Partida Rol por web

No habían ni dado dos pasos tras salir del camino de la fortaleza y ya habían encontrado un nuevo peligro. Aquellos lares eran curiosamente más peligrosos que en otros muchos de aspecto más amenazador en los que había estado el hechicero. Algo rugía y se precipitaba contra ellos a una velocidad vertiginosa, rompiendo todo a su paso, tal vez un animal, un monstruo o cualquier tipo de criatura de un tamaño considerable, tanto como para convertirles en un montón de carne picada.

- ¡CORRE! ¡CORRE! ¡CORREEEE! -gritaba Ithilon mientras corría dando grandes zancadas y se tiraba arrastrándose por el suelo, movido por su propia inercia, y cubriéndose tras un pequeño montículo.

"Ay la madre! Si esa cosa enorme y peluda está corriendo como un loco, desesperado, lo que tiene que venir detrás tiene que ser muchisimo peor!!"

-Preparaos para un posible combate en breve...- les susurro muy bajito a Ithilon y Annie, mientras saco con suma cautela y sigilo mis cuchillos de sus fundas. Miro a mi alrededor y espero a la inevitable estampida del Terror que perseguía al Oso...- o para salir echando leches! lo que viene debe ser enorme y dentado!- finalizo aún más bajito.

De entre la maleza un enorme oso pardo apareció arrasando con todo a su paso. Paso de largo sin dar la más mínima importancia al grupo que se mantenía escondido entre la maleza. Aquello no tenía ni la más mínima buena pinta, ¿de qué iba a huir un animal tan grande que no fuera un cazador o algo todavía más grande o numeroso? Myrna advertía al grupo de ponerse en guardia por si las cosas se ponían feas. El joven hechicero asintió con la cabeza, colocando una mano detrás de su espalda, mientras que con la otra se apoyaba en el suelo, concentrandose por si debía de hacer uso de sus dotes mágicas.

-"Mente en blanco y cabeza fría"-pensaba para sí mientras se mantenía alerta y atento, con su mirada fijada en el límite del bosque, en el lugar de donde había salido el oso.

Dos grandes ogros hicieron su aparición en escena unos segundos después de que el oso de alejara. Las cosas se ponían realmente serias, aquellos bichos no eran en absoluto agradables en ninguno de los sentidos. Parecía que se hubiesen percatado de su presencia, por razones que el hechicero en principio ignoraba hasta que se fijó que uno de ellos miraba hacia donde Annie estaba situada. Su cabeza asomaba algo, y su brillante cabello dorado la delataba. Ithilon se dispuso a prepararse todo lo rápido que pudo para incorporarse al combate, iba a necesitar de toda su habilidad en aquella situación.

Vale, nos han visto. O mejor dicho, han visto a Miss Pelo Brillante y Reluciente. Toca hacer algo. Algo preferiblemente Gordo. Respiro hondo. Esto no me va nada pero algo he de intentar antes de que nos aplasten del todo. Qué grima dan, madre mía... Trago saliva repetidamente. Estoy aterrada, esos dos ogros de verdad me aterrorizan.

"Bueno abuelo, parece que veré a tus parientes muertos antes de lo previsto, así podré darles recuerdos de tu parte!"

Le hago un gesto con la cabeza a Ithilon, esperando que comprendiera que era hora de hacer algo y que yo iba por detrás, enseñándole brevemente las hojas de mis cuchillos. Tras eso, me deslizo con sigilo por entre la maleza para situarme en un punto cubierto por detrás de los dos ogros.

Yo quiero hechizar a uno de los ogros para que apalicee al otro, que AHORA, si vendría bien XD, así de paso le abro el camino algo más a Myrna para que se cebe. Vale, realizo la tirada en el mismo post para no engorrinar más esto.

- ¡Rayos! – grita Annie al darse cuenta de que ha sido su cabello lo que atrajo la atención de las bestias, y tomando la responsabilidad por ello, la paladín salta al encuentro de ambos monstruos desenvainando su espada y anteponiendo su escudo al cuerpo, mientras corre hacia ellos.

Ithilon movía los dedos ágilmente, manejando al ogro como si de una marioneta se tratase. Myrna y Annie habían conseguido acabar con el otro, pero aun quedaba el hechizado. La situación aparentemente parecía bajo control pero las cosas podían tornarse muchísimo más feas si no se daban prisa. Había que actuar rápido antes de que el efecto del hechizo se pasase, e Ithlon realizaba todos los esfuerzos posibles para mantenerlo bajo su control.

-No voy a poder estar demasiado tiempo en esta situación.-decía Ithilon entre dientes apretando las mandíbulas del esfuerzo.- Si le atacáis no voy a poder controlarle y va a actuar en consecuencia, deberíamos atarle, y acabar con él de una vez. ¿Alguna tenéis una cuerda? -preguntaba el hechicero mientras hacía que le ogro se le acercase, y le mostrase su grasiento y malformado rostro de cerca, para poder examinar las heridas que había recibido por parte de su compañero, e intuir de alguna manera si aguantaría muchos golpes más o con un simple soplido caería redondo.

- Yo no. Pero atacar a un enemigo que no puede defenderse es de cobardes. Es parte del entrenamiento como paladín, chicos – dice Annie, aunque no se está disculpando por sus palabras. Sabe de corazón que eso es lo correcto y no va a permitir que se mate a un enemigo de manera tan artera, aun si es uno tan repugnante y peligroso como este.

- Adelántense hacia el pueblo. Yo me quedo con el grandote y ya veremos qué pasa. Igual y nos hacemos muy buenos amigos - dice la paladín guiñándole un ojo a Myrna y bromeando, para tratar de quitarle algo de tensión al asunto.

-Yo tengo cuerda, no hará falta que ninguno de los tres se quede- contesto, desclavando mis cuchillos y limpiándolos de carne, pelos y sangre de ogro. Me guardo los cuchillos de nuevo, ya limpitos y relucientes y me descargo la mochila, sacando de su interior una cuerda.

-Creo que será suficiente para atarle a alguna roca y darnos el tiempo necesario para perderle de vista lo antes posible.

- Pues vamos a hacerlo – dice Annie, aunque se queda mirando con tristeza los 2 metros de cuerda de Myrna y luego apunta, mientras ata una mano del ogro: - Eso no lo va a detener ni un momento. Mejor corremos de una vez o nos quedamos a luchar.