Partida Rol por web

Lo siento....no se muy bien que paso... - respondo algo avergonzada - tu estas bien?y que hay del otro chico? - pregunto al darme cuenta de su ausencia 

Dante negaba con la cabeza mientras hablaba.

- Yo... yo estoy bien... el otro chic? No se, salí tras de ti para encontrarte, pero no había manera... y creo que me perdí- reconoció algo avergonzado ante aquel hecho...

- Donde has ido? Donde estabas?

No lo se - digo jugando con mis manos - Lo siento...vamos...busquemos el camino de vuelta- y cojo su mano.

Cuanto marco su vida ese Charran, quizás ni los mismos Dioses lo sepan, de esa ya hace cinco años, cinco años en los que no ha parado de hacerle preguntas a Nott, cinco años indagando por saber mas cosas de los poderes extraños que les rodean, de las historias antiguas, de los poderes que otorgaban las runas de sus ancestros, y también conociendo la camaradería, la amistad y el tener un amigo con quien jugar y con quien guardar un secreto solo conocido por ambos, también esto le ha proporcionado el poder deambular por el asentamiento y entablar relaciones con otras gentes, sobre todo comerciantes venidos de otras tierras, con extrañas historias de otras lugares muy lejanos.

Nemain y Dante regresaban rumbo a su pueblo, cada uno cambiado de diferente manera, cuando vieron a la orilla al niño-duende con cara de perdido.  Parecía no poder regresar a su tierra de hadas.  No podría regresar, de hecho, el laberinto había sido cruzado y deshacerlo requeriría otro trueque, del cual el pobre nada sabía aun. 

Lo vieron a varios metros de la orilla del sendero, la suave llovizna mojándole el pelo rubio-dorado, a la distancia era cómo ver el sol entre las nubes densas.  ¿Correría él a vivir al y del bosque, siempre a las orillas de la población, convirtiéndose en un mito más de aquellos lares, o aceptaría las manos, pequeñas, llena de lodo, que le abrían en ese momento los niños de Tintagel invitándolo a que fuera a vivir con ellos?

A partir de entonces Ansgmar no pudo pensar en otra cosa que lo que le había dicho aquella extraña mujer, y tal como le indicara preguntó a su madre por sus extrañas palabras.

La respuesta fue parecida, aunque quizá menos misteriosa o quizá sencillamente el efecto de las sorprendentes revelaciones que tuvieron lugar se había perdido con la sorpresa. El caso es que durante las sucesivas noches no pudo pegar ojo. Pensaba en aquello como si supiera que debía hacer, pero le asustara hacerlo.

Al fin un día de la siguiente semana se acercó hasta la casa de la bruja, engañando se a si mismo. Diciendo que iba a ver a Ulf, pero cuando llegó allí hizo análisis de conciencia y se dirigió directamente a la mujer.

Lo que me has dicho me asusta.  le dijo sin previo aviso Me asusta por que no lo conozco, por que no lo controlo. ¿Puedes enseñarme a controlarlo?

Esa pregunta marcó el curso de los siguientes años de su vida. Vivió una doble vida, pues de acuerdo a sus instrucciones, su padre no podía sospechar de las lecciones que le daba la bruja a Ansgmar, pero se escabullía todo el tiempo que podía ara pasar el mayor tiempo posible practicando, aprendiendo o escuchando a Völva sobre su experiencia. Debido al tiempo que debía pasar en otras cosas por lo que su padre pudiera pensar el tiempo que estaba con la mujer devoraba con ansia todo cuanto le contaba de modo inconsciente.

Esto tuvo una repercusión inesperada y es que compartir tanto tiempo con Ulf hizo que le llegara a  apreciar como a un hermano. Era raro ver a ambos los dos chicos el uno sin el otro cuando no estaban con Völva. Un duo inseparable y pronto comenzaron a asociar al uno con el otro.

La piedra llena de musgo, el ciprés y el barro seco; la piedra llena de musgo, el ciprés y las crías de ruiseñor que piaban;  la piedra llena de musgo, el ciprés y de nuevo el barro seco. ¿Es que jamás sería capaz de encontrar el camino por donde llegó al salto de agua? tan solo se escuchaba el piar de las aves en el bosque y el susurro de las hojas mecidas por la brisa, pero ni rastro de la corriente de agua. 

Comenzaba a formársele un nudo de desesperación en la garganta, jamás le había ocurrido nada así, y el temor de la caída de la noche comenzaba a inquietarle. ¡No tenía sentido nada de aquello!  ¿Acaso era alguna broma que los duendes estaban gastándole? 

Su rostro se giró hacia donde provenían las voces de los niños humanos que había encontrado atrás. La villa parecía no encontrarse lejos, pero el hecho de acercarse allí era impensable, imposible para alguien perteneciente a Arcadia, la animadversión que le producía el pensamiento de sentirse observado, señalado y apartado comenzaba a mezclarse con la preocupación de su extravío, y pronto volvió a retomar su camino, esta vez sin tomar giros, siempre recto hacia adelante.

En Tintagel...

Durante los siguientes 6 años, el mito creció de que había un niño duende viviendo en esa parte del bosque, un niño duende que no podría regresar a su casa, que se aparecía sólo con cierta luz de luna, alguien quien hablaba con las piedras y los árboles y huía al verte.  Sólo conversaba con algunos magos, se decía, “no te le acerques demasiado o te roba y te lleva a su mundo”, advertían.

Siendo Tintagel estos cuentos, verdaderos o falsos, eran comunes.  Y con ellos, la vida normal continuaba, y el centro de esta vida era la Alianza Hermética; lo era aún más que la propia iglesia, la cual era relativamente pequeña, apenas tolerada.   Por ejemplo, a los sacerdotes cristianos les había sido permitido establecerse, pero construyendo su templo en las afueras, por los campos de salvado.  El poder verdadero lo tenían los magos de la Alianza, y el centro de todo esto era su castillo, esa maravilla de arquitectura construida entre los peñascos.  

Y como es el poder, se acaba enterando de todo, incluyendo el que la niña pelirroja, Nemain, y el chico de la coleta trenzada, Dante, habían nacido con el Don.  No los sorprendía mucho a los magos; tanta era la magia que había en esta región que presumían siempre que tenían la mayor tasa de nacimientos de niños con don mágico de toda Britannia.  No había duda de que los tomarían como aprendices.  ¿Pero quién de los magos con oportunidad lo haría?   Habría trucos, jaloneos, política entre grupos de magos, pues era claro los chicos tenían talento y quien los educase crecería en poder y prestigio dentro de la Alianza.  

La abuela de Nemain tenía un plan para sacarle el mayor provecho a esta situación y dejar a los niños con el mejor de los tratos posible.  Miren, les voy a explicar algo y me van a poner mucha atención...

En los fiordos...

La amistad entre Ulf y Angsmar creció cual roble, enraizada en sus secretos compartidos, en sus tareas y aprendizajes con la völva Nott.  Tuvieron la oportunidad de oír de ella la sabiduría de la magia rúnica acumulada durante siglos por esta larga línea de mujeres de premoniciones y poderes.  También, conocieron a algunos hombres que la practicaban, que la usaban para la guerra ayudando a sus jefes de clan, barco y reino.  Aprendieron los niños a veces del bosque, a veces del mar y la gente que lo recorría.  El padre de Angsmar le buscó enseñar a utilizar arco y flecha, a blandir la hacha y el escudo, ¿hizo caso de ello o hizo caso omiso?  ¿Aprendieron con Harkón y los otros el arte de hacer longboats y navegar entre los estrechos pasos, aunque fueran las primeras enseñanzas como ayudantes de los marineros? 

El tiempo pasó.  Pensaban que sería Nott misma la que les enseñaría la magia rúnica cuando llegaran a la edad.  Pero el destino no lo tenía así previsto, y la noche que la völva lo supo de cierto su llanto la levantó de aquel sueño revelador y premonitorio.  Sin decirle nada a Ulf, con la mirada triste pero llena de amor, fue a prender un cuenco donde quemó tres entrañas: una de pez, una de ratón de peñasco y una más de cuervo.  Suspiró.  Eso le dio paz.  Y regresando a a su cama le hizo una caricia y susurró alguna palabra sabia para ella y el niño.  No dormiría mas esa noche, pero el camino y los eventos que cuidarían de los pequeños estaban ya echados a andar.

Entre Arcadia y Tintagel...

¡No podía regresar!  Había sido un truco de hadas, desigual, y él había perdido.  ¡¿Porqué?!  Vernemetton había sido convertido en un changeling, un cambiado, un trocado, pero ¿que había sido dado a cambio?  A veces veía la sombra de su padre, su madre, por el bosque; a veces los veía en la forma de un canto de ruiseñor, o en la forma un arroyo con un remolino que giraba al revés.  A veces.

Sólo un año, un mes y un día después de vivir sólo por sus medios en el bosque (o eso creía) supo la respuesta.  Llegó a un claro de bosque, con la luna redonda sobre su cabeza.  En un manantial, con un laberinto arcadiano de los que ya conocía al recorrer (sin llegar a ningun lugar), vió que conversaba un hombre de pelo rizado, dorado, con… ¡su madre!  

El hombre dijo: No más robo de niños Aëngheirë.  Ya viste lo que les pasa si se meten con nosotros.  Tu hijo está bien, lo sabes.  Es bueno que conozca este mundo también.  Esto de robar niños no es la forma de hacer que ustedes se mantengan en Arcadia, bueno, no robar, cambiarlos si quieres decirle así, pero ¡¿por duendes?!  ¡Háganme el favor todos tus dioses!   El individuo se calmó, pausó y luego dijo:  Ahora bien, lo he pensado.  Tengo una idea.  

Vernemetton oyó al extraño humano de pelo dorado hablar por mucho rato con su madre y luego su padre, quien se les unió pasando cual fantasma y dándole una caricia linda e insustancial al pasar.  Será difícil, pero lo haré porque creo si no lo hacemos será mucho más difícil mantener los espacios naturales y lo faérico en los años por venir, sólo en eso estoy de acuerdo contigo.  Pero es muy arriesgado, porque la historia de la guerra del Cisma en la Orden se mantiene viva y dolorosa.  ¡ Y si vieras como vienen los cristianos y su aura!  Tan compleja su religión, la he visto crecer con una fuerza que no entiendo.  La he sentido, creeme.   Ustedes son una religión vieja, enraizada, pero unos creen que, como roble viejo al que ya le llegó su hora, tienen el tiempo contado.  Y los crisitanos son como un campo de manzanas, crecen rápido y los campesinos y reyes las esparcen con una diligencia que raya en la conveniencia.

Así que el trato es -le puso un peso a sus palabras que vibró con el aire tal que Vernemetton lo vió-  Yo, Flindebrando, cubriré el frente de la educación de su hijo, y lo introduciré al mundo.  Y trabajaremos juntos para el regreso de tu Casa -suspiró profundo, como quien toma una decisión que podría costarle ya sea mucho o infinito- pero si las cosas se ponen peligrosas me darás a 12 que se convertirán al cristianismo para decir que son una nueva versión de tu casa, que se unen a los magos que respetan la fuerza de lo divino “verdadero” en este lugar.   Lo harán de buena fé y bautizados y todo.  Medítenlo y si es así nos vemos la próxima luna en este mismo lugar -si es que alguien alguna vez puede regresar al mismo lugar de donde partió-.  

En Tintagel, 

  El padre de Dante había decidido meterse a los negocios.  ¿Le fue bien o le fue mal, o fue algo normal?  ¿Si le fue bien, que fue lo que sacrificó por ello?  ¿Si le fue mal, cuales fueron las razones?

El padre de Dante empezó ha hacer negocio con un amigo suyo, al principio es costó arrancar y todo fue bastante complicado, pero el negocio empezó a dar sus beneficios, Dante miraba con admiración a su padre que de la nada parecía prosperar, cuando parecía que todo rodaba bien el socio del padre le vino con una oferta de otro negocio el cual parecía simple y el cual aportaría grandes beneficios, aunque con sus dudas el padre de Dante accedió a el, invirtiendo todo lo que tenían. Sobre el padre de Dante cayó una losa de la cual no se repondría por que aquel que fue su mejor amigo, su socio, había planeado estafarle y de que manera, para cuando el padre de Dante se quiso dar cuenta ya era demasiado tarde, se había quedado sin nada y su socio había desaparecido con todo.

Dante siempre recordará la escena en la cual su querido padre apesadumbrado por la carga les contaba lo sucedido. Dante maldijo a aquel hombre y su suerte, pero algún día ayudaría a sus padres a salir de aquel apuro, era una promesa que no rompería...

De los 5 a los 11 años los niños con El Don crecieron y aprendieron de la vida.