Partida Rol por web

A pesar de todo el dolor, la chica no ha llorado ni gritado en ningún momento aunque si que ha hecho algún gesto con la cara cuando Wade ha hurgado en la herida, pero realmente el esfuerzo y el dolor debe ser enorme porque cuando acaba aun tiene la frente perlada de sudor.

Si tiene más heridas, no son peligrosas para su vida, solo pequeños cortes o golpes que no necesitan nada más que estar limpios ya que tampoco sangran. Sin duda, la persona que está tumbada en la cama, es una chica fuerte porque muchos habrían muerto con la herida tan grave que tenía en el costado.

Se mueve un poco en la cama.

-Shhh. Quieta y callada. Hasta que se marche la marina. No quiero lios para Oddie.

Me incorporo desde donde estaba en el suelo, apoyado en la pared.

-¿Cómo te llamas? ¿Y qué haces aquí?

Tomo un taburete y me siento frente a ella. Desde ahí puedo ver por la ventana también. Por si se acercan los marines.

-Sylphi...

Busca con la mirada al chico y se mantiene con la vista fija en él. Tiene un mensaje importante que transmitir y no por estar herida se va a quedar sin comunicarlo y ese chico parece tan capaz como cualquier otro para poder comprenderlo. 

-Escucha... - frunce el ceño al contacto del ron con la herida - tienes que avisarles. La Armada pretende quemar Hojaverde... alegando que ocultáis piratas. El Emperador quiere hacerse con todos los puertos libres... Estáis en peligro.

Enarco una ceja ante sus palabras.

-Suponiendo que lo que dices sea verdad...¿Crees que te creerán? ¿O a mi? Además, poco puede hacer Hojaverde contra la Armada si de verdad se lo proponen.- la miro -Por no decir que...es cierto que ocultamos piratas.- dejo claro con un gesto que me refiero a ella.

¿Quemar Hojaverde? NO pueden proponerse algo así. Pero si es verdad...¿qué puedo hacer?

-¿Qué harías para impedirlo?

-Suponiendo que digo la verdad, y la digo, esta noche arderéis todos. No soy pirata.

¿Es que todos allí son tontos? Con la de cosas que se pueden hacer para no morir en un lugar así... al menos, salvar el pellejo. 

-Puedes optar por no creerme, no avisar y, cuando está noche comience el ataque, pensar "¿Por qué no le hice caso?". Pero creo que es más fácil creerme, ¿no crees?

A pesar de tener la herida recién curada, se levanta con cuidado para quedarse sentada en la cama, mirándolo.

-Puede que tenga esta marca en la muñeca - le enseña la marca -, pero no soy pirata. Y aunque lo fuera, no tengo ningún interés en mentirte respecto a esto. 

-Sigues sin responder. ¿Qué harías para impedirlo?

Miro por la ventana, a ver que ocurre.

¿Qué podría hacer? Oddie me creería. Y algún otro. Pero la mayoría de la gente lo dudo...además la marina está aqui YA ¿Qué puedo hacer?

-No es lo que yo esté dispuesta ha hacer, es lo que tú estás dispuesto a perder por salvar a tus amigos y vecinos.

Espera la respuesta del chico. Sin duda, en todo aquello se puede perder mucho.

-Mira, no es algo con lo que yo lidie todos los días precisamente. Te he preguntado, con esta tres veces, ¿Qué harías? Si no vas a responder, lo mismo habría sido que no me dieses aviso alguno.

La miro de nuevo.

-Así que responde de una vez. Y túmbate, esa herida necesita todo el descanso que puedas darle.

Me acerco a la puerta para marcharme.

-¿Y bien? ¿Alguna idea sobre que hacer? Es muy fácil eso de simplemente soltarlo y ya está.

-Y también es muy fácil huir sin responder a una pregunta, ¿no crees? Porque en lugar de pensar por ti mismo, lo que haces decirme a mí que te salve el culo sin poner nada de tu parte. Yo sé lo que tengo que hacer, la cuestión es saber si tu tienes lo que hay que tener para hacerlo.

Mira como se aleja hacia la puerta.

-Aunque vayas ahora a hablar con los Marines, ya no estaré aquí cuando vuelvas con ellos. Siempre puedes aprovechar tu paseo en hablar con alguno de los Hobbits y avisar. Ellos harán que corra la voz.

-Voy a pensar que es por la sangre que has perdido pero COMO voy a saber si tengo lo que hay que tener para ALGO si no se que es ese ALGO. Tú serás muy lista pero yo no sé que hacer. Y salir gritando como una histérica no va a ayudar a nadie. Eso no significa quedarme quieto.

Chisto con la lengua.

-Gracias por el aviso, pero parece ser que por nada más. Si te vas, que no te vean salir. Aunque no deberías moverte sin ayuda. Acabarás desmayada por ahí por la pérdida de sangre.

No la dejo responder y salgo con un portazo.

Primer paso, buscar a Oddie. Él sabrá que hacer, espero. Y aunque no sea así si hay alguien a quien quiero poner a salvo es a él.

Oddie no ha llegado todavía. La taberna está vacía a esas horas porque normalmente la gente trabaja por la mañana y luego a comer. Suelen venir para echar una partidita a cartas tras haber reposado la comida y haber dormido un poco. Pero de pronto, se abre la puerta del lugar.

Entran cuatro o cinco Marines que se acercan a la barra con ganas de beber.

-¡Sírvenos tu mejor cerveza, niño!

-Claro.

Tsk....cabrones.

-¿Cómo van a pagar? Es la política con los clientes no habituales, el dinero primero. Por cierto ¿Qué hacen en el pueblo? Es raro verlos aquí.

-¿Sabes con quien están hablando, crío?

La amenaza está implícita en esas palabras. Como Wade se pase un pelo, es posible que la taberna acabe desvalijada y ardiendo... porque esos Marines son todo menos amigables. Los amigotes del que ha hablado, ríen entre dientes al ver como responde.

-¿Nos sirves ya? - pone su pistola, sin duda cargada, sobre la barra.

-¿Debería saberlo? No me parecéis nadie que debiese conocer.

Suspiro mientras cojo cuatro jarras.

-Pero como ya digo, no vienen muchos marines aquí. Si me equivoco y sois famoso, mis disculpas.

Voy llenando las jarras y se las tiendo cuando termino.

-Tenemos a un graciosillo en el pueblo.

Los hombres cogen las jarras de cerveza y beben mientras hablan. Se sientan en una de las mesas libres del lugar y miran con, no muy buenas intenciones a Wade, mientras ríen de una forma poco agradable. Algo están planeando. El cabecilla se pone en pie mientras mira el lugar.

-Chicos... esto tiene pinta de tugurio de pirata. Ya sabéis que hay que hacer... cuando os acabéis las cervezas.

-¿Vais a quemar la taberna? Vaya panda de cobardes...¿Os atrevéis a jugároslo a un pulso? Yo digo que puedo ganaros a los cuatro uno detras de otro. Si gano os vais, si pierdo la quemáis...y además os ayudo a sacar todo el alcohol antes para que os lo llevéis.

No soy ni de broma un tio musculoso. Quizá pudiese ganar a uno ¿Pero a cuatro seguidos? Jamás.

Pero si pican tendré una oportunidad...

Sus risas resuenan en la taberna vacía.

-Hijo, no tienes posibilidades. No podrías ni con Smith - señala con el pulgar al más enclenque de ellos.

Y aunque es el más enclenque, aun parece más fuerte que Wade.

-De todas formas, quemar no entraba en nuestros planes... de momento - vuelven a reír.

Se acaban la cerveza y golpean con las jarras sobre la mesa. Se levantan dispuestos a hacer lo mismo que han estado haciendo en toda la aldea y no es otra cosa que desvalijar el lugar mientras rebuscan la presencia de piratas. Aunque seguramente ese no sea su motivo principal.

-Vamos - dice el cabecilla, ahora serio.

-Bueno, si no voy a poder con ninguno ¿Por qué no os atrevéis a dejarme intentarlo?- Me encojo de hombros. -Apenas perderíais tiempo, digo yo. A menos que no estéis tan seguros de ganar...

Espero que esta tia...Silphy...haya escuchado todo y le de tiempo de esconderse bien. O de irse. De todas maneras con mi plan podré matar a uno antes de irme por patas.

Ni me planteo que voy a matar. No es el momento.

La cosa parece pintar mal para Wade y la taberna de Oddie. Los Marines hacen caso omiso a las provocaciones de Wade y comienzan a saquear el lugar como burdos ladrones que solo intentan llevarse lo máximo posible con la excusa de que en aquel lugar se da refugio a los piratas. 

Mientras estos están entretenidos, Wade intenta defender lo que es suyo. Se apodera de una de las pistolas de los Marines y apunta con ella a uno de ellos. Solo puede hacer un disparo antes de que los demás se le echen encima, si es que no hacen otra cosa antes.

Pero la puerta se abre de pronto, antes de que Wade haga la tontería de condenarse de esa forma porque, aunque huya, acabará en las listas de los buscados por la Armada y no podrá vivir tranquilo nunca. Una figura se recorta oscura en el dintel de la puerta gracias a la luz que entra de fuera. Parece que va encapuchada.

-Tan cobardes como siempre, por lo que veo - Wade puede reconocer la voz de Sylphi, aunque camuflada de alguna forma -. Aquí no encontraréis piratas, perros sarnosos. O sí... vosotros estáis haciendo justo lo que hacen los piratas.

Con rapidez, toda la que le deja la herida, entra dentro, coge una silla y la lanza contra el cabecilla para que vayan a por ella y dejen el lugar tranquilo.

Todo pasa demasiado deprisa. No me puedo creer que la idiota haga eso ¿Cómo piensa escaparse con esa herida? Si se esfuerza demasiado se le reabrirá...y van a por ella así que tendrá que esforzarse...y si la atrapán los marines ya tendrán la excusa que quieren para quemar el pueblo. Aunque lo fuesen a hacer sin necesitar eso. ¡Mierda.

Al menos, he conseguido una pistola. Un disparo...es algo.

Me pongo en marcha al momento. Quién sabe lo que va a pasar...por lo que voy tras la barra y cojo la caja de Oddie. Una pistola más, cargada y una espada fina. La pistola no, por suerte, pero la espada es tamaño hobbit. Más bien una daga larga para mi. Me aseguro de que no se vea nada de eso al menos no con un simple vistazo y me dispongo a salir de la taberna, por la puerta lateral.

Lo más parecido a una autoridad en el pueblo es el jefe de pescadores, a él debo ir a ver. Tengo que conseguir que me crea. Si a esos marines les importa tan poco robar, es que no va a haber testigos.