Partida Rol por web

Astrina siempre tenía fabulosas ideas, pero a veces demasiado fabulosas, pensó Tenax. Parece que su maestro la inició muy bien en el mundo faérico pero no tanto en el mundo hermético.

-Mi querida Astrina, desconozco a qué hechizo te refieres. ¿Puedes explicarme algo más al respecto*? De todas formas, como ves no soy un Bjornaer experto en animales sino más fuerte en doblegar mentes humanas, algo totalmente inutil con perros mágicos. Además como tu maestro te debería de haber enseñado, a mayor magnitud, menor penetración, por lo que para poder afectar a seres mágicos es necesario usar con ellos hechizos de baja magnitud que permitan una alta penetración*. Es por ello que estoy pensando en hechizos muy simples, de segunda magnitud aproximadamente que me permitan penetrar más fácilmente la resistencia mágica de los perros. Te aconsejo que hagas igual. También si tienes la posibilidad de hacer una representación de los perros o su horóscopo diario igual eso también te ayudará.

Por mi parte también dedicaré una primera estación a estudiar el Tractatus de Animal** que tenemos en nuestra biblioteca. Os aconsejo a todos que hagáis lo mismo si queréis atacar a los perros con hechizos.

Si, si, Tenax, me refería a uno de.. de una magnitud menor pero lanzado con alta... eh.  La verdad es que era cierto que Astrina había estudiado relativamente menos de teoría mágica hermética que otros aprendices, balanceándola con "teoría" magia faérica, de la cual sabía tanto como de la primera, y de paso magia de tradiciones no-herméticas, así que pues si, se entendía su confusión.

Y, mm, Silvanus, ¿y si tu o Jean Jaques Pierre se dedicaran en verano a "abrir" un escudo para que podamos verter ahí varios hechizos en otoño tales que protejan y nos hagan pasar desapercibidos de los perros?   -Volteó a ver a todos con carita de desconocimiento admitido.  ¿Si Silvanus lo hace, cualquiera de nosotros puede encantar ese objeto, o sólo él podría?   

Y mm, ¿podría Jean Jaques hacerlo o necesita tener el don, digo, pues ya sabe mucha teoría mágica?   

¿O Leonor, podría, o le falta aprender teoría y latín todavía?    -la palabra acelerada y Astrina comenzaban con la misma letra.

Tenax estuvo un rato pensando en la mejor manera de actuar, hasta que de repente se acordó de que se les estaban pasando detalles muy importantes.

- Astrina, si vais a por vis, traedme para mi Vis de Rego para intentar superar a los perros de Larzac. De todas formas, antes de iros necesitaría que fuerais a ver a la Náyade Aliénor. Ella fue la última que vio a Dolça cuando ella fue a por el gigante, así que es posible que nos pueda decir algo al respecto.

Tras ello habló al resto de los Magos de la Alianza.

- Sodales, nos hemos olvidado de lo más importante. Nosotros no somos más que magos primerizos, pero el Archimago tendrá una magia brutal a nuestro lado, es posible que hasta pueda traer magos más poderosos que nosotros. Es necesario que le demos la información que tengamos y que nos diga él cómo quiere que le apoyemos. Creo que lo mejor será enviar un Mensajero. También le pediré en su contestación que nos indique los nombres de todos los miembros de la alianza que querían crear para ver si es posible contactar con alguno de ellos. Por último le preguntaré si los Parens de otros Magos que cayeron no nos querrían ayudar a acabar con la vida del asesino de sus filiis.

Al chico el escudo, a nosotros mis hechizos.  

Puedo lanzar varios individuales. 

─Ahora que nos lo podemos permitir ─intervino Orrin─ si puedes conseguir otros 2 ó 3 juegos de herramientas para el laboratorio, estaría muy bien, Astrina, o uno para cada mago, puesto que cada magus de la Alianza debería tener su propio laboratorio y personalizarlo a su gusto si ese es su deseo. Con algo de suerte no pasará del próximo año que cada uno disponga del suyo.(1)

Siempre y cuando sobrevivieran a la próxima primavera, claro está, aunque eso el deforme Merinita se guardó de decirlo, para no minar la moral del Concilium.

─Respecto de la capa de invisibilidad, si bien es cierto que no sobresalgo ni en Perdo ni en Imaginem, creo que mis Artes sí dan para encantar la capa. Que nuestro sastre hebreo le confeccione una a Artús y yo la encantaré. Eso sí, será ya en Otoño, pues este verano planeo instruir a mi aprendiz en Teoría Mágica(2) y así podrá ayudarme en el laboratorio. Será un objeto menor, pero no será menor su importancia, ¿no es cierto? ─Dijo con una sonrisa el enano.

Siendo así, Silvanus podría abrir el escudo para Artús como objeto mayor y con ello tendrían ocupado el laboratorio común las estaciones centrales del año, quedando sólo disponible en invierno. El resto de trabajo de laboratorio pendiente tendría que llevarse a cabo en dicha estación o en el laboratorio de Astrina.

─También había planeado encantar unos grilletes de Paralizar Sabueso, otro objeto menor, de duración limitada, pero con suficiente penetración para detener a los perros, aunque sería de uno en uno y duraría sólo Diámetro(3).

     -- Yo abrire los objetos magico como me han pedido mis compañeros, no se si eso conllevara hacer una aventura, espero que me lo confirmes para prepararla si fuese preciso...

Leonor, que había estado ocupada tomando notas de lo tratado en la reunión, se aclaró la voz y carraspeó, suavemente.

- Esta primavera creo que he encontrado... bueno, cuando terminé mis obligaciones- se para un instante como buscando una forma mejor de explicarse, y luego, finalmente, se lanza- he conocido a una sílfide que canta a la caída de la noche en el farallón que hay sobre las cabañas de los pastores de la Alianza. No fue hostil conmigo, pero no llegamos a hablar porque era de noche y... bueno, mi posición en el farallón no era la mejor. Creo que si alguien me acompañara para conocerla, o si yo acompañara a alguien para que la conociera, podría ser un buen aliado, o conocido, de la alianza. También podría intentar acompañar a alguien para hablar con la ondina que era amiga de Dolca. Quizás así podría ser alguien importante para nosotros otra vez.

     -- Abro el escudo para que se le pueda encantar, y acompaño a leonor a visitar al enano de las piedras, para recabar toda la informacion posible, tanto de la alianza, de larzac y con mis conocimientos en canteria intentaria informarme sobre los minerales que hay por la zona...

Querida Leonora, ¡no me andes saliendo de escapada sin llevar contigo el Callado Cayado de las Hadas!  Recuerda que siempre siempre me lo puedes pedir prestado para tus salidas.  Te sirve para siempre encontrar tu camino de regreso.  Mira que la de malas y te hubieras atorado allá en el Farallón sin poder encontrar salida segura.  Sería hora de que todavía seguirías ahí, como cabrita atorada en un peñasco.   Chasqueó la lengua como la tía preocupona que era.

Ahora bien, no recomendaría que fueran a hablar con la sílfide esa.  Creo que es un espíritu, y del aire, y a ti te quieren bien las hadas, pero los espíritus, no se.  -Además se lo decía porque no tenía un hechizo para echarle que la protegiera de estos seres, y pues si, era tía preocupona. 

De lo que dice el maese Silvanus, sobre ir con los enanos de las piedras, pues... -titubeó en decirlo, pero era sobreprotectora, no tanto como Orrin, pero ahí la llevaba-  pues es que son poderosos, y hasta el momento, han estado mal dispuestos hacia nosotros.  Es cierto que hay mucho que ganar si son conservadores ustedes en su acercamiento, si van con tiento pues; podrían darnos una tregua entre la Alianza y ellos, al menos.   

En todo caso, si van, te puedo echar antes de irme on el Círculo de Protección contra las Hadas de la Montaña, y vas más segura.  Y puedo también dejarles hecho el Ritual del Hada Amigada.  Sólo tendrías que, durante el verano, ir contando y corriendo la historia entre la gente de Stricta Vallis de que esos duendes se pueden apaciguar dejando pequeños regalitos, como madera tallada en forma de picos y palas por ejemplo, entre los recovecos de las paredes de piedra.  Y que chiflando tres veces, o algo así, antes de pasar por los senderos de las colinas, te dejan pasar los duendes sin peligro, si es que llevas buena intención en tu camino claro. 

 Claro que mi mejor mejor recomendación es que en tus paseos de verano, en tus merecidas y necesarias pausas del estudio, recorras la vera del río.  Ya la náyade Alienora está bien dispuesta hacia nosotros, después de nuestro acercamiento con flores en el Otoño, y la renovada esperanza de rescatar o saber que le pasó a su Dolça.  ¡Seguro que ella viene contigo y te ayuda ella a buscar vis de Terram entre los guijarros y piedras del río!   -Además, ¿que mejor que un cantero como Silvanus para distinguir entre piedras y encontrarles usos beneficiosos?  ¡Imagínate una calzada de entrada al pueblo o a San Mauricio cubierta de estas piedras suaves!   Habría menos barro para atorar las pezuñas de los caballos y pasarían con menos atasque las ruedas de las carretas.  Y pues, si en ese paseo, se encuentran una geoda mágica con Terram, pues más que bienvenida, que inventar quiero un hechizo en invierno que pueda desviar las piedras que aviente la honda de Larzac en contra de nuestra más honda esperanza.

Por cierto, este sería el hechizo con el que encantaría el escudo que abriese Silvanus para Artús. 

Y Astrina pasó a describirlo paso a paso, como sólo una maga haría, y como sólo uno magos entenderían.  

Pasó un largo rato si, cualquier grog ya se hubiera dormido, o al menos estaría grogy, pero ya que terminó dijo, con una sonrisa:

Como pueden ver, una de las conclusiones, que yo no había notado, es que, de poderlo tener a toque a la bestia mágica, ¡también sirve para atraparlo!   Vean.  Les señaló donde la parte que decía, en latín:

or, if it is within the Circle, affect those outside.

¿O estoy interpretando mal, Orrin?   El sabía más de esos hechizos que ella.

Es Leonor, no Leonora. Y no era un silfo, era una sílfide, un ser faérico. Pensó Leonor, pero no se atrevió a replicar a Astrina. Para ella el verse apoyada era algo... extraño. No podía evitar una mezcla de sentimientos. Notaba allí, en su corazón, una mezcla de rabia. ¿No hubiera podido protegerla antes? ¿cuando esos hombres...?

Pero ella era una maga. Lo que Leonor quería ser. Y era evidente que le apreciaba. Sinceramente, podía llamarla como le diera la gana. Y no iba a discutir con una maga lo que era el ser que había encontrado.

Pero era del mundo faérico.

- Como digáis, maga Astrina. Cuando vaya a salir una próxima vez a buscar por los terrenos de nuestra alianza, os pediré ese "callado cayado de las hadas". Y si mi maestro me lo permite, por supuesto, os acompañaré a lo que me indiquéis.

─Así que una sílfide ─dijo el pater de Leonor en un tono que por un momento sugería regañina─ Bueno, está bien, me gusta tu iniciativa, aunque convendría que fueras algo más cuidadosa, podrías haberte caído. O peor, la sílfide podría haberte empujado al vacío si hubiera considerado que invadías su territorio. Sea como sea recomiendo que quienquiera que vaya a investigar esa aparición, se asegure de que no pueden lanzarle al vacío, ya sea mediante hechizos o mediante ingenios más mundanos. Mientras no haya forma de impedir eso, Leonor, te prohíbo que subas ahí arriba. De momento tenemos asuntos más urgentes, así que hasta el verano del año que viene ni me plantearé qué hacer con ese encuentro que has tenido, lo siento ─sentenció finalmente Orrin, negando con la cabeza.

Orrin, en efecto, era protector con su pupila, tal vez un poco demasiado, pero era una joven que ya había pasado mucho y que, desde luego, no merecía recibir heridas graves o encontrar la muerte por un accidente evitable.

─Astrina, querida, no soy, desde luego, un Bonisagus, pero diría que si imbuyes el efecto de esa manera el chico tendrá que dibujar un círculo en el suelo para que funcione el hechizo. No sé qué tan práctico puede ser eso para protegerle en medio del combate, en especial si se supone que tiene que ir al combate cuerpo a cuerpo. Yo pasaría a Toque, Diámetro e Individuo...

Finalmente el enano torció el gesto y miró a Leonor y después a Astrina.

─Está bien, está bien, Leonor, si quieres acompañar a Astrina, tienes mi beneplácito. ¡Pero haz todo lo que te diga y ten cuidado! Astrina, por favor, tened en cuenta que es sólo una muchacha, si os la lleváis con vos, sed prudente, os lo ruego.

Leonor era una adolescente con inquietudes y difícil, si no imposible, iba a resultar el tratar de cerrarle el paso, así que era mucho mejor y más instructivo que hiciera lo que quería... pero guiada por una mano más experta. Astrina podía ser atolondrada y algo dispersa, pero había logrado sobrevivir hasta superar el reto del aprendiz, así que seguramente sabía tres o cuatro cosas de cómo afrontar peligros y obstáculos.

     -- Entonces como el escudo es importante lo unico que hago es abrir el objeto, ademas de buscar en todas las personas que pasan por la alianza si alguien tiene el DON. 

Bien Orrin.  Iré con tu idea.  El hechizo a imbuir el escudo que abra Silvanus, lo haré con Toque, Diámetro y Grupo, para que pueda proteger al grupo que avance con él.   ¿Está bien?   Creo que podré hacer buen progreso en una estación, inclusive hasta podría acabarlo ese mismo otoño si me ayuda Leonor, o si experimento.  Le dedicó una mirada clara para indicarle que no haría las dos cosas.  Sabía bien cuánto su sodal cuidaba a su aprendiza.  

Y si, voy contigo Leonor.   Tu guía sobre lo que quieres hacer*, y yo te cuido.   Hay pocos días antes de que salga a Theline para el verano, así que sigamos una ruta muy prudente para que pueda salir a tiempo, solamente. 

Sodal Silvanus, ¿es posible que el escudo que abra vuestra merced a la magia este verano, sea uno redondo, de madera o metal, pero cubierto de piel de jabalí?  

Creo que eso puede dar gran resonancia, de objeto, forma y material para imbuirle el hechizo que pretendo este otoño y lo que fuera de invierno. 

Otoño de 1201

Leonor no había logrado disfrutar de su victoria. Desde que había logrado hablar (y ganarse la confianza) de la sílfide Alisse había deseado aprovechar el verano para regresar al farallón de Alisse y poder cimentar su amistad. Y en muchas ocasiones, durante esa estación, insistió a Orrin, siempre en privado, para que levantara su castigo.

Necesitaba verla. Comprobar que esa amistad no había sido una ilusión y, a eso, se sumaba su temor porque la veleidad que a veces atesoraban los seres faéricos le arrebatara cruelmente, por una mera confusión, a su única amiga. Sin embargo nada de lo que dijo (y tampoco su acostumbrado tesón en los estudios) sirvió para que Orrin levantara el castigo. 

Leonor pasó un verano terrible. Y no estuvo precisamente del mejor humor. Aún sin ser insolente sí estuvo enfadada, molesta e irascible. Había que entenderlo. La joven quería conocer, viajar, volver a ver a Alisse. Pero se veía forzada a estar en la alianza. Y para colmo, una alianza a la que llegaron doce nuevos jóvenes, acompañando al abad. Sí, parecían majos. Pero a Leonor no le gustaban. No le gustaban las novedades, y todavía, se levantaba llena de rabia, deseando matar a los que le habían hecho aquello. Y...

La chica suspiró. Era el primer día del otoño, pero Orrin había ordenado reunirse para el Concilio, y Leonor no se atrevió a moverse. Por el contrario, estuvo allí, en la sala del concilio, con sus útiles de escritura, preparada para tomar notas de lo que allí se dijera.