Partida Rol por web

Avancé a buen ritmo junto a mis dos compañeros restantes hasta la linde del bosque... al menos con lo tupida que estaba la vegetación allí no nos mojaríamos tanto... esperaba. No creía que los otros dos hubieran escapado demasiado lejos (a no ser que de pronto se hubiesen puesto a correr) así que me detuve un momento nada más entrar en la espesura, haciendo un gesto a mis amigos, y cerré los ojos, concentrándome en el sobre lacrado que Salazar le había dado a Emmeline y que Sophie le había quitado a ésta posteriormente a traición. 

-¡Accio carta! -pronuncié entonces.

Pero nada sucedió. Carraspeé entonces, mirando de reojo a Adrian y a Emm; no era posible que fallara un hechizo tan fácil cuando otros más difíciles me habían salido a la perfección, así que me volví a concentrar en la carta, esta vez apartando el resto de pensamientos que me turbaban de la cabeza, y volví a pronunciar, esta vez con voz más potente*: 

-¡ACCIO CARTA! -y entonces sí; noté cómo el haz de magia invisible salía disparado de la punta de mi varita, atravesando espacio a gran velocidad, en busca del preciado tesoro. 

-El maestro te lo dio a ti -le dije a Emmeline con expresión neutra una vez tuve la carta en la mano**, extendiéndosela sin dudarlo- así que tú debes llevarlo. 

Entonces continué nuestro camino, avanzando a través del follaje. La noche nos abrazó como una pesada manta de grueso terciopelo; pero lo que podía ser asfixiante para unos, era liberador para mí. La noche era mi elemento, en ella me movía con más libertad. Los sonidos, sin embargo, del día, dieron paso a los de la noche y éstos, a su vez, a unos mucho más inquietantes... Aquel bosque tenía algo más. Bueno o malo, no lo sabía, pero había algo más. 

-No encendáis luces, creo... podría ser que ahuyentaran a las alimañas pero creo que más bien atraerán a posibles peligros... no sabemos qué hay en este bosque...

Dicho lo cual, volví a levantar mi varita lentamente y, haciendo un círculo entorno a los tres, murmuré:

-Protego. 

Había funcionado perfectamente, aunque, al no saber a qué tipo de cosas nos enfrentábamos, no sabía si serviría para algo, pero al menos algo era algo...

Perfecto^^ en cualquier caso, lo que piensa lo dice igual xD ella no se calla jajaja la diferencia sería si consiguiera dársela o no xD.

Devi crea un protego bastante bueno, que les permite avanzar estando protegidos de hechizos ofensivos. Avanzáis lentamente por el siseante bosque. De repente, y de la nada, aparece un joven muchacho de unos doce años, en el bosque, recogiendo setas. Está aún muy lejos, y parece haber una serpiente detrás de él que se va acercando cada vez más... intuis que con intención de atacarle.

La lluvia y el mal humor hacían mella en Adrian y los sonidos inquietantes del bosque no ayudaban nada. Observó a su compañera intentando recuperar la carta sin ningún efecto.

-Puede que estén demasiado lejos.

De ser así, era culpa suya. Al menos en gran parte. También las chicas tenían su parte, por no haberle dejado hacer lo que tenía que haber hecho rápido. Se habrían ahorrado un montón de tiempo. Sí, al final era más culpa de ellas, seguro.

Emmeline iba caminando en silencio, levantándose la falda cuidadosamente para que no se llenase de barro. Su ropa se veía de buena calidad, síntoma de lo adinerada que era su familia. La lluvia y el hecho de que sus compañeros se hubiesen alejado tanto, la preocupaba. Es cierto que eran una pareja sin nada en la mente, tan solo impulsividad y sentimientos, pero aún así, si algo les pasara el maestro no estaría contento.

Cuando vio el gesto de Devi, no pudo evitar sonreír. Desde siempre, la chica le había parecido la más juiciosa de todos, y parecía tener un sentido de la justicia muy parecido al de Emm.

Parece ser que están demasiado alejados para que consigamos la carta - dijo la bruja con un ligero mohín de fastidio. No le gustaba que la llevasen ellos cuando Slytherin se la había encomendado a ella - Pero tu gesto te honra y dice mucho de ti. Muchas gracias, Devi - Emm le dirigió una sonrisa en la que se notaba que había apreciado el gesto. Tener el aprecio de un Mortemer era importante, o al menos eso parecían pensar todos los Mortemer. En ese momento, fue cuando divisaron al chico a lo lejos.

Emmeline se puso en tensión y observó la escena. No tenían tiempo para proteger al chico, pero quizás podría ayudarles a encontrar refugio.

¿Creéis que vivirá por aquí cerca? - preguntó a sus compañeros observando al niño que cogía setas.

Sonreí ante las palabras de Emm. Agradecía de corazón que se hubiese percatado del gesto, aunque no lo hubiera conseguido. La verdad fuera dicha, no tenía muy claro si no había tenido efecto porque estuviesen realmente muy lejos o si había sido mi hechizo el que había fallado de base, pero no dije nada, enfadada conmigo misma. Me encogí de hombros y levanté la varita, dispuesta a llamar a la carta de nuevo. Sin embargo, fue en ese mismo momento cuando nos percatamos del pequeño y la serpiente y Emm hizo su pregunta y entonces las palabras que salieron de mis labios fueron diferentes. 

-¡Petrificus totalus! -grité, apuntando al reptil.

Si se trataba de una serpiente normal y corriente, no quería matarla, el animal no tenía culpa de nada, prefería dejarlo en libertad. A decir verdad, aquella escena -un niño pequeño solo, recogiendo setas, en medio de un bosque y con aquel aguacero cayendo- me resultaba cuando menos extraña, si no sospechosa. Sin embargo, mi instinto fue más rápido que mi razón y por eso traté de protegerlo, ya indagaría después. 

Adrian había estado tan metido en sus cosas que ni había visto al chico pero tan pronto como se giró a mirar, Devi ya estaba lanzando hechizos. En su opinión pecaba de impulsiva pero sabía que de vez en cuando las mujeres pasaban por una época en la que estaban especialmente insoportables sin ningún motivo. No tenía claro cómo funcionaba eso pero todo el mundo lo decía.

En cualquier caso, ¿por qué a la serpiente y no al chico?

-Ya que vas a hacer magia, podrías hacerla en voz baja -le recriminó.

Emm también se sobresaltó un poco ante la impulsividad de Devi, tras lo cual no pudo evitar sonreír para quitarle importancia al asunto. No le gustaba demostrar que le habían cogido con la guardia baja. La joven miró inmediatamente al niño que cogía setas, para ver si se había percatado del hechizo de la bruja, o si había escuchado la última pregunta de Adrian.

La serpiente se petrifica tras el chico, que queda un poco sorprendido con vuestra presencia.- Vaya... gracias. ¿Quiénes sois?.- Dice intrigado.

Entorné los ojos ligeramente, sin bajas la guardia.

-De nada -respondí educadamente.

Qué extraño, no se ha sorprendido de lo que acabo de hacer. 

-Mi nombre es Naya-nunca decía mi verdadero nombre a los desconocidos, al menos no a la primera de cambio, utilizaba siempre el de mi abuela- ¿quién eres tú, pequeño? ¿Sabes, acaso, lo que acabo de hacer? ¿Qué haces aquí, en medio del bosque, solo, con la que está cayendo?

Mientras preguntaba, miraba atentamente a todas partes y observaba al niño detenidamente, por si lograba ver algo en él, un gesto, una expresión, o cualquier otra cosa, que me resultara sospechoso.

Emmeline también se sorprendió mucho ante la pregunta del chico, que no parecía mostrar ningún rastro de miedo o sorpresa por el hechizo de Devi. Siguió a su compañera mientras se acercaban un poco a él pero sin bajar la guardia, con la mano oculta bajo su túnica donde sostenía la varita. Aún así, le dedicó una sonrisa suave al chico.

Tienes suerte de que hayamos venido a ayudarte, si no, esa serpiente te habría envenenado. No deberías andar solo por el bosque, es peligroso - asintió ante las palabras de Devi, observando al muchacho con curiosidad pero sin dejar que esta trasluciera.

Increíble… Como si no hubieran llamado la atención suficiente con los hombres de antes, ahora se acercaban a aquel mocoso. Torció el gesto con desagrado y siguió de cerca a las chicas. Eso no iba a terminar bien pero claro, como era pequeño… seguro que había despertado en ellas las ganas de ser madres y todo el rollo de la leona y su cachorro. A Devi sólo le faltaba haberse escrito en la frente hola, somos magos, con una flecha mágica luminosa que les señalase. Y Emmeline… ¿de verdad sabría distinguir una serpiente que envenenara de una que no? Si no se hubiera metido en su territorio no le habría atacado. Pobre e indefenso reptil.

Miro a las dos chicas que me hablan y luego detengo mi mirada en Adrián.- Muchas gracias... no era consciente de tener el peligro tan cerca.- Saco mi varita y la muestro.- Yo también soy un mago, discípulo de Godrick Gryffindor. ¿Y vosotros?.- Acto seguido espera una respuesta.

Abres tus ojos y te recompones poco a poco. Cuando te das cuenta estás atada a un palo, y unos seres enmascarados dan vueltas alrededor, haciendo una especie de ritual. Parecen tener forma humana, pero sus movimientos no parecen ser naturales para ser hombres. Se mueven torpemente. Lo último que recuerdas es que te habías peleado con el grupo y te habías adelantado con Sean al bosque... pero en ese momento Sean no estaba contigo... ¿dónde estaría?