Partida Rol por web

En la frontera noroeste del Imperio, Arkham comandaba al ejército doragoniano contra el flanco oeste de la Horda. Aquella batalla daba comienzo oficialmente a la guerra contra el invasor. Fue una batalla cruenta, a campo abierto, al viejo estilo. Un choque directo entre combatientes, la mayoría de ellos a pie.

Los doragonianos cumplieron con su palabra y presionaron a la columna de orcos con fuerza y con precisión. La batalla duró un día entero, y fue una masacre. A pesar del arrojo de los guerreros de Doragon, la ferocidad de los orcos, que atacaban como bárbaros sedientos de sangre, y su gran número, fueron finalmente los que decidieron el sino de la batalla. El ejército de Doragon fue barrido del campo de batalla, y el propio Arkham estuvo a punto de sucumbir, aunque por suerte pudo retirarse en el último momento junto a un pequeño contingente, los únicos supervivientes de aquella batalla maldita. La guerra no empezaba bien para las naciones civilizadas del Mar Interior.

En el otro extremo, en el flanco este de la Horda, los ejércitos de Animalia habían asediado una fortaleza que la Horda había ocupado recientemente. La batalla fue igualmente cruenta, aunque en este caso los orcos fueron lo bastante inteligentes como para no abandonar la seguridad de sus muros.

A pesar de los esfuerzos de los animalios, pronto quedó claro que la batalla estaba bloqueada en tablas. Cada nuevo intento de asedio era rechazado por los orcos. Se habían causado bajas en ambos bandos, aunque nada significativo. Aquel asedio podía durar semanas, meses incluso...

El ultimátum de Khazalid Ungol a los países del Mar Interior, dándoles a escoger entre ellos o Tarsi, fue contrarrestado por los Cónsules del Mar.

El mundo era demasiado complejo para escoger bando. Más aún ante el avance de la Horda, la sequía y los piratas. Muy pocos querían una guerra. Y menos entrar en el bando atacante. ¡Si incluso a Tarsi le había costado reclutar aliados para acabar con los piratas!

Tarsi les puso sobre la mesa a los líderes regionales el mantener su neutralidad. Así de simple. No escalar el conflicto. No arrastrarles a más desgracias. Mantener entre todos el comercio y la paz, como hasta ahora.

Mantener el comercio y la paz entre todos. Ese era el punto clave de los acuerdos. Si Khazalid Ungol amenazaba a la ciudad de Tarsi, el resto podían mantenerse neutrales (algo que los enanos considerarían "estar contra ellos"). Pero si Khazalid Ungol, sus aliados o sus piratas, volvían a poner en peligro la estabilidad de la región... Pasaba a ser un deber de todos detenerlos y devolver a los enanos a su aislado bastión.

Y, por supuesto, tampoco sería neutral quien financiase la economía de guerra de Khazalid Ungol, ni a sus aliados o piratas. Había que mantener entre todos el comercio y la paz en el Mar Interior. Y Tarsi era su principal garante.

Las negociaciones con Nueva Isolde no tenían mucha importancia para los enanos, ellos no querían líos, sencillamente establecerse iniciar su guerra con Tarsi, reducirla a cenizas y luego marcharse. Mientras estuvieran allí Nueva Isolde podría ver reforzada su economía y su seguridad, pero si les ponía pegas entonces los enanos quizás recurrieran a Doragon y una nación tan pequeña atrapada entre dos frentes no dudaría mucho.

Los enanos les dejaban a los mandatarios las opciones bien claras, ellos iban a pasar si o si, a ellos les correspondía decidir si querían ganarse un aliado. Tanto militar como político, como con un excedente de agua, o si preferían entrometerse en el camino de un ejercito enano muy enfadado.

El gnomo asistió educadamente a toda la exposición, pero acabó con un encogimiento de hombros.

- Lo siento, pero sigo sin ver el beneficio para nuestra compañía. Se trata de un proyecto de investigación complejo, y, por lo tanto, caro. Muy caro. Y no veo que vayamos a tener ningún retorno de esa inversión.- dijo, aunque no despidió a sus interlocutores. Quizá los estaba invitando a mejorar su oferta.

¿Osáis venir hasta mí haciendóos pasar por un representante de Erengor? Qué poca dignidad.

Nautí hizo un gesto con la mano a un subordinado, que dió la orden a una parte de la flota de avanzar sobre la ciudad.

El puerto pirata de Izhmalin queda bajo control tarsino. Por vuestra bandera y vuestra actitud, considero que os rendís sin prestar batalla.

El diplomático enviado por Elengor agachó la cabeza en señal de sumisión, pero aún así siguió hablando.

- Mi señora, como he dicho, Elengor es un pueblo pacífico, y si persistís en vuestro infame intento de conquistar nuestra ciudad, efectivamente no presentaremos batalla. Las vidas de nuestros ciudadanos son lo más preciado para nosotros. Pero debo advertiros, esto se considerará una declaración de guerra en toda regla.- dijo, como quien exponía una verdad evidente.

Los cuervos que llegaron del Cónsul del Mar en Elengor confirmaron que efectivamente Izhmalin estaba bajo la protección de dicha nación. Lo que podía significar varias cosas: o los piratas se reunían allí sin que Elengor lo supiera (cosa que parecía poco probable a ojos de Nautí), o que Elengor era la nación envidiosa que estaba detrás de la financiación de los piratas. O que Doragon se había equivocado... aunque insistían en que sus fuentes eran fiables.

- Quien me diga dónde está la flota pirata se libra de pasar por la borda.- dijo Nautí.

- Os lo digo y os lo repito. Aquí no hay piratas, somos una nación de artistas y eruditos, no de luchadores ni ladrones.- dijo el diplomático.

Después de varias semanas avanzando hacia el oeste, cruzando otras naciones menores, el ejército de Khazalid Ungol finalmente llegó a Nueva Isolde. Para entonces, las noticias de su avance ya habían llegado mediante cuervos, de manera que en la frontera les estaban esperando las tropas de Nueva Isolde, comandadas por lord Feldegast.

Después de parlamentar con él, el general enano le dejó bien claro que iban a pasar por sus tierras sí o sí, pero al parecer lord Feldegast no estaba de acuerdo.

- Mi señor enano. Su oferta de alianza y de excedente de agua no es suficiente. Tarsi son nuestros vecinos, y si permitimos este ataque, después las represalias irán contra nosotros, mientras vos estáis de vuelta en la seguridad de vuestras cavernas al este. Me temo que no puedo dejaros pasar.- dijo con firmeza.

-Creo que no me habéis entendido Lord Feldegast, no tenéis represalia alguna que temer pues cuando nos hayamos ido Tarsi, la isla entera, habrá dejado de existir del mapa. No tendrán represalia alguna por su parte.

Esta noche acamparemos aquí y mañana seguiremos adentrándonos península adentro, esperamos sin oposición alguno por vuestra parte. Si os interponéis en nuestro derecho de vengar el honor de mi hermano entonces tendremos que consideraros nuestros enemigos, por tanto, nos detendremos y haremos prácticas de tiro con Nueva Isolde.- el Rey Tolgur estaba de un humor de perros, nada estaba saliendo como estaba esperando. No tenía ganas de perder más tiempo con un Lord de segunda de un imperio menor, había hablado y había sido claro. Al alba Nueva Isolde decidiría de que lado quería estar si con ellos o contra ellos.

Nautí enarcó una ceja.

¿Decís que sois "una nación de artistas y eruditos, no de luchadores y ladrones"? Bien es cierto que no os tengo por los últimos, pero tampoco por los primeros. 

Lo que decís es lo que aspiráis a ser como pueblo, a lo sombra de otros más grandes.

Bien puede haberos podido la envidia y así haber dado cobijo a los infames piratas que a TODOS amenazan.

Nautí señaló a un acompañante de Jamal Bashin. Acto seguido dos tarsinos le prendieron de los hombros y le arrojaron por la borda.

Nautí, sin inmutarse, repitió sus palabras: Quien me diga dónde está la flota pirata se libra de pasar por la borda.

Sé que en Izhmalin se esconden sus capitanes.

Mientras tanto, la flota tarsina tomaba el puerto rendido. Se ordenó cerrar las murallas de la ciudad, y los soldados tarsinos comenzaron a registrar los barcos atracados. A los curiosos que se arremolinaban en plazas y calles, se les ofrecía una jugosa recompensa por entregar a los piratas. El rumor pronto correría por la ciudad.

Más allá de Izhmalin, la flota combinada recorría la costa de Erengor buscando las naves enemigas fondeadas. En los puertos menores que se iban encontrando, se repetía la escena anterior.

Por último, en la capital de Erengor el Cónsul del Mar transmitía un ultimátum a la vez que intentaba calmar los ánimos:

"Colaborad ipso facto con Tarsi y el resto de países del Mar Interior. O caeréis en el ostracismo como Khazalid Ungol. Vuestro ejército está en las Nueve Lunas. Nuestro ejército está aquí ahora. Entregad a los piratas."

Los tarsinos y sus aliados se esmeraban en cumplir las órdenes de Nautí, si bien estaban algo confusos. Se habían preparado para una batalla, no para una investigación.

García tan pronto como supo del ataque se presentó junto con sus dos escoltas a las puertas de la delegación del Mar de Tarsi.

- Exijo una reunion con el consúl del mar.

Les dijo a aquellos que le recibieron, con un tono de premura.

Las puertas se abrieron al paso del delegado García.

Dentro de la estancia se encontraba Rogne, Cónsul del Mar en Erengor. Departía con varios cortesanos de aquel reino entorno a una gran mesa llena de documentos. Discutían de forma tensa, pero no acaloradamente. A la conversación se sumaban los graznidos de varios cuervos, en dirección a la ventana abierta. Querían volar portando mensajes.

Rogne se fijó en la entrada de García y, golpeando la mesa con el puño, detuvo el debate. La otra mano se adelantó hacia el animalio, invitándole a acercarse.

He aquí quien puede mediar en el debate. Delegado García, háganos el favor. ¿O prefiere mantener una conversación en privado?

García miró con detenimiento a quienes estaban allí presentes. Parecía evidente que los representantes de Elengor estaban cuanto menos molestos por aquella... operación especial en sus puertos. Quizás era necesaria una mano mas diplomatica mas que hinchar pecho.

- No puedo hablar en nombre de un reino extranjero, aunque sea un amigo declarado nuestro -contesta declinando la conversación privada- pero puedo sentarme a la mesa y expresar mi opinion.

Dice sentandose acto seguido frente a Rogne.

- Consul Rogne, antes que cualquier charla creo que debería poder asegurar la seguridad de los habitantes de Elengor. Han llegado rumores a mis oidos a los que no he querido dar pabulo, pero que de ser ciertos podrían ser tomados como actos todavia mas hostiles que el cierre de puertos injustificado. ¿Podemos contar con que sus hombres mantendran las espadas envainadas?

Aunque por el gesto de lord Feldegast se podía adivinar fácilmente que no le gustaba el ultimátum que acababa de recibir, su respuesta siguió siendo cordial, o por lo menos, dentro de la etiqueta entre nobles.

- Sea. Mañana por la mañana tendréis la respuesta de Nueva Isolde.- dijo el conde. Quizá tenía que consultar con su primo el Gran Duque qué hacer, aunque Tolgur no podía estar seguro de que no fuera simplemente una treta.

El tarsino asintió a las palabras de García, y le invitó a unirse al debate.

Tenemos información de primera mano. Los capitanes piratas usan Izhmalin como base de operaciones.

Un cortesano de Elengor fue a replicar airado, pero Rogne le pidió guardar silencio con la mano.

Déjeme terminar, por favor. 

La almirante Nautí comanda la flota para acabar con la piratería en el Mar Interior. Un mal compartido por todos. Ha reunido una flota de múltiples reinos, entre ellos Doragon, para poner fin a este mal. No es sólo Tarsi. Todos deben actuar rápido, antes de que los piratas se recuperen de la batalla del Estrecho y encuentren más aliados, como Khazalid Ungol... o como la Horda.

Así, esta maniobra aspira a erradicar este problema hoy mismo.

Por tanto, no hay nada contra Elengor, ni contra los elengoreses, ni contra sus amigos y aliados... las espadas están envainadas... a no ser que en realidad el reino esté protegiendo a los piratas.

Los cortesanos ya no pudieron contenerse más y replicaron todos a la vez.

Pues colaboren... pues colaboren...

García negó con la cabeza.

- Tengo información de que han obligado a cerrar murallas y puertos reteniendo a sus gentes dentro. Han cortado vias de comunicación y paso sin consultar tan siquiera al gobierno de Elengor o tratar de que les ayudaran. Hay barcos armados patrullando las fronteras maritimas de Elengor dentro de sus propias fronteras y los soldados de Tarsi patrullan las calles.

Dejó un segundo de silencio antes de volver a hablar.

- Consul Rogne, han secuestrado a todo un país y han ocupado sus ciudades. Si no me equivoco esta es la definición de guerra. Una guerra que han aprovechado para lanzar mientras el resto de paises están defendiendo a los nautíes. ¿Como creen que el resto de paises de la alianza militar, a la que por cierto Elengor pertenece, se tomarán esto? ¿A caso no ve a lo que se están enfrentando? No a Elengor, no a los piratas si no a todo el Norte unido. Le recomiendo encarecidamente que indique a sus tropas que den media vuelta y se marchen y su gobierno pida disculpas. Aún hay tiempo de evitar males mayores, por favor.

Rogne escuchó con atención a García, asintiendo o negando en silencio a sus palabras.

Se están cerrando los puertos para que los piratas no escapen de ellos. Ni por mar ni por tierra.

Si Izhmalin los hubiese entregado, no habría hecho falta desembarcar. Y si Elengor se hubiese tomado en serio el erradicar la piratería, como Animalia o Tarsi, tampoco estaríamos en esta situación.

Nosotros, ni ninguno de los países que estamos en los puertos, queremos otra guerra más. De hecho, queremos terminar la guerra contra la piratería. Ya. 

Si quiere transmitir un mensaje a la almirante Nautí, se lo puedo hacer llegar. Pero sepa que estoy esperando noticias de cómo avanza el registro de Izhmalin. Están al llegar.

El Cónsul carraspeó y endureció el tono, volviéndose a los elengoreses.

Elengor está a tiempo de cooperar. Colaboren entregando a los piratas en sus puertos.

Si no ... significaría que han estado colaborando con ellos todo este tiempo. Y no será hacia Tarsi contra quien se vuelva la Alianza del Norte. El traidor sería el falso anfitrión.

Los cortesanos volvieron a protestar.

Pues colaboren... Pues colaboren...

​​​​

García negó.

- No quieren otra guerra y sin embargo la están provocando. Por favor Consul Rogne, se lo digo una vez más. Su país puede ser fuerte en el mar, pese a las bajas sufridas en la batalla contra Ungol -dijo lanzando una pequeña pulla- pero lo han admitido abiertamente, no son fuertes en tierra y eso los debilita. Las fuerzas de la Alianza están reunidas no tan lejos de Tarsi, están luchando contra la Horda, si, pero pronto acabaran y podrán volverse contra aquel que ha invadido a uno de los suyos. Aún en el supuesto que los piratas se encontraran en Elengor todavía habría que probar que es su gobierno quien los auspicia para que, como usted dice, la Alianza confrontara a Elengor y pasaría bastante tiempo. Tiempo bajo el cual Tarsi será el enemigo de la Alianza. Tarsi se enfrentará si no solo, casi solo contra todo el norte.

Será una masacre para Tarsi.

Dijo sentenciando