Partida Rol por web

Ah! Joder! Qué haces?-Exclamó Tony al ver como el caído se levantaba.

Sin esperar a ver si el cadaver andante iba a obedecer las órdenes que le había dado el nigromante, Tony se alejó despacio y caminando hacia atrás y con el arco en la mano, alejándose del engendro y de sus compañeros bandidos; sin darles la espalda para que no le pillaran desprevenido.

Y allí seguíamos discutiendo cuando al nigromante se le ocurrió la solución -¡Pues no es tan mala idea! entonces... ¿puede hablar?- pregunté mirando al zombi atentamente pasando por completo por alto que la última vez que nuestro compañero revivió algo acabó picoteándole la cabeza.

-Eeeemmm... pues ahora que lo comentas... eso no lo tengo muy claro, así que... no se, tal vez por señas...

De pronto el cuerpo se levantó solo, con lo que los otros bandidos se asustaron. Todavía tenía el cuchillo en la frente y estaba lleno de sangre. También sus ojos estaban en blanco y sin vida, obviamente. Entonces sin decir nada más que lo que parecía un quejido, se giró y comenzó a caminar de forma bastante extraña.

-¡¿Estáis locos?! ¿Cómo creéis que va a reaccionar su mujer cuando lo vea?

Pero el bandido zombie siguió y siguió caminando hasta perderse de vista. Lo que haría era incierto, pero quizás lo sabrían en el futuro. Pero gracias a eso, los bandidos finalmente desistieron, cogieron sus armas y se marcharon en otra dirección distinta a la del zombie. Tampoco querían saber nada.

Con el tema de los bandidos aún incierto el colega nigromante tiene una idea tan repugnante como... genial. Definitivamente este tío me está cayendo bien, y lo mejor es que tanto el zombie como los bandidos se largan, dejándonos solos. Una vez nos quedamos tranquilos y solos me acerco a Arnolfus para susurrarle.

- Te llamabas Arnolfus, ¿verdad? Me empiezas a caer bien, así que cuando necesites algo dímelo. Y si son chanchulleos de dudosa legalidad mantendré la máxima discreción - es lo menos - Y en realidad me llamo Barret. Barret Wrongfingers.

Que le de mi nombre real es señal de que confío en él. Tras decirle eso me aparto un poco y guiño un ojo mientras pongo un dedo sobre mis labios, como indicando que me guarde el secreto.

- Bueno, ¿reanudamos el viaje? - me encuentro animado, y así se me nota - Esas joyas no se van a rob... quiero decir, no averiguaremos nada si nos quedamos aquí. ¿Verdad?

Viendo que no se lió parda como Tony pensaba en un primer momento, el hombrecillo se encogió de hombros. Pero entonces recordó su herida en el hombro

¿Alguno de vosotros tiene algún conocimiento de primeros auxilios? - Preguntó. 

Asintió a la prueba de sinceridad de Barret. Acababan de salir, y ya les habían asaltado unos bandoleros... en grado de tentativa, pero bandoleros; era de esperar que la cosa se pusiese más complicada, así que... era menester empezara tejer buenos lazos de camaradería para salir de esta, enteros y vivos...

Tony les hizo recordar que tenían heridos en el grupo... ups... se le había pasado por alto; lamentablemente, su "habilidad" no estaba orientada a esa materia, y no era plan de esperar que muriesen para poder recomponerlos...

-Lo siento, ni idea de magia curativa, ni tampoco se remendar muy bien; a ver, un emplasto de musgo lo mismo os puede venir bien a ambos, pero quizá sería mejor que os llevásemos con cuidado al siguiente pueblo, que algún sanador habrá

(ojo, al siguiente pueblo, no al del zombi, no sea que su señora esposa venga a darnos la brasa)

Al ver como los bandidos se marcharon en otra dirección distinta al zombi señalé en la de este último -pero...- pronuncié siguiéndoles con la mirada antes de encogerme de hombros en señal de que quizá no merecía la pena darle más vueltas -por cierto Hector no quería ponerte en evidencia delante de aquellos bandidos, lo siento si te ha parecido que tenía algún tipo de interés por ti pero no era el caso- expliqué en señal de que había entendido lo que me había parecido -pero sí me alegro de que formemos grupo- seguí junto con una sonrisa tratando de aligerar mis palabras, después de aquello me volví a Toni mientras movía las manos en señal de que estaba tratando de lanzar un hechizo -nunca lo he intentado pero no te preocupes, tampoco debe ser tan distinto-

En el momento en que Kromi lanzó el hechizo, de pronto tanto ella como Tony se quedaron parados. No era muy normal, pero finalmente volvieron en si. Al mirar a su alrededor vieron algo de sangre por el suelo, sin embargo no sabían de donde provenía aquello. Luego se fijaron en que tenían heridas, y aquello les confundió aún más. Desde luego la curación no era su fuerte.

Tony parpadeó varias veces, ladeo la cabeza, se llevó la mano al hombro y miro a los presentes.

¿Qué puñetas...? 

Al ver que la diminuta maga también tenía un corte, dedujo que había sido alguno de los otros dos

¿Quién de los dos ha sido? Vamos, no seais tímidos. No os haré nada. Aunque si no se delata el culpable, os miraré mal a los dos.... Y la mirada de un gafe es terrible, ya lo advierto.

En cuanto Kromi lanza el conjuro veo que tanto ella como Tony empiezan a actuar extraños, y luego el gafe se pone tenso y nos amenaza. Y la verdad, prefiero que me mire mal un tuerto a que siquiera me mire Tony.

- ¡Eh, eh, para el carro! ¿De qué hablas, acaso te has golpeado en la cabeza? ¡Han sido los bandidos de hace un rato, los que se acaban de ir! - le replico sin entender qué está pasando, para después suspirar resignado - Da igual, ahora veremos si podemos hacer algo con vuestras heridas. De todos modos, Kromi, lo de antes era solo para engañar a esos bandidos. No tengo más interés en ti aparte de completar ese trabajo y recibir la recompensa.

Me quito la mochila para revisar mi equipo, por si el reluciente hubiese tenido el detalle de añadir un kit de primeros auxilios. Pues no, no lo ha incluido. Estúpido e inútil paladín que solo sabía cegar a la peña con su sonrisa Profident, no podía comprar algo tan básico. Y vendría bien tener a todo el equipo en perfectas condiciones si quiero más adelante hacerme con las cosas de valor "abandonadas" mientras ellos hacen de carnada o distracción.

- Cojonudo, no tengo nada para atender esas heridas. Ni una triste caja de tiritas. Ya le vale al reluciente... ¿Vosotros tenéis algo?

-Buenas palabras, y poco más... no tengo nada para curar, ni una venda, ni un cacho de tela limpia siguiera...

.. respondió a Barret, y es que, ciertamente, si se le ocurriese desgarrar un trozo de tela de  siquiera su capa, camisa, y otra prenda, y la aplicase sobre la herida de alguno de ellos... probablemente acabaría más rápido en el otro barrio que si se la dejase al aire (la herida, claro)

Pero como conocedor de la muerte, algo se de la vida, de los vivos, y de sus comportamientos, así que tras un fugaz examen de las circunstancias, doy un veredicto técnico:

-Por la mirada perdida, la desorientación manifiesta que exhiben, y las tontunas que dicen... yo diría que se les ha ido la olla, y bastante lejos... Vayamos al pueblo siguiente, a ver si damos con algo para curarles; lo de Tony me preocupa menos, porque un zurcido, y apañao, pero lo de Kromi, aunque no es grave, hay que solucionarlo con más finura, que en la cara de una chica, lo de dejar cicatrices.... entre las tribus bárbaras, por lo que tengo entendido, les da un sex-appeal tremendo, se matan por ellas, pero en estas regiones, no tienen tal gusto

...Lástima no tener conjuros curativos, pensó... aunque....  Abrió el tocho que llevaba encima, y buscó en el índice, en la "Z", "zurcir"...

Tony entrecerró los ojos

Claaaaro- en un tono evidentemente ironico- han sido los bandidos. Cómo no haberme dado cuenta de que el ejercito de bandidos que nos rodea han sido los causantes. Uy sí mira, y han preparado una emboscada con el arbol caido ese. Porque es super raro que los arboles se caigan en un bosque

Por favor, si te vas a inventar algo, que sea creible al menos. No sé, te ha picado una abeja por ejemplo- Tras dejar claro que no se creía la "no mentira" de Barret, procedió a mirarle mal.

Posé mi mano en la mejilla y luego la miré notando que la tenía manchada de sangre, di un pequeño saltito en señal de sorpresa y luego miré a mis compañeros confusa "¿de que hablan?" me pregunté sin prestar mucha atención hasta que Barret me habló directamente, le miré con cara de pena -¿porque me dices esto?- pronuncié con un tono acorde a mi expresión antes de que hablase sobre tratar las heridas, lo que me tranquilizó un poco, estaba comenzando a pensar que me lo decía porque me odiaba o algo... -nunca he intentado esto pero no te preocupes, tampoco debe ser tan distinto- dije comenzando a mover mis manos en señal de que estaba apunto de lanzar un hechizo, pero entonces me paré en seco -espera... acabo de tener un deja vu- pronuncie mirando al resto -¿puede ser que usase mi magia contra esos supuestos bandidos?- pregunté al grupo, tenía una teoría...

Miro a Kromi igual de sorprendido. ¿Será que lo habrán olvidado por algún extraño motivo o quizás por el conjuro que lanzó? Y para colmo el gafe me mira mal.

- Oye, Tony, no intentes maldecirme como los tuertos o te robo hasta los gallumbos - tras la advertencia me giro hacia Kromi - ¿En serio lo habéis olvidado? Sí, lanzaste un conjuro contra ellos y apareció un tal Antonio diciendo que estabas expulsada. Luego lanzaste otro que hizo crecer el tronco que bloqueaba el camino. Y después de la pelea e irse los bandidos lanzaste otro hechizo para curaros las heridas... que veo no se sanaron - explico brevemente - ¿Acaso pasan estas cosas a menudo cuando intentas lanzar un conjuro? Da igual, vayamos al siguiente pueblo como dice Arnolfus, allí seguramente encontraremos a alguien que os sanen las heridas.

-¿No os acordáis de nada, pero de nada, nada??

Me quedo preocupado; los efectos secundarios de los conjuros mal lanzados, pueden ser muy graves... como aquel que intentó teletransportarse y terminó emparedado, que tardaron un par de años en encontrarle... o aquel que, siendo un poco vago, lo intentó para ir del salón a la cama para irse a dormir, que terminó en la cama que no era y... bueno, es una historia truculenta...

-Es lo que dice Barret: se lió parda, os cortaron, y resulta que eran unos mierdas, que en cuanto cayó uno, se pusieron a pedir explicaciones; les despachamos a su casa, y ahora el tema es irnos, no sea que vengan en plan cansino, que parecían muy lerdos... Vámos y que un sanador profesional os eche un ojo...

En un pequeño aparte, susurro a Barret:

-Yo no haría eso... debe tener tarzanillos y zurraspas cadudadas...

Tony alternó la mirada de sospecha entre el ladronzuelo y el nigromante.

Está bien, por esta vez os doy el margen de la duda. Pero más os vale que no vuelva a ocurrir algo por el estilo. Nada evitará entonces que os lance mal de ojo.

Se encaró a Barret

Por cierto, Hector, poca seguridad ofreces si me amenazas con robarme. Igual no eres tan bueno como dices o no eres lo que dices ser. Vigilaré tus acciones

Sin mas palabras reanudó la marcha

Por un momento pienso... Si este hombre lanza un mal de ojo... ¿funcionará, o pasará lo contrario de lo que desea?... ello me turba durante un rato, en que me embrollo en una dialéctica lógica, que no me lleva a más conclusión, que mejor no probar, y observar bien atento cuando se le ocurra lanzar uno de esos sobre alguien

Al escuchar la explicación de mis compañeros sobre lo ocurrido esbocé una mueca, sobretodo cuando comentaron lo de que había sido expulsada -bueno... la magia es caprichosa a veces- pronuncié cuando preguntaron si aquel tipo de cosas me pasaban mucho, haciendo una pequeña pausa antes de continuar como si hubiese olvidado comentar un detalle sin importancia -y yo un poco disléxica- por suerte Tony también había entendido (más o menos) y ofrecieron seguir nuestro camino así que... mejor no darle más importancia -como sea... ¡el mundo no se va a salvar solo!- dije emprendiendo el camino.

Finalmente los "heroes", tras el altercado con los bandidos, siguieron su camino hacia el siguiente pueblo. Los cortes de Tony y Kromi apenas fueron nada y se curaron por el camino, por lo que ni siquiera tuvieron que gastar en médicos. Y cuando llegaron al pueblo, vieron una noticia del periódico regional. Al parecer un zombie había entrado en la casa de una familia y se había comido a los hijos y a la esposa. Lo más curioso fue que no tuvieron que acabar con él porque mientras se comía a la esposa, el zombie se atragantó con el enorme anillo de diamantes de la mujer y acabó muriendo de nuevo.

Tras eso, los heroes siguieron de pueblo en pueblo sin problemas hasta llegar al último antes de la frontera con el país vecino. Ahora era el último momento antes de prepararse de lo que venía por delante.