Partida Rol por web

Miro con cierta incredulidad a Kradex.- ¿Quemas un barco porque la bola de cristal está maldecida en lugar de tirar esa estúpida bola? ¡El barco hubiera sido vuestra salvación!.- Miro mal a Kradex. Luego miro a Roko que parece ser el más cuerdo de los cuatro goblins.- ¡Tú pareces tener más sentido común! ¡Espero que el viaje a ese antiquísimo lugar tuviera como objetivo conseguir mis dichosas hierbas.-Dije ordenando que el goblin sirviente recogiera el cáliz y me lo rellenara de vino agridulce. Una vez servido bebí un trago.

-No soy digno, mi señor... -digo con una notable reverencia por el cumplido. -Efectivamente les guié ascendiendo las escaleras del templo para pedirles a los sabios administradores externos del campo de hierbas multiolores la clave secreta para acceder al lugar...¡Pero el impulsivo Kur'ikú los atacó antes, y al enfurecerse no nos dieron la clave necesaria para entrar! ¡Es culpa suya que no pudiéramos coger las hierbas! -digo con furia acusadora hacia el joven goblin.

Miro con menos compasión a Roko.- No sabía que habían administradores externos del campo de hierbas multiolores... de todas formas...- Me dirijo a Kur'ikú.- Si podrían haber dicho la clave ¿por qué diantres les pegaste? ¿Te has tomado la pastilla de la esquizofrenia, rata asquerosa?.- Dije pensando en todo lo que me habían dicho.

Kur'ikú se ajustó de nuevo su enorme gorro.

- ¡Mi señor! ¡De nuevo recurrí a la violencia para evitar que mis compañeros se dejaran engañar! Esos malditos administradores decían que habían cosechado hierbas, pero no podía ser porque, desde hacía tiempo, la nieve caía sobre sus campos! Pegué a los mentirosos para que nos dijeran la verdad, pero entonces Uk'glush me detuvo para evitar la "desvirtuación" de esos hombres!- miró a Uk'glush y le señaló, acusador.- ¡Seguro que estaban compinchados y en realidad no quería que supiéramos dónde estaban las hierbas!

Miro mal a Kur'ikú.- Es decir, que tú sabías que no habían hierbas porque había nevado días antes y no lo dijiste hasta el final.- Hizo su movimiento característico de mirada fulminante.- ¡NO TE CREES NI TÚ LA MENTIRA QUE ACABAS DE SOLTARLE A TU SEÑOR.- Acto seguido miró a Uk'glush.- Bueno, os enteráis de que en esa zona no hay hierbas debido a la nieve... ¿No intentaste hacer un hechizo, o buscar en cuevas solares, donde también se cultivan estas hiervas de forma silvestre?.- Hice pequeños toques con el dedo sobre mi altar, en señal de impaciencia.

- Lo siento señor, lo siento... -dice ya que el Señor Supremo le obliga a pedir perdón cada vez que abre la boca.

- ¡En efecto mi amo, en efecto! Por el camino conseguí los componentes para utilizar el hechizo que nos reveló el verdadero paradero de las flores y les guíe hasta ellas... -hace una pausa-. Pero una vez que ya las teníamos en nuestra posesión, Kradex las robó y se las llevo para venderlas a cambio de... ¡Oro! mi señor, ¡Oro!.

Miro con toda la furia del mal a Kradex.- Después de una larga travesía conseguís las hiervas ¡Y LAS VENDES POR ORO! ¡Eso es traición a tu señor! ¡Más vale que tu boca hable algo totalmente comprensible o no tendré piedad contigo!.- Dije bebiendo de nuevo de mi caliz para tranquilizarme. Me miré en mi pequeño espejo y practiqué mi segundo gesto de la mirada fulminante, seguramente me haría falta dentro de los consiguientes cinco minutos.

-¡Mi señor, si vendí las hierbas fue porque... llegaron los buenos, esos a los que la gente llama héroes! - explicó Kradex. - Les oí hablar de que iban a recolectar las mismas hierbas que Su Malignidad necesitaba, así que aproveché que un mercader pasaba por allí y se las vendí con la promesa de que se las recompraría un rato después por un poco más de oro (que Kradex pondría gustoso de su propio bolsillo), todo para ocultarlas de los ojos de los buenos, ya que si nos hubieran visto con ellas nos hubieran matado y saqueado... ¡Y funcionó, mi señor, ya que pasaron de largo, pero cuando fui a recomprárselas al mercader resultó que Kur'ikú se había gastado todo el oro en chucherías para él!

Miro a Kradex, pensaba que había vendido las hierbas por algo mucho peor, pero era un goblin listo.- Bueno, querías sacar un poco de dinero para tu amo, ¿verdad?.- Dije dejando claro que si hubiera dicho en algún momento que era para él lo habría fulminado con una mirada.- Aunque un poco estúpido el mercader... debía ser un goblin como vosotros.- Miré a Kur'ikú.- Entonces si no hubiera sido por ti tendría mis hierbas ahora mismo aquí. ¿CONSIDERAS MÁS IMPORTANTE UNAS GOLOSINAS A ATENDER A TU AMO, SUCIA ESCORIA?.- Ahora sí estaba ya listo para lanzar una mirada fulminante, esta vez ese sucio goblin no tendría coartada.

Kur'ikú hizo un resuello muy dramático ante la acusación de Kradex.

- ¡Pues claro que lo hice!- le gritó a Kradex, y se giró hacia el Señor Oscuro.- Y aquí está la razon, mi Grandísimo Señor de la Maldad: un guerrero sin seso había robado las hierbas al mercader que, como vos afirmáis con toda sabiduría, no era para nada un tipo listo. Entonces compré las golosinas para usarlas como moneda de cambio (¡los soldados se pirran por los dulces, especialmente los idiotas!), pero Roko me las quitó y se fue corriendo hacia el pantano para comérselas allí a gusto.- miró a Kradex y a Roko, se ajustó el sombrero (lo cual ya se había convertido en un tic) y soltó un "¡Hmpf!".

Lo que me faltaba por escuchar.- Es decir vendes el oro para conseguir golosinas que luego darías al guerrero sin sesos que tenía las hierbas para poder recuperarlas.- La situación no podía ser más desesperante.- Pero Roko va y se las come ¡VA Y SE LAS COME! ¿ERES CONSCIENTE DE QUE TE HAS COMIDO MI DINERO Y MIS GOLOSINAS QUE IBAN A SER CAMBIADAS POR MIS HIERBAS? ¿POR QUÉ TE LAS COMISTES?.- Espero que tenga una razón aceptable de por qué se comió las golosinas.

Roko sonríe confiado. -El caballero, obviamente, también robó el oro del mercader; no por listo sino porque brillaba. Me serví de la tropa prescindible para vencer al caballero. Su oro está en su sala del tesoro, mi señor. -y hace una reverencia. -Le habría entregado yo mismo las hierbas de no ser por el gigante de piedra que Uk'glush llamó para que me las quitara, para entregarlas él mismo. Herido por el caballero no pude con el gigante. ¡Él debería tenerlas! -digo acusando a Uk'glush.

- ¿Intentas sobornarme con oro para que mi ira no caiga sobre tí? cada vez que vayas a hablar quiero que bailes como una prostituta troll, si no mi ira caerá sobre tí.- Acto seguido Miro a Uk'Glush.- Bueno, con esa cara es normal que quisieras ser el protagonista de algo alguna vez en tu miserable vida, pero espero que hubieras espantado con esa cara al gigante de piedra, soltando las hierbas para al menos hacer algo bueno para tu señor.- Dije esperando buscar cualquier excusa para acabar con cualquiera de esos sucios goblins. 

 - Buaaah... -empieza a lamentar Uk'glush al sentir que le caerá todo el peso del castigo. Perdon mi amo y señor cangrenoso... -se lanza a besarle los pies.

- Es cierto que llamé al gigante de piedra, pero para que vigilara vuestro... vuestro ¡oro!.... Quién realmente engaño al gigante para quitarle las plantas a Roko, no fue otro que Kur'iku. ¡Vi como de puntillas se acercaba a él y escuche como le susurraba que atacara a Roko!

Miré a Kur'iku.- ¿Para qué querías que atacara el gigante al goblin que tenía mis hierbas? ¡CONTESTA!.- Dije sulfurado cada vez más. Cada minuto que pasaba era un infierno.

Kur'ikú se agachó ante el terrible grito de furia de su señor.

- ¡Mi señor, gran Señor Oscuro! ¡Roko estaba tramando algo! Le vi escondiendo algo... me acerqué a él y gritó "¡Ups!". Supuse por su sospechoso sobresalto que no era de fiar, y por ello mandé al gigante. Sólo quería que le diera las hierbas al gigante, puesto que la criatura sería mejor guardián que ese...- miró a Roko, intentando pensar un insulto para él.- ... goblin traicionero, ¡pero Roko se negó y echó a nadar hacia la isla salvaje! ¡A nadar! Imagine qué podría haberles pasado a sus preciadas hierbas...

Conque a una isla salvaje con mis hierbas ¿eh?.- ¡ROKO! ¡MOJASTE MIS HIERBAS! ¡ESPERO QUE PUEDAS EXPLICAR TAL OSADÍA O MI IRA CAERÁ SOBRE TÍ! ¿NO DEJASTES QUE EL GUARDIÁN DE PIEDRA HICIERA SU TRABAJO?.- Esta vez no tendría coartada posible, los hechos estaban claros, pero sería benévolo y dejaría que se explicara una vez más.

Cuando el Señor Oscuro se dirige a Roko éste empieza a contonearse con rudeza, moviendo el cuerpo de forma bruta e imprevisible como solo una prostituta troll lo haría. Entonces se acerca a la pared más cercana y empieza a golpear sus caderas contra ella como haría una troll para demostrar la firmeza de su esqueleto, mientras responde alegremente: -Me sobresalté al percatarme de que esas hierbas en realidad...¡No eran hierbas multiolores! ¡No olían a nada! Nadé raudo hacia la isla porque en su desolado desierto crecen mágicamente las verdaderas. -en ese momento se azota fuerte el trasero y acto seguido señala a Kridex inquisitivamente, como queriendo decir "toma pa' ti". -¡Entonces Kridex me lanzó al plácido río con ellas en los bolsillos! Le vi coger más y huir rápidamente. Lo que no entiendo es porqué no se las ha traído...oscura malignidad.

Miro a Roko mientras bailotea como una prostituta troll.- Querrás decir Kradex, prostituta troll.- Dije mofándome de él. Acto seguido miré a Kradex.- Estoy cansado de esta historia, como siga así de repetitiva voy a matar a alguien aleatoriamente.- Dije bebiendo de nuevo. El licor comenzaba a subirse a la cabeza, y aún no había resuelto el misterio de mis hierbas multiolores.- Después de perder el dinero, las golosinas y haber intentado colaros en un lugar donde supuestamente estaban esas hierbas resulta que no eran hierbas multiolores. Vuestro compañero Roko se lanzó a la isla donde estaban las verdaderas hierbas multiolores, seguramente porque las había olido desde lejos y evitó un fallo que os hubiera costado la vida. Pero Kradex lo tira al río de la isla y sale corriendo agarrando tantas hierbas como puede... ¿A QUÉ JUEGAS DIABLILLO ASQUEROSO?.- Le digo a Kradex.- Quiero que cada vez que vayas a abrir esa bocaza digas soy un inútil.- Dije para desahogarme un poco.

Se hizo el silencio y la tensión casi se podía cortar con un cuchillo, cuando...

Todas las miradas fueron a parar a Uk'glush.