Partida Rol por web

Aqui se tratara solo lo que acontezca en la ciudad. Es el lugar para comerciar y descansar.

El nigromante avanza a paso calmado, ayudándose de su cayado.Una capa negra como el carbón, oculta su rostro, dejando sólo ver una parte de su canosa barba y envejecido mentón.Su otra mano descansaba en un ángulo recto,sobresaliendo levemente su mano por la ancha manga de la túnica, mostrando sus afiladas uñas y su arrugada mano.El coche de su cayado contra el rocoso suelo, resuena en todo el camino como si de un abismose tratara, como si todas las personas de aquel campamente estuviesen en silencio, orando y clamando a los dioses fuerza para los aventureros.

Sin embargo,ya hacía muchos muchos años que Nerzul no sentía nada.Simplemente era una carcasa arrugada con el poder dle demonio en su interior.Avanza a paso firme, sin mirar atrás, preguntándose donde estará la recién compañera de viaje que conoció en la taberna de aquella empalizada.

"Idiota, eres idiota, eso es justamente lo que diría el abuelo. A pesar de las horribles leyendas que me contaba de niña va y yo que hago? llevarle la contra y plantarme, a mis edades, delante de las puertas del terror y la muerte segura. Ni siquiera soy buena muriendo, por favor! seguro que será de algún modo patético como que me caiga encima de la cabeza alguna de esas cosas que dicen que rondan por sus pasillos. Bueno, vale, el culo del guerrero (quizás demasiado flaco para ser un bárbaro, será algún tipo de heroe local?) flacucho es mono y el mago, que tierno, seguro que le puedo desplumar fácilmente! Dinero seguro!"

Inmersa en esos pensamientos, estaba yo ahí plantada delante de las puertas negras, acompañada de aquel viejales extraño que conocí en la taberna. Buena conversación. Buen bebedor. "Mierdaresaca" me lamento por mi horrible jaqueca. "Aunque el mazizorro que me llevé anoche al catre valió la pena, sí", sonrío libidinosamente.

-Ei viejo, te creía el más sensato del lugar..- saludo amistosamente a Nerzul con una sonrisa encantadora y maliciosa a la vez. No puedo dejar de mirar hipnóticamente el culo de aquel tipo.... Hasta que mi visión se ve irrumpida por el cabezón de aquel enano. -Mierda!-gruño por lo bajo, "porqué a mi?" lloriqueo mentalmente -interesado en morir tan pronto?- bromeo.

-No existe la sensatez cuando te dejas llevar por tus impulsos egoistas....- le contesta a la joven sin dejar de avanzar.

-Uno no puede morir cuando ya ha vendido su alma al diablo...- le informa a la joven, que parecía estar animada.Su espalda se mantenía encorvada, y su túnica rozaba el suelo sin dejar ver parte alguna de las extremidades del nigromante.

-¿Qué buscas en esta aventura, bella joven?.Pues sólo encontrarás bestias horribles y oscuras, dolor, agonía y sufrimiento...- dice con su profunda voz grave, la cual parecía la de un tipo poseido.

Ithilon no paraba de mirar de un lado a otro, sorprendido por la cantidad de aventureros que había por toda la ciudad, emocionado porque por fin encontraba una ciudad en el que el hecho de ser aventurero estaba prácticamente normalizado, aunque no fuese por las gentes del lugar, pero prácticamente no había que esconderse en tabernas y coger los carteles de se busca a escondidas para no ser visto de mala manera ni ganarse una mala reputación. No podía parar de imaginar la cantidad de dinero que podría ganar, o la cantidad de nuevos descubrimientos que podría hacer en lo que a magia se refería.

-¿Donde creéis que estará la posada, taberna, o lo que halla aquí?-preguntaba a las cuatro personas que habían entrado junto a él, mientras se rascaba el cogote mirando de un lado para otro, buscando algún cartel señal o algo parecido a la vez que caminaba y se adentraba más y más en la ciudad.

Enarco una ceja y sonrío levemente ante la respuesta del abuelo "Vaya con el yayo...", me río por dentro ante su cinismo, sí su abuelo era igual cuando hablaba de sus recuerdos pasados, con su primera familia... sonaba igual de amargado.

-Que qué busco? pues la verdad es que...- empiezo mi respuesta pero la dejo ahí colgando, dudosa, pensativa. "Porque en realidad que demonios hago aquí? yo no quiero morir y desde luego tengo mis serias dudas de que pueda ni siquiera llevarme una mínima parte de las supuestas riquezas que hay ahí abajo... Entonces, porque estoy aquí?" -porque supongo que me pasa como a usted, abuelo, la vida me aburre- acabo respondiendo "y me quedé sin dinero y no tengo donde caerme muerta, porque me lo gasté todo en vino barato y un cuartucho cutre en la posada. Por eso".

El chico pelirrojo con aspecto de mago ingenuo, porque sí, para mí tiene pinta de eso, por fin se decide a abrir la boca.
-Ehm... pues creo que te equivocas de puerta, eso está ahí detrás- le señalo con uno de mis dedos -esta puerta es para salir del pueblo, ya sabes, hacia ese lugar de muerte y destrucción del que habla el yayo- trato de explicarle, parece algo confuso, espero que sea mejor lanzando encantamientos o peleando que orientándose o al pobre le veo muerto antes del amanecer en algún callejón nauseabundo... Me da algo de penilla "será tan fáaaaacil limpiarle"- si quieres te acompaño... para que no te pierdas- me ofrezco, sonriendole.

-¿La vida?...jah....- dice tambaleándose durante unos instantes en su caminar.

-La vida sólo es un paso para la condenación eterna.Puede ser más corta o más larga, eso depende de como te lo tomes.He logrado aprovechar esta vida y servir cuanto he podido al señor oscuro.Yo parto para conseguir todas las riquezas de las que hablan por supuesto.Con ello podré volverme totalmente inmortal, y así realizar la tarea de un verdadero emisario del demonio....- le comenta a la joven, que parecía haberse distraido con un joven pelirrojo aún dentro de la empalizada.

El hechicero dio media vuelta escuchando las palabras de la joven, a la vez que hablaba el anciano que la acompañaba. Este parecía hablar sobre magia negra, demonios, vida eterna y demás, así que una de dos, o era un nigromante o un viejo loco de esos que profetizan constantemente el fin del mundo. Parecían conocerse, tal vez fuera su abuelo o algo así, con un poco de suerte ella también sabría algo de magia negra, era claramente una oportunidad para aprender algo nuevo, sin embargo su instinto le había enseñado que no debía fiarse de los desconocidos, aunque estos no pareciesen mala gente, pero actualmente no llevaba prácticamente nada encima, por no decir que ni una mísera pieza de cobre. Anoche consiguió alojarse en una pequeña posada, tubo cena y un lugar donde dormir, pero eso le costo todo lo que llevaba encima, además de la pérdida de ese tiempo pues dentro de esta no había encontrado ningún trabajillo que le hiciese ganar un poco de dinero.

Se cambió la pequeña ramilla de hirul que llevaba mordisqueando en la boca de posición y levantó una ceja mientras miraba a la joven y al anciano. -"No puedo perder más ahora mismo, así que..."-pensaba para si mientras examinaba a los dos individuos.-¡Claro, como no!- exclamó con un gesto amable en la cara, sonriendo mientras se rascaba la parte de debajo de la nariz con solo un dedo y caminaba ya en dirección al portón para salir de la ciudad.

Sus pisadas ahora se hundían algo más sobre la hierba que ya inundaba el camino y su cayado se clavaba levemente en la húmeda tierra.

-Ya estamos más cerca de nuestro oscuro destino....- comenta a sus compañeros.

-Espero que sepais defenderos, pues lo que nos espera a donde vamos, no dudará ni un segundo en devorarnos....- explica a los jovenes acompañantes.Se para ante el rio, para después atravesarlo a a través de aquel simple puente.

Al final acabo saliendo por aquellas puertas tan perturbadoras junto con el abuelo y el mago. No he podido convencerlo de volver para atrás. "Para mi que éste tiene su bolsa aún más vacía de monedas que la mia, si no a que viene el insistir por irse al propio averno en compañia de un abuelo loco?" Desisto en mi empeño, si no tiene dinero no tiene nada qué hacer conmigo ni tampoco tiene cabida que lo haga volver a la posada si no tiene donde caerse muerto... sigh, en fin. Camino por el camino y hecho una última mirada hacia atrás, el culo mono del tipo con pinta de guerrero se queda tras los muros, junto con el enano, cosa que me da que pensar. "Si, que son más listos que nosotros, es obvio".

-uhm? Defendernos?- respondo, tras dejar atrás mis pensamientos errabundos -supongo que sí, o bien eso o bien somos unos suicidas con lo que no supone diferencia, no cree abuelo?- sonrío socarronamente -a la Muerte le dará igual si somos de un tipo u otro, digo yo- me encojo de hombros. "Morir? nada más lejos de mi intención... no pienso dejarme matar como un conejo en una cocina de pueblo cualquiera...".

-Y a vos qué os ha traido hasta aquí, Sr. Joven Mago?- vuelvo a sonreír, aunque esta vez más amablemente.

-Puede ser. Aunque un suicida no teme a la muerte.... Si pretendeis seguir, tendreis que olvidar lo que es el miedo, porque algo peor nos espera más adelante.....- dice terminando de cruzar el rio.

-Yo...sólo soy un pobre abuelo con un bastón, pero no tengo miedo a la muerte....- dice con su extraña y profunda voz.

Ithilon miraba de un lado a otro del río buscando una posibilidad para cruzarlo. Cuando quiso darse cuenta el anciano ya estaba cruzándolo por un pequeño puente de madera que había encontrado, prácticamente camuflado por la hierba alta que caracterizaba el lugar. Camino ligero hacia él, poniéndose a la altura de sus compañeros. La conversación continuaba, el hombre no paraba de repetir que no tenía miedo a la muerte y que su destino era oscuro. El joven hechicero le miraba extrañado, era como si desease que les ocurriera algo oscuro y macabro, algo que les hiciese temblar y pasar miedo; esbozó una pequeña sonrisa por lo bajo y a escondidas ante la situación. Aquello era bastante divertido, el abuelo parecía ser bastante serio y tener ganas de asustarles, pero la chica parecía espabilada y le quitaba bastante hierro al asunto con su actitud, parecía como si en cualquier momento el hombre se fuese a dar la vuelta y a decirle a la joven que dejase de cachondearse de él, que no le llamase yayo o si no vendrían los espíritus del averno a cogerla y a torturarla por toda la eternidad solo por su voluntad. De pronto, se refirió a él con una pregunta.

-Ithilon es mi nombre.-dijo con una mezcla de sonrisa y risa-La verdad es que no he acabado aquí por nada en concreto, si he acabado aquí sería por una historia que referiría a un pueblo anterior, que a su vez referiría a un pueblo anterior...-comentaba mientras caminaba haciendo un gesto con las manos que parecía referir al pasado.-Cuando uno se dedica al estudio y práctica de magia, o se es un erudito disciplinado y se convierte en maestro, cosa que no creo que sea mi caso, o se alista entre las filas del ejército del reino, cosa que tampoco me atrae demasiado. Y vuestra merced, ¿sois nieta y abuelo, o maestro y discípula?- preguntaba a sus nuevos compañeros.

-Yo soy un ser errante, que no tiene lugar a donde ir ni hogares donde vivir.Me dejo llevar por la suerte y mis abilidades para causar pena....- explica.

-Me llamo Nerzul, y soy un anciano....en busca de...algún tesoro...si, algun tesoro....- inquiere en lo último dicho, como si le convenciera hasta a el mismo.

-Nieta? no no, nos conocimos anoche en la taberna, sólo somos compañeros de una buena jarra de vino -suelto una risotada -mi nombre es Myrna. Soy una simple viajera a la que han robado hasta su última moneda. Así que me dije a mi misma, porque no intentarlo? igual hasta te sacas unas monedillas para ir tirando -sonrío brevemente- si sobrevivo claro -vuelvo a sonreir y a encogerme de hombros. Sigo caminando y cruzo el puente de madera con el yayo y el mago. "Realmente la vegetación está muy crecida, poca gente debe pasar por aquí..." pienso para mis adentros mientras voy mirando a mi alrededor.

-Y no volvieron, es evidente...- murmuro al ver las pisadas de ida pero no de vuelta -el tipo debía ser tamaño orco como mínimo -silbo por lo bajo, impresionada por la profundidad de las huellas- aunque claro, nadie dice que no encontraran otro camino, no necesariamente hay que volver por el mismo sitio...- intento razonar en voz baja, para auto-convencerme de que no puede ser tan horrible, porque si no, saldría ahora mismo corriendo histérica en dirección contraria sin pensarlo dos veces.