Partida Rol por web

En ese momento se escuchó un disparo al aire.

- ¡No se acerquen más o abriremos fuego en nombre del ejército! - Gritó alguien detrás de una roca. - ¡No tenemos nada salvo las armas y no vamos a entregarlas! ¡Y por si dudan! ¡Mi compañero ya está apuntando a uno de ustedes a la cabeza! ¡Así que dejénos en paz!

Y se hizo el silencio, esperando respuestas.

- ¡Somos amigos! - Dijo Will alzando las manos. - ¡No nos han mordido! ¡No estamos contagiados! - Anunció sin avanzar un solo centímetro más. - ¡Nos iremos! ¡No nos interesa robaros nada! - Exclamó. - ¡Buscamos a una persona, una joven de apellido Reeves! ¿Saben si sigue con vida?

Realmente no necesitaba ayuda de esos soldados. Tampoco le importaba una mierda en esos momentos la chica Reeves, él sólo quería reunir las provisiones suficientes como para poder salir de ahí e iniciar una nueva vida lejos de Tombstone, aunque si por el camino podía salvar a la joven, tampoco iba a dejarla tirada. Si no llegaba una respuesta por parte de aquellos soldados, seguirían el plan que había trazado, seguir volando cabezas de muertos vivos hasta que no quedara uno solo caminando.

Marvin agachó la cabeza ante el disparo y se preparó para soltar una sarta de insultos a esos dos palurdos hijos de mil perras sarnosas, pero cuando Will habló con las manos en alto cerró la boca y le imitó, asintiendo mucho.

Era una suerte tener de amigo a Will. Con eso de que había llevado una estrella en el pecho tenía cabeza para hablarle a la gente, y no había que desaprovecharlo.​​​​​

Se hizo el silencio durante un rato. Al menos ya teníais claro que no era el grupo de Jesse.

- ¡La señorita Reeves está bien! ¡Y si son amigos ya pueden irse en paz! - Replicó el hombre. - ¡Y sí! ¡Ya conocemos esas palabras! ¡La mitad de ellos tampoco habían sido moridos! - Estaba claro a quienes se refería.

- ¡Así que si ya sabe que son y ya que "no les han mordido" ni se acerquen! ¡Esa es la última frase que ahora mismo me gusta oír! ¡Ya tienen sus respuestas! ¡Espero que cumplan con su palabra! Si es que la tienen. - Murmuró para sí, algo que por la distancia no oísteis ninguno.

- ¡No nos acercamos y enseguida partiremos de aquí! - Desveló tratando de serenar el ambiente. - ¡No hay de que preocuparse, pero...! - Hizo una breve pausa. - ¡Antes de eso una última pregunta! ¿Dónde está ella? ¿Dónde está la señorita Reeves? 

Esperaba ansioso.la respuesta. Sólo esperaba dos cosas. Que no siguieran disparando y que la respuesta no fuera que la joven estaba con ellos. Básicamente porque no quería intercambiar balas con soldados y Rata quería la recompensa a toda costa.

— Vaya unos gilipollas, de verdad. — susurró molesto a Will el negociador, manteniendo las manos en alto — Qué bien hablas, Will, joder. Sólo falta que te hagan caso, los muy mierdas. A ver qué responden, los cagarrutas. Oye, ¿deberíamos decirles que hemos sido contratados por el señor Reeves para devolver a la niñata?

De nuevo tardaron en responder.*

- ¡La señorita Reeves está a salvo y de camino a Tombstone! ¡No son los únicos que han visto el cartel con la recompensa! ¡Ya tienen sus respuestas! ¡Y por si no lo recuerdan, atacar a militares es un acto de traición y les convertirá en criminales! ¡Así que déjennos en paz de una vez!

- ¡No tenemos intención alguna de atacar a miembros del ejército! - Exclamó sinceramente William. - ¡Yo mismo soy el ayudante del sheriff de Tombstone! - Dijo en voz alta. - ¡Soy William Rivers! ¿Van a necesitar nuestra ayuda? - Le preguntó. 

Aquello podía ser el detonante de una reacción inesperada y es que si aquellos soldados habían saqueado la caja fuerte del fuerte, como querían hacer ellos mismos o querían cobrar la recompensa por la señorita Reeves, la respuesta podía venir en forma de plomo. No obstante, aquello era como jugar al póker y aunque William no era un gran jugador, creía tener una buena mano.

- ¡El padre de la señorita Reeves nos envió en su busca! - Desveló finalmente. - ¿Dónde esta ella? ¡Sólo queremos comprobar que está bien!

— Pero serán subnormales... — seguía rezongando Marvin — ¿Y a dónde vais a ir, criaturas, sin caballos y por medio del desierto? Van a matar a la muchacha, Will. La van a matar. Y te digo, ya a estas alturas no me importaría ya repartir la recompensa con los dos tontacos esos. Más vale pájaro en mano que patada en los cojones. — le dio unos toques repetidamente en el brazo a Will. — Díselo Will, díselo. Dile que hay que ayudarnos y que les escoltaremos, que entre todos mejor y bla bla bla. Así no tendremos que matarles. — lo que obviamente no dejaba de ser un riesgo para su preciado pellejo.

Algo brilló durante un momento detrás de las rocas, mientras solo había silencio.

- ¡El padre de la señorita Reeves envió a todo el que viese el cartél en su búsqueda! ¡Como dije está bien y de camino a Tombstone! ¡Y lo siento! ¡No les creemos! ¡No llevan ninguna estrella en sus pechos, así que no hay "ayudante del sheriff"! ¡Ahora sí, lo mejor será que se marchen y nos dejen en paz! ¡Ya tienen sus respuestas y nosotros las nuestras! ¡No vamos a confiar en nadie que nos miente tan descaradamente!

Y de golpe se alzó la voz de una mujer. - ¡O sea que, no voy a ir con unos tipos tan sucios y feos ¿saben?! ¡Ellos me han cuidado y protegido como si fuesen mi papá! ¡Si se acercan, yo misma les disaparé ¿Saben? ¿No?! - Exclamó la mujer que sin duda era a quien Marvin quería. - ¡O sea que estoy armada y soy peligrosa, ¿saben?!

Tres frases, tres y a alguno ya os chirrió su forma de hablar. Al final Kane iba a tener razón con ella y no os mintió en nada como creíais.

- Acabo de conocerla y ya no la soporto. - Murmuró Will. - Creo que deberíamos seguir acabando con los podridos éstos y ver que podemos saquear. ¿Qué os parece? - Les preguntó el ex ayudante del sheriff. 

Y es que ciertamente no quería enfrentarse a los soldados del fuerte. La joven parecía agusto con ellos y no quería cambiar de salvadores. Llegado el momento, si mataban a los soldados por llevarse consigo a la joven Reeves y ella lo contaba, que lo haría, no cobrarían la recompensa. Es más, le darían una buena razón al sheriff para colgarlos en la plaza. 

Marvin soltó el bufido más largo de toda la semana. Tanto recorrido, buscado y marrones comidos para que vengan dos mindundis y se lleven su recompensa, así, tal cual, delante de sus narices.

— Demonios, Will, tú que eres de aquí. ¿Qué tiene el agua de esta zona? ¡Todo el mundo es idiota! — se masajeó las sienes. Ya le había empezado a dar dolor de cabeza la voz chillona de la niñaja. Volvió a suspirar largamente. — Maldición, visto lo visto, creo que es lo mejor. Supongo que no podemos matarlos a los tres... ¿no? — miró a Will interrogante, como si fuera una posibilidad. Oh, ¿por el cadáver de Irma no les darían alguna recompensa? No especificaron nada...

Sacudió la cabeza, negando sus pensamientos. No podían llevarle un cuerpo tiroteado. Además, en ese momento estaban en clara desventaja y estar vivo era más valioso. Pero adiós recompensa, adiós Destilerías Marvin. Apretó las riendas con fuerza. Estaba de muy mala leche.

— Ah, joder. Venga, démonos la vuelta y que les den por culo. Qué pérdida de tiempo, coño. Soldados payasos... — empezó a girarse lentamente mientras comenzaba una retahíla de insultos por lo bajo. Esperaba que al menos los malditos soldados hubieran dejado algo de valor ahí dentro.

- Será lo mejor... - Dijo resignado, aunque al fin y al cabo, para él era lo mejor que les podía haber sucedido.

No tenía ningunas ganas de volver a Tombstone y mucho menos de aguantar a otra loca en su viaje. Si el señor Reeves, que para él no era más que otro bastardo con dinero, recuperaba a su hija bien, si no lo lograba... no era su jodido problema. Con poder llevarse algo del fuerte para iniciar una nueva vida lejos de aquella ciudad de locos y no volver a ver a Jesse, se conformaba.

Azuzó las riendas de Zorro y volvió a la zona donde habían estado masacrando a los muertos vivos. Con un poco de suerte les bastarían las balas para acabar con todos ellos y una vez pudieran entrar en el fuerte, podrían recargar sus armas o incluso conseguir unas mejores. 

- Vamos a por esos podridos. - Les dijo a sus dos fieles amigos.

- ¿En serio? ¿Nos vamos así? ¿Sin más? Yo no os entiendo. Sabemos lo que vale esa mujer y sabemos lo que hay ahí dentro... lo que no sabemos es... - Santana miró hacia los soldados, pero los de verdad, los que llevaban a la mujer.

- ¡Un par de preguntas antes de que os vayáis! ¡¿Qué tal se paga en el ejército?! ¡¿Merece la pena apuntarse?! ¡Yo estoy limpio y ellos también aunque no lo parezca y alguna vez me he planteado entrar pero lo de las pagas! - Y matar a mis hermanos...

- ¡No le mentiré! ¡No como hacen ustedes! ¡Nos deben tres meses de paga! ¡Y con la vía del tren averiada subirá! ¡Aunque tal y como está el fuerte... tenemos suerte de contarlo! - Exclamó el hombre sin dilación. - ¡Al menos si hemos tenido comida y agua hasta ahora! ¡Pero no se lo recomendaría! ¡Al menos no en un lugar tan apartado como este! ¡Llevamos meses sin ir a Tombstone a divertirnos! ¡Ya me entienden! ¡Y más suerte aún hemos tenido con poder llevar a la señorita Reeves con su padre! ¡Si es que nos dejan irnos ya!

Y ahí estaba el motivo por el cual los soldados llevaban tiempo sin pasar por los burdeles de la ciudad, porque no tenían dinero para gastar en putas y bebida. Un nuevo destello salió de las rocas, sin duda u os seguían apuntando o usaban el catalejo con vosotros o quizás ambas cosas.

Marvin se detuvo enfadado.

— Claro que se lo que vale esa niñata, ¿pero qué propones, mejicano? No las tenemos todas con nosotros, por si no te has dado cuenta. ¿Y te vas a hacer soldado ahora? — escupió al suelo mientras miraba otra vez el brillito de lo huevos entre las rocas.

Molesto sacó su propio catalejo y se puso a mirar en dirección a sus interlocutores para verlos bien a los tres y sus armas. Pero sobretodo lo que quería era quedarse con sus caras para rajarlos algún día en algún callejón oscuro. Quién era putero moría putero, eso era así.

- ¿Qué pretendes Santana? - Le preguntó a su amigo. - Si pisamos Tombstone somos carne de cañón. Nos colgará el pirado del sheriff. Me he cansado de la gente de esa ciudad maldita. - Ciertamente Will no tenía ningunas ganas de volver a casa. 

Que el soldado les hubiera dicho que llevaban meses sin cobrar, podía querer decir que no había ningún tipo de oro en la caja fuerte del fuerte y puede que tampoco demasiada comida. No obstante, no eran bienvenidos en Tombstone, los soldados no parecían querer saber nada de ellos y la señorita Reeves parecía un ser totalmente insoportable. Lo que realmente le preocupaba había sido el hecho de que no había salido con provisiones de la ciudad y eso, a la postre estaba siendo un lastre para él. Primero dependía de Jesse para comer y ahora de Santana, por lo que tendría que hacer lo que el mejicano quisiera. Eso o convertirse en un nuevo parásito, en esta ocasión de Marvin, si es que éste decidía abandonar a la señorita Reeves, quien parecía muy bien cuidada por esos soldados y seguir con el plan de matar a cuantos más muertos vivos mejor.

- ¿Tú que dices, Levine? - Le preguntó a la Rata. - ¿Qué quieres hacer?

- No idiota. - Le respondió a Marvin. - ¿Hacerme soldado y madrugar y solo poder estar con mujeres cuando me diesen permiso? Y lo peor, matar a los míos. Sólo quería saber lo que había dentro del fuerte... si merece la pena gastar la munición con esa basura andante o no. Y se ve que está más vacío que nuestros bolsillos.

El mexicano suspiró, jodido por la situación. - Lo que está claro, es que se lo llevan todo ellos. - Dijo señalando con la cabeza a los hombres. - Y ya sé lo que dijo el sheriff, Will, pero yo no he dicho nada de ir a Tombstone. De verdad, no sé que es lo que me habéis escuchado decir... al menos ello si me entendieron. - Se quejó el hombre sin saber que hacer en aquel momento y a la espera de que los demás pensasen algo.

- ¿Qué es lo que propones entonces, Santana? - Le preguntó Will. - ¿Quieres convertirte en un forajido de verdad? Porque hasta ahora creo que ni tú ni yo hemos hecho nada contrario a la ley, aunque el sheriff nos la tenga jurada. Pero si atacamos a esos soldados... - Negó con la cabeza. - Salvar a la chica, ¿para qué? ¿Para llevarla a Tombstone y que nos fusilen? - Resopló. - Explícate porque no te entiendo.