Partida Rol por web

-Quizá te haga azotar... y esas cosas que hace la gente que está mal de la cabeza y cree que su palabra es la ley.

Se coloca un mechón de cabello rebelde tras la oreja.

-Se más o menos usar la espada... soy más de dagas y tal, pero puedo enseñarte un poco. Aunque mi estilo a lo mejor es un poco raro para ti... tu pareces bastante tieso.

Le mira y sonríe.

-Bueno, soy menos flexible que tú, sin duda. Pero tú no puedes levantar un barril de ron ni de broma, y yo sí.- soy más fuerte de lo que parezco, los marines quizá se habrían sorprendido en algún pulso. -Pero por más tieso que te parezca, lo cierto es que soy ágil. Me irá mejor un estilo rápido y móvil que uno basado en dar golpes brutales, eso lo tengo claro. A menos que me ponga a levantar peso como un loco para sacar músculos en plan marinero descerebrado...

Suspiro. Pensar en eso me lleva a pensar en otras cosas.

-Cuando encuentre lugar para los Hobbits...no podré quedarme entre ellos. Ya no pertenezco a su aldea.- he matado, por ellos. Pero he matado...no debo quedarme entre gente pacífica. -Supongo que va llegando la hora de buscar mi lugar en el mundo.

-Haremos lo que podamos para convertirte en un iniciado del filo. 

Se estira un poco, como si fuese un gato.

-¿Sabes que quiero hacer? Nadar un poco en el mar... y podría pescar un poco para tener pescado esta noche... o para secarlo y que no nos falte o poder venderlo en algún mercado. Mmm... - cierra los ojos - el agua fría del mar. Es tan relajante y revitalizante.

-No sé yo si deberías forzar esa herida, además la sangre atraerá tiburones, que ya de por sí siguen a los barcos. Pero si quieres nadar...adelante.- río entre dientes -Pero esta vez no creo que pueda coserte.

Termino la sopa.

-Gracias por la comida.

Vuelvo a otear el horizonte en busca de peligros y/o tierra.

-¿Seguro que no querrás? - dice mientras se pone en pie y recoge el cuenco vacío - Podrías aprovecharte de mi inconsciencia para espiar.

Comienza a bajar.

-Cuando te canses de estar aquí arriba, avisa.

Poco rato después se escucha un chapoteo y como los niños hobbits arman jaleo en la borda, señalando hacia el agua. Seguramente, Sylphi ha cumplido su deseo de ir a nadar. 

Será mejor que vigile por si acaso...

Miro al mar, no solo a Sylphi sino toda el agua que hay alrededor. Por si algo aparece acechándola...* Cuando ella regrese al barco, bajo de la cofia.

-¿Qué tal está el agua?

Cuando sale del agua, tras haber estado media hora nadando, lleva con ella dos enormes atunes que servirán para alimentar a todos los que están abordo del barco en un suculento banquete. Pide una cuerda a los de arriba para poder atar a los señores pescados y así poder subirlos a la cubierta.

Tras los atunes sube Sylphi, más contenta que unas pascuas.

-Qué bien sienta nadar, aunque esto escuece.

Se da un poco de aire en la herida. Va en ropa interior y poco parece importarle ese hecho. Se acerca a la toalla que ha dejado preparada para secarse junto a su ropa, pero decide que como hace buen tiempo es mejor sentarse al sol para secarse completamente.

-El agua está genial.

-Seguro que si. Pero lo comprobaré en otro momento. Ya sabes...tiburones.- me siento a su lado y le pico en el costado sano con dos dedos. -Quien diría que dos atunes se dejarían atrapar por la misma chica.-

La miro de arriba abajo.

-Desde luego...con lo que me lo curré para desnudarte con la escusa de coserte y ahora te quitas la ropa así de gratis para todo...me siento estafado.- sonrío.

-Es que les digo palabras bonitas y caen en mi trampa.

Cierra los ojos dándose un baño de sol.

-Oh, pero tú tuviste la oportunidad de sobarme. Si no lo hiciste, es cosa tuya... ahora ya no puedes hacer nada... además, esto solo muestra un poco más de lo que muestro con mi ropa habitual. No lo veo un problema...

Abre los ojos y le mira por el rabillo del ojo.

-Vosotros, que sois unos puritanos.

Me llevo la mano al pecho.

-Oh, me has pillado. Estaré en la bodega, por is necesitas algo. O por si hay que avisarme de algo.- me despido con un geto por encima del hombro y bajo. Allí tras unas cajas, me quito la camisa y comienzo a ejercitarme.

Es algo que ya hacía antes, si bien no todos los días...eso tiene qu ecambiar. Tengo que estar en plena forma en todo momento. Para empezar, flexiones y abdominales. Cuando no pueda más, subir y bajar una bala de cañón en cada mano. Por último, sentadillas.

Pasa el tiempo y Wade se machaca el cuerpo pues cree que necesita ejercitarlo. Cuando Wade está haciendo la última serie de sentadillas, entra un niño Hobbit en la bodega y le lleva un poco de agua.

-La comida está lista. Me han dicho que te avise.

Le da el agua y se va correteando. La llamada a comer es lo que guía su premura. Como todos los hobbits, parece que tenga 4 estómagos... incluso siendo tan pequeño.

Me bebo el agua, fresca especialmente tras tanto ejercicio, y me seco el sudor con un trapo. Me pongo la camisa mientras salgo, cansado.

Intento adivinar como han preparado el atún mientras voy, por el olor. Me doy cuenta de algo y río para mi mismo.

Creo que dos atunes no darán para mucho...me parece que Sylphi no ha conocido muchos hobbits. Tal vez se sorprenda ahora al ver como comen.

Se ha montado una especie de comilona en la cubierta al estilo picnic porque no hay una mesa lo suficientemente grande o las suficientes sillas como para todos. Pero todos parecen muy animados y alegres por comer al aire libre, navegando por el mar... aunque algunos han decidido permanecer acostados porque están un poco mareados.

La mujer del alcalde le tiende un plato con un trozo de atún vuelta y vuelta y un cuenco con sopa de pescado.

-¡Qué aproveche!

-Gracias.- asiento, contento. Lo cierto es que estoy hambriento y si a eso se le suma que no existe hobbit que no sepa cocinar bien...todo perfecto.

Busco a la pirata con la mirada, para sentarme con ella.

¿Seguirán animados tras un par de días de navegación? Quizá los pescadores...

La "pirata" está sentada con los niños. Está contándoles la historia de como conoció a Inuki, su lobo.

-Veréis... un día acabé en Isla Maldita. No me preguntéis como acabé ahí, pero ahí estaba... ¿y sabéis que me encontré? ¡Una especie de coliseo donde hacían batallas de gladiadores! Os preguntaréis que son los gladiadores... pues no lo sé, pero parecen batallas realmente peligrosas. 

Bebe un poco de agua antes de continuar.

-Bueno, me atraparon y me metieron en una de esas batallas. ¡Me tocó enfrentarme a Inuki! Para ganarle y dominarlo me monté encima de él y me agarré bien. Al final, gané porque se rindió a mí... y porque allí le trataban mal. ¡Y lo peor fue escapar!

Durante la explicación hace muchos gestos y voces divertidas y los niños ríen,

¿Será verdad? Isla maldita...

Miro al pobre lobo, normalmente a esos animales no les gusta ni acercarse al mar mucho menos navegar. Quizá por eso parece tan tenso. O puede que sea por tanta gente. Dejo de pensar en ello al mirar de nuevo a Sylphi. Siento cierta...envidia. Ella ha vivido tantas cosas que yo no. Y no puede ser mayor que yo. Definitivamente la comunidad hobbit se me ha quedado pequeña. En todos los sentidos.

Bueno, no. Sigo comiendo menos que ellos.

-¿Sabeis que viene de un reino en una isla lejana? Seguro que allí tiene un montón de chicos enamorados que la tratarían como una princesa.- yo sé que es una princesa, los demás no. -¿La defenderéis de los que no la traten así, niños?

Termino de comer.

Los niños asienten convencidos. Parece que la joven se ha ganado a los hobbits, al menos a los más pequeños.

-Solo me tratarían así por el interés y cuando estuviesen en público.

Se pone una mano delante de la boca, para hacerles una confidencia a los niños y señala a Wade.

-Él no me trata como una princesa... es un objetivo claro de un ataque de cosquillas.

Wade lo puede escuchar perfectamente. Los niños se levantan y se tiran encima del joven para hacerle cosquillas por todo el cuerpo. No queda ni un rincón libre de cosquillas. Sylphi ríe con ganas.

Podría defenderme, como podría cualquier adulto, pero es bueno que los chavales se diviertan. Realmente no me hacen apenas cosquillas, entre que siempre las he aguantado bien y que...son niños y le ponen más ímpetu que habilidad. Pero hago teatro.

-So...socorro...me muero mucho...piedad...piedad terribles piratas de las cosquillas ¡Decidle a vuestra capitana que me rindo y seré su esclavo! ¡La llamaré princesa!

Aun así, también les hago cosquillas a los que alcanzo con mis manos.

-¡Grumetes! ¡A formar! Ya tengo nuevo lacayo gracias a vuestra ayuda. Ahora...

Los niños se alejan de Wade, dándole el ansiado respiro. Mantiene un momento el silencio, como si fuese a decir algo importante... pero no lo es... no lo es porque viene de ella y ahora mismo el ambiente es distendido y nada dado a decir cosas serias e importantes.

-¡Otro ataque de cosquillas!

Pero esta vez soy más rápido, y trepo por el palo mayor hasta la primera verga. Me mantengo allí sujeto a una escota haciéndoles burlas a los niños.

-Sus tropas han fallado, capitana.

Miro a los niños y les cuento un gran secreto.

-He oido que cuando fue a pescar se trajo una bolsa de chucerías...no sé si es verdad pero seguro que la tiene escondida.