Partida Rol por web

Muerte de Ted Montesco.

Después de salir de la iglesia el policía escolta conduce al Capitán hacia la azotea de la sacristía, subiendo trabajosamente por un reducido batiente de una ventana, bordean algunos tejabanes y a lo lejos el capitán puede reconocer el cuerpo sin vida de una mujer vestida con traje negro recargada de espaldas con un rifle sniper/francotirador en su regazo, un cartucho quemado descansa a un costado de su cuerpo, con un tiro en la cabeza y los ojos opacos, sin vida, como pareciendo mirar al infinito.

El muelle de Verona Beach comprado por la familia Montesco a últimas fechas es territorio de nadie, con la desaparición de Ted Montesco y la falta de interés del heredero Romeo por mantener los negocios el control en el área es casi nulo.

En una de las bodegas el guardaespaldas Montesco, Baltasar, trata de negociar por su vida.

Teobaldo Capuleto y sus dos escoltas llegan al muelle siguiendo el coche deportivo del heredero Capuleto quién es el primero en descender seguido de cerca por Sansón y Gregorio quiénes bajan de otro auto.

Baltasar ya se encuentra bastante golpeado y amarrado sin posibilidad de escape por gente de Fulgencio Capuleto, puesto en bandeja de plata para el príncipe de los gatos.

Cubriéndose con el manto de la noche una figura sospechosa ingresa a la mansión de los Capuleto burlando todos los sistemas de seguridad de la familia, deslizándose como una sombra mas logra llegar hasta la alcoba principal donde duerme el matrimonio más poderoso de Verona Beach, una pistola con silenciador abre fuego sobre los padres de Julieta acabando con su existencia de manera silenciosa y efectiva, una vez llevado a cabo el sangriento crimen la sombra desaparece por donde llegó y no es hasta el día siguiente cuando una de los sirvientes encuentra asesinados en su propia cama a Fulgencio y Gloria Capuleto. RIP.

El protocolo de seguridad es engorroso y demasiado tardado ya que son varias personas las personas que están siendo interrogadas sin siquiera quitarles las esposas, cuando por fin llega tu turno te quitan las esposas y te piden que todos tus objetos personales los coloques en una bandeja metálica, acto seguido, te conducen hasta una celda preventiva, mientras que siguen interrogando personas en una fila interminable.

El guardia cierra por fuera la estrecha celda y se retira del lugar, de pronto las luces se apagan y sientes como alguien te coloca una cinta alrededor de tu cuello y comienza a apretar con una fuerza descomunal, la vista se comienza a nublar y no puedes pronuncia ni una palabra, hasta que todo se oscurece, finalmente alguien te ha aniquilado.

El protocolo de seguridad es engorroso y demasiado tardado ya que son varias personas las personas que están siendo interrogadas sin siquiera quitarles las esposas, cuando por fin tienes un momento te diriges a tu oficina a tomar un breve descanso y revisar más documentos mientras que afuera siguen interrogando personas en una fila interminable.

De pronto las luces de tu oficina se apagan y sientes como alguien te coloca una cinta alrededor de tu cuello y comienza a apretar con una fuerza descomunal, la vista se te comienza a nublar y no puedes pronuncia ni una palabra, hasta que todo se oscurece, finalmente alguien te ha aniquilado.

En medio de aquella balacera en la Iglesia de Verona Beach la Aya Nancy trata de ocultarse tras unas bancas de madera pero una bala le arranca la vida en un segundo y cae  en tierra santa. RIP Aya Nancy.

Esa noche, después de los terribles sucesos acontecidos en la iglesia del Padre Lorenzo, no puedes dormir por obvias razones, te revuelves de un lado a otro en tu cama hasta que muy de madrugada el cansancio te vence y te quedas dormida, sin darte cuenta la silueta de un asesino se desliza hasta tu lecho y con una almohada comienza a asfixiarte hasta que dejas de existir en tu propia habitación. RIP Caroline Montesco nuevamente.

Esa noche, después de los terribles sucesos acontecidos en la iglesia del Padre Lorenzo, no puedes dormir por obvias razones, te revuelves de un lado a otro en tu cama hasta que muy de madrugada el cansancio te vence y te quedas dormida, sin darte cuenta la silueta de un asesino se desliza hasta tu lecho y con una almohada comienza a asfixiarte hasta que dejas de existir en tu propia habitación. RIP Christinne Capuleto.

Voy a lugar de encuentro, armado hasta los dientes. Sabía que bien podía ser mi final, pero no tenía opción. La partida terminaría hoy mismo y allí mismo.

El viejo almacén en el muelle de Verona Beach que Teobaldo Capuleto había usado ya hacia algunas semanas atrás para hacerse de un importante cargamento de metanfetaminas era el escenario en que se habían dado cita para dar por finalizada de una vez por todas aquella sangrienta guerra que había llevado al terror y correr de sangre entre familias a la ciudad en los últimos días.

El primero en llegar era el único Montesco que quedaba vivo en Verona Beach, Benvolio Montesco.

No era de extrañar que el primero en llegar fuera Benvolio Montesco, aunque otra cosa que sí que le sorprendió fue la llegada de Dave Paris al lugar; pese a ello, el hombre estaba preparado para ambos, pues esto parecía ser un dos contra dos en el lugar. Sacando su arma dorada instigó a Gregorio que hiciera lo suyo, así como a ellos dos.

-Esto termina aquí; Benvolio y Dave. -Indicó con vehemencia- Vengaremos a Don Fulgencio, Doña Gloria, Aya, Sanson y a Christinne. Pues ya nos hemos vengado de la Bruja de tu Matriarca... ¡Espero que eso no te haya sorprendido!.

Con una sonrisa malévola, el hombre apunta con su arma a Benvolio Montesco, y pese a que tan solo martillea el gatillo sin disparar aún, espera a que su contraparte de los Montescos haga lo mismo para comenzar toda aquel baile de máscaras con la muerte y el diablo.

-¿Bailamos?. -Preguntó Teobaldo con maldad- Este será el último Vals...

Saco mi arma sin mediar palabra. Este sería el final, no estaba muy seguro de si para mí o para ellos, pero estaba claro que era el último baile. terminemos ya con esto, Teobaldo.

Gregorio pasaba de darle tando drama. Nada más sacó el arma empezó a disparar, intentando cubrir a Teobaldo para evitar que las balas le alcanzasen, pero sin ponerse delante del arma de su compañero.

Disparo a Gregorio, tratando de cubrirme por alguna zona que vea para tal fin.

Las Swords 9 mm. ladran resonando por todo el abandonado almacén, el primero en caer abatido es Dave Paris quién no alcanza a decir ni una palabra, luego Gregorio dispara a Benvolio esquivando el ataque al contestar el fuego dobla al guardaspaldas Capuleto quién cae de espaldas, al acercarse a rematarlo, Benvolio Montesco es cosido a tiros en en el pecho por un moribundo Gregorio.

Teobaldo Capuleto, el único que ha quedado en pie luego del tiroteo guarda su arma mientras el almacén queda en absoluto silencio nuevamente.

En la oscuridad de la noche vuelven a vulnerar el sistema de vigilancia de la mansión Montesco y sigilosamente una sombra se dirige hasta la habitación principal donde una pistola sword 9 mm. con silenciador dispara sobre Caroline Montesco y le quita la vida a la matriarca quedando sobre tendida sobre su cama nuevamente.

En la oscuridad de la noche vulneran la seguridad y tranquilidad de la iglesia y sigilosamente una sombra se dirige hasta la habitación principal donde descansa el padre Lorenzo, una pistola sword 9 mm. con silenciador dispara sobre el hombre de Dios y le quita la vida a quién había hecho mucho por mantener la paz en Verona Beach.

El viejo almacén en el muelle de Verona Beach que Teobaldo Capuleto había usado ya hacia algunas semanas atrás para hacerse de un importante cargamento de metanfetaminas era la dirección que había escrito en el mensaje que habían dejado en el escritorio del Capitán Escala en su oficina del edificio de policía.

Varias patrullas y un camión blindado se detienen afuera del establecimiento con las luces y sirenas encendidas, varios policías sacan sus armas mientras que el equipo táctico baja del camión blindado todos mundo armado hasta los dientes y encapuchados.

En la Iglesia Teobaldo había escapado por los pelos, era evidente que sin su familia el no era nada, tan solo una persona curiosa como un gato, que le gustaba ver y saber las cosas de la gente y con cierto grado de malicia, buscar barrer para sí mismo y para su casa, ahora comprendida por una única persona.

-Capitán Prince Escala... -Nombró al Capitán de forma ominosa- ¿La muerte te ha hecho cambiar tanto?. Antes eras un hombre de Ley, dispuesto a dialogar, a trabajar en equipo, y lo más importante de todo, a encontrar a los asesinos que hay en Verona Beach... ¿Qué es lo que la muerte te ha convertido?. ¿En un Juez?. ¿En un Jurado?. ¿En un Verdugo?. ¿Todo lo anterior junto?. ¿O acaso te crees Ángel de la Muerte?.

La voz de Teobaldo era distinta; pasó de la pasimonia e incluso a la colaboración que tenía en su primer encuentro en aquella celda a un tono de odio y desprecio máximo contra el Capitán de la Policía. Todo a causa de lo que este había hecho contra su familia, a parte de su incompetencia, la muerte de Christinne Capuleto.

-Si eres un Hombre de Ley, entrarás aquí y saldremos los dos con vida. La Justicia me dejará libre, pues yo no soy un asesino. Ni siquiera de los que se lo merecían, como Benvolio Montesco. Pero tu... ni mil influencias podrán librarte de lo que le has hecho a Christinne Capuleto; de eso me encargaré yo, y aunque tenga que lapidar toda la fortuna familiar en abogados, te lapidaré a tí entre rejas.

-Si eres un Hombre de Dios, entrarás aquí y saldré yo solo con vida. Pues tu habrás pedido perdón y habrás usado tu arma para acelerar todo el trámite de ir de cabeza al infierno. Lugar que, espero que no hayas conocido, pero tengo por seguro que vas a conocer por todo lo que has hecho.

-Si eres un Hombre de la Muerte, entrarás aquí y saldrás tu solo. Pero si eso pasa... me pregunto si todos tus amigos de la policía mantendrán la boca cerrada en esta ejecución. Pues, voy desarmado y no mostraré resistencia alguna en el arresto.

Tras decir esto, Teobaldo dejó caer al suelo sus armas; o mejor dicho, las armas de Gregorio y Sansón. Puesto que Christinne tenía la suya, y por desgracia, La Virgen no la había salvado de los actos deleznables e injustos de aquel Capitán de Policía.

-El cómo va a terminar esto será decisión suya. Escoja bien...