Partida Rol por web

- Te lo he pedido de buenas maneras. - murmura la mujer con el parche en el ojo y la enorme espada a la espalda, observando tranquilamente cómo Arlene carga su magia en su mano. La mujer suspira en el momento en el que la chica de Radiant Dream lanza la energía en forma de esfera mágica hacia ella, impactándola y dejando restos de niebla oscura a su alrededor.

Y aún así, pese a haber recibido el ataque de lleno mientras Arlene se desplazaba para dejar distancia entre ambas... la mujer del parche permanece impasible.

- Por eso no me gusta tratar con niños. - dice, negando con la cabeza y desenvainando el espadón que tiene a su espalda. Se coloca en pose de batalla mientras lo sujeta con ambas manos. - Por las malas, entonces... pero no te preocupes, tu padre dio órdenes de no matarte.

Un silbido. Un destello.

De repente, en la ropa de Arlene aparece un enorme tajo que parece formarse mientras la mujer del parche, que ahora se encuentra en el lado opuesto de la sala, apoya su espadón en el suelo. El tajo es lo bastante profundo y preciso como para haber rajado la ropa de Arlene y rozado la piel de su pecho, pero no para hacerle sangrar.

- Última oportunidad. Vuelve a tu cuarto, niña. - gruñe ahora la mercenaria.

—¡Ja! Toma esa —exclamé con suficiencia. Ese ataque la habría dejado malherida, y además ahora no podría ver. Pero mi sonrisa desapareció inmediatamente—. Pero ¡¿qué narices?!

Mi mandíbula casi cayó hasta el suelo y me quedé sin palabras. Nadie podía resistir así un Resplandor Umbrío de la gran Arlene Twilighttaker. Eso era imposible.

Desenvainó su espada y, antes de que yo pudiera siquiera pestañear, lanzó su ataque. Fue tan rápido que no fui capaz de verlo. Nunca había visto a nadie moverse tan rápido. Y su precisión también era inhumana. Podría haberme cortado por la mitad si hubiese querido.

¿Qué podía hacer? No podía luchar contra alguien tan poderoso. La angustia y el nerviosismo comenzaron a invadirme. Quizás, por una vez debía admitir que había alguien mucho mejor que yo. Quizás debía rendirme y…

—¿QUÉ ME HAS LLAMADO? —Rugí de furia—. No soy una niña. ¿Te enteras? Voy a hacer que te tragues tus palabras.

Dado que el resplandor Umbrío no había funcionado, esta vez decidí tratar de apresarla con mis Lazos Sombríos. Si lograba inmovilizarla, no podría utilizar su espada y no supondría ningún peligro.

- Te he llamado niña. Porque eso es lo que eres: una niña pequeña jugando a ser una maga importante. - replica la mercenaria del parche en el ojo, mirando a Arlene con el ceño fruncido. Incluso cuando los lazos sombríos de la magia de Arlene surgen debajo de ella y se enredan en su pierna y cintura para inmovilizarla en el sitio, la mujer ni se inmuta. - Demasiado engreída como para hacer caso a su padre. Demasiado ignorante como para saber qué es lo mejor para ella.

La mujer alza el espadón de nuevo hacia Arlene, aunque no se mueve del sitio. Esta vez, de alguna forma, lo sujeta sólo con una mano y sin que le tiemble el brazo, apuntando a la chica.

- Demasiado estúpida como para ver el peligro que tiene delante. - gruñe la mujer. - Te lo advierto, niña. Acaba conmigo de un solo golpe, o será mi turno de atacar. Y ni se te ocurra intentar huir mientras tu magia me retiene. Si lo haces... no tendré piedad.

—¡No soy una niña, idiota! —bramé con tanta fuerza que me hice daño en la garganta—. No estoy jugando a nada. Soy Arlene Twilighttaker, nieta de Elior Duskbloom, y deberías hablarme con respeto. No te metas en los asuntos de mi padre y míos. No te he pedido tu opinión.

Sonreí de forma triunfal al ver que mi hechizo lograba atraparla con éxito. La muy boba sería hábil con la espada, pero no se le daba bien esquivar tentáculos.

—La estúpida eres tú por subestimarme. ¿Qué te hace pensar que voy a huir? ¿Crees que te tengo miedo? —exclamé desafiante, disimulando el terror que me invadía—. Te voy a enseñar hasta dónde llega mi poder.

Dicho eso, comencé a concentrar mi magia de sombras directamente sobre la mujer, preparándome para lanzar un Vórtice Tenebroso. Me aseguré de dar un par de pasos atrás para dejar una distancia de al menos tres metros entre ella y yo.

- Sí, de acuerdo. - suspira la mujer con parche, sacudiendo la cabeza a lado y lado mientras sigue sujetando la espada de dos manos con una sola, apuntando a Arlene. - Enséñamelo.

Así que Arlene hace exactamente lo que se propone: después de cargar su hechizo da un salto hacia atrás, dando espacio a su hechizo de energía oscura para estallar con la mujer del parche justo en el centro, provocando una columna de energía sombría que daña tanto el techo como el suelo y sus alrededores.

Sin embargo... cuando la magia se disipa, la mujer sigue allí. Intacta, o prácticamente. Sus ropas están desgastadas por la explosión mágica, pero desde luego ella no parece estar todo lo dramáticamente dañada que debería. De hecho, no parece haber recibido apenas daño.

- Bien. Así que esos son... los límites de tu poder. - dice, bajando la espada que sujeta con una mano y llevando la otra a la parte trasera de su cinturón, de la que cuelga algún tipo de objeto. Éste resulta ser un bumerán metálico, el cual lanza con un rápido movimiento contra su enemiga.

El bumerán golpea a Arlene en el brazo al pillarla desprevenida, aunque por suerte consigue evitar el golpe a del arma regresando con su dueña. Ella agarra el bumerán al vuelo, y mira desafiante a Arlene...

—¡Te vas a enterar! —grité furiosa, antes de descargar toda mi magia sobre la mujer, dispuesta a destrozarla.

Sonreí triunfalmente mientras la oscuridad bañaba la habitación, destrozando el techo y el suelo. Así aprendería a no meterse con la todopoderosa Ar…

¿QUÉÉÉ…? Mi mandíbula se desencajó. Cuando la oscuridad se disipó, la mercenaria seguía allí, ilesa, sin un rasguño. ¡Eso era imposible! Mi hechizo debería haberla destrozado.

—¿Có…Cómo has…? —tartamudeé.

Estaba completamente estupefacta. ¿Es que la mujer tenía algún tipo de protección antimágica, o algo así? Era la única explicación que se me ocurría. Nadie podía resistir mis hechizos de esa manera. ¿Tendría algún tipo de amuleto?

Mientras estaba parpadeando, tratando de comprender lo que había sucedido, me lanzó una especie de bumerán, el cual esquivé por los pelos agachándome.

—¿Cómo puedes resistir mi magia? —inquirí, enojada. Sentía como si estuviese haciendo trampas.

Examiné su cuerpo con la mirada, en busca de algún tipo de objeto mágico que explicase su inmunidad. Quizás llevaba algún tipo de amuleto que absorbiera magia, o algo así.

—¿Cómo puedes resistir mi magia? —

- ¿Suele funcionarte eso de preguntar a tus enemigos por sus habilidades? - replica la mujer del parche, después de recuperar el bumerán metálico con una mano. - Buenos reflejos. - comenta al ver que Arlene ha conseguido esquivar el golpe. Aunque realmente no parece demasiado impresionada si juzgamos por su tono de voz...

Por otro lado, la distracción de Arlene en este momento parece transmitirse también a su magia... porque la mercenaria del parche da una patada lo suficientemente fuerte como para mandar a volar uno de los tentáculos oscuros que la agarraban, haciendo que éste se desintegre en el aire y librándose así del agarre mágico de la chica.

- Bien. - dice la mujer, viéndose libre de las ataduras. Como si fuera el protagonista de algún videojuego de fantasía, se apoya la espada a dos manos en los hombros. - Ahora me toca a mí.

Y así, caminando lentamente hacia Arlene como si fuera esa amenaza lenta pero imparable que vino del futuro para acabar con nuestra esperanza, la mujer alza de nuevo el bumerán y lo lanza hacia su presa casi con desdén.

"Arlene...", escuchas la voz de la fantasma en tu cabeza, hablándote desde tu interior. "No lleva ningún objeto que la proteja de la magia, ni que la absorba. He visto la magia que le has lanzado... y no ha rebotado ni ha desaparecido. Ha impactado."

La explicación de Yuna se detiene unos segundos.

"Es posible que esta chica... se inmune al daño mágico." concluye.

—No. Suele funcionarme hacerlos explotar con magia de oscuridad —exclamé tratando de sonar confiada, aunque en realidad no las tenía todas conmigo.

Solté un gruñido al ver que lograba hacer desaparecer uno de mis tentáculos sin apenas esfuerzo. Y no encontraba ningún objeto mágico que pudiera explicar que pudiera resistir mi magia de esa manera. La explicación de Yuna era que fuese inmune al daño mágico. ¿Cómo era posible? ¿Cómo iba a poder derrotarla sin mis hechizos?

Todo iba de mal en peor. No estaba preparada para eso. Mi corazón latía con fuerza. Mis cejas se estiraban y contraían bruscamente. Trataba de disimular mi nerviosismo, pero lo cierto era que empezaba a estar desesperada.

Mientras estaba pensando qué hacer, la mujer me lanzó nuevamente el bumerán, y esta vez me dio… ¡dos veces! Aunque por suerte no me dio de lleno.

Por el momento, trataría de volver a hacer lo único que había funcionado hasta el momento: atraparla con mis Lazos Sombríos. De modo que agité las manos y la atrapé nuevamente.

—Ya veremos quién ríe la última.

- Esto se está volviendo tedioso, ¿sabes? - gruñe la mujer con el parche en el ojo al notar que los tentáculos sombríos están surgiendo debajo de ella. Ni siquiera hace el intento de esquivarlos, sólo deja que los lazos de oscuridad la agarren desde las piernas hasta la cintura y la inmovilicen en el sitio. - Acéptalo, no tienes ninguna posibilidad. Tu magia no me hace nada, y acabarás quedándote sin energía para usarla. Pero yo no dependo de la magia, y puedo atacarte aún estando atrapada.

Y para demostrar que lo que dice es cierto, la mujer vuelve a lanzar inmediatamente el bumerán metálico por los aires. El arma sale disparada directamente contra Arlene, y cuando la sobrepasa hace una curva en el aire y vuelve a golpearla por detrás antes de volver con su dueña.

- Créeme, un buen espadazo sería más rápido. - comenta ella.

Ella tenía razón: se estaba volviendo tedioso. Ella no paraba de resistir todo lo que le lanzaba, por poderoso que fuese. Debía encontrar una forma de hacerle daño, como fuese.

—Yo, Arlene Twilighttaker, hija de Azalea Duskbloom y nieta de Elior Duskbloom, nunca me doy por vencida. Voy a acabar contigo, aunque tenga que agotar hasta la última gota de mi esencia mágica —exclamé, impávida.

El bumerán me golpeó de nuevo, el cual, aunque no me hizo demasiado daño, estaba empezando a ponerme de los nervios.

—Te voy a enseñar hasta dónde llega la fuerza de mi poder.

Nuevamente, agité mis manos y concentré una gran cantidad de magia oscura para lanzar un Vórtice Tenebroso. Pero esta vez, en lugar de lanzárselo directamente a ella, lo concentré directamente sobre ella, en el techo.

- Tsk. - suspira la mercenaria del parche, sacudiendo la cabeza a lado y lado con hastío. Ni siquiera cuando Arlene usa su herchizo para golpear el techo en lugar de a ella se inmuta demasiado. - De verdad que odio tratar con niños.

A pesar de la aparente indiferencia de la mujer, parece que el plan de Arlene funciona de alguna manera. La energía mágica y oscura se concentra en forma de vórtice a pocos centímetros del techo justo encima de la mercenaria, y después se expande de repente en forma columna explosiva. Ésta no es lo bastante fuerte como para abrir un agujero en el techo, pero sí que causa bastantes grietas en éste y causa que varias piedras de tamaño considerable lluevan sobre la mujer.

Pero ella está preparada. En esta ocasión no le da importancia a escapar de los tentáculos sombríos que la detienen, sino que alza su espadón a dos manos y lanza un ataque en vertical hacia los escombros que caen sobre ella. Al impactar contra ellos consigue que varias piedras, la mayoría de hecho, acaben hechas directamente polvo... aunque hay algunas otras rocas que acaban cayendo sobre ella, golpeándola en los hombros e incluso en la cabeza. Hasta causan que sangre ligeramente de una herida de la frente.

"¡Nada mal!" grita Yuna desde tu interior. "Ah, pero... no te equivoques. La has dañado, pero esa tipa es una guerrera. Hay que hacerle mucho más daño que esto para acabar con ella. Pero eh, ¡felicidades por causarle daño!"

¡Maldita sea! Incluso tras lanzarle trozos de techo encima, solo había logrado hacerle unos pequeños rasguños. ¿De qué estaba hecha esa mujer?

—Gracias por los ánimos, pero no me estás sirviendo de ayuda —dije a Yuna, frustrada porque nada estuviese funcionando—. Tiene que haber algo que explique que pueda resistir mi magia —susurré.

Mis ojos recorrieron todo su cuerpo de arriba abajo, buscando algún tipo de pista. Tenía un parche que aparentaba ser completamente normal. También tenía unos tatuajes en los brazos. Por lo demás... No veía absolutamente nada que pudiese explicar su inmunidad a la magia. ¡Maldición!

¡Algo! ¡Tiene que haber algo! Mientras está atrapada todavía por los tentáculos, Arlene aprovecha para echar un vistazo en detalle al cuerpo de su enemiga. ... ¡Pero no de esa manera, pervertidos! ¡Intenta buscar puntos débiles o alguna explicación para que su magia de ataque no le afecte!

Sin embargo, no encuentra ninguna razón aparente. No parece llevar ningún objeto especial con ella, no está haciendo gestos raros ni tampoco parece haber ningún objeto que absorba o emane magia cerca. Ni siquiera ese parche tan sospechoso de su cara y que tantas veces se ha nombrado durante esta escena. El parche parece ser... sólo un parche. Es frustrante, pero parece que es cierto. Esta chica es inmune al daño mágico. Ese debe ser su poder especial.

- ¿Qué pasa? ¿Te has cansado? - pregunta la mujer al notar que Arlene está muy concentrada. Con un golpe de su mandoble a dos manos, la mujer corta uno de los tentáculos y se libera del agarre del hechizo, pasándose después una mano por la cara para apartar el hilo de sangre que caía por su frente.

Ese hilo de sangre procede de la herida que le ha causado una piedra al caer en su cabeza después de apuntar con el hechizo al techo, claro. El hechizo en sí no le causó daño, sólo a su ropa, que se rompió un poco. El resto de heridas son de los escombros que le cayeron: los golpes, los pequeños cortes, esa quemadura de su mejilla... espera, ¿qué?

Es pequeña y muy leve, pero... es cierto, tiene una especie de quemadura o irritación en su mejilla. Y también, si te fijas, tiene alguna en su mano y en las zonas donde tiene desgarros en la ropa. Pero antes no las tenía. Y el pequeño derrumbe de piedras y tierra no ha podido causar eso. Ha tenido que ser el vórtice oscuro. Lo que significa... que esta chica no es inmune al daño mágico. Es sólo resistente.

Aquello era terriblemente frustrante. No conseguía encontrar el secreto tras su inmunidad. No podía hacer nada, mientras ella seguía mirándome impasible. Tenía que haber una forma…

El corazón me dio un vuelco cuando logró librarse nuevamente de mis tentáculos. ¡Maldita sea! Era el único hechizo que funcionaba, y conseguía liberarse como si nada.

—Grr… Más quisieras. No he hecho más que empezar —dije desafiante, haciendo esfuerzos por disimular mi frustración y mis dudas.

Mi único consuelo era que había logrado hacerle algunos rasguños gracias a los escombros. Entonces, me di cuenta de que no todas las heridas se debían a ese ataque indirecto. Había conseguido hacerle daño, aunque fuese un poquito. ¡Podía hacerle daño! Solo tenía que seguir atacando. Por otro lado, la fatiga ya estaba empezando a hacer mella en mí. No sabía cuánto tiempo más iba a poder aguantar. Pero no podía darme por vencida. Esbocé una sonrisa triunfal.

—No olvides que estás luchando contra la gran Arlene Twilighttaker. Prepárate. ¿Quieres saber cuáles son los límites de mi poder?: No existen

Con fuerzas renovadas, concentré nuevamente mi energía mágica sobre ella. No podía permitir que esa mujer me derrotara, y por eso iba a concentrar un poder inimaginable. Iba a llevar mi magia más allá de mis límites, aunque tuviese que usar hasta la más mínima gota mágica de mi cuerpo.

—Te vas a enterar. ¡Toma esto! —exclamé.

- Todo el mundo tiene sus límites. - declara la mujer con parche, que ahora parece más molesta que simplemente indiferente ante la actitud de Arlene. Parece que no le está sentando bien que su oponente haya recobrado la esperanza de golpe. - Crees que los tuyos no existen, pero eso es porque simplemente no los conocen. ¡Pero yo te los mostraré!

Pero Arlene está decidida a vencer esta batalla. ¡Ha conseguido descubrir que su enemiga sí que es afectada por ataques mágicos! ¡Ahora sabe que podrá derrotarla! O eso piensa mientras lanza su siguiente hechizo y crea una columna de energía oscura que golpea de lleno el rostro de su enemiga, la mercenaria del parche. La mujer suelta un quejido al recibir toda esa energía mágica del Vórtice Tenebroso, pero es más por molestia que por dolor.

- Eres... patética, niña. - declara la mujer, alzando su bumerán y lanzándolo con fuerza hacia su enemiga. Éste golpea a su rival, pero esta vez no regresa. La mercenaria no lo ha lanzado con la intención de recuperarlo.

Está preparando un golpe con su espadón a dos manos.

—Solo piensas eso porque no me conoces —exclamé airadamente—. Yo te voy a demostrar que la que se equivoca eres tú. Por mis venas corre la sangre de los Duskbloom y los Twilighttaker. Mi poder va más allá de lo imaginable.

Le lancé otro de mis poderosos hechizos. ¡Ese tendría que hacerle daño sí o sí. Pero, cuando la magia se disipó, la mujer seguía allí, en pie. ¿Cómo podía ser tan persistente? Por lo menos, había soltado un quejido, lo que significaba que le había hecho daño, aunque fuese un poco. Podía vencerla. Solo tenía que seguir atacándola con todo mi poder.

—¿A quién llamas patéti...? ¡Ay!

Me golpeó de nuevo con el molesto bumerán, pero esta vez me causó poco más que molestia. Lo preocupante fue lo que la mujer se preparó para hacer a continuación, que me hizo perder todo el color de mi rostro. Si ese espadón me impactaba con todas sus fuerzas, me haría picadillo. No podía permitirlo.

Rápidamente, me agazapé en forma de ovillo y convoqué nuevamente mis tentáculos, pero esta vez, en lugar de tratar de atrapar a la mujer, se enrollaron a mi alrededor, envolviéndome y protegiéndome. Odiaba tener que pasar a la defensiva, pero no me quedaba otro remedio.

- A ti, ¿a quién si no? - responde la mujer con parche en el ojo, mientras los tentáculos oscuros empiezan a rodear a una agazapada a Arlene para protegerla del golpe que se avecina.

La mercenaria descarga su furia contra la barrera, y el espadón choca contra los tentáculos entrelazados que hacen de refugio de la maga de Radiant Dream. Arlene nota cómo los lazos de oscuridad de su magia aguantan el golpe, pero también siente perfectamente cómo estos se resienten tras haber sido atacados. Y aunque no puede verla porque se encuentra en el interior de la barrera, la chica está segura de que la mujer del parche está cargando otro ataque, y que después de ese vendrá otro. ¿Hay siquiera una forma de salir victoriosa de aquí?

"... La ha contratado tu padre. No te matará... probablemente. Si no la sigues cabreando." susurra la fantasma en el interior de Arlene. "Llevas un buen rato luchando, y apenas te queda magia para defenderte. Acabará venciendo, Arlene." dice, con voz no demasiado entusiasta. "A lo mejor deberías... rendirte y dejarte atrapar."

Silencio, durante unos segundos.

"¿De verdad te merece la pena arriesgarte al daño que podría hacerte... sólo por volver con Radiant Dream?"