Partida Rol por web

De pronto, mientras el cubo se caía de las manos de Tony, Kromi lanzó un hechizo que hizo a todos los presentes desviar la mirada. No ocurrió nada pero, de pronto, notaron como la habitación se iluminó de golpe. Todos tuvieron que apartar la mirada de la chica, ya que prácticamente si la mirabas te dejaba ciego. Era como ver un eclipse de sol, solo que sin eclipse y sin sol. Solo Kromi brillando. Ignorando aquello, el alquimista se llevó la mano a la cara, intentando no decir una barbaridad y calmándose ante la patosidad de Tony.

-Fantástico... Bueno. Pues para quienes todavía lo tengan. El aparato funciona de la siguiente forma. A un lado del cubo hay un pequeño botón. Si lo pulsáis, el cubo se ligará con vosotros para siempre. Entonces lo único que tenéis que hacer es dejarlo en un lugar escondido y que sepáis que no se va a destruir.- El alquimista pegó una mirada que casi podría matar a Tony.- Y si morís, apareceréis en ese lugar. Y ya está. Nada más. Ya os podéis largar que tengo que limpiar este desastre.

Frid, que vio todo lo que sucedió, después de atender a las explicaciones del hombre, se giró hacia Tony y, con una sonrisa, alargó su brazo.

-No te preocupes, compañero. Toma. Te cedo el mío.- dijo con una sonrisa.- Y ahora marchémonos. Es mejor dejar al maese alquimista tranquilamente con sus tareas. Vayamos a la ciudad a prepararnos y, si alguno va escaso de dinero, que no se preocupe. Esto después de todo es un trabajo en equipo y necesitaremos cuidarnos los unos a los otros. Yo pagaré por la comida y los mapas. Además elegiremos un plan de acción.

Tras decir aquello, el paladín se giró ante Kromi y, sonriéndole, se sintió como si fuera un combate entre los dos para ver quien brillaba más. Pero claro. El paladín acabó retirándose, posiblemente pensando que usar magia era hacer trampas.

-Curioso... un resucitador con teletransportador... lo jodido es que como lo roben o lo rompan, estás jodido... pero más lo estás si estás muerto..

El aprendiz de levantamuertos está pensando estas cosas, en medio de una orgía luminiscente a dos bandas, cuando el alquimista les despacha, es de suponer más que harto de que le roben el tiempo y le fastidien el trabajo de los últimos meses... "no, si yo le comprendo", pensó

Según salen del laboratorio, iluminados todavía por partida doble, Arnolfus plantea alguna pregunta práctica...

-Entonces, Frid, te encargas de los suministros... Es de agradecer, es una tarea que requiere experiencia y capacidad organizativa -Esto se llama hacer la pelota, y que no gruña por pasarle el marrón sin complejos- En cuanto a planificar lo que vamos a hacer; parece que estás más familiarizado con la política de los reinos... ¿a donde crees que deberíamos encaminarnos?

"... y... ¿donde guardo yo la caja esta de las narices?... ah,... se me ocurre un sitio...."

Aún en el suelo y sin querer levantarse, Tony vio como una luz similar a la luz de sol suplantaba a la pequeña maga. 

Eso debe ser lo que dicen "ser tan bueno en algo que brillas como una estrella"- Murmuró el hombre  tapándose la cara para evitar el resplandor.

A pesar de haber roto su "inmortalizador", el buen guerrero santo le cedió el suyo. Oh gracias, Frid.-Tony cogió el cubo, y lo estuvo acariciando un rato, incluso rozando con el dedo el botón. A lo mejor hasta lo pulsó ¿Quién sabe? Ni siquiera los dioses de la suerte lo saben, pero acabó devolviéndoselo- Pero creo que lo vas a necesitar tú mas que yo. Sospecho que si caes, el resto seguirá un camino similar.- Aunque ya no fuera Héroe, aun mantenía los valores que le enseñaron en la escuela de héroes: Altruismo, compañerismo y benevolencia.

Cuando salieron de aquella mazmorra y la volvieron a dejar a oscuras, el paladín se ofreció a comprar comida y mapas y a seguir un plan de acción:

Pero...¿Comida de viaje? ¿Como queso curado o cecina? Hace años que no como de eso...Sería una gloria bendita.

En cuanto al plan de acción, supongo que habrá que ir a algún lado y buscar qué causa los problemas y acabar con ellos- Se encoge de hombros ante la obviedad-  Si hay que entrar en combate ya aviso que soy mejor arquero que espadachín. Aunque tengo espada, no sabéis lo fácil que es cortar lo que no se debe con la espada.

Genial, la gnoma lanzó un hechizo y se puso a brillar tanto o más que el reluciente, que para colmo se puso a competir a ver quién cegaba más a los demás. Me llevó un rato recuperar la visibilidad.

Eso de que una vez usado el aparatejo queda vinculado no es bueno, me fastidia el plan de hacerme de oro. A no ser que no utilice el mío. Pero como decía mi viejo antes de que nos abandonara a mi madre y a mí por una mujer más joven y curiosamente más falta de dientes que mi madre, "vale más mi propia vida que todas las monedas del mundo". Así que aprieto el botón de mi propio trasto por si las moscas.

El reluciente habla de ocuparse de los suministros, a lo que reacciono levantando la mano... desde una distancia segura donde apenas noto picores. No me gusta nada que nos dirija, pero mientras coma de gorra y no se me acerque mucho...

- Oye, esto... te llamabas ¿Fred? - no me voy a molestar en recordar su nombre - Voy a necesitar ganzúas, que ando escaso. Para... ya sabes, cosas de seguridad. En la aventura necesitaréis de mis conocimientos de seguridad. Y un saco de dormir, porque cada uno tendremos uno, ¿no? ¿O vamos a tener que compartir tiendas o algo al estilo?

No pienso compartir tienda con el paladín o con el gafe. Y ya que lo pienso, tampoco con el nigromante, cualquiera duerme con esa peste. Prefiero dormir solo o como mucho con la gnoma. Con lo pequeña que es seguro que apenas ocupará espacio, y además parece mona. A no ser que ronque. Espera, ¿no dijo que ganó una carrera de dinosaurios? ¿Y si ronca como uno? Creo que mejor dormiré solo si se presenta la oportunidad. ¿Dónde diablos me he metido?

-¡Wahh!- exclamé al ver como definitivamente el cubo caía al suelo roto junto con una multitud de cosas y notando como empezaba a brillar -muchas gracias Carsan y ánimo con la limpieza- dije dando un pequeño brinco al final con gesto de sacar músculo tratando de animarle antes de devolverle una amplia sonrisa al paladín y comenzar a caminar fuera del lugar -¡Gracias Frid!- pronuncié animada sacando el cubo y apretando el botón antes de guardarlo de nuevo -no creo que lo necesitemos pero no aceptar un regalo es de mala educación- expliqué llena de optimismo mientras el resto comenzaban a hablar sobre un plan de acción -bueno... en realidad hay rumores de problemas en todas partes así que ¿porque no empezamos por el que escuchemos que queda más cercano a la ciudad una vez compremos lo que necesitamos?- expuse -al fin y al cabo el plan es terminar con todos ellos.- aclaré.

Tras aquel gesto de Tony, el paladín se extrañó, pero acabó guardándose el cubo. Entonces los cinco, mientras el alquimista se ponía a recoger todo el estropicio, salisteis al pasillo de nuevo. Y guiados por el paladín, que parecía conocerse algo el castillo, lograsteis salir de allí y regresar a la ciudad. Por el camino, el resplandor de Kromi desapareció, pero las miradas de los sirvientes por el camino le hicieron sentirse observada.

Una vez fuera, buscasteis la tienda más cercana de bienes y, en la entrada, el paladín os detuvo.

-Por favor, esperad aquí. Ya me encargo yo de todo.

Sin decir nada más, el paladín entró en la tienda y, tras media hora de compras, acabó saliendo con cinco mochilas que os fue entregando una a una. Cada mochila parecía tener comida, sacos de dormir, antorchas, yesca y pedernal, para Barret en especial que lo pidió, unas ganzúas, algo de cuerda y una postal donde ponía: "Con cariño, de vuestro compañero Frid".

-Ahora solo hay que elegir dónde debemos de ir. He escuchado que en el imperio del norte, los lugareños no paran de tener disputas entre ellos, y parece que una guerra civil se aproxima. En el imperio del sur, los animales se mueren, hay sequía y las cosechas no prosperan. En el imperio del este, hay extrañas enfermedades jamás descubiertas antes, y puede ser bastante peligroso si no te han vacunado. Y en el imperio del oeste, dicen que la gente simplemente... muere. No me han dado más detalles. ¿A cuál deberíamos marchar primero?

-Demonios, Frid, nos lo pones complicado... los cuatro casos son igualmente graves; solo difiere, de uno a otro, la forma en que la gente muera; tal vez... votaría por ir primero a aquel en que la causa de las muertes es más imprevisible, o sea, al Oeste

Me quedo pensativo; me vienen viejas leyendas e historias sobre las formas de la muerte, y no me gusta un pelo, y eso que estoy acostumbrado a trabajar con cadáveres en distinto grado de... bueno, de muerte.

Voy colocando las cosas en la mochila, de modo que me sea más fácil encontrar lo que necesite, aun estando en la oscuridad, y mientras, aprovecho para pulsar el botón de la "caja mágica de vuelta del más allá", discretamente, y sigo pensando en cual sería el mejor lugar para esconderla; un templo sería un buen sitio, un lugar tranquilo y en que no haya nada que temer.

Manteniendo suficiente distancia como para que no sintiera picores sigo al paladín reluciente a la ciudad para conseguir las provisiones. Durante el camino Kromi deja de brillar en el momento justo para poder evitar estamparme contra una farola.

- Uff... menos mal - me giro hacia Kromi para bromear - Por favor, no vuelvas a intentar competir con el reluciente para ver quién ciega a más gente.

El propio Frid se encarga de hacer las compras, las cuales reparte cuando vuelve. Observo que me ha comprado las ganzúas y una cuerda además de la mochila con todo el equipo necesario, además de una postal con una dedicatoria que me deja simplemente perplejo.

"Pero qué cursi... al menos no parece ser de los que odian a los de mi ralea solo por serlo".

Me esfuerzo en esbozar una sonrisa (bastante falsa) mientras me aguanto los picores que me provocan su cercanía.

- Oh, muchas gracias, Frid... - ahora no tengo excusa, puso su nombre en la maldita postal, la cual guardo para más tarde deshacerme de ella a escondidas.

Miro un momento el contenido de forma detenida y, la verdad, tengo que admitir que este tío sabe comprar. ¡Pero sigue sin agradarme!

Escucho atentamente las propuestas de lugares a donde ir a investigar. En el norte hay caos y visos de una guerra civil, podría ser una buena oportunidad para saquear pero no molaría acabar envuelto en una guerra, así que descartado. En el sur es obvio que la gente lo estará pasando mal y habrá poco que rascar (y tampoco sería plan, seré cabrón pero no desalmado). El este descartado, no quiero morir por alguna enfermedad chunga (y menos si no hay un clérigo con nosotros). Que vayan ahí algunos misioneros a los que les mola contraer cosas chungas.

Así pues, queda el oeste donde la gente simplemente muere. Me inquieta un poco la falta de información, pero tiene un lado positivo: las cosas valiosas de la gente que simplemente se muere pasarán a ser de mi propiedad... pero me tira para atrás lo de que se mueran sin más, a saber si nos podría pasar a nosotros. Al menos hasta que recuerdo que tengo el artefacto de la inmortalidad en mis manos y en las de mis compañeros (excepto el gafe).

El nigromante apoya precisamente ir al oeste, así que doy un par de pasos al frente... pero algo apartado de él, que apesta a muerto.

- Estoy de acuerdo con el compañero... ¿Arnoldo? ¡Arnolfus! Sí, deberíamos... investigar esas muertes misteriosas de inmediato - y de paso custodiar sus posesiones más valiosas, ya que estamos. Obviamente eso no lo voy a decir, y menos delante del reluciente - La gente no se muere sin más. Que sí, los demás lo estarán pasando mal en los otros lugares, pero no se mueren directamente. No sé si sabéis a dónde quiero ir a parar...

Aprovecho mientras digo esto para dejar a buen recaudo y junto a mí el artefacto. Lo último que quiero es que con un golpe de torpeza o mala suerte (miro de reojo a Tony cuando pienso eso) acabe perdiéndolo.

Esbocé una sonrisa de oreja a oreja cuando Barret se dirigió a mi con una petición -Pero he ganado ¿verdad?- pregunté, pues aunque no era lo que planeaba en un principio el efecto de mi hechizo había sido espectacular -parece que ya estás mejor de tus picores, me alegro- seguí la conversación antes de mirar al resto de compañeros para conversar también con ellos pero entonces salió nuestro compañero cargado con cosas para todos -¡Gracias Frid!- dije abrazando su pierna por un instante tras recibir mi mochila y leer la nota. Pronto se comenzó a discutir nuestro primer destino así que como parte del grupo me uní -Estoy de acuerdo, si la gente está muriendo directamente deberíamos apurarnos en resolverlo... o sino ya no habrá nadie a quien ayudar- expuse encogiéndome de hombros.

Tony escuchaba mesandose la barba mientras los demás opinaban los mismo, pero él dio una opinión diferente

La gente muere a diario, ya sea por enferemedades, porque se caigan de las escaleras o porque suceden cosas más raras como que a dos cientos metros se rompa el freno de una carreta, la cual no puede frenar en la curva que está a cincuenta metros, siga de frente y se empotre contra el establo, donde justamente habían dejado suelto al toro y este asustado te embista y te mate. No me parece tan raro eso- El hombre se encoge de hombros como si eso fuera lo más normal del mundo.

En cambio, un lugar donde está a punto de estallar una guerra civil, lo suyo sería ir allí a evitar que estallara. Dudo que los dos bandos en liza se esperen a que lleguemos para mediar con ellos. Yo opino que deberíamos ir al norte. Al fin y al cabo, a los muertos no se les puede salvar

-Pues parece que por votación nos dirigiremos al oeste. No os preocupéis. Seguro que logramos encontrar alguna solución. Y tras eso sus gentes y nuestro rey nos compensarán por ello.

E ironías de la vida, poco después de que Tony hubiera contado su historia, de pronto alguien gritó. Antes de que nadie pudiera reaccionar, unos caballos desbocados con un carruaje detrás comenzaron a correr en vuestra dirección. Frid empujó a un lado Kromi para acto seguido ser arrollado por los caballos. Éste logró sujetarse a ellos, pero por desgracia, aquello tapó la visión de los animales, haciendo que se chocaran contra un edificio en construcción. Todo el andamiaje se vino abajo, cayendo sobre los animales y el paladín, mientras que el carruaje terminó de estamparse contra ellos, haciendo que su contenido se cayera fuera. Unos barriles que se rompieron e hicieron que todo se empapara de su contenido. Parecía algún tipo de sustancia aceitosa. Pero no acabó allí, puesto que una lámpara que tenían en el andamio, cayó sobre esta mezcla, provocando que todo prendiera rápidamente y aquello se convirtiera en un instante en un completo infierno. La gente rápidamente fue a por cubos de agua para tratar de apagar el incendio. Vaya desastre...

-¡Decidido entonces!- dije emocionada ¡definitivamente había empezado nuestra aventura! entonces se escuchó un grito, me giré para ver que era y recibí un empujón por parte del Paladín para salvarme -¡Ay!- exclamé inevitablemente contemplando como este trataba de calmar la situación mas pese a su rápida actuación el desastre fue inevitable -¡¡Friiiid!!- grité de forma dramática tan pronto como todo comenzó a arder -¡Yo me encargo!- fue lo último que dije antes de comenzar el lanzamiento de mi hechizo, no dispuesta a marcharme sin resolver aquel desastre.

Tony observó el desastre impasible. Mientras el fuego amenazaba con extenderse por toda la ciudad, se limitó a encogerse de hombros y con la mirada semiperdida en el horizonte se limitó a decir

Véis, la gente muere todos los días. A la muerte le importa un bledo quien seas.

Se metió las manos en los bolsillos tras agarrar su mochila y ponérsela a los hombros, y echó a andar hacia el oeste.

Vamos, si habéis decidido el oeste, vamos hacia allá sin perder tiempo innecesario.

Observo con estupefacción la cadena de terribles sucesos, consternado, pero cuando al final veo que solo le ha afectado al paladín empiezo a sonreír como un cabrón. No, ni siquiera lo disimulo, acabo de librarme de los picores de un solo golpe, y solo he necesitado la influencia del gafe de Tony. Siempre he odiado tener que viajar con un paladín o que alguno me controle.

- Bueno, son cosas que pasan - comento como si fuese lo más normal del mundo - A mi amigo Roy le pasó algo parecido, cuando se untó la piel con miel para pasar el rato con su amiga... cerca de una cueva de osos. Supongo que os imaginaréis cómo acabó la cosa, acabó huyendo de unas abejas subido sobre un oso que conducía un monociclo.

Asiento ante la propuesta de Tony y empiezo a seguirle. Toca viajar hacia el oeste, ignorando que Kromi intenta ayudar y las posibles consecuencias de su intento. La sonrisa no se me borra de mi cara, es evidente que soy tremendamente feliz. ¡Adiós a las urticarias y al puñetero paladín reluciente!

- ¡Por supuesto, mi querido amigo Tony! - afirmo entusiasmado.

Un momento, ¿por qué he recordado su nombre a la primera?

"... joder.. que putada..." ... es lo que pienso al ver al pobre paladín... ahora,... es una armadura chamuscada, ennebrecida merced al tizne que se ha adherido a la sustancia pringosa en que se vió envuelto hasta morir abrasado... es una forma jodida de morir, sí señor...

El grupo... bueno... la vida sigue... tenemos que hacer un trabajillo, así que... que la verga apunte en una dirección, y el resto del cuerpo a seguirla; el muerto al hoyo y el no muerto,... a la saca, que estas cosas hay que aprovecharlas...

Me acerco a examinar al cadáver... y musito unas palabras...

Por suerte para todos los presentes, Kromi logró hacer el hechizo que pretendía y justo donde quería. Una nube comenzó a formarse sobre la estructura en llamas y comenzó a llover, poco a poco, apagando el fuego. Y mientras Tony y Barret comenzaban a marcharse, Arnolfus tuvo una idea y se acercó a la fachada ahora apagada. Y cuando trató de lanzar aquel hechizo, vio que no había ningún tipo de respuesta. Entonces apartó unos cuantos escombros y se dio cuenta del estado del paladín. Su armadura de oro se había pelado y ahora se veía claramente que solo era pintura encima de hierro. También era algo lógico. Una armadura hecha por completo de oro habría pesado una barbaridad... Pero lo peor fue que se fijó en que el cuerpo se había carbonizado tanto que solo quedaban cenizas de él, y, claramente, los dientes, todavía brillantes. Sin nada más que poder hacer, tuvo que abandonar aquello mientras el viento se llevaba sus cenizas y regresar junto a sus compañeros. Tocaba comenzar con el viaje, rumbo a su primera misión.

-Vaya mierda...

... mascullaba mientras alcanzaba al resto...

-Estaba tan calcinado, que no había nada aprovechable; y además, era todo fachada; una capa de pan de oro, o ni siquiera, y lo demás era simple hojalata. En fín, a otra cosa. mariposa... El oeste era... por allí, no?, pues arreando que es gerundio

El camino puede ser largo y tedioso... así que... bueno será ir sabiendo como es el grupo...

-Como parece que vamos a trabajar en equipo... os cuento: como ya sabéis, huelo un poco a muerto... provengo de una familia de nigromantes, pero eso de estar en una torre, rodeado de muertos y brebajes, es un coñazo, por eso me he lanzado al camino; el "negocio" de la familia es la muerte... y, bueno, nunca nos falta materia prima para trabajar... Si el olor os molesta, decídmelo y saco una bola de naftalina, no os cortéis en decírmelo...

Escucho al nigromante mencionar que la armadura del paladín solo era una capa de pan de oro y hierro. ¡Joder, sí que era cutre! Al final iba a resultar que el reluciente no tenía nada de valor. En fin, ahora está muerto, una molestia menos.

Escucho al nigromante hablar de sí mismo, mencionando su evidente peste. No me interesa su vida, pero si vamos a trabajar en equipo será mejor que nos conozcamos un poco más.

- Sí, harías bien en ir preparado con las bolas de naftalina - comento sin tapujos - Bueno, supongo que lo sabréis, pero no soy nada más que un ladrón. Hasta el nombre que di en el castillo es falso, ya sabéis, para no facilitar a las autoridades cuando me busquen luego por algún "desafortunado incidente". Tranquilos, no os robaré nada mientras no parezca valioso, y pienso colaborar en este trabajo por la recompensa mientras me merezca la pena - es tontería ocultarlo, al contrario que el paladín esta gente no me cae mal, aunque me inquietan un poco sus "habilidades" o maldiciones - Podéis contar conmigo cuando necesitéis a alguien que se infiltre, detectar o desarmar trampas, forzar cerraduras o conseguir algún objeto ajeno. Eso sí, a veces lo de robar... digo, "conseguir cosas", no me suele salir del todo bien, os aviso.

Sí, muchas veces en lugar de robar la bolsa de un noble me llevo en su lugar el objeto más inesperado. Aún tengo recuerdos de Vietnam con los calzoncillos de corazones de ese viejo gordinflón, que para colmo ni siquiera estaban limpios. 2 horas lavándome las manos intensamente hasta casi despellejarlas...