajó de la cama al terminar y disparó a Nasha. No vi bien donde, pero sí vi como le volaba la cabeza al pequeño Curtis y como se reía.

- Y huí... oí un segundo disparo acompañado de un grito más de desesperación de Curtis... y me oculté en el bosque. No escuché más disparos y poco tiempo después vi el humo en su granja.

- No se si dio a Kane por muerto o si quiso quemarle vivo... yo no pude volver por allí y creí que había perdido a mi familia hasta que el mismo Curtis regresó a Tomstone y le voló la tapa de los sesos a John Reeves...

- Pero por aquel entonces ya se decía que él mismo había matado a su familia, puesto que no encontraron su cuerpo en la granja y pusieron precio a su cabeza. - Los ojos de Jesse estaban vidriosos y se llevó la mano al corazón.

- Si no te importa, voy a sentarme un momento. - Dijo casi dejándose caer. Luego cogió su cantimplora y bebió un buen trago de la misma. - Aún me duele recordarlo. Por Nasha, por sus hijos, pero sobre todo por Curtis y por no haberles ayudado cuando me necesitaron.

Apenas me había separado de Noah cuando noté un golpe en el hombro y vi a Kane sonriéndome y bromeando con que me hubiese ido con otro. Le devolví al sonrisa y lo abracé a él, además de darle un buen beso para que no tuviese dudas al respecto. 

Jamás habría nadie más que él, y ambos lo sabíamos.

Habíamos recorrido demasiado camino solos como para perdernos ahora que nos habíamos encontrado, por no decir que lo que necesitaba estaba justo delante de mí y en ningún otro lugar. De no haberme dolido las costillas como me dolían, me habría asegurado que aquella noche fuese especial, porque en la situación en la que estábamos, bien podía ser la última, pero me obligué a ser comedida... por el momento.

A continuación, asentí para dar a entender que intentaría encontrar la planta. Quizás entre todos, lográsemos hallarla. Así que me puse a ello, junto con los demás.

No quería descansar ni esperar, pero sabía que algunas veces, era nuestro cuerpo quien llevaba las riendas, ya fuese para bien... o para mal.

Solo después de un rato, me pareció encontrar la planta en cuestión, así que me volví para llamar la atención de Noah y Kane y empecé a recoger toda la que pude.