Partida Rol por web

- No te preocupes, pequeño amigo, - digo con una sonrisa al hobbit -  el guardia herido no está grave, tan solo inconsciente. De ser él me preocuparía más por el resto de guardias que de la herida del cuello. Mientras no saquemos las flechas no habrá que preocuparse.

Echo un rápido vistazo al vendaje del herido. A primera vista parece que todo esté en su sitio, aunque no sabría decirlo con seguridad.

 - Vamos, el tiempo apremia - digo mirando a todos y cada uno de los presentes - Pero una vez que todos estén a salvo debéis contarnos que ha sucedido si no quereis que demos parte a instancias superiores y os metais en un lío. - dije con la voz lo más autoritaria que me fue posible.

Vosotros podéis improvisar una camilla con vuestras lanzas,ayudad al señor elfo con su cuerda y demás,pues el solo no puede realizar la tarea....mientras se trabaja y llevamos al herido a lugar mas seguro,por que no empezáis a contar vuestra historia,creo que tenemos tiempo mas que de sobra,empezad ahora y sera la historia del camino......

Ante la indecisión de unos y otros,urjo con amables frases a todos a ponerse en marcha y realizar las tareas y trabajos que mejor les pueden ir,un poco de organización es lo que hacia falta,y algo de mando,por lo que parece,esperando no haber sido demasiado brusco,deseo que sin mas discusiones y dilación,se efectúen las tareas asignadas y comencemos el camino,la vida de un hombre esta en peligro grave y por si fuese poco,parece que mas allá del velo que de nuestro lado,de paso la historia de lo ocurrido también me inquieta,pues esto no es una riña casual,ni un asalto en busca de una simple bolsa de monedas,no,es algo mucho mayor de lo que esperaba y deseo una explicación rápida,a ver si esta nos deja mas tranquilo o mas intranquilos......

Me pongo manos a la obra con las lanzas que ceden amablemente, ahora si tenia un apoyo dónde trabajar.

Bien, mi historia es sencilla y clara, acabábamos de llegar a la ciudad e ibamos en busca de una posada para pasar la noche, cuando de repente oí un grito de auxilio; yo, ese hobbit y el enano de anteojos fuimos prestos para socorrer el que lo necesitaba. Cuando llegamos vimos como un guardia de Gondor, rodeado de esbirros y mercenarios, apuñalaba a un hombre que llevaba un libro en sus manos. Ese hombre es este bibliotecario que yace en el suelo tan grave. Tras el intento de asesinato los mercenarios nos atacaron y comenzó una encarecida lucha. Y eso es todo señores....

Eóradas entrecerró los ojos un poco, prestando especial atención a las palabras del elfo. No dijo nada, muchas voces, mucha gente. No se sentía a gusto. Y tenía muchas cosas que resolver. 

Se acercó lentamente al soldado inconciente y atado, y lo alzó nuevamente, dispuesto a caminar para donde sea que vayan todos. 

-Eso exactamente, el elfo lo ha explicado bien, no tengo nada que agregar- El enano no se sentía cómodo, demasiados desconocidos, demasiado bullicio, demasiadas cosas que no sabia; y para alguien como el que le gustaba saberlo todo la situación era de lo mas incomoda.

Por fin parece que nos enteraremos de algo,pero lo mas urgente es ese pobre bibliotecario,si el mediano tiene razón....no le queda mucho tiempo,a ver si nos ponemos en marcha de una vez.....temo por su vida......

Nosotros abriremos la marcha,demonos prisa,esa herida no tiene buen aspecto......

Escuché con atención las palabras del elfo. No me gustaba la idea de soldados de Gondor atacando porque sí. Hay alguien que tenía que dar demasiadas explicaciones, aunque era evidente que no se encontraba como para hacerlo.

 - Vamos, el tiempo apremia y más víctimas sólo significaría más bullicio. - digo poniéndome junto a Aramir para abrir la marcha como éste había indicado.

Encamino la marcha junto a Aramir cogiendo ambos al hombre herido, seguidme hasta la posada, una vez alli cuando este pobre hombre este curado ya discutiremos todo lo demas que haya que discutir

El joven soldado que acompaña al veterano Eruken toma su lanza y la del sargento para fabricar una rudimentaria camilla con la ayuda del elfo Galadan.

Mientras tanto el hobbit Milo se acerca al soldado herido para certificar si el optimismo del elfo Thavann es justificado.
Tres flechas asoman del cuerpo, dos de ellas habiendo traspasado la carne y con la punta sobresaliendo por el otro lado (una en el cuello y otra en un brazo). Con el pulso firme que da la experiencia, el sanador parte las puntas de las flechas para poder retirarlas cuidadosamente sin empeorar las heridas, que no son tan graves como aparentaban...
La tercera flecha está profundamente clavada también en el cuello. Tras retirarla, el hobbit aplica un ungüento verde y apestoso en la herida antes de vendarla. El tufo es tal que a los que estáis alrededor os dan arcadas, pero por lo menos tiene el efecto de devolver la consciencia al herido...

El soldado barbudo se acerca a ver el estado de su compañero herido, y al reconocerle su rostro enrojece de ira...
¡Tarlang! ¡Este maldito es Tarlang! - ruge - ¡Eruken! ¿Por qué no nos lo has dicho desde el principio? ¡Haced lo que os dé la gana con el bibliotecario, pero a este bastardo me lo llevo a las mazmorras del palacio ahora mismo! Lord Faramir ha de tener unas palabritas contigo, traidor. - amenaza al prisionero.

Pues poco va ha poder sonsacarle, soldado-dice muy serio Milo - Una flecha del cuello le ha dañado las cuerdas vocales, así que no creo que pueda hablar en varios días...

¡Espero que por lo menos te haya arreglado el cuello lo suficiente para el hacha del verdugo, traidor!-gruñe con una sonrisa lobuna - Y al despojo cojo ese también me lo llevo. - dice señalando al prisionero de Sigmar - Quien quiera acompañarme que venga.

Yo iré con el bibliotecario y realizarle junto al Mediano sanador, los tratamientos élficos para su pronta recuperación.

Quizás alguien debiera ir con los soldados para que no maten a los traidores sin que cuentes su versión, es posible que estos guardias quieran encubrirse y haya algo más tras sus intenciones.

Esas eran las palabras que casi trasmitían los ojos relucientes de Galadan al mirar a Thor y a Sigmar, sus ojos eran penetrantes como el oscuro cielo nocturno y con el brillo de varias estrellas en dicho cielo

 - Yo os acompañaré soldados. Hay demasiadas cosas que este traidor tiene que explicar. - digo mirando con repugnancia al traidor.

- Mediano, ¿creeis que podrá volver a hablar? - pregunto al mediano sanador con un serio semblante.

- Sólo una cosa más antes de que nos separemos -Milo mira al soldado barbudo-: el bibliotecario buscaba hablar con Lord Faramir y la agresión de este hombre trataba de impedirlo. Si logro hacer que recupere la consciencia debería tenerse en cuenta la posibilidad de una audiencia con él. No puedo prometer que este hombre se pueda desplazar al palacio... -Milo duda en decir lo que piensa pero es evidente que su consejo médico es que sea Lord Faramir se acerque al bibliotecario aunque, claro, es pedir algo impensable a alguien importante-

- ¿Bueno, está lista la camilla? Ponedla junto al costado del paciente para que el desplazamiento sea mínimo al trasladarlo a ella. Como ya ha anticipado mi buen amigo Galadan yo me quedaré junto a él -el bibliotecario-. Aunque espero que el resto tenga los cuidados médicos necesarios no puedo estar en dos lugares al mismo tiempo -la mirada de Milo busca la aceptación de alquien, la promesa, aunque sea vaga, de que se cuidará de que así sea-.

- Yo misma hablaré con el señor Faramir si así se queda más tranquilo señor Milo. Aunque no puedo prometerle nada, no creo que mi señor Faramir tenga inconveniente en reunirse con el dadas las circunstancias.