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[SA] Astquelion - crónica I [KDD 2020]

1.4. Prólogo Anatir

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28/01/2015, 14:18
Director

Lealtad.

Anatir se encontraba sentado en un banco de piedra en el patio de la Ciudadela Real, la morada del Rey de Arthedain. El monarca había sobrevivido una complicada trama que pretendía acabar con él, y aunque convaleciente, estaba a salvo. No obstante, los conspiradores se habían infiltrado en las más altas esferas de poder, y sin duda le quedaba mucho trabajo por hacer. No obstante, Anatir no pensaba en las instituciones. Incluso Gondor se hallaba demasiado lejos. Toda su vida había sido un soldado. Siempre había luchado, pero ahora no lo hacía por honor. Ni por un voto. Lo hacía por … lealtad.

Desde que salió de Gorgoroth, de la Tierra Negra, su destino se había unido al de Benaldamat, Thelran, Durandar, Alerian, Rashat y los demás. En las ruinas de Annúminas se vivió el desenlace de un larguísimo camino. Para algunos, marcaba el final. Thelran no había regresado. Benaldamat volvería al Norte. No lo había dicho aún, pero Anatir lo sentía en su interior. Habían sido los dos líderes del grupo. Siempre los primeros en hacer frente a los enemigos. Fuertes en el combate. Su ausencia se notará. Además, Anatir había hablado con Rashat y Alerian. También se iban. El cuchillo del asesino, y la flecha del arquero. El grupo los echará en falta como guerreros. Y como amigos.

Lealtad. Amistad. El grupo ahora formado por el feroz enano Nurg, el hechicero Durandar, Dywern y el mercenario Hrom le necesitaban. Unos buenos compañeros y amigos para explorar la Tierra Media, sus montañas y valles, los ríos y los bosques. Largos años Anatir solamente había podido contemplar el desierto vacío y hostil de la Tierra Negra. Tenía ganas de partir. Pero antes…

Anatir se levantó. Tenía que ponerse su mejor ropa, y su armadura reluciente ese día. Tenían una audiencia secreta en el Palacio. Seguramente sería una condecoración y una recompensa. Pero lo realmente importante para Anatir no era eso. Ese día, en el final de un camino, quería honrar y recordar a todos los amigos que habían compartido camino con él. A los que se quedaban. A los que se iban. A los que sobrevivieron. Y a los que no.