Partida Rol por web

Jabu fue estirandose hasta el exterior de la aldea. Ya una vez delante de su maestro recobro la compostura y saludo educadamente.

Estoy listo, desde el momento que embarque hacia aqui estoy listo.

Ademas, tu otro alumno pudo comprobarlo jajajaja.

Jabu estaba impaciente, durante la noche había soñado como conseguía la armadura y vencía de nuevo a su rival, estaba deseando hacer realidad su sueño. Ademas aun tenía que dar un escarmiento a todos los que le ganaron en la carrera y en el levantamiento de pesas.

Maestro, ¿que vamos a hacer?

El Maestro sonrió ante la efusiva actitud del joven.

Comenzaremos por comprobar tu resistencia y fortaleza física comenzó explicando así como las de Mbn'u. Durante los próximos tres días debereis viajar hasta el Lago Annoe sin más equipo que lo que teneis ahora mismo encima. Allí, en el centro del lago, hay una balsa fondeada, en cuyo interior encontrareis las siguientes instrucciones.

Podeis comenzar cuando querais.

Mbon'u abrió mucho los ojos por la sorpresa que el Maestro les había deparado. ¿Tres...tres días? ¡ummm... está bien, maestro, lo conseguiremos! exclamó animado, sin comprender muy bien que se enfrentarían el uno al otro tarde o temprano, a causa de su carácter confiado y amistoso.

¿tres dias? bueno, supongo que no sera demasiado dificil...

Muy bien maestro, dentro de tres dias estaré allí, comprobará que estoy listo para lo que se me pida.

la voz de Jabu era tan arrogante como siempre, ni siquiera recien levantado su ego era menor que de costumbre. Mirando a Mbon'u sonrio y comenzo a moverse.

Eres mi guia, asique supongo que tu marcaras el ritmo, si no te importa no perdamos mas el tiempo.

Mbon'u abrió la marcha junto a Jabu, canturreando inocentemente una canción tribal típica.

Varias horas pasaron mientras viajaban a pie por las áridas tierras de Orán. El calor incidía directamente sobre ellos, y pronto la sed hizo su aparicón. Mbon'u no parecía, sin embargo, notar tales problemas, pero para Jabu el peligro de deshidratación era muy real...

jabu sabía que rozaba la extenuacion, pero no podía permitir que su rival le viese, y  mucho menos despues de ganarle en una pelea. Trato de tragar saliba, pero no le quedaba, apreto los puños y empezo a pensar en otras cosas que no le recordasen al agua...

La piscina de la fundacion, la cena antes de partir, el barco... rayos, mis ultimos dias han estado rodeados de agua y hoy que la necesito no la tengo. Como demonios hará este tio para no notar la sed.

¿Mbon'u existe algun lugar para beber por el camino? Como entenderas las personas necesitan agua para vivir y creo que tu y yo somos personas.

Jabu trataba de omitir el hecho de que solo él estaba en un aprieto, pero sabía muy bien que el indigena aguantaría más sin agua.

Ummmh... oh claro que sí  respondió el joven indígena dirigéndose hacia una de las extrañas plantas llenas de pinchos que afloraban de cuando en cuando en el paisaje.

Están llenas de agua explicó pero necesitamos abrirlas sin pincharnos...

Abrirla sin pincharnos... Si por lo menos tuviese algo con lo que golpearla

Jabu comenzo a buscar a su alrededor, igual con suerte encontraba algun tipo de rama o piedra que usar para conseguir la ahora tan necesaria bebida.

Jabu encontró una piedra lo bastante afliada y alargada como para que cumpliera su propósito. Con ella, entre los dos fueron capaces de cortar el tallo del cactus por su parte superior, y hacerse con el preciado líquido de su interior.

Tras haber calmado su sed, Mbon'u instó a Jabu a continuar

Hemos de seguir, compañero. le explicó Si la noche cae sobre nosotros en este lugar sin cobijo, de seguro moriremos. Debemos llegar a aquellas montañas señaló a lo lejos, una distancia que a JAbu le parecía imposible de completar en pocas horas.

Jabu sabía de sobra que era imposible alcanzar las montañas, pero no podía permitirse aparentar debilidad frente a su rival. Si el indigena pensaba que llegaría a tal distancia Jabu lo acompañaría al mismo ritmo y le demostraría que aunque fuese imposible no estaba corto de valor para intentarlo.

A que esperamos, el camino es largo y el maestro no querra esperar.

El agua había refrescado sobradamente al joven, ahora no se quedaría atras, el sería el nuevo caballero  del unicornio, y Mbon'u tendría que  ver la armadura unicamente cuando Jabu la llevas de vuelta a Japon.

Los dos jóvenes comenzaron una carrera continua que les iba acercando poco a poco hacia su objetivo, la falda de la montaña. Sin embargo, con el correr de los minutos, el calor y la deshidratación, Jabu comenzó a quedarse atrás, rezagado ante el ritmo ininterrumpido de M'Bonu.

Cuando varias decenas de metros ya separaban a ambos jóvenes, Jabu se percató de que no estaban sólos. Dos bestias enormes, de hirsuto pelaje y afilados colmillos, perseguían con evidentes intenciones a su camrada, sin darse cuenta de que él mismo se encontraba algo más atrás.

M'Bonu escuchó a los leones atacaando casi al mismo tiempo que lo hizo Jabu.

Con una velocidad sorprendente, el aborígen se dio media vuelta para enfrentarse a la primera de las felinas criaturas, que ya se abalanzaba sobre él.

M'Bonu cerró los ojos y esperó, nada que ver con el combate con picas que Jabu y él habían librado anteriormente. El joven indígena parecía abocado a la muerte al ni siquiera mirar a su atacante. Y sin embargo, en el último segundo, sus ojos se abrieron, y su puño recorrió los pocos centímetros que lo sepaaraban de la rugiente mandíbula del león

¡Por el cuerno del unicornio! gritó con furia mientras golpeaba con una inusitada violencia al felino agresor, que cayó inerte al suelo sin proferir sonido alguno...

Jabu observó atentamente como M'Bonu lanzaba un potentisimo puñetazo contra el Leon que lo perseguía. No entendía lo que estaba pasando, se suponía que los caballeros eran guerreros extraordinarios, pero ni él ni M'Bonu eran caballeros, aunque Jabu planeaba serlo pronto.

Jabu se encaró a su leon, no iba a permitir quedar por debajo de su adversario. Jabu no conocía como usar el poder que había usado M'Bonu, pero no pensaba quedarse quieto. El joven respiró y concentro su mirada en el Leon, mirandole a los ojos esperando a que este estuviera lo suficientemente cerca, igual que había hecho su compañero. No cerró los ojos, el no tenía tanta confianza, pero aun así solo veía el Leon ante él, eliminando el resto de elementos de su vision, solo veía el leon en medio de un mar oscuro. Fisicamente el leon sería mucho más fuerte que él, pero Jabu no pretendia ganar fisicamente, sino esperaba llegar más alla.

Esperemos que las estrellas me acompañen.

El joven estaba en actitud tranquila, ni siquiera estaba en posicion de batalla. Se encontraba a escasa distancia de una bestia feroz pero estaba con las piernas ligeramente separadas y los brazos sin adoptar ninguna posicion defensiva. Era victoria o muerte y el joven no iba a dudar. El leon estaba ya aun a unos pasos, Jabu levanto lentamente los brazos como si se moviesen por mera voluntad mas que llevados por el joven. Con un movimiento gracil esperó hasta el ultimo segundo y justo cuando las fauces del leon rozaban su cuerpo y los ojos de la bestia se encontraban con los suyos en un combate no fisico sino de valor, el joven liberó sus brazos como quien libera una bestia enjaulada por demasaido tiempo y lanzó un puñetazo contra la cabeza del leon apuntado no a lo que podía ver con los ojos, sino al espiritu y la fuerza del leon.

Por el cuerno del unicornio. La oscuridad que estaba rodeando al leon dió lugar a la imagen de un unicornio, ese sería su foco, esa iba a ser su armadura y esa era la imagen que debería recordar por siempre. Ya no era el huerfano solitario de las calles, ya no era el niño que competía por no pelar patatas ni el muchacho asustadizo dejado a su suerte en una barca frente a un mundo desconocido, ahora era un guerrero de Oran como los que había visto entrenarse en la aldea, ahora era quien vestiría en el futuro la armadura del unicornio, ahora era un caballero.